jueves, 23 de abril de 2009

La mula.


La mula en el mundo entero
en una cierta ocasión,
fue capital de un patrón
y salario de un tropero.
Marchando contra el pampero
la utilizó el militar,
fue modelo singular
por su nobleza y pujanza,
y más que nada esperanza
de un lugar a otro lugar.

Facetas inteligentes
aplicaban en su marcha,
cuando rompían la escarcha
las arrias tan eficientes.
Recorriendo continentes
matadas, y ese dolor,
soportó con el calor
sequías muy alevosas
y en regiones montañosas
la mula fue lo mejor.

En las tareas a destajo
a sus patas aplicó,
la fuerza que repartió
en el rinde del trabajo.
Su hibridez de arriba a bajo
hizo en los yugos rendir,
pero al quererla exigir
se paró cuando ella quiso,
no fue como el yeguarizo
que trajinó hasta morir.

La cargaron los mineros
desde la cruz al cuadril,
para ir al ferrocarril
como fue con los cañeros.
Fue igual con los viñateros
por la senda que cruzó,
mas, donde ella pisó
prestó servicios notables
y a sitios impenetrables
como nada penetró.

El tremedal que ha cruzado,
el balasto que pisó
o el precipicio que vio
quedó en su instinto grabado.
El que con ella ha tropeado
supo a la mula tratar,
la tuvo que respetar
por temor a una desdicha,
porque es mula y encapricha
si la quieren maltratar.

Cuando roturó la tierra
su plenitud fue sin fallo,
porque superó al caballo
en la paz; y no en la guerra.
En su colosal encierra
los elementos de atar
el espléndido mular
ha sido una luz de aurora
y fue la locomotora
quien la llegó a suplantar.

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