martes, 11 de noviembre de 2014

Nuevas Coplas para los Hijos de Fierro




El que volvió del desierto
me aconsejó que volviera,
el tiempo dirá si soy
un cantor de talla entera.

Cantando peleo y trabajo,
canto y trabajo es mi vida;
y si les parece verde
pueden ganarla enseguida.

Soy quieto pero alertao,
manso y a veces arisco
y mis caudales de pobre
no cambio por los del fisco.

Del gaucho yo no heredé:
chiripá, espuelas ni daga;
¡Sí el querer querencia libre,
la pasión y la guitarra!

Si es poca cosa mi herencia
ya se amuchará en mi canto,
con lo mío y lo de todos
sobre la vida me planto.

Como trovero me toca
dar al pueblo mi canción
pero también me ha tocado
jinetear el borbollón.

Por lo que canta mi canto
no es proclama ni responso,
se enojará algún pavote
y algún vivo se hará el sonzo.

Para levantar mi casa
preciso tino y esfuerzo,
tino y fuerza necesito
para levantar el verso.

Lo que he visto y meditado
cantaré en copla corrida
del pulso de mi país,
de su gente y de su vida.

A veces parecerá
mi palabra sorprendente,
pero así han querido ser
las cosas del siglo veinte.

Aquí encontrarán verdades
aunque no encuentren primores,
continuando lo que dije
en mis coplas anteriores.

Y si todo se me acaba
solo diré en la ocasión:
no nací para semilla,
la semilla es mi canción.

Siembro hondonadas y alturas
sufriendo y con alegría
siembro leguas al voleo
y toda la tierra es mía.

Desierto, montaña o selva,
tranco a tranco llegaremos
al final de la tranqueada
y vamos viendo y veremos.

Cantando aprendí a cantar
y más aprendí viviendo,
es para todos mi canto
y por eso no lo vendo.

Canté existencia de pobres
y abarajes de la vida,
y cada trance pasado
fue una lección aprendida.

Vengo a enhebrar en mi acento
este, oeste, sur y norte;
atando copla con copla
porque el canto no se corte.

No vengo a enmendar la plana
a ningún bardo de ayer,
sino a decir nuevas cosas
que en mi tiempo pude ver.

Tiempo que busca otro tiempo
más armónico y humano
y pide audaz andadura
para salir del pantano.

Con el alma en el terruño
y la inquietud del camino,
abierto al mundo en la rosa
de mi país: ARGENTINO!

Veré si encuentro la ebra
y el son que convenga más,
para que el canto no sea
rezongo de mangangá.

Un firme perfil de pueblo
procuraré que resalte,
otros cantores mas duchos
agregarán lo que falte.

Yo también como otros tantos
me vi con la soga al cuello,
pero para un nuevo encarne
quedan voz y resuellos.

También en el canto hay savia,
energía, calor, trabajo;
como el árbol y la llama
tiene que crecer de abajo.

Hay gente que a veces habla
un lenguaje medio al cejo,
un cruce de voces raras
aunque no dice: ¡canejo!

Lenguaje que de lo llano
saque buenos beneficios
y alumbre gallardamente
la canción y los oficios.

Todo el que defendió
 fueros de la civilización
proclamó en todo momento
la libertad de opinión.

Entre la vida y la muerte
mil veces quedé maltrecho,
no se me ven las perebas
están adentro del pecho.

Si se quiebra o si se empaña
el espejo en que me miro,
irá en la ebrita postrera
una copla y un suspiro.

Un habla fresquita y clara
que recuerde el manantial
con juguetones tallidos
de bronce, acero y cristal.

Un castellano mechado
que en cada región macoya,
con el jugo y el latido
de nuestra América criolla.

Hay ronquidos y gruñidos,
hay volada nueva olera,
hay bardos estrafalarios
y charla tradicionera.

Hay promoción y otras yerbas,
linduras... pero no tanto,
pero hay que tener cuidao
con el comercio del canto.

Brote el canto sin falsía
y refleje la canción,
tierra, tiempo y realidades
con humana pulsación.

Oigo cantar y no indago
si Juan o Pedro es mejor,
puede el canto tener fallas
que nunca falla el cantor.

La muerte en tantas pasadas
tomó confianza conmigo;
que me respete una copla
y que la cante un amigo.

Quisiera encontrar ahora
la guitarra de Juan Calo
para que mi corazón
vuelva a tener su regalo.

Para que me cuente cosas
de la vida y el camino
para ser buen Entrerriano,
para ser buen Argentino.

Guitarra nueva y alerta
y rumbeadora sin yerro,
junto a la vieja guitarra
del payador Martín Fierro.

El coraje no me sobra
pero creo que me alcanza
y no falta un fosforito
para encender la esperanza.

Hasta los seres que no hablan
nos pueden aleccionar:
el árbol muere parado
y el pez muere sin llorar.

Está sangrando a la gente
la cargosa "carestía",
para que ande más liviana
debe ser tanta sangría.

Está tirante la cosa
en la ciudad y en el pago,
la plata no nos alcanza
y vivimos por milagro.

Si cambiamos un billete
ustedes sabrán seguro,
les entra a los otros pesos
la comezón del apuro.

Es cuestión de sacar "ceros"
y de ver dar vuelta la rueda,
cero y más cero y más cero:
¡adiosito la moneda!

Plata del necesitado
tiene poco porvenir,
no termina de llegar
cuando ya se tiene que ir.

Sueldos cortos, precios largos;
kilos y litros rabones,
dicen que vendrán mejoras
después de las elecciones.

Contá bien la plata, hermano,
te podés llevar un chasco...
que te alcance para el pan
pero no para el churrasco.

Asegure el hombre el pan,
el techo y el libro abierto
si vueltea en la ignorancia
su vida será un desierto.

Sepa alegrar la persona
pero cultive la idea,
no le tenga miedo al libro
que no muerde ni cocea.

Descanso y tiempo propicio
para el entono vital
y el libro como herramienta
de mejora cultural.

Lo que a este mundo le falta
será espinudo y tupido,
pero el imperio del dólar
verá su pleito perdido.

Entre todas las cuestiones
se habla de la gran cuestión:
de las muchedumbres solas
y de la incomunicación.

Mis armas son herramientas,
tengo buena voluntad,
y tengo un mundo de mundos
contra toda soledad.

Hay gente sin ocasiones
de recibir ni de dar,
vidas de sendas cortadas
y de triste vegetar.

Nadie vive de consejo
pero es bueno alguna vez:
emparejar las cosechas
de juventud y vejez.

Discuten si el tiempo de antes
era peor o era mejor,
¡qué quiere amigo, a los pobres,
siempre le toca lo peor!

En tiempos de Martín Fierro
había líos a granel,
en nuestra tierra Argentina,
en la pampa y en Montiel.

Dijo un "Cabecita Negra"
mirando la comitiva,
-"Le dicen 'Revolución'
y es una 'Reculativa'!".

"Yo no estuve en los fortines",
dijo: "ni tampoco con la indiada
pero estuve en la miseria,
soy de la clase estafada!".

No canté rarezas locas
ni hablé de bueyes perdidos,
yo también digo, señores,
los hermanos sean unidos.

Truqué como si tuviera
el as de espadas en la mano,
tal vez no tenga ni un cinco
al as lo tiene mi hermano.

Operación para el mundo
sin miseria y sin maldad;
para todos el progreso,
la paz y la libertad.



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