domingo, 28 de agosto de 2011

Al tranquito por la güeya

(Pintura: Bernabé Demaría)

Un alambrao y el pampero
y una calandria en un tala,
me hicieron abrir las alas
de cantor y guitarrero,
traigo este acento campero
qu'eredao de la natura,
y aunque criao en la yanura
como el pajonal y el cardo,
el que me tome por fardo
no'a de encontrarme ataduras.

El que anda mucho en la güeya
se hace muy oservador,
y se pone rumbiador
hasta en noche sin estreyas
se apriende mucho en eya,
pero hay que saberl'andar,
quien se larg'a galopiar
presente debe tener
que naides aprende a leer
si no empieza a deletriar.

Aunque a mí me suebra brazo
cuando el trenzao desarroyo,
siempre dejo algunos royos
por si se ofrece dar lazo,
la vida es un campo raso
ande'ai muchas vizcacheras,
cruzar la cruza cualquiera
pero muchos han rodao:
el tiempo, al qu'es apurao
nunca lo corre, lo espera.

No pido ni doy ventaja
cuando competir me toca,
y lo que dice mi boca
ni el mesmo viento lo ataja,
si hago correr las rodajas
es que me suebra garrón,
y no cualquier redomón
me hace abandonar los bastos,
de bocao pongo mis "atos"
y ensiyo con la razón.

Nunca'e sido embozalao
ni atracao a los palenques,
pa'mi no'abido rebenques
ni maneas, ni bocaos,
siempre libre'e retozao
sin seguir ningún cencerro,
lastimao soy como el perro
solo curo mis heridas,
y prefiero dar mi vida
a soportar el encierro.

Y así seguiré tranquiando
despacito por la güeya,
sin envidiar las estreyas,
ni al ave que va volando,
el tiempo me va enseñando
a recibirme de viejo,
y aunque esto no es un consejo,
el saber no ocupa espacio,
y a veces yendo despacio
se puede yegar muy lejos.

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