lunes, 18 de abril de 2016

La luna y el payador



Un día le pedí a la luna
que me hiciera payador,
aunque al hacerme el favor
me cobrase una fortuna.
Cuenta no recibo alguna
y hoy, que ocasiones me pruebo,
con la conciencia me atrevo
a payar de contrapunto
y a la luna le pregunto:
-"¿cuál es la cuenta que debo?".

De noche cuando me acuesto
me voy triste si no la hallo
o cuando a pata'e caballo
salgo temprano del puesto;
si no la veo, voy molesto,
cantando en la noche fría,
pregunto a las tres marías
si al cruzar de madrugada
no escucharon hablar nada
de la vieja cuenta mía.

Yo que vi a la luna llena
en cuantito nomás sube,
taparse con una nube
como escondiendo una pena;
testigo de mí la escena
que en cada noche tropieza
pero hablando con franqueza
es la ilusión de éste pobre
pagar aunque no le sobre
y cumplir con la promesa.

De pronto asomó su cara
la luna en el horizonte,
dándole otro tono al monte
y una sombra al malacara,
pincelada'e luna clara
pintaba un cuadro esencial
y al ponerme a meditar
quedé en sus encantos preso,
porque abrazaba en un beso
el campo, el cielo y el mar.

Motivo de inspiración
de este paisaje genuino
que acompañaban los trinos
que llegan del cañadón,
y al dejarme otra lección
dijo la luna a mi ver:
-"yo iluminaré tu ser
con mi luz amarillenta,
no te apures por la cuenta
tenés mucho que aprender!".





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