miércoles, 18 de junio de 2008

Tormenta 'e verano.



Un rojo alambrao de un hilo
Divide el cielo un momento,
Y el potrero polvoriento
Queda un instante tranquilo.
El lazo de un refucilo
Piala una oscura tapada,
Y, aunque se corta la armada,
La hace tronar contra el cielo,
Entre esa hacienda de un pelo
Que es la tormenta enojada.

Las pajitas por la greda
Van jugando al remolino,
Se vuelve loco el molino
Y se le borra la rueda.
En un "sálvese quien pueda"
Van los pollos pa´l cardal;
Se embravece el avenal
Con un ruido de suspiros,
Y comienzan a los tiros
Las sábanas del tendal.

Llega un vientito chiflando
Con una tropilla de hojas;
Dicen: "¡Ay!" Las chapas flojas
Que están de miedo temblando.
Una lata bellaquiando
Se dispara campo ajuera,
Ya cerca de la tranquera
Levantan tierra unas gotas,
Las primeras son grandotas...
Y llueve a la polvadera.

La paineta del alero,
lo pone el malvón contento,
Y madejas de agua el viento
Retuerce sobre el potrero.
Contemplando el aguacero
Los chicos se quedan bobos.
Cruza el patio a los corcovos
Don Sapiola muy campante,
Y se va de comandante
Con un escuadrón de globos.

Un de repente limpea;
Goteras en la cocina,
Rebalsando está la tina,
Don Gallardo cacarea.
Una pata cucharea
El sol que se hunde en un charco
Allá arriba se ve el "arco"
Con las puntas en el suelo,
Con siete listas que el cielo
Le ha puesto a su poncho zarco.
LLega arriando nubarrones
el resero de la noche,
haciendo un vasto derroche
de brillantes patacones
en la rastra de botones
que el cielo se ha puesto nueva.
Hay un bicho en cada cueva
y en cada charco una luna,
y allá brama la laguna
que el demonio se la lleva.

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