lunes, 7 de diciembre de 2009

La Biznaga


Biznaga:
leña del pobrerío,
cerco de huerta
y hasta quincho.

También alguna vez
su verde vara de bondad
fue improvisada escoba
del horno para el pan.

No es yerba curativa,
ni yuyo de buen olor,
ni da fruto, la pobre,
sólo una triste flor,
pero de hacer gauchadas
halla siempre ocasión.

Alza dondequiera
su aire jovial,
ofrecida
como una mano servicial,
regalo humilde de la tierra
que ya no sabe qué dar.

Las caravanas de la pobreza
llegan al biznagal.
Mujeres y niños
se ven desfilar.

Tal vez algún linyera
allí se refugió
cuando gemía la torcacita
y cantaba el chotoy.

En las cocinas pobres
se pone alegremente a calentar
la pava para el mate
y el pucherito en agua y sal.

Un júbilo rojo
fue la varita gris
y ayudó con su lumbre
al vacilante candil.

Y antes de ir al fuego,
en su afán de servir
fue caballo y rebenque
para el gurí.

Las caravanas de la pobreza
llegan al biznagal.
Mujeres y niños
se ven desfilar.

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