jueves, 19 de junio de 2008

Lo que quiero tener.


Yo quiero un rancho tener
clavado en medio del llano,
como un nido soberano,
como un altar de placer.
Que nunca pueda caer
hecho con fuertes horcones,
con dos aleros o alones
y que visto a plena luz,
se parezca a un avestruz
que esconde los charabones.

Tener allí para andar
un pingo atado a la estaca,
donde no falte una vaca
para poder ordeñar.
Ovejas para carnear,
unos bueyes aradores,
amapolas y otras flores;
un chajá de vigilante
y un gallo pa que cante
sus desafíos y amores.

También, en el corredor,
como adornos naturales,
habrán lazos y bozales,
boleadoras, maneador.
Una chaira, un arreador,
y metida en la solera
no faltará la tijera
que sirva para tusar,
una pala de puntear
y un arado e' mancera.

Una acacia bien lozana
con un ombú secular,
en donde venga a cantar
la calandria en la mañana.
Donde la brisa pampeana
llene de goces el pecho
y donde el surco derecho
pueda sembrar ilusiones,
mientras cuelgue mis canciones
en las totoras del techo.

Y en el silencio campero
que precede a la mañana,
me despierten con su diana
el chingolo y el hornero.
Donde el alerta del tero
sentido en el cañadón,
sea así como el botón
o broche de oro, cerrando
este cantar, que flotando,
encuentro en el diapasón.


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