jueves, 17 de julio de 2014

Campera


(Pintura: Enrique Castro)

Su cara es trigueña
como pasto seco
que quema en verano
el sol con su fuego;
sus ojos muy grandes
como pena, negros,
viven por ladinos
en perpetuo encierro,
y en la boca tiene
un nido de besos
la linda morocha
del pago del Cerro.

Igual a los ojos
es el pelo negro,
y como cuajada
tembloroso el seno;
el talle semeja
junco del estero,
que al pasar agitan
y cimbran los vientos;
y andando parece
que no pisa el suelo
la linda morocha
del pago del Cerro.

En yerras y trillas,
óleos, casamientos,
velorios, cumpleaños,
y en todo festejo,
¿quién lucirse puede
si baila algún cielo,
pericón o polka,
y dice sus versos
con más intenciones
que doctor pueblero
la linda morocha
del pago del Cerro?

Si alguno la mira
con ojos risueños,
es cabresteadora
y sigue el floreo
como las potrancas
el son del cencerro;
pero ni a paisanos,
ni a mozos puebleros,
ha soltado prenda
ni admitido empeños,
la linda morocha
del pago del Cerro.

Libre, arrastradora,
igual al pampero;
perdonando vidas,
y pidiendo besos,
es reina en su pago
la que yo prefiero,
proclamo y publico
a todos los vientos;
linda entre las lindas,
como el gran lucero,
la linda morocha
del pago del Cerro.

1 comentario:

Mariana Font Ezcurra dijo...

Que bonito Luis!