lunes, 30 de octubre de 2017

El yuyo borró el camino (Milonga)



Quieta y muda la llanura
sembrada está de taperas,
los pájaros y el silencio
acompañan su tristeza.

El yuyo borró el camino,
hay candado en las tranqueras
que ayer como corazones
permanecieron abiertas.

Un pasado de familias
dejó un vacío de penas,
de tanto en tanto cae gente
tan solo en busca de leña.

Las paredes de los ranchos
reclaman lejanas puertas,
que abrigaron los inviernos
de las heladas más cruentas.

Y las risas infantiles
se extrañan en las escuelas,
blancos mojones que lloran
con guardapolvos de ausencia.

Que soledad en mi pampa
que acunó tanta tibieza;
porqué se fueron tus hombres
a hacinarse en la miseria.

Que alguien ponga, generosa,
semillas en manos buenas;
y que se pinten de rojo
los techos de las taperas.

Porque aún la tierra es madre
que se desangra y espera,
ver retornar a sus hijos
para volverse más bella.

Para agradecer en partos
de trigo y de terneras,
con sus mujeres y niños
y con sus hombres... de vuelta.


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