jueves, 19 de mayo de 2011

Al ñudo


No vengas a contarme que ha envejecido,
y que ya no es ni sombra de lo que ha sido;
porque, como hace mucho que no la veo,
tal como era hace añares, la ve el deseo.
Dende el día que empezaron nuestros desvíos,
sólo han ido al galope los años míos;
jueron los d'eya al trote como la luna
po'que el arao del tiempo no la tocara,
bajo el filo'e su reja puse mi cara,
y los surcos que en eya labró el acero,
le dirán aura y siempre lo que la quiero.
Ese cuento'e que es vieja, no me entristece,
que en el fondo'el recuerdo naide envejece.

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