miércoles, 6 de enero de 2010

Siempre cantaré a mis pagos


Siempre me gusta cantar
al viejo querido pago,
¡capaz! de alegría me embriago
cuando empiezo a recordar
los amigos, el lugar,
estancias que trabajaba:
"Langueyú", "La Limpia", "Navas"
abarcando ese circuito
la zona de "Juncalito"
y la Escuela ande votaba.

Donde tanto frecuenté
en mi plena juventú
Udaquiola, Langueyú
y el pago de Solanet,
muchos me dirán tal vez
que soy un empedernido
y siempre tengo metido
mis pagos que nombro mucho
y que el pueblo de Ayacucho
me tiene como absorvido.

¿Mi pago olvidar?, ¡jamás!
si es lo que me reconcilia,
donde formé una familia,
donde viví horas de paz;
viejo pago siempre estás
metido en mi corazón
donde con toda razón
por siempre tengo la suerte
defenderlo hasta la muerte
como un hito de atención.

Cómo no viá a recordar
a mi puesto, a la tropilla,
el verdor de la gramilla
y ver mis pingos pastar,
el palenque, el ensillar
pa'salir a recorrer
y al medio día, al volver,
mi prenda por tradición
me invitaba un cimarrón
antes de dir a comer.

Después de un rato sestiar
en los veranos bravones,
tomar unos cimarrones,
salir y el pingo ensillar;
por áhi quedó pa'arreglar
unos alambres cortao,
curar unos abichao
y por costumbre ya era,
traer arriando la lechera
con el sol ya casi entrao.

¿Cómo viá olvidar el puesto
donde estuve tantos años?
y no les resulte estraño
que al recordar todo esto
vaya como echando el resto
y entre mi sueño a rondar,
y como pa'terminar
tal vez sea de puro flojo
-o el humo'el fogón- mis ojos
ya empiezan a lagrimiar.

3 comentarios:

Cristián Dodds (hijo) dijo...

No puedo dejar de celebrar tantos nombres amados del pago de Ayacucho, y de las antiguas estancias que en los antepasados fueron de uno, como las que menciona este verso:
"Juncos y duraznillos
vacas y ovejas
Navas, Toldos, La Quinoa
estancias viejas"
de un triunfo criollo y Ayacuchero.
Abrazo, pariente.
A propósito del último verso "esencia pampeana"... A ver qué opina usté que es sabedor de los versos criollos. Para mí podríamos agrupar la inmensa cantidá de versos en décima que consisten solo en hilvanar frases con "soy tal cosa y tal otra" o "sos tal cosa y tal otra". Yo lo considero un subgénero literario criollo en si mismo, digno de tener un nombre propio, que podría ser "décimas de predicativo" o "predicativas" y cuyo antecedente antológico podría ser "sos el tirador plateao"... Yo soy fana de este género y de mis tres versos decentes dos explotan este recurso. No sé qué le parece, Don Guacho, después mi cuenta.
Por mi parte salgo mañana al alba en cabalgata de Pila a Cangallo, Ayacucho atravesando Langueyú, Udaquiola y Solanet.
Con las alforjas llenas de pampa hablamos a mi vuelta. Salú

Angel dijo...

Gracias Cristiàn,soy Angel Mele, quien escribiò esas letras.Gracias por haber puesto tu mirada y tu sentimiento en mis versos.Te cuento q nacì en Estancia Navas de Pereyra Iraola, y estuve ahì hasta los 57 años. Donde vivì junto a mis padres, hermanos y donde hice mi familia. Desde hace 20 años vivimos en Maipù y la vida me llevò a poder entropillar en dècimas todos mis recuerdos, vivencias puras de mi amado campo....Me gustarìa conectarme con vos, te escribì a tu blogger, donde supimos algo de vos. " Ahura voy a despedirme porq ansì me han enseñao,saludar cuando e`yegao y tambien hacerlo al dirme. En mi pampa voy a hundirme aya entre el cielo y el yano pero volverè paisano cuando Tta Dios disponga con unas crioyas milongas y un fuerte apretòn de manos ....

Cristián Dodds (hijo) dijo...

Quiero que sepa el Gaucho guacho y la distinguida audiencia de esta página criolla que gracias a este sitio nos hemos juntado y conocido en cuestión de dos días con el paisano Don Ángel Mele, autor de estos versos criollos -y de tantísimos más-, que es un sabio guitarrero y músico campero de casi 80 años. Tuve la dicha de conocerlo en su propia casa, a la que fui generosamente invitado, en Maipú, pcia. de Buenos Ayres, junto con su señora doña Beatriz, sus hijas Patricia y Mariana y sus nietas Lucía e Irina. Hablamos largas horas, guitarreamos y hasta me deleitó con su verdulera a la que le arrancó unos cojudos chamameses. Pasamos una tarde campera hablando de las estancias, de paisanos conocidos, de las cosas del campo... ¡Gracias, Gaucho guacho! Y espero algún día que hagamos lo mismo nosotros dos...