jueves, 8 de noviembre de 2012

Primera Jornada de Promoción, investigación y debate del Universo de Martín Fierro


En Ayacucho, Prov.  de Buenos Aires 8 y 9 de noviembre de 2012!!




Programa
Jueves 8
Lugar:
Salón Libertador Gral. San Martin

9 a 10 hs.
Acreditación

10.15 a 11.15 hs.
Acto y conferencia inaugural
Prof. Pablo Zubiaurre, Intendente Municipal:
Ayacucho, Tierra del Martín Fierro

Conferencias
11.30 a 13.00 hs. Dr. Facundo Gómez Romero:
Vagos, desertores y malentretenidos
15.00 a 16.30 hs. Dra. Margarita Pierini: 
Cartografías de la pampa: itinerarios del gaucho Martín Fierro entre estancias, fortines, pueblos y tolderías.
Lugar:
Museo Histórico Regional
Visitas guiadas: 14 a 15 hs. y 17 a 18:30 hs.
18.30 hs. Presentación del libro "El verdadero Martín Fierro" del autor local Abel Gari.
19.00 hs. Héctor del Valle presenta su obra bibliográfoica y discográfica.
19.30 hs. Presentación del libro "Cuenta la llanura" de Facundo Gómez Romero.  


Viernes 9
Conferencias
09.00 a 10.30 hs. Dra. Mónica L. Bueno:
José Hernández y Martín Fierro tomar la voz del otro.

10.30 a 12.00 hs. Dr. Eduardo Miguez:
"¿Como vivió Martín Fierro? La Figura literaria y la Historia."

Almuerzo
13.30 hs. Almuerzo en Estancia El Rosario.
Espectáculo folklórico organizado por el Instituto de Investigaciones Folklóricas Ventura Lynch.



Alem 1078 - Código Postal: (B7150AIN)
Teléfono/fax: 02296 - 459000 - Ayacucho
Provincia de Buenos Aires - República Argentina.


jornadamartinfierro@ayacucho.mun.gba.gov.ar

Desde muy muchacho

(Fotos de la película "Don Segundo Sombra")

Apenas si habría emplumao,
y en los años de la infancia
me llevaron pa la estancia
como a un petizo prestao.
Sin estar bien palenquiao
cabrestiaba al madrugón,
y entre dormido y sobón
saltaba del catre abajo,
pues fue mi primer trabajo
cebarle mate al patrón.

Si él tuzaba -por placer-
yo le traiba las tijeras,
y pa abrirle las tranqueras
me llevaba a recorrer.
Hombre gaucho al proceder
pero servero pa un fallo,
y en mi recuerdo lo hallo
cuando andaba en un lobuno,
sin permitir que ninguno
fuera a ensillarle el caballo.

Haciéndole mucho caso
cuando me entraba a explicar,
con él aprendí a ensillar
y aprendí a volcar el lazo.
A curar el mal del vaso,
a sobar un maniador,
y hoy por él, sin un error,
si pongo el apuro en juego
le bajo el poncho a un borrego
sin que me iguale el mejor.

Después, primero a los tumbos,
como cualquier principiante,
me hice sereno y constante
tropiando a los cuatro rumbos.
El trueno en fuertes retumbos
-como pa dirme probando-
me fue en la güeya templando
y aura a mi oficio me rindo,
¡porque no hay nada más lindo
que el de salir reseriando!



miércoles, 7 de noviembre de 2012

martes, 6 de noviembre de 2012

Añoranza (Salmo criollo: 62/63)



1
Por Vos madrugo, Señor,
sediento de tu presencia,
sufre mi alma tu ausencia
como el seco salitral;
tu gloria vengo a buscar
añorando tu querencia.

2
Ya que tu amor nos da vida
mis labios te han de cantar,
siempre te he de recordar
bendiciendo tu memoria:
¡Si me has llenao con tu gloria,
 cómo no me he de alegrar!

3
Te recuerdo hasta de noche
mientras mis sueños enriendo,
en Vos mi refugio encuentro,
a tu sombra hice mi nido,
sólo tu rostro he querido
como amor prendido dentro.

4
Los que campean mi vida
y buscan hacerme daño,
morirán en desengaño,
su muerte será violenta:
le comerán la osamenta
los perros de algún extraño.

5
¡Que viva el que nos gobierna,
que el Señor lo haga dichoso!
Pero al hombre mentiroso
que le haga callar la boca.
¡El Señor es nuestra roca
el Dios todopoderoso!


jueves, 1 de noviembre de 2012

El gaucho Martín Fierro y La Vuelta de Martín Fierro


Siesta



Un día, andando a la hora
del bochorno sosegada,
vi a Jesusa la vaquera
bañándose en la quebrada.

Iba yo juntando moras
a pie por gozar del día,
cuando me vino de lejos
una clara gritería.

Descolguéme prestamente
por ver quien era, curioso,
escondido bajo un árbol
comencé a mirar ansioso.

Atado de un arrayán
dormitaba un caballejo
que a su dueña la miraba
con mansos ojos de viejo.

En un tazón un chicuelo
desnudo como un Cupido,
pataleaba y gritaba
de unas raíces prendido.

Y bajo un chorro de espuma
clamoroso, deslumbrante,
ella doblábase débil
y forcejeaba jadeante.

El chorro crespo y rugiente,
blanco demonio forzudo,
le resbaló la camisa,
dejóle el cuerpo desnudo.

Miré, ¡gloria de los ojos!
aquel busto por mi mal,
de carne dura y morena
con reflejos de metal.

Luego en el frío remanso
se hundió con brusco chapuz
y el sol sobre el agua trémula
sembró pétalos de luz.

Y al salir de mi escondite
vi al soslayo, con pavura,
la silueta fugitiva
de un sátiro en la espesura.


El duende



Es -dijo el indio viejo, de barbas de chivato,
empezando la historia con su habitual recato -
un hombre petisito, sombrerudo y lampiño,
forzudo como un toro, travieso como un niño.


Oculta en los bolsillos de su calzón de pana,
una mano de plomo y otra mano lana.
Pregunta a quien le halla cuál es la que prefiere,
y si elegís de lana, con la de plomo os hiere.

Él hace en la cocina que rebalse la olla;
 él aumenta en el tulpo la dosis de cebolla.
De acuerdo con el gato, su compadre y amigo,
echa pelos en la leche, se revuelca en el trigo,
a medianoche muele maíz en el mortero,
encabrita la jaca y aventa el avispero.

A la hora de la siesta cuando el sol reverbera,
se aparece a los chicos debajo de la higuera.
A jugar les convida con palabras cordiales
y en la frente les deja tremendos cardenales.

El sábado a la noche ronda la pulpería
y aporrea a los ebrios con pesada porfía.
Se enanca en el caballo, les hurta los pellones,
y el pan de las alforjas lo trueca por carbones.

El duende es el demonio del mal que muerde y pasa
el que pudre los huevos, el que apedrea la casa.
Toda molestia viene de su maligna influencia
y un solo medio existe para burlar su ciencia.

Se sabe - acabó el viejo de barbas de chivato -,
que el duende es un espíritu que tiene un gran olfato.
Para ahuyentarle es bueno, según decía mi abuela,
cargar en los bolsillos algo que mucha huela.

Por donde tal remedio, según lo que trasciende,
resulta peor que el duende.

De tierra somos



Yo quiero volverme tierra,
que la lluvia me haga barro.
Para ser nido de hormero
en la horqueta de algún árbol.
Para ser rancho en el monte
como nidito de changos.

Yo quiero volverme tierra,
que la lluvia me haga barro.
Para que un viejo alfarero
me dé vida con sus mano.
Para hacer de niño Dios
en un pesebre artesano.

Yo quiero volverme tierra,
que la lluvia me haga barro.
Botijitas de ashpa manta,
tinajitas de chilalo.
Destino de tierra somos
volver tierra con los años.

Yo quiero volverme tierra,
que la lluvia me haga barro.
Para que un viejo alfarero
con mi tierra haga cacharros.
Yo no quiero ser la tierra
que sea nada más que barro.

El patriarca de la copla


La muerte del toro


(Pintura: "Guazo de Buenos Ayres enlazando un toro" por Juan Ravenet)





La volteada

Muge plantado en actitud bravía,
ceñido el lazo del testuz adusto,
y terco afronta con empaque augusto
el asalto voraz de la jauría.

Hinca, dócil al puño que lo guía,
el duro casco el alazán robusto,
y piafa lleno de sudor y susto
de la cinchada en la mortal porfía.

Y cuando el toro enceguecido y fiero
brotando espuma de repente arranca
y la embestida poderosa cierra,

se cimbra el lazo sobre el bramadero
y entre una densa polvareda blanca
el cuerpo cae reciamente en tierra.

La muerte

Y yace el bruto en la postura inerte
con que el hombre mañoso lo invalida,
la carne de cansancio estremecida,
y al fin tumbado el espinazo fuerte.

Nadie el espanto y el dolor advierte
de la negra pupila entristecida,
donde tiembla la fuerza de la vida
con la oscura zozobra de la muerte.

¡Después, el estertor, el hondo tajo!
El hombre indiferente en su trabajo
limpia el puñal en la cerviz del toro.

La sangre por la herida borbotea,
y un escuálido perro saborea
el caudal rojo de vislumbres de oro.

Agosto de 1916.



(Pintura: Emeric Essex Vidal, "El matadero" /1818)