viernes, 6 de abril de 2018

Vascos


Vasco porfiado... SI, SI!
Vistiendo una boina vieja
como un alero terciado
sobre su noble cabeza.

Que trae la verdad desnuda
del fondo de su conciencia
como tallada en granito
para que el mundo la lea.

Aunque basta un ademán
para decir donde quiera
que una palabra en Guernica,
vale por una sentencia.

Palabra corta y aguda
como una punta de flecha
señalizando el camino
poblador de su carreta.

Si Dios le dio mano grande
fue por la leche que ordeña,
la piedra dura que arranca
y el tambor donde volea
la vertical de su estilo,
el hombre libre que lleva.

¡Vasco abuelo!, te heredé
la misión de dar la vuelta
bajo el frondoso nogal
para besar a mi abuela
y así viajar con los dos
por el canal de mis venas.

Sobre la barca de roble,
la que te trajo hasta América,
y aquí rumbiaste a los pastos
blancos de Barriga Negra,
Cerro Pelado y Los Tapes
a tender tu palomera.

Quien quiera saber de vascos
que pregunte en Lavalleja:
los vascos como los talas
nacen siempre entre las piedras.

Lo encontrarás por la historia
sirviendo a la patria vieja:
sumido entre los guadales,
mayoral de diligencias,
capataz de tropa alzada,
de culero en cada yerra,
de frontón en los frontones,
de cintero en las cuadreras,
de pulpero en la campaña,
de herrero estirando rejas...

Bruto, bruto como una trompada
pero por dentro: una iglesia.
Pescador de siglo viejo
con aromas de paellas.

¡Qué lindo venir de lejos
por el canal de sus venas
y santiguarse en la cruz
bendita de su bandera!

Y aunque ya no cruce el mundo
picaneando una carreta;
ha de llevar con orgullo,
como solo un vasco lleva:
la boina de sus abuelos
y el SI, SI... de su leyenda.

1 comentario:

Unknown dijo...

ME GUSTO Y EMOCIONÓ MUCHO