lunes, 2 de marzo de 2009

Será él?



Sobre el brocal que resguarda
El viejo pozo aguatero,
Con su percal dominguero
La moza, sentada, aguarda.
Se ve en lo inquieta que tarda
Quién su cariño presiente;
Porque llevando a la frente
Una mano, explora alerta,
La vieja huella desierta
Donde no asoma el ausente.

Y mientras cada mirada,
Tras de un suspiro va huyendo,
Un clavel se va durmiendo
Sobre una cálida almohada.
Ya al sol la agreste lomada,
Lo oculta, y ella abatida,
Mira la flor prometida
Mientras sus manos nerviosas,
Torturan los moños rosas
De sus trenzas renegridas.

Pero de pronto calmando
Sus inquietudes divisa,
A un jinete que de prisa
Viene el camino acortando.
Entonces, como soñando,
Besa con ansia el clavel
Y aunque ya, el instinto fiel
Le confirma su ventura;
Suspirando con ternura
Se pregunta: ¡Será él?

Y lo demás para que
Decirlo, si ya es sabido
El reproche no ha existido
Y la tristeza se fue.
Sólo al mirarlo ya ve,
Que no es posible el enojo,
Hay tanto amor en sus ojos
Que solo pierde terreno,
Mientras temblando en su seno.
Revive el clavel más rojo.




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