sábado, 10 de agosto de 2013

Tiempo de partir



Qué me puede importar, después de todo,
el trance de partir, si yo he logrado
llenar cada minuto transcurrido
con un claro vivir enamorado;
si la vida no fue, en definitiva,
sólo un motivo para haber amado.

Qué me puede importar el corto tiempo
que resta por vivir, si la jornada
tiene un punto final ya establecido
y la vida es la muerte demorada;
si hay un tiempo de amar, que ya he vivido,
y otro de soledad, olvido y nada.

Tras los cerros, de a poco,
como en lenta agonía
dibujando ceibales
muere, lejano, el día.
Renacerá la luz, y nuevamente
cobrará su perfil la serranía.

Un tiempo de partir va señalando
la urgencia de vivir como yo quiera,
el rigor del invierno justifica
el ansia de gozar la primavera;
si no puedo encontrar la buena senda
prefiero equivocarme a mi manera...

Quiero quedarme, aún cuando me vaya
en la memoria de quienes me han querido,
en los versos triviales que repita
con su cantar algún desconocido
o regresar en el perfil de un hijo
como ese amanecer que ha renacido.



Preludio Pampeano

Triste, del Poema "Campo"


Amor se llama amor (Canción)



Amor,se llama amor esta alegría
de amar sencillamente y comprender
que amar es el sentido de la vida
y darse el heroismo de la piel.

Amor...se llama amor esta palabra
que en silencio dicta el corazón
sus sílabas de sangre deslumbrada
enuncian una antigua religión.

Escúchame,tus ojos en mis ojos
tus manos en las mías...nada más...
y aquello que callaron tantas bocas
las nuestras en un beso lo dirán.

Amor que mueve el sol y las estrellas
juntó nuestros destinos para ver
si juntos en el barro transitorio
nacemos a un lejano amanecer.

Palabras a mi guitarra

Una mujer parece mi guitarra
De mi dolor le se confidenciar
Me da su voz, la templo con cariño
y mi caricia la quiere despertar.

En el hondón sonoro de su caja
Calandrias tibias lloran soledad
La voy soltando al rumbo de los vientos
Para dejarles el canto en libertad.

Guitarra oscura, mi compañera
en tu madera me quiero recostar.

Una mujer parece mi guitarra
Ardiente voz madero musical
Toda la tierra canta por su boca
Cuando pulsando la quiero interrogar.

Aires de zamba laten en su adentro
Milongas viejas suele recordar
Yo le pregunto y ella me responde
Con voz madura de campo y soledad.

Guitarra oscura, mi compañera
en tu madera me quiero recostar
Tal vez un día cuando me muera
Sus cuerdas tensas me vengan a cantar.
....................................................................

Con sentido cariño y admiración despedimos a un Maestro!

Gracias por tanta música y belleza don Eduardo!

El Gauchoguacho

sábado, 3 de agosto de 2013

Tierra ranquelina



recitado:
Los montes de tierra adentro,
de Colimula se ven.
Fogoncito de Alpataco
¡nunca dejará de arder!
A veces pienso mirando
su roja llama crecer...
¿Será mejor terminarlos?...
¿Será mejor al revés?...
¡Malhaya con los ranqueles!
¡Quién los pudiera entender!


cantado:
La tierra de los ranqueles
es de arena y es de sal.
Hay que tener buen baqueano
para poderla cruzar.
...Emilio Mitre lo supo
cuando no pudo llegar.


Pa' colmo errando el camino
si no hay lluvia muerto está,
aquél que no vio l'aguada
mojón de huesos será.
...Ha de penar por las noches
por que luz mala se hará.


Bruto y cruel por inocencia
"loncotear" su placer.
Tironearse de las mechas,
tratar de quedar en pie.
...Si se alimenta de yeguas
potrazo tiene que ser.


Si el gaucho creció a caballo
el indio lo vió nacer.
Por eso tal vez el barro
no lo pudo detener.
...P'andar en tembladerales
lo menos hay que ser ranquél.


Del Río Quinto hasta el Cuero
treinta leguas hay que andar.
Camino de rastrilladas,
médanos, montes y guadal.
No apure amigo el caballo
que se le puede aplastar.
...Emilio Mitre lo supo
cuando no pudo llegar.



El Cruzacaminos



Soy mujer de campo llano
por eso me gusta andar,
aunque yo se que pa'l pobre
toda la tierra es igual.

Mi querencia es el camino,
mi rumbo la libertad
eso me basta y me sobra
no preciso nada más.

Canto si tengo tristeza
o si siento bienestar,
que el canto es como la caña
sirve en el bien no en el mal.

No envidio al rico que vive
apegao a su caudal,
será muy linda la plata
¡más linda es la libertad!

Yo tengo el día y la noche,
mis versos y éste cantar,
sueños y pan no me faltan
¡para qué más capital?

Como el viento voy y vengo
pues mi destino es andar,
aunque yo se que pa'l pobre
toda la tierra es igual.

Puestero soy



Silbar... andar, silbar nomás,
salir al alba a recorrer;
así es la vida del puestero,
trajina hasta el amanecer.

Hasta que la vida
no sale a'rumbar,
no le queda nada
más que aquél silbar...

Va el hombre a  la cerrazón
en pampa de inmensidad
salir campeándolo al lucero,
volver a media claridad.

Y andar con los perros y con la majada,
¡dele siempre! ¡dele silbar y chumbar!

Poblar, cuidar, tener mujer;
alzar un rancho y esperar,
mirar crecer a los gurises
que puesteros también serán.

Ir por los corrales,
campo, cielo y monte;
es la vida criolla
dura de penar.

Tener siquiera por lucir
un pingo para dominguear,
largarse luego a la guitarra
alguna pena a remediar.

Y si acaso llueve,
mate amargo adentro
y allá campo afuera
viento y temporal.

Así es nomás, compañero,
como la vengo pasando,
a viejo habré de llegar
pobre nomás y silbando.

Aclarando rayas




Algunos me miran mal
porque no vivo a lo rico;
el rancho está muy pelao
y el patio está desprolijo.

Dicen que debía hacer quinta;
plantar  muchos “ocalitos”
y hasta votar po’el gobierno
pa’ tener un puesto lindo…

Yo, pa’ decir la verdá,
de esas cosas no preciso;
es más grande lo que sueño
y más variao lo que miro…

No quiero plata a montones,
yo la gasto de a poquito…
y que de a poquito venga
así no recargo el cinto…

Prolijo o despreocupao
no haciendo mal, da lo mismo…
Si al que mira no le gusta
que cambie a su vista el trillo…

Además, sabe la gente,
que yo a naides le prohíbo
que haga quinta, adorne el rancho,
o plante mucho “ocalito”.

Y menos que vivan pobres
los que quieran morir ricos;
ni que “lamba la coyunda”
pa’ alcanza algún destino…

Si pa’ quedarme me sobra,
pa’ dirme, también, colijo!
Y siempre’óido que los pobres
van pa’l cielo derechito…

¿Será por eso que el cura
si les reza, no hace ruido,
y canta fuerte empujando
pa’l cielo’el alma’e los ricos…?

He de seguir como soy!
Que otros planten “ocalitos”,
yo con lo poco que tengo
me voy mareando muy lindo.

Sabido es a las mortajas
naides les pone bolsillos…
Y si ese viaje es largón…
hay que hacerlo de vacío,

¿pa’ que debo andar cargao
en un trecho corto y lindo,
donde me gusta cantar
más que plantar “ocalitos”…?

La agüita del bajo


(Pintura: Carlos Montefusco)

Clarita y pura se brinda
como exquisito manjar
a la hacienda, que al pasar
la bebe sabrosa, linda;
no hay resero que no rinda
al encontrarla, homenaje;
haciendo un alto el gauchaje
desensilla placentero,
y en las pilchas del apero
descansa un rato del viaje.

Reconfortando al ganao
y a continuar dando aliento,
el paisanaje contento,
se siente más aliviao;
el viento como enojao
va peinando el pastizal,
los tordos que del cardal
van levantando su vuelo
se sientan sobre el señuelo
que se ha echao en el pajal.

Cada paisano jinete
trabajador y sencillo,
con el lomo del cuchillo
saca el sudor a su flete;
otro que no viaja al “cuete”
una carona le asienta,
porque si la marcha es lenta
y el animal ha sudao
evita por descontao
que del lomo se resienta.

Luego el paisano Alarcón
que es más ligero que el rayo,
acomoda su caballo
y arma, cantando, el fogón;
va corriendo el cimarrón
que otro criollo ha preparao
y cuando “El Viejo” Rondiao
está terminando un cuento
dice el capataz contento:
¡Muchachos, está el asao…!

Después de haber descansao,
y con la hacienda fresquita,
siguen con la tardecita
en dirección al poblao,
el capataz ha ordenao
llegar de un solo tirón;
y al cumplir con la misión
de terminar su trabajo,
es por la agüita del bajo
que les dio su protección!