lunes, 25 de julio de 2016

La Rioplatense (Milonga)


(Dibujo: Castagnino)


Si se apagan mis canciones
bajo el techo de algún rancho
busquenmén en campo ancho
que hallarán mis relaciones;
repunten los cañadones,
anden el camino real
y si algún sureño leal
le pregunta por mi estampa,
digan que estoy en la Pampa:
dando vida al pastizal.

Soy del Río de la Plata
y esa es mi mayor hazaña,
de la costa a la montaña
un tigre se me desata,
es el canto que mi Tata
me enseñó por sus consejos
de ser un gaucho parejo
manteniendo mi decencia
para tener la conciencia
relumbrosa como espejo.

Hay cantores conocidos
que se venden por monedas,
lo triste es que para afuera
se la dan de resentidos,
creen saber más del nido
que el pajarito campero
y como son ventajeros
bastante largos de manos
con el llanto'e sus hermanos
se van rellenando el cuero.

Cantar la fama paisana,
cualquiera sea su linaje,
al derroche del coraje
y a las virtudes humanas,
cualquier lugar es la rama
donde anidan las canciones
y no existen ventarrones
que puedan cerrarle el pico
al que aprendió desde chico
a cantar en los fogones.

Le canto a la Patria toda
que es legado de mayores,
no hago distingo en colores
por si alguno se incomoda,
no soy un cantor de moda,
los hay mejores que yo
pero si alguno escuchó
los cantos de nuestra tierra
verán que en muy poco yerra
lo que este gaucho cantó.




Promesa de un payador



(Pintura: Enrique Castro)

Prienda de mi corazón,
consuelo de mis consuelos,
en las cuerdas de tu pelo,
enredaré mi canción.

Sublime sueño de amor,
acuno en mi sentimiento,
y el murmullo de tu aliento
me sabe a gloria de Dios.

Prienda mía, prienda amada,
dueña de todas mis cosas,
pondré en tu pecho la rosa...
que arrancaré de mi alma.

Y en la dulcísima calma,
de tu armónico embeleso,
sentirás el tierno beso
de quien por vida, te ama.

Has de volar en la cruz
de mi flete y mi esperanza,
y no existirá distancia
entre mi sombra y tu luz,
la vida será más buena;
el agua será más clara,
y en la paz de tu mirada
acabará mi condena.

Prienda mía, prienda amada,
dueña de todas mis cosas,
pondré en tu pecho una rosa...
que arrancaré de mi alma.

Y en la dulcísima calma,
de tu armónico embeleso,
sentirás el tierno beso...
de quien por vida te ama.



Elogio de la Pampa (Poema)



Solo un inmenso mar
pudo detener su geografía inconmensurable.
Un límite de barrancas profundas,
de duras rocas golpeadas por oleajes sin tregua.
Altas peñas mangruyando siglos
de soledad azul y furias blancas.
Todo esto fue necesario para fijar
 la frontera de esa llanura infinita
que los criollos llamamos con el nombre
más indiano, más hermoso: PAMPA.

La pampa es como una guitarra verde que nunca calla su voz.
Casi dos siglos acunaron sus danzas ejemplares,
el dolor y la gracia cabían en las coplas
mientras la cruz del sur marcaba el rumbo
a los viajeros sin brújula.
Y el corazón del gaucho galopaba
 siempre adelante del caballo en la esperanza
o detrás del caballo en el adiós.

Cambian las formas, se desgastan,
se renuevan y el alma de la pampa serena y pensativa
mantiene su jagüel sensible
 para no perder el verdadero color de su espíritu.

Sufre etapas de confusión, de desesperanza.
Corren a veces aires de extranjería insubstancial,
pero llegan las furias del viento pampero
y se alejan los nubarrones y el cielo queda limpio.

El alma de la tierra es luz permanente
 presente en la flor del cardo,
en el aire que dialoga con los trebolares,
en la soledad de los últimos ombúes,
en el paisano que cruza silencioso la distancia
como arreando una tropilla de leyendas
sobre ese mar de yerbas
que nosotros llamamos con el nombre
 más indiano y más hermoso: PAMPA.

Para siempre (Milonga)


(Pintura: Carlos Montefusco)


Soy el último suspiro
de la grandeza campera
y soy la vieja tapera
que en el pasado me miro,
para siempre me despido
con el gauchaje altanero
y es un saludo postrero
para mis glorias secretas,
cuando besando mis grietas
cruza veloz el pampero.

Soy la guitarra terciada
sobre el anca de algún pingo
que antes de entregarme a un gringo
prefiero quedar callada,
soy la cruz abandonada
por descifrar la suerte
entre el pajonal inerte
clavada en un corazón,
soy una interrogación
entre la vida y la muerte.

Soy relincho de bagual
que va quedando en un eco
chiripá que me desfleco,
punta rota de puñal,
copete de cardenal
que va perdiendo el color,
mburucuyá que da flor
trenzao a una cina-cina,
y el ombú donde una china
esperaba al payador.

Soy el nudo potreador
que fue constancia y halago
cuando era orgullo en mi pago
ser jinete y pialador,
soy el jilguero cantor
que en el ceibal hago nido,
tiro de lazo tendido
completamente a lo largo,
el último mate amargo
que me pierdo en el olvido.


Distancia (Canción)


(Pintura: Eleodoro Marenco)



Cuando volví a la querencia
vi que en el nido vacío,
el cañadón de la ausencia
trajo distancia de olvido
y en mi carreta paciencia
busqué otros caminos silbando un pesar...

Luna, lunita boyera,
dale tu luz a los campos
para buscar una estrella
que se enredó entre los cardos.

Partir con mi esperanza paloma,
volver con mi amargura cencerro,
sufrir porque detrás de la loma
se fue para soñar otros sueños.

Ya no me espera el pañuelo
que ella agitaba con ansia
quiso volar otros vuelos
y lo enredó la distancia
viejos caminos que ruedo
buscando esperanzas que no han de llegar.

Sobre el bochorno de enero,
ardiendo en la resolana,
tengo un destino boyero
y una tristeza picana.

Partir con mi esperanza paloma,
volver con mi amargura cencerro,
sufrir porque detrás de la loma
se fue para soñar otros sueños...

...para soñar otros sueños.



Agreste (Estilo)


(Foto: Marco Guoli)

Como una cinta de plata
tiende el arroyo su cauce
y el melancólico sauce
en su cristal se retrata,
crecen los juncos en mata
junto al verdor de la orilla,
nace la blanca gramilla
viboreando sus raíces
y abren camino los cuises
entre cardón y flechilla.

Cruza una nutria nadando
mientras zambuye el macáyo,
baña la luna sus rayos,
en el más claro remanso;
se escucha de vez en cuando
de la lechuza el graznido,
tiembla en las ramas un nido
al empuje de la brisa
y agua abajo se desliza
un camalote florido.

Desde el árbol más copudo
se oye aletiar al carau,
y se ve junto al arao
cavando cueva un peludo.
Los surcos, testigos mudos
de aquella noche de estío,
como elogiando al rocío
abren sus brazos morenos,
mientras germina el centeno
y las semillas del trigo.




Porque le di un reto (Valseao)




En mis años mozos yo tuve un amor
que a fuerza de lonja de puro cariño,
trenzamos cabestros para palenquearnos
y no mañeriarles al calor del nido.

Pa'estar más seguro que el bueno de Dios,
nos manió las almas con dos gurisitos,
maniador que es dulce cuando aprieta fuerte
y rompe las carnes si afloja un poquito.

Un día la moza me olvidó los hijos
porque un forastero le sobó los tientos,
rompió la manea pateando a lo mula,
y se jué del rancho porque le dí un reto.

En otra, un guascazo me marcó la frente:
m´hijo era un cuatrero, lo llevaron preso,
cumplió la condena y cambiando el rumbo
no volvió a las casas porque le dí un reto.

Y la gurisita que era mi alborada
de todos los días pa'este pobre viejo,
me ha dejao sin flores y sin sus caricias...
ya van pa'tres años porque le dí un reto.

Y ya hace seis días que falta del rancho
lo que me quedaba, mi perro ovejero,
lo estoy aguaitando pero en cuanto llegue
lo abrazo bien fuerte...pero no lo reto!



Contrapunteando




miércoles, 1 de junio de 2016

¿Cuándo duerme la guitarra?



Yo le pregunto a la noche
Cuando duerme la guitarra,
Yo le pregunto a la noche
Cuando duerme la guitarra
Yo que la siento rezar
Su salmo en la madrugada,
Su vidalita en la tarde,
Su milonga en la mañana,
Su tango quemando vida,
Con amor, con pena y rabia...

¡Ay noche si me dijeras
Cuando duerme la guitarra!

Que duende tendrás vigüela
Para vivir desvelada,
Que duende tendrás vigüela
Para vivir desvelada,
Para contarnos tú pena
Solo con media palabra,
Para pintar una esquina
El amor de una muchacha,
Un adiós que no se dice
Y un olvido que se agranda...

¡Ay noche si me dijeras
Cuando duerme la guitarra!

Se vuelve toda paisaje
Cuando del campo nos habla
Y en las calles de mi barrio
Bordoneando se desangra,
En su madero embrujado
Caben todas las distancias
Y nos lleva noche adentro
Y nos alienta, y nos mata...

¡Ay noche si me dijeras
Cuando duerme la guitarra!