lunes, 12 de marzo de 2012

La Virgen del Cerro


La Virgen del Cerro tiene
en María Livia su voz
y la presencia de Dios
en la altura se sostiene.
Aquél que va, cuando viene
regresa con la frente alta
y cuando salud le falta
a uno para ser feliz...
la fe de todo el país
llega rezando hasta Salta.

María Livia una señora
que conversa con María
y tuvo el poder un día
de ser su interlocutora.
Para el pueblo sanadora
de cualquier mal de la gente,
una multitud imponente
cada día la va a ver
y la fe te hace caer
con una mano en la frente.

Hay mil historias pero una
puede servirnos de ejemplo
el pie del cerro es un templo
sin altar y sin tribuna.
Una jovencita acuna
muy mal a su corazón
y para la salvación
de la cruel enfermedad...
tiene la necesidad
urgente de operación.

La Clínica Favaloro
que es de alta complejidad
es en nuestra actualidad
una institución de oro.
"A los médicos imploro
que la salven a mi hijita",
la madre impaciente grita
frente a las paredes mudas...
Igual me voy por las dudas
a ver a la Virgencita.

Salta es lejano paisaje
y aunque no quería dejarla
tenía antes de operarla
tiempo para hacer el viaje.
Se fue a comprar el pasaje
con gente amiga, por ello
emprendiendo el sueño bello
de fe sincera y prolija
y una foto de su hija
llevaba colgada al cuello.

Llegó el momento que tanto
esperó a ver si la alivia
y frente de María Livia
no pudo aguantarse el llanto.
Y esa mujer, un encanto,
no la dejó de abrazar
ahí le pudo contar
el problema de su hija...
"Buena madre, no se aflija
que su hija se va a curar".

Cuando regrese usted implore
antes de la operación
una nueva observación
y por los mismos doctores
Verá que serán mejores
esos nuevos resultados
por haberse preocupado
y hacer que esa foto pese,
confíe que cuando regrese,
su fe a su hija haya curado.

Volvió a emprender el viaje
a Buenos Aires la alcanza
y tanta fe y esperanza
no le entran en su equipaje.
"No habrá nadie quien me ataje",
decía ella consternada
y al doctor muy alterada
pidió ante la operación
hacerle otra observación...
llorando desesperada.

Por la desesperación
la junta médica dijo
por el amor a cada hijo
hacerle otra observación.
Antes de la operación
hubo una corazonada
con sorpresa en la mirada
un médico que habla y llora:
"Es increíble, señora,
su hija no tiene nada".

Se emociona, ríe, se exalta
sale de la pieza ya
y con su hija se va
hasta la ciudad de Salta.
Llega a la parte más alta
implorando una oración
y pide "una bendición
que a María Livia la aferro,
si por la Virgen del Cerro
palpita su corazón".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que lindo!!
Maria