miércoles, 24 de abril de 2019

Cuatro son las tres Marías (Estilo)


Cuatro son las Tres Marías, 
cinco los cuatro elementos, 
ocho las siete cabrillas, 
once los diez mandamientos.

Entre raras luces bellas
como reluciente aurora, 
Dios puso a Nuestra Señora
en un palacio de estrellas;
dejó su grandeza en ella
por mostrar lo que valía
en las altas jerarquías
y es por eso que ahora vemos:
con la Reina de los cielos, 
cuatro son las Tres Marías.

San Bernardo predicaba
que el Espíritu de Dios, 
entre las aguas andaba
cuando el mundo se formó;
del cielo se oyó una voz
como claro documento,
Dios nos daba el fundamento
de nuestro humano destino
son, con el fuego divino
cinco los cuatro elementos.

Cuando el Salvador nació, 
una estrella reluciente
a los reyes del Oriente
hasta el portal los guió;
con tal belleza lució
del Jordán a las orillas
sembrando mil maravillas
que son, con esta luz bella, 
de tan luminosa estrella
ocho las siete cabrillas.

Pecó Adán con Eva en Asia
tentados por la serpiente, 
y por ser desobedientes
perdieron de Dios la gracia, 
cayendo en mortal desgracia
por no cumplir el precepto
que el Señor les hubo impuesto, 
y así son, si juntos van
con el precepto de Adán, 
once los diez mandamientos.


(Arreglos de Ricardo Almonacid)
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Aclaraciones: ("No aclares que oscurece...")

"Las formas estróficas preferidas en el ámbito pampeano y  bonaerense  han sido la cuarteta romanceada y la décima, siendo ésta última la que más comúnmente se presenta enriquecida mediante diferentes recursos ornamentales.

En Décimas

Casi la única forma de la décima difundida en la campaña bonaerense se ajusta con precisión a la fórmula 8abbaaccddc (8 = verso octosílabo).
Se atribuye su creación - o al menos su intencional práctica y divulgación en España, donde hoy se halla virtualmente en desuso-, al poeta y músico don Vicente Espinel, nacido en Ronda (Andalucía) en el año 1550, de donde se origina su adjetivo de "espinela". Desde el último cuarto del Siglo XIX fue la estrofa exclusiva del estilo -llegado junto con ella del norte-, y reemplazó a la cuarteta en el canto de la cifra. La última forma cantable en adaptarla fue la milonga, que hoy es la canción más intensa de práctica en todo el ámbito pampeano.

Con artificio estructural: son aquellas composiciones donde la dificultad en el armado de la estrofas reside en textos de inclusión obligatoria en comienzos o finales, respondiendo a una pauta planteada al principio.

De pies atados:  entre las diversas posibilidades del manejo artesanal de las estructuras, las más difundidas se relacionan con la operación de glosar, esto es, desarrollar cuatro décimas, cada una de las cuales tiene como verso final el correlativo de una cuarteta que se toma como punto de partida y tema a desarrollar. Se obtiene de ese modo una cuarteta glosada en décimas, también llamada "de pies atados". Con mucha menor frecuencia, el verso obligatorio no remata sino que encabeza la estrofa. Este recurso de ingenio y pericia -derivado, según Alfonso Carrizo (1945) del zéjel medieval-, fue cultivado por poetas ilustrados españoles hasta el siglo XVII, cayendo luego en desuso. En América, en cambio, fue entusiastamente adoptado por los poetas populares de más alto vuelo, logrando amplia difusión tanto por transmisión oral como por hojas impresas. No fue ajeno a su cultivo el interior bonaerense, donde se han recogido abundantes ejemplos.

(Tomado de "Literatura Popular Bonaerense", vol 4: "Cancionero Tradicional". A cargo de Rubén Pérez Bugallo) . Edit. Instituto Cultural. Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.

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