(Dibujo: Lauren de Bacco)
Era un bulto nomás sobre la vida
como rancho a trasmano entre la noche,
mostrando desde lejos las pupilas
colgando de la liña'el horizonte...
Lo toreaban los perros donde fuera;
lo hicieron compañero'e lobizones;
y hasta el gurí le menudeó cascote,
y hasta la caña que tomaba solo
le envolvieron en risa los varones...
Llevaba arreando a silbos a las casas
una tropa de orgullos cimarrones,
y se los palenqueaba mansamente
una santita vieja entre los montes.
Venía sin rumbo de las lejanías
con un negro destino'e viento norte
que enancaba tormentas en sus alas
haciendo alborotar los nubarrones.
No nació pa'zorzal; se le negaron
óidos, uña y garganta en las canciones
y aborreció a las hembras encordadas
y rompió la guitarra desde entonces.
Nació para perder y perdió siempre,
y fue siempre el montao de los rigores,
y no tuvo ni un cardo pa'regarlo
ni una sed de agua p'apagar sus soles,
ni un ladero en las huellas del cansancio,
ni un árbol seco pa'sombrear dolores;
¡siempre ortigao por el desdén del pago
y envenenao por la maldad del hombre!
Cuando ya no aguantó más; cuando esa pena
se estaba desbordando en los zanjones,
alineó la tropilla de cerreros,
castigó sus orgullos cimarrones,
y del corral del pecho los sacaba
pa'que los viera la santita'el monte.
-Bueno, Froilán... no sos como tu padre
que heredó un corazón de lanceadores,
y no tenés el ademán resuelto
p'atropellar la vida a ventarrones.
El fue de lazo, de facón y espuelas
en rueda de polleras o varones,
derramando respeto en cualquier cancha
y más que por cantor gustó por hombre.
Fue como esos horcones bagualeros
clavas a pique p'aguantar cimbrones
y redomón que le pulseó las fuerzas
se le entregó amansao, porque era un hombre.
¡Dónde vas a ponerte con tu padre
si no cortás el pasmo ni a un cascote,
si no servís p'amansar gurisas
ni p'hacerle tragar la risa a un hombre!
No digo que obligués a las guitarras
porque ésa es condición de los cantores,
pero está en tus maletas el coraje,
porque sos de una raza'e lanceadores
pa'desbastar el filo de una daga,
clavar un alarido, alzar facones,
enancar una china enamorada
y en un atropellón ganar el monte.
¡Sos zonzo mi Froilán! ¡Quién iba a creer!
¡Si tu padre te viera en esta noche,
te dejaría malmuerto a talerazos
hasta borrarte de vergüenza el nombre!
¡Dónde vas a ponerte con tu padre
que más que por cantor gustó por hombre!
si no servís ni pa'estrellar la ofensa,
si ni parás el vuelo'e los pichones,
si ni marcás las bocas que te cuelgan
bautizo'e "lobizón" en las reuniones,
si hasta andás invitando con tu estampa,
si vos no sos como tu padre, un hombre!
Y v'ia tirarte l'última advertencia
como caliente achura de rigores:
si querés que las hembras se te entreguen
redomoniá primero a los varones,
porque no hay más orgullo pa'una moza
que el arranchar en el valor de un hombre.
¡Dónde vas a ponerte con tu padre
que fue el gaucho más tigre de este Norte!
.......................................
Como a los cuatro días del suceso
llegó una comisión al rancho pobre
y aquella cascarita'e camatases
seco el panal de regalar dulzores,
miraba al comisario que del flete
le bajó una provista de intenciones:
-¿Qué tiempo hace que falta'e la ranchada
su Froilán'ña Dolores?
-Ya van pa'cuatro días comisario...
¿pero qué le ha pasao, si él no es un hombre...?
-Eso créiamos todos pero... sabe?
ese dormido despertó de golpe,
y no pagó las cañas al pulpero,
y mató al hijo de don Pancho Flores
por cuestión de una moza que enancada
se alzó de paso pa'ganar el monte.
-¡Que te defiendan m'hijo las isletas,
los bañaos, los pajales, los zanjones
pa'borrar un rencor con un cariño
porque sos mi Froilán todito un hombre...!
¿No te dije mi viejo hasta el cansancio
que heredó un corazón de lanceadores?
(Dibujo: Eleodoro Marenco)