"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
Después de haber castigao
quemando en forma severa
el sol dió la vuelta entera
y allá abajo se ha tumbao.
Sus rayos han aflojao
y ante sus fuerzas escasas
librao de sus amenazas
voy a marchar con la fresca,
pa que así cuando amanezca
me halle cerca de las casas.
Allí cerca, a la madrina
diez rosillos la rodean;
diez pingos que se florean
si les toca una fajina.
Una que otra cina-cina
le hacen marco a la visual,
y el reseco pastizal
al mirarlo así aparenta
una alfombra amarillenta
que nace atrás del corral.
Ya queriendo anochecer
casi estando entre dos luces
desde el puesto "Los Ombuses"
la vuelta voy a emprender.
Salí al tranquito y al ver,
del sol muy escasos brillos,
entre el canto de los grillos
vi echando atrás a mirada,
que seguían a la gatiada
los otros nueve rosillos.
En un silencio absoluto
que ni se siente avanzar,
la noche, al poquito andar
se está vistiendo de luto.
La distancia le discuto
a la güeya con prudencia,
porque yo tengo querencia
y estoy ansiando el regreso
impaciente como el preso
que está esperando sentencia.
El montado, de improviso,
una espantada me intenta
al ver blanquiar la osamenta
de un animal yeguarizo.
Alzo la vista y diviso
todito el cielo estrellao,
y hasta se me ha figurao
viendo allá arriba la cruz
que estoy mirando al trasluz
un poncho todo augeriao.
Corría un vientito de frente
medio fresco y además,
arreaba pa el lao de atrás
la polvadera caliente.
Al tranco y pausadamente,
de mi voluntad muy dueño
sigo el rumbo con empeño
y a los amagos primeros
entre el cencerro y los teros
me van ahuyentando el sueño.
Me doy cuenta al ir marchando
aunque parezca mentira
que una lechuza me mira
y un chajá me está sobrando.
Más allá como añorando,
está un viejazo esquinero
donde hizo nido un hornero
y al verlo tan tieso y mudo
parece un negro desnudo
que está parao sin sombrero.
Paré pa mudar caballo
en la inmensa soledad,
calculando la mitad
si en la distancia no fallo.
Pa que sepan les detallo
todo el cuidado que tomo,
y con precaución y aplomo
al soltarlo a mi rosillo
con el revés del cuchillo
le di vuelta el pelo al lomo.
Ni un alma se me ha cruzao
mientras voy pa mi destino
porque en la noche, el camino
es muy poco transitao.
Pa hacer las penas a un lao
que me atropellan de intento
le doy vuelo al pensamiento
y un estilo en la ocasión
es freno pa el corazón
y manea pa el sentimiento.
Ya en el rancho este paisano
está al cimarrón prendido,
y el día se ha sorprendido
por que le he ganao de mano.
El sol ilumina el llano
y en la campera extensión
cada rancho es un mojón,
monumentos los baguales,
y las güeyas y corrales un altar de tradición.
(Foto de carrera cuadrera del Archivo General de la Nación)
Se proyectó una carrera
para el día de la raza
cuando el dueño de la casa
daba una fiesta campera;
es tiempo de primavera
cuando el amor se perfila
y la laguna tranquila
sirve de espejo a las garzas,
y cuando están las comparsas
en lo mejor de la esquila.
Al caballo del patrón
de la casa en que la fiesta,
resultaba una protesta
a toda desolación,
lo corría un mocetón
todo orgullo de paisano
y se sabía de antemano
que era un listo corredor,
el mejor esquilador
del capataz: don Cipriano.
Cierto señor vanidoso
era el contrario mentado
quien muchas había ganado
en la ley o por tramposo,
quería salir airoso
de nuevo y ser el mejor
y por eso el corredor
contrario se le fue en fija,
era el novio de la hija
y había por medio el amor.
El pago se había citado,
era animada la fiesta,
ejecutaba la orquesta
y ya chirriaba el asado,
el vanidoso a un costado
al mozo trató de ver
y en voz baja y sin temer
le dijo en forma rastrera:
-"Si me ganas la carrera
pierdes de m'hija el querer".
Rugió la fiera bravía
del mozo sin contenerla
y ante el temor de perderla
mil veces más la quería
pero igual con valentía
dijo entonces iracundo:
-"Su proceder es inmundo,
esa propuesta me ofende,
este criollo no se vende
por todo el oro del mundo".
Corrieron...corrieron y el vanidoso
no tuvo más que arrear cola
y como a tiro de bola,
robó la carrera el mozo.
El paisanaje afanoso
aplaudía al ganador
que era como esquilador
tan bueno para correr,
ya no quedaba qué hacer,
había ganado el mejor.
Siempre las buenas acciones
encuentran su recompensa,
despreció el gaucho la ofensa
y ganó los corazones,
hoy lo aclaman las reuniones
y sigue su buena racha
nadie en el pago le tacha
y cruza por donde quiera:
supo ganar la carrera
y el amor de la muchacha.
En una triste región
donde la basta llanura
desafía con su hermosura
a la civilización,
ahí donde la tradición
no ha llegado a fenecer,
como un despojo de ayer
se contempla a la distancia,
la vieja y trágica estancia
denominada "El Placer".
Dicen que en esa mansión
aparece una luz mala
que se esconde al pie de un tala
que existe frente al galpón
y hacen una narración
donde la fatalidad
revelando la verdad,
puso un ejemplo maldito
que fue del honor un grito
hacia la infidelidad.
Un paisano verdadero
de noble y antiguo gesto
tenía a su cargo un puesto
que cuidaba con esmero,
era como tan sincero
mentado por su coraje
y decía el paisanaje,
comentando a la sordina,
que poseía a la china
más linda de aquél paraje.
Cierta vez apresurado,
llegó a su rancho y se apeó,
la gaucha se sorprendió
porque no lo había esperado
y exclamó al verlo ofuscado:
-"Qué viento te trajo aquí!",
él respondió: -"Vengo así
a preguntarte mi cielo
ande tenés el pañuelo
que aquella tarde te dí?".
La gaucha que bien sabía
quién el pañuelo guardaba,
agregó que no lo hallaba
no sé cuánto tiempo hacía,
pero él que allí lo tenía
para juzgar la traición,
mientras con doble intención
lo dejó caer al suelo,
le dijo: -"Aquí está el pañuelo,
hoy se le cayó al patrón".
La mujer palideció
dominada por el ansia,
y el nombre de aquella estancia
muy hondo repercutió,
el gaucho la comprendió
y sin usar de violencia,
hablando con su conciencia,
miró triste al infinito
y cabalgando al tranquito
abandonó la querencia.
Hoy por toda la región
los criollos con desconsuelo,
comentan un triste duelo
que se definió a facón;
fue tan grande la impresión
que conmovió al pago entero
y junto al fogón campero
de "El Placer" aun se advierte,
lamentar la triste muerte
del patrón y del puestero.
1
A la orilla de un arroyo
acurrucad en el suelo,
y llorando sin consuelo
añoraba yo mis pagos
sin encontrar ni un halago
pa'consolar mis desvelos.
2
Mi guitarra la colgaba
de un triste sauce llorón,
y los indios del malón
sin saber enterncecerse
pedían pa entretenerse:
"cristiana, canta canción".
3
"Ponete alegre, cautiva,
cantá canción de cristianos"...
pa que olvidara el lejano
pago donde yo naciera.
¡Pero si así yo lo hiciera
que se me pudra la mano!
4
¡Que se me quede pegada
la lengua a mi paladar,
si me llegara a olvidar
del pagon donde nací,
de la tierra en que viví
y a la que siempre he de amar!
5
Acordate, Tata Dios,
del que en aquella ocasión
cuando se vino el malón,
no nos quiso socorrer
y nos dejó perecer
sin tenernos compasión.
6
¡Bendito el que Dios envíe
y nos venga a liberar!
Ese día ha de pagar
al que ahora nos oprime
arrancándole las crines
en pago de su maldá.
Cuando ya viene bajando
el sol en su último apronte
y colorea el horizonte
como una herida sangrando,
bajo de un sauce mateando
en mis delirios me pierdo,
miro al sol que se hunde lerdo
y en esas horas de calma
dejo que me entibie el alma
la brasita de un recuerdo.
Y viene el pago natal
a prenderse en mis pupilas,
las tardecitas tranquilas
de mi niñez sin igual;
de su tarea rural
mi padre volía contento,
mi madre con sentimiento
sabía alumbrar nuestras huellas:
sus ojos eran dos estrellas
bajadas del firmamento.
Y aquél rancho que al pampero
supo aguantarle el rigor
y que era un nido de amor
como el nido del hornero,
zorzal, calandria o jilguero
sus trinos nos regalaban
y al oir cómo cantaban,
ya soñaba este destino
me parecía que un camino
de cantor me señalaba.
Por eso en la tardecita
me pongo a soñar despierto
en un pasado que ha muerto
pero que en mi alma resucita.
Desde mi niñez bendita
recorrí un camino largo
y hoy que algunas penas cargo,
mis ilusiones no pierdo,
mientras me quede un recuerdo
que endulce mi mate amargo.
Sin derecho ni revés
como este verso que escribo
luchando en la vida, vivo
mi etapa de madurez,
sin temer a la vejez
ya en la mitad del camino
ni en la adversidad declino
los golpes me han hecho fuerte
no reniego de mi suerte
ni me quejo del destino.
Cada cual siembra a su modo
la parcela de la vida
por ser semilla perdida
yo nunca siembro en el lodo
germinar, germina todo
del fértil suelo al abrigo
el tiempo de esto es testigo
porque por naturaleza
aquel que sembró maleza
no espere cosechar trigo.
Aunque me guste vivir
ya no le temo a la muerte
al irse mi cuerpo inerte
del todo no he de partir
siempre vivo he de seguir
con mis versos por ahí
en los libros que escribí
en árboles que planté
y en mis hijos dejaré
quizás lo mejor de mi.
Tengo muy poco logrado
hablando materialmente
por llevar limpia mi frente
a nadie nada he robado
por tener lo que he ganado
por esa razón tal vez
encuentre en mi sencillez
quizás algún gesto altivo
como estos versos que escribo
sin derecho ni revés.
Dame indio el “pangaré”
que tan fiero me robaste
y que al robarlo dejaste
toda mi vida de a pie,
dámeló; yo te daré
lo que tu ambición me pida,
la prenda más preferida,
mi apero, todo el chapeao,
y si es poco lo ofertao
también te doy mi querida.
Ya ves que hasta mi querida
te ofrezco cacique fiero,
que es más linda que un lucero
de una mañana encendida.
Por ella expuse mi vida
mil veces con decisión,
por ella está mi facón
de sangre todo empañao,
ya ves si la habré apretao
con fuerza en mi corazón.
Herido a tu toldería
buscando asilo llegué
porque mucho imaginé
que en ella lo encontraría.
Pero pampa, al otro día
del pingo te apoderaste,
de mi estao te aprovechaste
cobarde como un traidor,
y hasta en tu lanza el clamor
de mis heridas buscaste.
Lo que tu orgullo me pida
todo, todo te daré;
más dame mi “pangaré”
que él era toda mi vida.
Dámeló que a la partida
voy mi vida apeligrando
todo te estoy ofertando
en cambio del pingo mío
y vos pampa, crudo y frío
de gozo te estás babiando.
Ya ves que nunca le frente
de gaucho rudo bajé
y que ante tuyo incliné
mi orgullo prudentemente.
Más vos, indio, indiferente
a mi ruego te mostraste,
que me chusiaran mandaste
y todo, te lo aguanté,
pensando en el “pangaré”
que tan fiero me robaste.
Si al inferir este ultraje
de mi estao te aprovechás
cuenta, indio pampa, darás
de tu sobrado coraje.
Voy a matarte, salvaje,
para imponer mi razón
y si a triunfar del malón
llego en esta arremetida
¡tendré el pingo de mi vida
por la ley de mi facón!
"Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música..." Jorge Luis Borges
"La pampa, señor, es como la serpiente..., lo magnetiza al hombre, lo encanta y lo adormece, y al fin se lo devora". (G.E. Hudson)
Visite al Gauchoguacho en...
Estancia "La Brava"
Pampa
Madre. Horizonte. Soledad. Llanura franca al sol que sólo sabe de tu curva...Cuna, sepulcro y sustento. Creadora del gaucho afirmativo, del caballo amigo de la distancia, del puma escondido y del chajá ascendente. Pretexto de vagabundas ansias de partir sin meta...¡Tú que das resignación al pequeño, empampado de infinito! Ricardo Güiraldes.
El hombre nacido en la pampa tiene todo el cielo y todas las estrellas que parece que se le vienen encima. Tiene las primeras luces del sol a la mañana y las últimas del anochecer. El horizonte es la primera abstracción para el hombre, ya que es una línea que se ve pero que no existe, porque en la medida que avanza, se aleja más. Nunca va a encontrar el horizonte, sin embargo está ahí. Entonces el canto de ese hombre es reflexivo, intimista, profundo, como asombrado por la grandeza de la inmensidad. (Suma Paz)
"La pampa con su mutismo imponente y su monotonía tan característicos, predisponían poco a la locuacidad. -'El campo es tan lindo, me decía cierta vez un gaucho, que no dan ganas de hablar" Leopoldo Lugones
Paisajes
Pareciera que se agacha la huella del horizonte, y uno se pierde en el monte hasta hallar una lomada. La tierra parece nada y en ella se afirma el hombre.
Presentación
De n'antes
De ranchos y taperas
Pa'la moza
Sucedidos
Oficios
Nuestros paisanos los indios
Cosas del campo
Baguales
Jenofonte dice que al andar a caballo se siente la necesidad de que a uno le crezcan alas... Así el caballo resulta no sólo maestro del músculo sino también del alma... El caballo educa, rige al hombre y le da una filosofía propia. La filosofía de un jinete es distinta a la de un caminador...En el caballo se aprende la vida. Sobre su cabeza nace la lejanía y entre sus cascos se fatiga la tierra. A todo el que va jinete en su caballo su soledad lo acompaña. (Eduardo Jorge Bosco). ..................................................................................
A un domador de caballos
"Cuatro elementos en guerra forman el caballo salvaje. Domar un potro es ordenar la fuerza y el peso y la medida: Es abatir la vertical del fuego y enaltecer la horizontal del agua: poner un freno al aire, dos alas a la tierra..." (Leopoldo Marechal)
Juiiira perro
Bichos de mi tierra
De chacota.
Canto con jundamento
Viva la Patria
Aquí me pongo a cantar
Cruz diablo
"He dicho muchas veces que aquí recibí mis primeras lecciones de abismo y de absoluto.
El cielo me las dió, me las dió la llanura abierta y desmesurada. (Olga Orozco).
Pero yo he vivido libre
y sin depender de naides
siempre he cruzao a los aires
como el pájaro sin nido,
cuanto sé lo he aprendido
porque me lo enseñó un "flaire".