viernes, 20 de febrero de 2015

Durazno a cuarento el ciento (Milonga)




Al caminar el tobiano
diquea la cabezada
más lustrosa y bien cuidada
que cadena de italiano;
un moño rojo galano
le bate al sol su aspamento,
mientras el dueño contento
con la mano hace bocina
y grita mientras camina:
- ¡Durazno a cuarenta el ciento!

Blanca alpargatas de lona,
a rayas el pantalón;
negra faja de algodón
su camiseta, aprisiona,
el funghi no desentona
la pinta en ningún momento
porque en su requintamiento
sombrea su vista rana
al batirle a la fulana:
- ¡Durazno a cuarenta el ciento!

No hay baches que no conozca
de Belgrano a Mataderos,
para él no hay pozos fuleros
de Villa Crespo a La Mosca;
en su hombría sana y tosca
hay algo de sentimiento;
lanza su pregón al viento
en una nota alargada
y alborota a la barriada:
- ¡Durazno a cuarenta el ciento!

La flor del monte, patrona,
Lo' brisco y los amarillo...
Y acariciando el potrillo
un compás de tango entona;
tiene una frase burlona
y un piropo en un momento
y mientras observa atento
a una paica que transita
se sube la faja y grita:
- ¡Durazno a cuarenta el ciento!

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