Mi perro sentía aversión,
yo diría un odio asesino,
por aquél gato barcino
de la vieja Encarnación.
Ya en más de una ocasión
las rencillas fastidiosas,
pasaban de simples cosas
a espectáculos incultos
por los tremendos insultos
de aquella vieja furiosa.
Fue por entonces que un día
que andaba mal de plata,
oí la noticia grata
que despertó mi alegría
pues en ella entreveía
mi oportunidad divina;
se estudiaría la fina
calidad de la región
con la "Gran Exposición
Nacional de Raza Ovina".
Con un premio en efectivo
y trofeos ejemplares,
solicitaron lanares
de gran clase y con recibo.
Mi perro me dió el motivo
pa entrar en aquél evento,
y con mi conocimiento
y mis costumbres paisanas,
¡compré diez kilos de lana
y un frasco de pegamento!
Juan Moreira desconfiado
por lo que se avecinaba,
seguramente pensaba
que iba a salir mal parao
pero se prestó al mandao
porque él era macanudo.
Con la lana, el engrudo,
con gran paciencia y esmero
¡lo convertí en un carnero
notablemente lanudo!
Al llevarlo a concursar,
el encargao de admisión,
no ocultó su admiración
por aquél raro ejemplar.
Después lo entró a mirar
igual que una cosa extraña,
y con expresión huraña
me exigió la referencia,
certificao, procedencia
y nombre de la cabaña.
¿Yo que sabía de cabaña,
certificao, referencias?...
En cuanto a la procedencia
dije: "Somos de campaña"
tratando de darme maña
pa salirme de la cuestión,
agregué con desición
pa que no se diera cuenta:
-"Pongalé que representa
a la Cabaña del Tío Tom"!
Juan Moreira, ¡flor de amigo!
por la mirada de la gente,
se daba cuenta claramente
que no la tenía consigo,
y cuando con un testigo
el Presidente investido
se le acercó decidido
a calificar el lote,
¡serio como perro en bote
lo miró de ojo torcido!
El Presidente perplejo,
rascándose la cabeza,
le susurró al otro viejo
-"No lo ubico con certeza"
El otro miró la pieza
pa dar un fallo certero
y dijo: -"Éste carnero
es de una raza confusa,
parece ser una cruza
de oveja con perdiguero.
Aumentando el embarazo
de la tensa confusión,
apareció doña Encarnación
con el gato abajo'el brazo.
Yo quise salirle al paso
pero no fui tan ligero,
y llegando ella primero
sin advertir el yerro,
se paró frente a mi perro
disfrazao de gran carnero.
Y pa qué seguir contando
lo que fue aquella carrera...
¡gritos, llantos, polvadera
y la gente disparando!
El corderaje balando
por toda la exposición,
y aumentando la confusión
y agrandando más los ruidos,
los espantosos chirridos
de la vieja Encarnación!
El testigo y el jurao
se afanaban diligentes,
levantando al Presidente
que cayó desparramao.
Y como saldo alocao
de aquél tremendo remolino
la señora de un vecino,
gritaba: -"¡Viejo, ¿estoy soñando?
¡Pasó un cordero balando
detrás de un gato barcino!
..........................................
Casi un mes a calabozo,
declaraciones, testigos...
¡Menos mal que unos amigos
me sacaron de aquél pozo!
Por fin ha llegao el gozo
de una vida diferente;
doña Encarnación conciente
de qué era lo más sensato:
se marchó y llevó a su gato
a vivir con otra gente!
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