martes, 8 de enero de 2013

Milonga pa'l Ojo'e Plata


(Foto: Eduardo Amorim)

Ah, pingo, que fuiste bueno,

Me parece que te veo
Arrimándote al rodeo
Con ese andar tan sereno.
Si más de uno que era ajeno
A tu coraje y valía,
Tan tranquilo te creía
Que mirando lo dejabas
Por la forma en que arrancabas
Cuando el convite venía.

Cómo paque no se asombre
Si eras como agua de charco.
Pero en aquél ojo zarco
Que te supo dar el nombre
Pudo colegir el hombre
Cuál era tu condición:
De un pingo la decisión
En la vista se refleja.
Y pudo ver tus orejas
Inquietas por la atención.
 

Porque al llamarte en la rienda
Y tantiarte con la espuela
Se notaba que tu escuela,
Fue en los apartes de hacienda,
Será difícil que entienda
Quien te llegó a conocer
Cómo viniste a caer
En las guampas de aquel toro.
Eso es algo que yo ignoro
Y que nunca he de saber.

No hay pa’ la vida revancha
Si entra la muerte primera,
Ni se ve en esa carrera
Dónde se acaba la cancha,
Por eso le hago pata ancha
Al dolor de tu recuerdo,
Aunque el bordoneo lerdo
De esta milonga sentida
A la memoria convida
Y en la nostalgia me pierdo.

Pero han de quedar las mentas
Que juntaste de a montones
Y en la rueda ‘e los fogones
El paisanaje las cuenta.
Siempre hay alguien que comenta
Platicando en forma grata
Y ha de decir quien relata
En un boliche, un domingo:
"Cayó en su ley aquél pingo,
lo llamaban, “Ojo’e Plata”.

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