lunes, 25 de julio de 2016

Promesa de un payador



(Pintura: Enrique Castro)

Prienda de mi corazón,
consuelo de mis consuelos,
en las cuerdas de tu pelo,
enredaré mi canción.

Sublime sueño de amor,
acuno en mi sentimiento,
y el murmullo de tu aliento
me sabe a gloria de Dios.

Prienda mía, prienda amada,
dueña de todas mis cosas,
pondré en tu pecho la rosa...
que arrancaré de mi alma.

Y en la dulcísima calma,
de tu armónico embeleso,
sentirás el tierno beso
de quien por vida, te ama.

Has de volar en la cruz
de mi flete y mi esperanza,
y no existirá distancia
entre mi sombra y tu luz,
la vida será más buena;
el agua será más clara,
y en la paz de tu mirada
acabará mi condena.

Prienda mía, prienda amada,
dueña de todas mis cosas,
pondré en tu pecho una rosa...
que arrancaré de mi alma.

Y en la dulcísima calma,
de tu armónico embeleso,
sentirás el tierno beso...
de quien por vida te ama.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Ojala estos versos tan bonitos fueran para mi...