lunes, 7 de septiembre de 2015

Vihuela, triste vihuela...



Guitarra, la que ha cantado
en todo tiempo y lugar
de los gauchos del solar
aquél valor indomado,
la que vibra en el pasado
como dulce diapasón,
la que como un corazón
va ofreciendo su alegría
en la sonora armonía
de su vibrante canción...

Vihuela, dulce vihuela,
la que cantara la gloria
que fue dejando en la historia
una luminosa estela,
la que fue como diamela
perfumando los pamperos,
la que le dio a los horneros
el motivo de su canto
y que fue también el llanto
de los perdidos boyeros...

Compañera del gauchaje
que formó nuestra nación
puso en cada corazón
una nota de coraje,
y en el brumoso celaje
de las tardes otoñales
su canto fue a los sauzales,
a morir como un zorzal,
junto al frondoso ceibal
que acarician los juncales...

Dulce guitarra pampeana,
la de armonía divina,
que, con el flete y la china,
fuiste del gaucho, mañana;
fuiste la aurora temprana
que iluminó su quimera,
bondadosa mensajera
de su alborada de amor
y en la cruzada de honor
su vidalita primera...

Vihuela, triste vihuela,
la que cantara la gloria
que fue dejando en la historia
una luminosa estela,
la que fue suave diamela,
que fue canción del zorzal,
flor del tupido ceibal,
compañera del gauchaje,
la que tiene en el cordaje
vibrando un himno triunfal...

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