jueves, 6 de mayo de 2010

Así es la libertad (foto: Eduardo Amorim)



Con mi razón o sin ella,
apartando al que se oponga,
he de seguir meta y ponga
sin ladearme de la huella.
Porque no me hace ni mella
perderme en la soledad,
hundirme en la inmensidad
a paso lerdo y tranquilo,
porque aun no se ha hecho el filo
que corte mi libertad.

Cabalmente pienso y hago
sin darle cuenta a ninguno,
mi libertad no es vacuno
que se vende a mejor pago,
ofrezcan que no es amago
y tomenlon como quieran,
mi libertad no es tanquera
abierta al primer mandón,
pa' un libre no hay más patrón
que la amada y la bandera.

Pa mi no existe caudillo
que doblegue mi conciencia,
y como señal de obediencia
sólo ante Dios me arrodillo.
Hombre que saca el cuchillo
y ante el peligro lo arrolla,
y a la libertad la apoya
con su fe y en su derecho,
es que ha mamao en un pecho
de mujer sangre criolla.

Sangre que unos cuafarones
son medallas conquistadas,
y en mil gloriosas patriadas
y en muchas revoluciones.
No se arrean a empujones
mi ideal, mi sentimiento,
sobra la hilacha de un tiento
pa un desmadrao, para un guacho;
aprende a ser libre un macho
oyendo rugir al viento.


La libertad hay que llevarla
con honor, con honradez
es decir, con la altivez
que uno supo conquistarla.
Al que no sepa cuidarla
se la quitarán mañana;
la libertad es soberana
cuando un varón es de ley,
la libertad no es un buey
que responde a una picana.

Ni es tampoco rebencazo
asestao a las costillas,
ni bisagra en las rodillas
ni dobleguez de espinazo.
La libertad es trompetazo
de victoria en la pelea,
es banderín que flamea
al tope de una tacuara,
es un potro que dispara
o un águila que aletea.

Es también fecundo tajo
en las criollas sementeras,
gorro frigio en las manceras
simbolizando al trabajo.
Es el puño de un badajo
cacheteando a una campana
que va pregonando ufana
que en esta tierra Argetina:
la libertad no es propina,
sólo peleando se gana.

Es así la libertad,
que es pregón de nuestro himno,
escudo, estandarte, signo
de nuestra Argentinidad.
Santa palabra, verdad
por los libres venerada,
fogón cuya llamarada,
ningún déspota apagó,
herencia que nos legó
nuestro Santo de la espada.

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