martes, 12 de mayo de 2009

Mensual Patagónico.


Como en los tiempos de yerra,
sin tarjeta de invitao
voy a dejar detallao
lo que mi memoria encierra;
yo fui chivero en mis tierras
y pastor sin comparancia,
pero al pisar la distancia
conocí la soledad
y me crié como el que más
mensualeando en las estancias.

Yo vi salir con la helada
blanqueando a fines de mayo,
arrollao sobre el caballo
para juntar la majada
y en distintas madrugadas
tuito temblando de frío,
claro escuché el balerío
de los tiernos corderitos,
cuando hacen ecos los gritos
en las barrancas del río.

Yo escuché balar la hacienda
en muchas mañanas frescas
y antes que el sol aparezca
salí marcando la senda;
sentí el tirón en las riendas
de algún matungo macaco
y el relincho del guanaco
que en nuestra región se suma,
y hasta he sorprendido al puma
dormido en los alpatacos.

Yo sé campearle al ñandú
el nido, aunque es trabajoso,
y al jabalí peligroso
entrarle como una luz;
sé sancochar un tus-tu
de potro y téngalo en cuenta
que aunque eso no representa
ninguna ciencia a nivel,
lo mismo bajo un jagüel
de veinte como de ochenta.

Supe arreglar una aguada,
como lo mismo un alambre
y yo no me muero de hambre
mientras haya una rastrillada;
para mí que sea desolada
la región, yo vivo igual
y nadie lo tome a mal,
pero el que es curtido pasa
con un peludo a las brasas
y un buen té de tomillar.

Yo he pasado meses enteros
sin ver una cara humana,
en las campañas lejanas,
en tiempo en que fui puestero;
hoy no me achica el pampero
ni me arrolla la escarchilla,
pero sentí la espadilla
del miedo, aunque no lo imploro
cuando las guampas de un toro
me rayaron las costillas.

Yo se rezar, pa' que vean,
sin escopeta un bagual
y pa' dormir en pajal
no le hago la cara fea
y hasta he madurao la idea
entre el hombre y la razón;
haciendo una reflexión
de amigo, es que me le atraco
porque del cuero más flaco
sale más fuerte el cinchón.

Me crié como tal les digo
entre lazos y cencerros,
entre silencio de cerros
y apreciaciones de amigo;
yo soy el mismo que sigo
colgando versos agónicos
bajo faroles armónicos
de este gran cielo sureño
y soy al fin de mi empeño
un mensual más, patagónico.

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