lunes, 15 de octubre de 2012

¡Qué cara que está la yerba!



Hablamos de imágenes de pueblo,
de afecto de amigos,
de ruedas de mate amargo...
Ya Martín Fierro le había hecho decir a José Hernández,
mejor dicho en su libro:

"Ahí el gaucho se sentaba
a esperar que llegue el día
y al cimarrón se prendía
hasta ponerse rechoncho,
mientras la china dormía
tapadita con su poncho".

El gaucho sin el mate hubiera sido otra historia.

"¡Qué distinto hubiera sido
y qué triste fíjese:
El gaucho haciéndose un té
con agua de la canilla,
mientras la china apolilla
tapada con la "Palet"..."

El mate amargo tiene que ver con los tiempos del hombre interior.
Por eso nosotros traemos este grito desgarrado... esclarecedor y testimonial
parido en las entrañas mismas de la tierra:

Venimos en estao de gracia
hoy que han pasao las fiestas
a hilvanar una protesta
que entre la gente se observa,
una queja sirn reserva,
alta, cruda y natural,
sensitiva y vegetal:...
¡qué cara que está la yerba!

Porque a veces la poesía
es denuncia y es emblema
y entra en difíciles temas
y es arma de un alto filo;
y en un elevado estilo
crece rodeada de un halo,
sea con palo o  sea sin palo...
¡casi veinte palos el kilo!

Vale igual un kilo'e yerba
que un kilo y medio de lomo,
muchos dicen: -¡"Pero cómo?!"
 no la pueden entender
y otra que yerba de ayer
y secándose al sol...
¡Hay que secar la de hoy!
más no se rompan el coco,
ingeniencelas un poco
y avivensen, no sean opas...
¡prueben con el secarropa
que es una cosa de locos!

Mate, costumbre paqueta
de la gente como uno,
no se me olvide ninguno
ahora que el mate es "bian";
nada de sidra o champán
que eso ya está perimido,
¡brinde con mate cocido
si quiere ser un bacan!

Y ojo a la pornografía,
creo que todos conocemos
aquél refrán que decía
"¿tomamo'mate o qué hacemo?"
y a ver qué conducta observan
sin cometer disparates...
¡porque al precio de la yerba
ni pensar en tomar mate!

Los que apostaban al mate
como inefable laxante,
vayan pensando otra cosa...
Ensayen otras variantes,
como diurético incluso
tenemos una certeza:
 hoy en día precio por precio
¡le conviene la cerveza!

Y ahora que hay cigarrillos
que no tienen nicotina...
y café sin cafeína
y mayonesa sin huevo...
trabajemos con denuedo
que nuestra picardía criolla,
una idea desarrolla:
¡mate sin yerba, lo nuevo!

En vez de yerba: aserrín
y una sal efervescente
y al hecharle agua caliente
verá como que se agruma,
dos elementos en suma,
es resencillo el resumen:
aserrín para el volumen
y "Alcaselser" pa la espuma.

¡Otras!El mate colectivo,
mate a la turca sería,
implementelo algún día
que sean muchos en su casa:
prepara una calabaza,
mejor si es bastante honda
después arranca la ronda,
una chupada y lo pasa.

Y si no puede tomarlo
a consolarse mi amigo;
piense en el mate con ajo
búsquele lo negativo.
Si el mate se le cae, mancha,
las manchas quedan refeas
puede contagiarle el sida
e incluso traerle diarrea...

Mate, símbolo inefable
de deportivas contiendas:
en ajedrez jaque "mate";
en el truco, "mate y venga";
"mate" artículo de lujo
de éstos difíciles días,
"mate", musa inspiradora
de trasnochadas poesías.

Verde que te quiero verde,
verde mar y verde hierva
y verde todos de asco
¡por lo que cuesta la yerba!

Pateando un sapo



Caminando hacia el suburbio
donde quedaba mi casa,
mientras cruzaba una plaza
memorizando algún verso,
tuve un instinto perverso
que no se explica con nada,
cuando encontré de pasada
un pobre sapo o escuerzo.

La claridad se ausentaba
y él, inmóvil en la hierba...
crueldades que uno conserva
muy adentro, agazapada,
de adentro alguien me gritaba
(y es algo que aún no lo explico...)
porque son cosas de chico:
-"¡Alzalo de una patada!..."

Y no contento con eso,
de reventar al batracio,
¡no me le vine despacio,
tomé bastante carrera...!
Miré que no se moviera
y avanzando a grandes pasos
le reventé un derechazo...
¡una volea de primera!

Después, no me acuerdo más...
Me envolvió la noche oscura.
Desperté en el hospital
con yeso hasta la cintura
y el médico muy despacio
me lo fue explicando entonces:
aquello no era un batracio,
¡era una canilla de bronce!

Crepuscular

(Foto: "Atardecer en el dique de Cabra Corral" de Jorge Gonzalez)



Del profundo horizonte a la ribera
la sombra inmensa de la noche arriba,
y al ocaso la pompa fugitiva
de la luz decadente reverbera.

Cruzando de soslayo la pradera
huye rápidamente un ave esquiva,
y una cual otra vaca pensativa
desciende por el áspera ladera.

En la penumbra favorable asoma
de rama en rama, por la triste loma,
la estridente lechuza visionaria,

y a la sonora paz de los pantanos,
los sapos, cual monásticos hermanos,
entonan su monótona plegaria.


(Foto: Ricardo Palonsky)

La tapera


Rancho que solo quedaste
acaso esperando ver
la dicha que ayer cuidaste...
¡dulce dicha la de ayer!
La dicha que ayer cuidaste
jamás la verás volver:
en vano fiel esperaste...
¡no ha de ser!

Te azotan lluvia y pampero
y te ha cubierto el yuyal.
El ave del mal agüero
viene en tu cumbre a posar.

Roto el techo, al cielo miras
implorando su piedad.
Todo apenado respiras
soledad.

¿Quién bajo tu alero espera
vida y encantos de ayer?
¡Eres sólo una tapera!
¡Lo que fuiste no ha de ser!
Como yo en mi pena, ¡oh, nido!
que al sol más roto se ve,
en la noche del olvido
cubreté.

El Puntal (Salmo criollo: 146/147)

(Foto: Roberto Rodisi)

1
Alabemos al Señor
que es cosa buena cantarle,
sus favores recordarle,
puesto que El nos ha reunido
cuando andábamos perdidos
sin conocerlo ni amarle.

2
El sana los corazones
y venda las mataduras;
El conoce allá en la altura
cada estrella por su nombre:
sin embargo sólo al hombre
lo ha creao a su figura.

3
Da coraje al rezagado,
y al que soberbio puntea
de un pechazo lo voltea
devolviéndolo a la tropa;
por eso canta mi boca
y todos le guitarrean.

4
El cielo cubre con nubes
encubando al chaparrón,
con él revienta el terrón
preñado de pasto y grano:
alimento pal cristiano,
la bestia, el ave, el pichón.

5
Aquí no cuenta la fuerza
del hombre o del animal;
ante Dios es cosa igual
ser grande que ser pequeño;
sólo vale nuestro empeño
teniendo a Dios por puntal.

domingo, 14 de octubre de 2012

Por mandao de mi mujer



Solo pa que mi mujer,
me dejara de amolar,
resolví hacerme trajiar
según su cencia y saber,
y empezó mi padecer,
con el que había soñao
al verme así despojao
de mi gaucha vestimenta.
Sin que ella tuviera en cuenta
que yo era el perjudicao.

Mi chambergo, mi pañuelo,
y mi blusa corralera,
bien bordada en la pechera
perdí, pa mi desconsuelo,
y pa aumentar mi desvelo.
Ya no me puedo calzar,
mis botas de malambear,
si no botín ajustao,
cañas cortas, y aujereao
como pa hacerme rodar.

¿Ande está mi tirador
en que la rastra lucía?
¿Mi bombacha, que escondía
mis patas de domador?
¿Y mi pingo escarceador,
y el lujo de mi recao?
De pueblero disfrasao
sé que no sirvo pa nada,
porque anda adentro la indiada
pa mantenerme enconao.

Mi mujer entusiasmada,
le decía a un gringo grandote,
que tenía en el cogote
una guasca numerada:
-"Ya le hablé la vez pasada,
y este's el hombre mentao;
hágale saco cruzao
con dos filas de botones,
y hombreras con almohadones
porque es medio jorobao".

Y el hombre haciéndole caso,
áhi nomás enseguidita,
acomodó la guasquita
midiéndome el espinazo.
Me hizo doblar el brazo
como muchacho safao
y en el suelo, arrodillao,
siguió con su medición
diciendo que el pantalón,
era asunto delicao.

Y aura ando como estaquiao
siendo pueblero elegante,
con bastón, usando guante
y hasta con cuello enlozao.
Yo se bien que hubo ganao
un gran pleito mi mujer.
Pero aunque no quiera creer
les juro que en un descuido
volveré a ser como he sido
con mis pilchitas de ayer.



Así es mi suegra



En el truco de la vida,
que es un partido a cien tantos,
tiene la güelta unos cuantos
esta vieja presumida.
Siempre andariega y metida,
es pa todo la primera,
y se hace la salamera
sólo pa sacar ventaja,
esta vieja, que trabaja
de adivina o curandera.

Inquieta, conversadora,
como cotorra amaestrada,
es como una puñalada
su palabra retadora.
Cuando el sol las cosas dora
y se refala en la tarde,
al más guapo hace cobarde
con un grito destemplao.
Mi suegra es traste arrumbao
que no encuentra quién lo guarde.

Tiene verruguiento el cuero,
lo mesmo que lomo 'e sapo,
y con su lengua de trapo
arma pronto un entrevero.
Anda sola, sin ladero,
y en cualquier trance apurao,
el atrevido ha probao
la daga que usa en la liga,
porque es mesmo que la ortiga
y como el ají zafao.

Si hay amores enredaos
los arregla, no sé cómo,
y pellizcándole el lomo
cura al muchacho empachao
Cabrestea enamorao,
el más lerdo pa'l amor,
porque lo azonza el rigor
con que lo apura el gualicho,
¡mi suegra pa esto es un bicho
bravo y atropellador!...

Servicial cuando se trata
de descubrir un secreto,
es señora de respeto
ande pueda sacar plata.
Si la incomodan, desata
la maldá qu'en su alma encierra,
me tiene con su hija en guerra,
y hasta me hace suponer,
qu'es el diablo hecho mujer
que anda de ocioso en la tierra.

Rumbiando


(Pintura: Enrique Castro)

Ensiyo'espacio. El oscuro siente el peso'e la carona
y dejuro que colije el rumbo en que piensa en dueño;
cuando el varón tiene un alma que no es mala, aunque yorona,
pa'l flete que lo compriende la distancia es vano empeño.

Mi oscuro es ansina. Sabe que de su dueño es juguete
y sin embargo es esclavo que siempre escaramucea...
Si la cincha va apretada, habrá un quejido del flete,
pero dispués que se afirma sopla fuerte y escarcea.

Tranco y trote es mi marchar. Cuando el sol mete rodaja
en los flecos d'ese poncho qu'es la noche, cuando baja,
al relincho del oscuro contesta un tero asustao...

Se abre una ventana chica que da fondos a la estancia,
y mientras la luz se agranda, por efecto'e la distancia,
¡el pecho'el que va yegando parece que se ha achicao!

Camposanto pobre



Ta muy sobre la oriya del camino
y ya deshecho aquel corral, que juera
pa resguardo. Se cái una manguera...
con más razón un alambrao de pino...

El lazo siempre corto del destino
tiene ayí su preciya. La crucera
vive en su pedregal. Naide que muera
debe tener ningún otro vecino!

En su ombú nunca hay nidos. El pampero
cruza loco a su lao. Caya el carrero
dende lejos el trovo, cuando cruza.

Y si la noche con el sol s'enrienda,
en el único poste que le queda
canta siempre un amigo: ¡La lechuza!

sábado, 13 de octubre de 2012

Parte de mi alma



Árbol en la ciudad desterrado,
sombra en el paredón del asfalto;
árbol en soledad encerrado
con el cielo lejos,
estirando ramas para alcanzar su reflejo.

A flor de la raíz, prisionera,
pasa un temblor de azul primavera...
Pero es el leve soplo del viento
que llorando moja,
una luz de otoño,
vuelo final en las hojas.

Pero hubo una vez, más allá del cielo,
horizontes abiertos para volar.
Como aquél cardo
que el plumón entrega
para deshojarlo
en las alas ciegas de la inmensidad.

Árbol en la ciudad, compañero,
sombra en el ventanal donde espero.
Testigo fraternal de los sueños,
por allá perdidos...
en abismos que abren
la oscuridad del olvido.

Pero vino la música a río lento
a llevarme en su cause de eternidad;
igual que un árbol,
parte de mi alma,
se me fue cantando
desgarrando ramas de la soledad.

Como aquél cardo
que el plumón entrega
para deshojarlo
en las alas ciegas de la inmensidad.