miércoles, 11 de noviembre de 2009

De la vida


Tras un sendero desierto
espejiaba una laguna
y parecia la luna
un medallon de oro muerto.

En los zarzales ,el rio,
enredaba sus murmullos
y el cielo ponía en los yuyos
lagrimones de rocío.

Las aves hacían derroche
de cantos en el estero,
y un signo de malagüero
pintaba un buho en la noche.

Vos,como un ángel de bella
divinamente extasiada,
mirabas la cruz ladiada
que forman las cuatro estrellas

y los bichitos de luz
jugando con tizoncitos
pintaban caracolitos
al pie de esa mesma cruz.

Yo llegue allí sin querer
porque Dios o el Diablo quiso !
y me embriagué en tus hechizos
tentadores de mujer.

Tu pelo en copiosa mata
caiba en tus hombros desnudos,
y tus senos puntiagudos
te agujereaban la bata.

Te asalté con ansia loca
ceñí tu cuerpo en el lazo
aguantador de mi abrazo...
¡tu grito se ahogo en mi boca!...

Pero esa cuenta de honor
la reconocí como hombre,
a tu hijo le dí mi nombre
y a vos, mi rancho y mi amor.

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