domingo, 18 de diciembre de 2011

Entre el maíz y el sorgo


El ejercicio del maíz fue mansedumbre,
primaveras vertidas desde el fondo
del arado de palo, las manos como pájaros
en el voleo de octubre
un invento del júbilo para aplacar el hambre,
una savia nutricia en mitad del verano,
trojes ascendiendo hacia los cielos
como árboles nacidos en grávidas promesas.
Porque el maíz fue en el origen
patrimonio del pobre.
El que abría los surcos, quien daba vuelta
los terrones,
quien aporcaba luego en la medida justa,
quien asumía la vigilia con el ojo
presto a descubrir el abrojo, el chamico,
el yuyo malo, la isoca, todos los males
en el combate por la vida,
el hombre del sudor, esos Meléndez o Quinchao,
esos Mariano, Nicanor, Pedro, Vicente,
o simplemente
aquellos que hicieron florecer la llanura
desde el maíz al sorgo, forraje de verano
desde el grano a la chala,
una necesidad de la esperanza,
el hombre del sudor, repito,
fue dueño del maíz, dueño del sorgo,
compañero de pájaros cantando,
el pulmón nutridor de la llanura.
Pero más que el abrojo o el chamico,
más que la fiebre devoradora de la isoca,
más que el viento y la piedra, más que el agua,
más que la voraz langosta de bíblicas urgencias,
llegaron suaves acopiadores,
nombres extraños que dominaron los sembrados,
pusieron precio a los trabajos,
inundaron mercados, encomendaron barcos,
fueron dueños del hambre de los hombres.
Fue lo mismo hasta ahora
en que el ejercicio del maíz hasta la cruz del sorgo
alimentan la magia de mercaderes del oficio,
el triste oficio de prostituir la tierra.
Cantan los pájaros la canción del verano
mientras febrero pasa anticipando la cosecha,
el grano grueso del forraje.
Pedro ya sabe que ganará muy poco,
algo tal vez que quedará en la nada,
algo de pan, galleta de horno,
el kerosene para engordar mecheros,
algún par de alpargatas
y mucho dolor por la espalda.
Pero está lindo el maíz
y el hambre se distrae
mientras los benteveos documentan choclos
y los jilgueros asemejan ser flores
y otros se llevan la ganancia.
Duro ejercicio el ejercicio del maíz
y cómo duele la mansedumbre de la tierra
mientras se pierde el patrimonio de los pobres.

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