miércoles, 10 de julio de 2013

Pa'no ofender


Yo soy como esa espumita, señor,
que va en el lomo del río,
apenitas sí soy algo, señor,
ande me lleve el destino,
apenitas sí soy algo, señor,
ande me lleve el destino.


A veces suelo crecer, señor,
cuando me topa algún vino,
otras veces soy humito, señor,
a la orilla de un camino,
otras veces soy humito, señor,
a la orilla de un camino.


En la mañana soy silbo, señor,
sobre la huella de Caín ,
por la noche soy apenas, señor,
el fuego de mi cigarro,
por la noche soy apenas, señor,
el fuego de mi cigarro.

 En la alegría soy canto, señor,
en el dolor, soy tristeza,
por la injusticia yuyito, señor,
apretao contra la tierra,
por la injusticia yuyito, señor,
apretao contra la tierra.

 Y andan diciendo por ahí, señor,
que yo no tengo pacencia,
porque por ahí pego el grito, señor,
que golpea alguna concencia,
porque por ahí pego el grito, señor,
que golpea alguna concencia.


 
Concencia es solo un decir,
pa’ no ofender, nada más.

sábado, 6 de julio de 2013

Pedro y Juan




Pedro y Juan eran hermanos,
de formas indefinidas;
podría decirse dos vidas
hechas con distintas manos;
con sus principios cristianos,
y cada uno a su manera,
comenzaron la carrera
en la cancha'e la existencia;
uno arrancó con pacencia,
el otro en forma ligera.

Pedro, después del colegio
le tomó amor al trabajo;
Juan también el mesmo atajo,
del que no hizo un privilegio;
Pedro gustó del arpegio
de un canto pa'su futuro,
que soñó un rumbo siguro...
Juan dimás dicharachero
dentró en lo bullanguero
a un jugarse menos duro.

Pedro pensó en alcanzar
un güen rancho pa'su gente!
Juan de sentir diferente,
la diversión a gastar;
Pedro en constante bregar
logró un campito y hacienda
pa'sus hijos y su prienda;
Juan, con otros aleteos,
saborió fiestas, paseos...
"sin que naide lo reprienda!".

Pedro en el segundo paso
dentró á hallar la placidez;
Juan, en cambio, al revéz,
vió el fantasma de un fracaso;
Pedro, a pesar del "retraso"
tuvo la oportunidá
de gozos, felicidá...
Juan sin juerzas y en bajada,
con la sombra de la nada
y las más cruda verdá...

Pedro salió siendo hormiga!
con pensar o sin pensar;
Juan chicharra pa'"pasar"
sin que "apure" la fatiga;
Pedro, que Dios lo bendiga!
construyó un sublime hogar,
tuvo dichas pa'cantar...
Juan al final de la cuenta,
debe aguantar la tormenta
que no sabe perdonar...

Pedro sí escuchó expresar;
"disfrutar la juventú!"
Juan también, con la virtú
de saberla aprovechar;
Pedro hoy no tiene que dar
más cuenta ni referencia
a su juez, que es su concencia...
Juan marchó más lejos, pero...
transpira en un entrevero
que marca la diferencia.

Y el resumen pa'l consejo
que se debe aprovechar:
aprenda el hombre a'vanzar
antes de sentirse viejo;
pa'l camino desparejo
los más jóvenes están...
Y deduzco que sabrán:
se ha de grabar en un cedro,
la vida simple de Pedro,
no la pícara de Juan...

El Rincón, 27-6-89.

Apadrinando




Dentra en el mundo el cristiano
sin alforjas, limpio y puro
pa'que a tuito su futuro
lo enfrente idialmente sano;
luego ha de hallar el pantano
de la existencia ladina
que ha de clavarle la espina
pa'cerle perder el rumbo
y golpiarlo en más de un tumbo
dentro una turbia ñeblina.

Y cuando cáido en la lucha,
con ganadas y perdidas,
soporte las sacudidas!
verá de aguantar; ¡Jué pucha!
Le sugiero si me escucha,
busque de no resentirse;
que si consigue subirse
y en lo más alto plantarse
es deber el superarse
pero muy malo engreírse.

No siempre sale el asao
a gusto del asador!
por tanto ser previsor
puede ser güen risultao;
pues más de un caso se ha dao
que la caprichosa suerte
sin guardar que uno dispierte
le cambie la "ensoñación"...
nunca falta la ocasión
que alguno pise más juerte.

No hay duda, el gran bailarín
comienza con un gateo!
por eso risulta feo
no ver el principio y fin;
se podría pintar pa'ruin
si entra en un vano "mareo";
permítanme un escarceo,
sin sueños de floriador:
El canto de un gran cantor
nace con un llorisqueo.

El tranquear por la existencia
y el subir muchos peldaños
son razones con los años
pa'marcar la "diferencia";
perseverancia y pacencia
son los güeyes pa'la brega!
aquél que no se doblega
todito mi aplauso tiene...
no me importa di'ande viene
si no cómo y dónde llega.

Se me hace un gusto brindar,
como humilde sugerencia
lo sumao por la experencia
con un duro trajinar;
no supe que es claudicar
eso ninguno lo dude...
Si busqué que alguien me ayude
me guió el respeto mayor;
pa'cer tuito lo mejor!
y esto es lo mejor que pude...

La Plata, 8-8-94.-

viernes, 5 de julio de 2013

Tropilla entablada



¡Allí están! ¡Esos son!
Juntos forman la tropilla,
de tal palo tal astilla
morros, crines y garrón;
distingo de tradición
y para más… ¡entablada!
Cualquier cosa, una pavada,
lujos de la Patria mía.
¡Amor de la gauchería
para verla engalanada!

Si parece un espejismo
al verlos así alineaos,
tan lustrosos y tusaos,
tan seguros de si mismo;
que al saltar tanto criollismo
no sé… que me está pasando
que de no hallarme cantando
viendo manso a tanto arisco,
¡de fijo que me pellizco
por temor a estar soñando!

Emoción de rejuntar
capacitao’ yeguarizos
justo en los días precisos
en que se deben domar;
alguno que otro ejemplar
por chambón o por inquina,
hay veces en que no atina
a encajar en su sitial,
¡pero la yegua al final
demuestra porque es madrina!

Es un sueño la tropilla,
que orgullo para su dueño,
puso garra… puso empeño…
puso potros por semilla,
y hoy germina en la gramilla
pelajes en ramillete,
una flor es cada flete…
en sierra, en monte o en pampa,
tal vez la última estampa
que nos queda ¡la gran siete!

El cencerro los convoca
con su cadencia nativa,
eco criollo que reaviva
la llama que nos sofoca;
tañir que la fibra toca
a todo aquel que lo escucha,
¡dolón… dolón! que serrucha
polvareda o cerrazón,
ni nieblas ni chaparrón
lo manean, ¡la gran pucha!

Ya puedo cerrar los ojos
y esta estampa me la llevo,
buscaré un candil de sebo
y esta noche en los rastrojos,
allí con los ojos rojos…
voy a tratar de cantar,
y si me vieran llorar
no ha de ser por el humito:
¡si no morir con un grito
si ya nadie va a entablar!

 

Cinchando




¡Tire juerte güey picaso;
no me afluej’esas rodiyas!...
Ya sé que la carga es grande
y pesa mucho l’astiya…
Pero n’olvide que al lao
tamién el barcino tira,
y nu es gaucho que por güeno
se la vaya un vivo encima…
……………………………….
Güelv’a la güeya mi güey
y emparéjem’esa cincha!
No la obligue a la picana
a chucearlo en las costiyas!...
…Tamién los hombres que van
por el repecho ‘e la vida,
suelen, de diablos, quedarse
ronciando la cumbre altiva,
pa’ que los otros cinchén
hasta dejarlos arriba.
Y ayí de golpe, se paran;
y ayí de golpe se afirman;
y nos hablan como guapos
que han peliao a la partida…
…Pero… si el sol de la mala
le apuñala las pupilas,
cierras sus ojos de máulas
y el valor se le hace astiyas!
Dispués… como están sin uñas
pa’garrarse en la caída,
se ven venir como piedras
rodando por la cuchiya!...

¡Tire firme, güey picaso;
no me afluej’esas rodiyas!...
Que aunque le hablo de sentao
y lo mando dende arriba,
cincho yo, pa’ sáis gurises
en un yugo, con mi china.
¡Y mis cuartas no se afluejan!
Que’s dura lay de la vida,
clavar hondo la pesuña;
cuest’abaj’o cuest’arriba!

Cáncer de mama



Mamífero es el humano
y su mama lo ha de criar
pero hay que saber tantear
de cuando en cuando su pecho
pa ver si no anda al acecho
un enemigo mortal.

Las mujeres de éstos tiempos
nos hemos despavilaos,
el 'dotor' nos ha explicao
que al sacarnos el sostén,
tenemos que mirar bien
si no hay valor agregao.

Si hallamos un cuerpo extraño
ajeno a la anatomía,
como pepa de sandía,
como huevo'e picaflor;
¡hay que avisar al 'dotor'
sin dejar pasar un día!

Y yo escuché por la radio
que no hay que tenerle miedo,
si tanteando con los dedos
toca un pequeño tumor,
¡hay que buscar al 'dotor'
pero no asustarse al pedo!

Puede atacar a cualquiera,
viejas, jóvenes, casadas,
concubinas, arrimadas;
el cáncer no discrimina,
pero aura la medicina
le ha tendido una redada.

El cáncer es un mal bicho
solo sabe dañinear,
se mete sin avisar
y cuando nos hemo'acordao
¡el bicho se ha'trincherao
no hay que dejarlo pasar!

Escuchando estas palabras
una mujer alvertida
podrá tener en seguida
un diagnóstico precoz,
¡la cencia con Tata Dios
pueden salvarle la vida !




"Talocho"



Cuentan que hace muchos... muchos años,
cerquita de Mina Clavero,
hubo un viejito tornero
que torneaba artesanías,
y que después las vendía
en un puestito rutero.

Abajo de un algarrobo
pasaba el invierno entero,
torneando los ceniceros,
los mates y las yerberas.
¡Trabajando la madera
sus manos se hacían cuero!

Lo mismo hacía una horqueta
con un nidito de hornero
que un caballo con su apero,
una cabrita, un cencerro,
la cabeza'e "Martín Fierro"
las vendía en enero...

Los de "todos por dos pesos"
lo dejaron a la ruina,
¡gusta más una gallina
de color inalterable,
articulada, lavable,
importada "made in China"!

Los hijos lo habían dejao
cuando tuvieron la edád,
rumbeando pa'la ciudád,
buscando otros horizontes
y el viejo en medio del monte
conoció la soledád.

Viviendo de tiempos idos
sus recuerdos repasaba,
y vuelta a vuelta pensaba
en la historia de "Gepeto"...
Calladito y en secreto
una idea germinaba.

Desempolvó bien el torno
y se puso a trabajar;
los vecinos del lugar
escuchaban sorprendidos
que el viejo metía ruido
meta tornear y cantar.

Y al cabo de pocos días,
el viejo había fabricao
un muñeco articulao
con ojos de piquillines
y en la cabeza unas crines
de pelo alazán tostao.

Mientras dormía esa noche
sobre su catre tijera,
sintió unos ruidos ajuera
y cuando se acercó a bichar,
encontró, ¡meta bailar
al muñeco de madera!

¡Ah!, ya tenía compañero,
¡el viejito estaba chocho!
se lo ponía a cococho,
trepaba por las laderas
y pasaba horas enteras
chivateando con "Talocho".

Del mundo de atrá'e las sierras
el viejo le había hablao;
 el chico estaba intrigao
y una vuelta aprovechando
que el viejo estaba siesteando
se escapó para el poblao.
.................................
Vió sulkys, autos y motos,
ónibus de veinte asientos,
casas hechas con cemento...
¡por las calles retozaba,
todo brillo lo alumbraba,
andaba'e lo más contento!

 Iba callendo la noche
y la ñiebla se cerraba
el muchacho maliciaba
que lo estaban esperando,
pero siguió chuncaneando
de tan contento que estaba.

El pobre viejo en el rancho
se había asustao y mucho,
¡el chico no era muy ducho
para andar por el poblao!
Ingenuo, poco avispao
más bien tirando a canducho.

El muñeco frente al biógrafo*,
un afiche atropelló
¡era la Brigitte Bardot!
¡Una Barby, una Princesa!
y viendo tanta belleza,
clavó el asta y hocicó.

Quedó tirao largo a largo
al costao de la 'vedera'...
Calculó la boletera
las ganancias que obtendría
si en el biógrafo exibía
al muñeco de madera.

Lo hizo d'entrar en las casas,
le convidó unas galletas,
le enseñó a hacer morisquetas,
le dió unos chocolatines,
pero le ató unos piolines
igual que una marioneta.

¡Aaahh! Colgado lo encontró el viejo
-"¡Hijo mío!", le gritó.
El facón desenvainó,
cortó los hilos de un tajo,
"¡Venga conmigo, carajo!"
y en los brazos lo cargó.

Quería retar al chico
pero de tanta alegría,
lo retaba y se reía
y mientras lo llevaba alzando,
¡el viejito iba notando
que el cuerpo se adormecía!.

El cuerpo se hacía suave
y despedía calor,
El viejito presintió
que el muñeco entre sus manos
se estaba volviendo humano
a juerza de puro amor.

El chico de carne y hueso,
"Talocho" estaba cambiao;
sólo le habían quedao
los ojos de piquillines
y en la cabeza unas crines
de pelo alazán tostao.






Cosas del Cura Brochero (Interpreta: Doña Jovita)



-"¡Venga m'hijo!, arrímese
y échese sobre ese cuero,
avive un poco el brasero
que de mientras voy cebando,
vamos a ir desgranando
cosas del Cura Brochero.

"Usted ahora ve estos pueblo
con caminos asfaltaos,
con potreros bien cercaos,
con biógrafos, polecías,
boticas, confiterías,
y postes pa'l alumbrao.

"Siendo chica yo, las sierras
nos tenían ocultaos;
los pocos que habían cruzao
sin dejar ahí los huesos,
deslumbraos por el progreso
quedaron del otro lao.

"Vivíamos i'norantes
en medio de la pobreza,
rigoreos por la tristeza,
el hambre y la enfermedá
aunque alguna dignidá,
supo ser nuestra riqueza.

"Una güelta llegó un cura,
jovencito, ¡muy gauchito!;
había andao el bendito
tres días en un mular,
y dió gracias al llegar
al ovidao pueblito.

"Se hizo pobre entre los pobres,
serrano entre los serranos,
nos enseñó a ser cristianos
y se quedó cuarenta años,
orientando sus rebaños,
sus amigos, sus hermanos.

"¿Ve, ese macho mala cara
que va buscando pa'l cerro?
¿Vé el jinete con sombrero,
ese mozo bien montao?
¡Ese que me ha saludao...?
¡Ese es el Cura Brochero!

"El que acarrea esas vigas,
ese que tiene tonsura,
y un pañuelo en la cintura
pa'sujetar la sotana,
¡el que cincha con más gana!
bueno m'hijo, ¡ese es el cura!

"El que anda por levantar
una casa de Ejercicios,
para combatir los vicios
que cunden entre las gentes,
provocando enteramente
semejantes estropicios.

"¡No hubo almanaques ni leguas
que lo hagan hechar pa'trás,
ande lo hicieran llamar
llegaba en el mulo el Cura,
y entre charlas y cebadura
se sentaba a conversar.

"No había buenos ni malos,
sólo almas para salvar
y andando por el lugar
Santos Guallama "el matrero",
fue a verlo el señor Brochero...
¿de qué habrán sabido hablar?

"Un día de mucha escarcha
lo buscaron apurao,
en un ranchito alejao
un leproso lo llamaba
el pobre ya se cortaba,
quería irse sacramentao.

"-'¡Apure Señor Brochero,
el hombre es casi finao!;
y está medio julepiao
si usté le brinda consuelo,
él podrá entrar al cielo
con el morral aliviao'.

"-¡Ha llegao la creciente,
cuidesé, Señor Brochero,
que el río es muy traicionero
y la correntada es juerte...!
-"Voy a  ganarle a la muerte,
tengo que llegar primero! ".

"Le pegó un guascazo al mulo
y al criador se encomendó,
de la cola se prendió
y a juerza de fe y coraje,
peliando contra el oleaje
a la otra orilla llegó.

"Así ese pobre leproso
que en vida había purgao,
hasta el último pecao,
murió en los brazos del cura,
cobijao en la ternura
que él nunca había probao.

"Rezándole a su purísima
se pasaba horas enteras,
pidiendo que protegiera
a sus queridos serranos,
llevándolos de la mano
pa'vivir de otra manera.

"Conocío de presidentes,
ministros, gobernadores,
científicos y dotores;
pero jué en la serranía
ande quedó su alegría
y cargó nuestros dolores.

"Hizo acequias y caminos,
para acercar los poblaos;
construyó diques y vados,
y también hizo esta escuela
donde terminó su abuela,
con honores, sexto grado.

"Pa'que cunda la esperanza
en éste valle olvidao,
enteramente entregao
vivía pidiendo rienda,
sin salirse de la senda
que Dios le había marcao.

"Después de tanto sufrir
ese veintiseis de enero,
se nos jué el Señor Brochero
de ésta su tierra querida,
ya había entregao la vida
ahora entregaba el cuero.

"¡A la pucha!, ¡qué regüelo
en el cielo se abrá armao!
-'¿Quién es ese que ha dentrao
en un mulo mala cara
y que a San Pedro lo encara
de sotana y emponchao?'

"-'¡Es el Cura de las sierras!,
-¡Tiene olor a peperina!'...
-Atendía en 'Altautina',
en 'Tránsito', 'Nono', 'Pocho'...
-¡Pobrecito viene chocho...
si abrá soportao espinas!

"Los ángeles aplaudiendo,
los santos tirando flores,
-'¡Es uno de los mejores!'
gritó alguno en un rincón,
porque tuvo el corazón
entreverao con los pobres".

Nobleza



Yo también alcé mi rancho
al repecho de una loma
con los horcones de acasio
y con el techo de totora;
nació esta historia un verano
de una siesta calurosa,
pegao el sol a la tierra
sin darle ni un pucho'e sombra.

Yo tiraba del jagüel
en el caballo'e la noria,
con el sombrero a los ojos
cuando siento que me nombran:
-"¿Quién?" y el petiso lobuno
al no sentir más la lonja,
se detiene ante un anciano
de pelo y barba canosa.

A sus pies un perro echao
que al acercarme ¡rezonga!
-"¿Es suyo el cuzco, viejito?",
-"Por lo menos... hasta ahora!",
-"¡Capaz que sale buenón!",
-"Y mire... voluntá le sobra!"
- "¡Véndamelo, ¿cuánto pide?"
-"Ando seco... cualquier cosa".

Mientras hablaba, el cachorro
lo mesmo que una persona,
me miró como diciendo:
"¡Gracias!" y movió la cola.
El petiso al dir pa'l rancho
hacía sonar la coscoja,
el perrito iba mirando,
yo, yo chiflaba una milonga.

El sol me encaró de frente
cuando encaré la loma,
y me quedé sin chiflido
justo con al última estrofa.
-"¡Llegamos, ésta es tu casa,
buscaré algo pa'que coma!".
Le traje un pedazo'e carne,
ni siquiera abrió la boca.

Fijó en mis ojos, sus ojos,
lamió mi mano callosa
y recién comió con hambre
la carne tierna y sabrosa.
Entonces pensé: "qué ejemplo
que nunca dan las personas"...
Jamás lo esperé de un perro...
No solo el rosal da rosas.

Y jué el capataz de estancia
mejor que he tenido hasta ahora,
le sobraba inteligencia
para aprender cualquier cosa.
Hasta el invierno pasado
que fui al cuadro de la noria,
ese, de allá... del jagüel
donde se acunó esta historia.

Iba en busca'e la manada
cuando una yegua preciosa
se corta... y el "Capataz"
quiere traerla a toda costa;
apuro el flete que muento,
un zaino de buena boca,
-"¡Ya voy a darte una mano!",
cruzo el cardal de la loma,
y el gramillal en el bajo
pa'traerla lonja y lonja,
y ¿el "Capataz"?... "¡Capataz!"
"¡Capataz!"... estará entre la totora...
Va a venir solo pa'l rancho,
conoce el camino'e sobra.

Encerré solo en la manga,
enlazando aquella potra,
y al asentarla de un palo,
se asienta con todo y ¡corta!
Debía haberla atado doble,
corro donde tengo la lonja,
pa sacar un tiento grande...
¿De ánde? tenía la vaina sola!

¡Mi cuchillo caronero,
el regalo de mi novia!
No cené, no dormí,
tenía una rabia sorda...
y pa'colmo el "Capataz"
se me va tan justo ahora!

Amaneció lloviznando,
nunca pasaban las horas,
¡Si hubiese tenido al perro
pa'hacer la espera más corta!
Y así pasaron tres días,
el agua hasta el alma moja.
Cuando ya no llueve, ¡salgo
pa ver cómo andan las cosas!

Entonces llego al potrero
famoso ya de la noria,
y recuerdo aquél anciano,
siento una voz, ¡pero es otra!
¡Capataz! ¡mi capataz!,
su llamada es angustiosa,
ladraba en medio de un charco
al lado de una totora.

¡Lo llamo, lo llamo!...
No me hace caso,
su voz se hacía más ronca
 más y más cuanto más se hundía,
ya no me torea, ¡llora!
Y corro... lo alzo desesperao
y éstas manos tocan
¡el cuchillo caronero
que me regaló mi novia!

Se me apretó el corazón,
sentí una angustia espantosa,
¡Dios me ayudó pa'llorar,
no me salía otra cosa!
Su mirada siempre dulce
se me antojó más hermosa...
¡Estaba muerto en mis brazos
qué triste es esta historia!

Variaciones de milonga