miércoles, 18 de junio de 2008

Anocheciendo en la pampa.



Como un poncho colorao
Se divisa el horizonte,
Se van perdiendo los montes
Y el campo queda enlutao.
Los teros como asustaos
De pronto dan un volido
Porque sienten algún ruido
O algún galope que cruza,
O el chistido e la lechuza
Entre los pastos dormidos.

Como ahuyentando una pena
Se siente largo el chiflido,
De la perdiz que se ha ido
A dormir entra la avena.
La pampa queda serena
Cuando la noche ha llegao,
El cielo queda bordao
Por un cinfín de estrellitas
Como si fueran florcitas
En un campo cultivao.

Como una extraña figura
Se distinguen unos cerros
Y el eco de algún cencerro
Que viene de la llanura.
De las aves con ternura,
Ya no se sienten los trinos
Y en los campos argentinos
Todo en silencio ha quedao
Como un gigante amarrao
Se está quejando un molino.

Cuando una luz repentina,
De pronto deja un reflejo,
Y una estrellita a lo lejos
Se pierde en la cina-cina.
El viento de la glicina
Trae de su flor la fragancia,
Un chingolo a la distancia
Se despereza de un sueño;
Se siente un cantor sureño
En el fogón de una estancia.


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