"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
Alcánzame la copa de tu pena,
que yo quiero mirar su fondo oscuro.
No la bebas de golpe, te lo pido,
saboréala despacio, y sin apuro.
Si te embriagas de rabia o de amargura,
y te pesan los párpados de dudas,
allí mismo, en el fondo de tu pena
hallarás mi comprensión desnuda,
y en la mano caliente que te brindo
no estará la recíproca esperando,
pero sí mi corazón abierto,
junto al tuyo con ansias palpitando.
No desmayes, y alcánzame tu copa,
a esa pena le faltan muchas cosas:
la madura respuesta que da el tiempo
y la fuerza de lucha bondadosa.
Con un poco de amor serás muy fuerte,
y si ese amor suplanta lo imposible
vencerás con el tiempo toda suerte
y serás en la lucha lo invencible.
No mendigues jamás calor y abrigo,
que la lástima no llegue hasta tu puerta... El afecto prestado es el castigo que la vida por fácil siempre oferta.
Así ha de ser desde que el mundo es mundo,
desde que Dios te regaló existencia,
no la aproveches para ahogarte en ella
ni de la derroches buscando experiencia.
Y recuerda que con un poco de amor serás muy fuerte,
y si ese amor suplanta lo imposible,
vencerás con el tiempo toda suerte
y serás en la lucha... lo invencible.
Quien me enseñó a ser bruto,
Quien me enseñó, quien me enseñó,
Si en la panza de mama,
No había ni escuelas ni pizarrón,
Y asigún dicen nací varón,
Porque en el pique faltaba un peón.
Quien me enseño, quien me enseñó. Quien me enseñó a ser bruto,
Quien me enseñó, quien me enseñó.
Si me críe entre dotores de reja
y pico, pala y paston,
Y asigun dicen, clave el garrón,
Porque no quise ser chicharrón.
Quien me enseñó, quien me enseñó...
Quien me enseñó a ser bruto,
Quien me enseñó, quien me enseñó
Lástima que no entienda,
De lengua fina pa ser señor,
Y asigún dijo un día el patrón,
que en Inglaterra se habla mejor...
me lo contó un día el patrón.
Quien me enseñó a ser bruto,
Quien me enseñó, quien me enseñó
A ser tan revirao
Y a no aguantarle la procesión,
será por sabio que no entendió,
Que el hambre engorda solo al que hambrió.
Quien me enseñó, quien me enseñó.
Se que soy hueso y carne,
alma, conciencia, pueblo y sudor,
Y con eso ya me alcanza,
Pa´ ser un bruto que alza la voz,
Sin mas motivo que la razón,
Del que no quiere ser chicharrón,
Quien me enseñó, quien me enseñó,
Quien me enseñó a ser bruto,
Quien me enseñó, quien me enseñó
Si en la panza de mama,
No había ni escuelas ni pizarrón,
Y asigún dicen nací varón,
Porque en el pique faltaba un peón.
Quién me enseñó, quién me enseñó,
Quién me enseñó, quién me enseñó.
Por la huella de luz que deja el sol
en mis mañanas pampas,
te veo llegar... y no es cierto,
como tampoco es cierto
que llegas con la sombra blanca
de la luna en mis noches
cansadas de soledad y nada.
Se acurruca tu figura
de recuerdo en la inmensidad
de mi pecho abierto al aire
perfumado de mujer ausente,
se estremecen mis manos apretadas
en un perdón de tiempo
que se parte en vacío
de ansiado regreso...
En una lágrima punzante,
se refleja tu rostro pálido,
y tu gesto... y yo.
Quisiera verte llegar
confundida entre flores
de un verano,
quisiera darte la luz
que va por el aliento
de tu tallo,
quisiera sentir tu celo
ahogando mi pecho
y en tu rubor,
quisiera mezclarme
en tu sangre
y arder en la llama
de tu resplandor,
beber de tu boca la sabia
que alimenta el fruto
de este inmenso amor.
Pero en este grito de silencio
encanecido de espera
te sigo soñando,
y quisiera...
beber de tu boca
la sabia que alimenta
el fruto de este inmenso amor.
(Pintura: Pinciroli)
Luciendo su color de esperanza,
viste el campo su plumaje.
Y el viento hace vibrar sus cordajes
en los pastos y en la flor...
Yo tengo mi ranchito en la loma,
donde cantan los zorzales...
Margaritas, y rosales
han brotado para vos...
Porque un día será
ese nido gaucho de los dos...
Florecerán mis ilusiones...
Y se unirán los corazones...
Dime que sí!
Que la noche pampera abrirá
y en su rayo de luna pondrá
luz de amor en tus ojos...
No digas no!
Que el dolor secará mi rosal
y en la cruz de mi rancho el zorzal
morirá por tu amor.
Mañana cuando el sol se ilumine
entre gotas de rocío,
el llanto de este cariño mío
sobre el trébol pisarás...
Recuerda que por tí lo he vertido
y si sientes mi tormento,
Golondrina, cara al viento
tus dos alas abrirás...
Y de un solo vuelo
mis tristezas matarás.
Florecerán mis ilusiones...
Y se unirán los corazónes...
Dime que sí!
Que la noche pampera abrirá
y su rayo de luna pondrá
luz de amor en tus ojos...
No digas no!
Que el rosal secará de dolor
y en la cruz de mi rancho el zorzal
morirá por tu amor.
Después de haber caminao
despacio de un lao pa'otro,
entre tropillas de potros
y baguales mal domaos;
¡Por Dios! que me han preguntao
cómo un bocao se coloca,
o cómo un potro en la boca
chúcaro se tira ¡ahijuna!
si tendrá que ver la luna
o la mano que le toca.
Yo pienso, de puro indiano,
tras el tiempo que me acuna
que tendrá que ver la luna...
pero mucho más la mano.
Y sabe cualquier paisano
que las formas de tirar,
son muchas, para ablandar
en la boca al yeguarizo,
por eso es noble y preciso
a cada potro o'servar.
Los que tiran en el suelo,
a mano o en pingo manso,
lo hacen fuerte y sin descano
dando vuelta sin revuelo.
Pero antes le atan al pelo
la cabeza para abajo
y al empezar el trabajo
se fijan de que el bagual,
no tenga el hocico mal
ni nada como un relajo.
Ha de ser cada tirón
entre quejidos y susto,
seco, carculao y justo
que lo sienta hasta el garrón;
que no sufra el chucarón
diez tirones mal pegaos,
con tres bien, de cada lao,
podría un chuzo quedar,
es decir puede aflojar
cualquier arisco al bocao.
Pero están los tan blanditos
que hasta se podrían domar,
sin tenerlos que tirar
en la boca, ¡pobrecitos!
Pero como están, repito,
los muy dócil y maduros,
están también los muy duros
que no hay que desconocer,
y que pa'hacerlos volver
cuesta un triunfo, ¡se lo juro!
Muchos tiran de parao,
de arriba como de abajo,
y he visto en ese trabajo
también tirar malcornao,
con riendines bien sobaos,
he visto a más de un paisano
hacerle pegar a mano
la barbilla contra el pecho,
y después de trecho en trecho,
corretiarlo por los llanos.
He visto a muchos con fe,
tirar disparando, a un potro,
cimbrarse de un lao pa'otro
y por ái largarselé...
pero eso ¡ojo! por qué
hay pingos tan cosquillosos
que ni bien el doloroso
tirón, siente él en la encía,
se agachan con rebeldía
a corcoviar empeñosos.
Y cómo pa qué el tirón
se bueno y eficaz
hay que largar para atrás
todo el cuerpo en el cimbrón.
Y ahi viene el problema Don,
porqué cualquier animal,
siguro lo saca mal
puesto que él va pa'delante
y su cuerpo en ese instante
pa'trás con fuerza brutal.
A mí más de un mancarrón
por cimbrarlo con coraje
me ha pasao de un solo viaje
mesmo que un gaucho chambón,
mas según Pedro Ramón
decía que en sus terrenos
el supo ablandar a freno
a más de un bagual largao,
y otros dicen que han domao
sacándolo de más güeno.
Pero pienso que el bocao
de sog'anchita nomás,
es lo mejor y eficaz
pa'tirar en cualqueir lao.
Después ya corre el cuidao
del que doma por consigna
y he visto al demás inquina
bagual con humo'e milico
manejado del hocico
como también de la clina.
Pero por bien que un bagual
esté y una seda sea
cuando se corre o se arrea
hay que usar mucho el bozal.
Porque cualquier animal
medio nuevón y ligero
se empieza a poner guerrero
cuando le apuran la boca,
y ahí gira la suerte loca
de que se ponga mañero.
Como el tema entre nosotros
es bastante complejón,
repito: las formas son
muchas de tirar a un potro.
Pero ya vendrá algún otro
a explicar con más aliño;
yo solo he visto de niño
que ayudan las experiencias
el secreto es la paciencia
y la varita: el cariño.
Soy un hombre de respeto
y a las pruebas me remito,
hace mucho que solito
las bombachas me asujeto,
difícil que aguante un reto
o que me hagan aflojar,
siempre me gustó tirar
con las mías créanme,
Tuve una vez siendo mozo
una tropilla machaza,
de todo pelo y razas,
como mancos y fogosos
es que en ese tiempo hermoso
yo para vivir domaba,
y cualquier patrón me daba
ocho o diez para amansar,
y haciendo pingos de andar
de un puesto a otro puesto andaba.
Recuerdo que una madrina
era una gateada overa,
la que siempre tuvo entera,
la cola como la clina.
De la estancia "La Argentina",
la llevé con dos gatiaos,
con dos bayos, un tostao,
y un potrito pangaré
hermano de un yaguané,
de un zaino y de un colorao.
Después le agregué un tordillo,
y un colorao "sangr'e toro",
dos alazanes, un moro,
y un lindo potro rosillo.
Dos baguales doradillos,
que parecían hermanos,
compañeros de un tobiano,
de un lobuno y de un pintao,
y un oscuro tapao
que era de marca orejano.
Después de un buen estanciero
también le eché a mi tropilla,
un barroso gargantilla
y un lindo azulejo overo.
Un picazo muy matrero,
hijo de un zaino bragao,
como hermano de un rosao,
como de un alazán roano
y de un tostao rabicano
que era de encuentros manchao.
¡Qué tropilla linda, don!
y aunque de diversos dueños,
cada bagual era un sueño,
gordo y tusao de mechón.
Y cuando yo a un chucarón,
salí a darle una sobada,
junto a la yegua trabada
parecían encadenaos,
con los cogotes cruzaos
y ya mansa la mirada.
Tropilla que peina nieve
de todo pelo y distingo,
que eran veintiocho los pingos
y la yegua: veintinueve.
Mas como el recuerdo bebe,
de cada pingo domao
hoy sigo solo y cansao,
del camino a la ciudad
sin tener más propiedad
que el corazón y el recao.
Estancia "La Nicolasa"
que contra el río se asoma,
blanca como una paloma
con su población machaza.
Hay un recuerdo que abraza
entre sauces y jarillas,
por eso sin maravilla
de lejos un verso le estampo,
cuarenta leguas de campo
y más de veinte tropillas.
El 14 en la florida,
el 16 y otros lotes,
los cruzábamos al trote
en distintas recorridas.
Rastros de lionas paridas,
de jabalises y gatos;
mas como mensual barato,
tal vez por ser muchachito
me llamaban "cuñadito"
pero me daban buen trato.
Ahí aprendí por fortuna
lo que es enlazar con rollo,
y cómo trabaja un criollo
entre la hacienda vacuna.
Sin bretes ni manga alguna,
entre un rodeo machazo
donde se soban los lazos
y se descosquilla el pingo,
por eso el que es medio gringo
capaz que muere a porrazos.
Y en tiempos de las esquilas,
igual que para los baños,
el madrugar no era extraño
pues el capataz vigila.
Y cómo formando fila
entre grito y carcajada,
salíamos de madrugada
bajo la luz del lucero,
con tropillas y carguero
a juntar la caponada.
En esas mismas campañas
lo he visto y lo he practicao,
echar un pial de volcao
igual que enlazar con maña.
Claro que no era una hazaña
allá para ningún peón,
cuando mandaba el patrón
por los campos trabajando,
cruzar el río nadando
a la par del mancarrón.
Pero llegando el domingo
que llaman "pa descansar",
y también para lavar
cada pilcha que distingo,
después de tusar al pingo,
alguno que le gustaba
empezaba con la taba
al costado del galpón,
y a escondidas del patrón
cada peso retozaba.
Viejo Río Colorao,
testigo de lo que canto,
pero ya ha pasado tanto
que alguno estarán finao.
"Los campos se han alambrao",
me decía el viejo Bartolo,
y triste como un chingolo,
cuando lo encuentro me cuenta:
"donde antes éramos cuartenta
ahura cuida un hombre solo".
Estancia "La Nicolasa"
un poco madre de muchos,
donde encendí el primer pucho
junto a Marcelino Lassa.
¡Qué lástima no se enlaza,
ni el tiempo ni la distancia!,
sino sobre aquella estancia
con cuántos podría verme...
donde para siempre duerme
un pedazo de mi infancia.
Caracol del enripiado y el asfalto,
con un pucho despierto entre los dedos,
los kilómetros te pasan por abajo
y algún rostro te sigue por el cielo.
Cuántas veces entibia tu esperanza,
el amargo de un mate compañero,
mientras sale a saludarte una calandria
que te sigue un ratito con su vuelo
o levanta una estela de gaviotas,
el grito del escape: ¡camionero!
Aferrado al volante de la vida,
vas marcando una ruta con tu tiempo,
recordando tal vez una guitarra
o la dulce caricia de algún beso.
Por allá te está esperando un tamarisco,
el que cuida el lugar donde hacés fuego
que conoce tus secretos y otros nombres,
pues te ha visto alguna vez soñar despierto.
Ya que sabes volver, fíjate el rumbo
que apuntó tu corazón de camionero.
Peregrino medio dueño del paisaje
digo medio porque yo también soy dueño,
aunque vos me ganás en la distancia
liebre criolla de todos los senderos.
Se me antoja rendirte este homenaje,
que saqué del remolque de unos sueños,
o será que he escuchado en los descansos
tu silbido bajito de regreso,
con un gusto a horizonte y lejanía
que tan solo comprende el camionero.
Cuando canta el motor enronquecido
quebrando la distancia y el silencio,
te amanece el esfuerzo en otro pago
y la noche se duerme en el espejo.
La nostalgia del sol te da en la cara
ya se apagan los guiños del lucero,
y el recuerdo del rostro de algún niño,
te sale desde adentro haciendo dedo.
El pañuelo muy lejos de un adios
te duele en las pupilas...¡camionero!
Adónde te irás milonga cuando se acabe la esquila, un poco al norte tal vez cuando sea tiempo de trilla buscando que te conchaben cantora de las semillas o te quedés en las chacras con las guitarras peón golondrina.
Puede que con un arreo te vayas con el silbido de los que duermen a campo dónde nunca hubo camino, puede que al abrir los ojos se te llenen de infinito y sea canto de aurora madrugadora ave sin nido.
Que sola te quedarás después de la señalada cuando se apague el fogón y la voz de las guitarras tendrás que saber quien es el que con gusto te canta para que no andes llorando lejos del pago guacha de pampa.
Adónde te irás milonga tras el rastro del destino, no me dejes sin el canto solito con los olvidos, no me abandones amiga quedate yo te lo pido porque he de saber quererte quiero tenerte aquí conmigo.
Adónde te irás milonga cuando lleguen los olvidos...
Pulpería junto a la vieja
calle de polvo dormido,
con sus paredes sin ruido
y sin nadie tras la reja.
Como silenciosa queja
al bullicio de estos días,
duerme agónica y vacía,
abandonada tapera
fue igual, pero con pulpera
la que hubo en Santa Lucía.
Cuevas de peludo y ratas,
yuyo, pastizal, ortigas
donde trabaja la hormiga
y da el grillo serenata.
La huella de la alpargata
dejó el último carrero,
también con lujoso apero
y fusta en vez de rebenque,
ató en el recio palenque
su pingo algún estanciero.
Pulpería solitaria
que fuiste como mojón
de la civilización
en la pampa legendaria.
El gaucho que ha sido un paria
en tremenda inmensidad,
consuelo en su soledad
encontró en tu rudo ambiente
junto a un trago de aguardiente
el calor de la amistad.
El grueso sauce llorón
más triste y llorón parece
su fronda apenas se mece
añorando la canción
que como compensación
cantará y la gramilla
que usó el cantor como silla
agradeciendo su sombra,
hoy es solo seca alfombra
de hojas mustias y amarillas.
Del jagüel, figura ajada
altivo asoma el crucero
igual que un indio bombero
con su roldana oxidada,
como lágrima anudada
bailotea de soga un trozo,
bate sus alas gozoso
sobre su nido el hornero
el último compañero
que le queda al seco pozo.
Es dentadura de viejo
el cerco de palo a pique
si es necesario que explique
lo que el comparar reflejo,
lo que fue firme y parejo
hoy con muchos palos rotos,
los que sin duda algún croto
usó para hacer asado
y dejó desparramado
como puñao de porotos.
Pasa un auto indiferente,
la tapa la polvareda
la rapidez de sus ruedas
son como una burla hiriente;
lo ve perderse rugiente
y como al malón salvaje
sobre ese mismo paisaje
vio pasar al gaucho errante,
vio llegar al inmigrante
con para, arado y forraje.
Con la llegada del tren
de alambrados y corrales,
como "Ramos Generales"
pasaste a ser almacén,
pero este siglo también
ese rubro se termina,
yo, que tuve en esa esquina
la alegría de no ser viejo
lo mismo que en un espejo
hoy me miro en esas ruinas.
Viejo almacén de campaña
reflejo de un tiempo ido,
hoy, ya has desaparecido
y sos una cosa extraña.
Viejo almacén de campaña
tapera de una estación,
te regalo mi emoción
por todo lo que me diste.
Y te digo que cumpliste
con tu muy noble misión.
Tu caja registradora
que era marca "Nacional",
habrá tirado el total
al llegar su última hora.
Su campanilla cantora
duerme un silencio oxidao.
Ya no se acoda un mamao
en tu mostrador machazo...
ni hay un resero de paso
comprando un poncho encerao.
Las viejas estanterías
ya no encuentran acomodo,
¡pensar que tenían de todo
en otros lejanos días!
De poder, me subiría
a aquél majestuoso tren
que cortaba el terraplén
echando humo en la subida,
y para verte surtida...
trajo cajas al andén.
Hasta vos, llegó el puestero
sin tener una moneda,
y cuanta "Alpargata Rueda"
habrán comprao los bolseros.
Si habrás aguantao mañeros
con una excusa berreta,
y sin que nadie se meta
a revolverte el cajón...
seguro, que en un rincón
quedó impaga una boleta.
Yo iré imaginariamente
pidiendo fiao, un recuerdo,
desandando el tiempo lerdo
de un ayer de buena gente,
y cuando diga... ¡Presente!
en la puerta de tu casa
se le ha de prender la brasa
al fogón del corazón...
y habrá nostalgia en montón
envuelta en papel de estrasa.
Una vez que me iba en tranca
estaba el gaucho Juancito,
hablando muy serenito
de rastreadas y barrancas.
Decía yo: "A la Salamanca,
nunca entré ni desde mozo,
pero sin ser un virtuoso
por don Mandinga lo juro,
que rastreo en los campos duros
como en campos arenosos".
"Me acostumbré de pichón
a rastrear bajo los astros,
y a conocer por el rastro
si es caballo o es chucarón.
Existen pa'mi un montón,
de desiguales certeros
entre un manso y un matrero,
como no es igual rastreando,
un vaso de campo blando
a un vaso de los piedreros".
Las piedras como las toscas
dejan los vasos limáos
y el guadal como cachao
muestra las coronas hoscas.
Necesario es que conozca
quien ande de campereada,
el tiempo de una pisada
si hubo viento o no lo hubo,
si con el sereno anduvo
antes o después de una helada.
A veces los ventarrones
muestran los rastros borrao'
pero vuelven renovao'
después de las nevazones.
Y en distintos cañadones
donde la tierra escarchada
sabe estar por las heladas,
parece cosa 'e Mandinga,
que a veces ni se distinga
el paso de una yeguada.
Un rastro pa'mi entender
que esté demasiao llovido,
no es ni medio parecido
al que sabe aparecer,
cuando ha dejao de llover
o de nevar despacito;
donde aparece clarito
la figura del candáo
si es caballo muy andáo
si es yegua vieja o potrito.
Si a un pingo lo van andando
es sencillo darse cuenta,
puesto que el vaso revienta
la tierra que va pisando.
Si va al galope o trotiando,
si va corriendo o va al paso,
si es pasuco o sobrepaso,
si es redomón regular,
todo es cuestion de observar
las marcas que deja el vaso.
Aunque hay muchos parecidos,
tratándose de baguales,
no ha de haber rastros iguales
para un rastreador instruido.
Quien en los campo'ha crecido
como el pasto positivo,
sabe distinguir pasivo
hasta en tierra despareja,
la pisada de una oveja
con la pisada de un chivo.
Conozco a más de un chambón
que distingue en cualquier zona,
lo que es un rastro de liona
y lo que es un rastro de lión.
Y lo sabe cualquier peón
que entienda de campereadas,
que la pata es alargada,
de la hembra en cada fronda
y la del macho es redonda
con mucho pelo alfombrada.
Puede también distinguir,
quien entienda de rastrear,
si el animal va a cazar
o si ya viene a dormir.
Todo es cuestión de alvertir
el viento sobre los gajos,
ya que el lión en su trabajo,
casi siempre con fe viva,
sabe cazar viento arriba
pero duerme viento abajo.
El rastreador siempre observa
entre uñas y talones,
formas y deformaciones
que cada rastro conserva.
Y hasta donde crecen yerbas
queriendo al suelo tapar,
muchas veces hay que rastrear,
con reflejos del solcito,
mirándolo achatadito
que un pasto puede quedar.
Así como nuestras caras
no son iguales ninguna,
los rastros son por fortuna,
de la misma forma clara.
La práctica siempre ampara
la teoría, el estudiar,
hay quienes aprenden a hablar
con prácticas, otras idiomas,
y yo del bajo a la loma
practiqué para rastrear.
Los rastros como la vida
me han enseñao, más o menos,
a bichar cada terreno
para hallarle la salida.
Y pienso en cada partida,
rayando de voluntad,
que quiera Dios por allá,
que el día que haye sin suerte
las pisadas de la muerte
pueda rastrearla pa'trás.
(Pintura: Carlos Montefusco) Con dos tordillo baguales
y un oscuro atorunao
andaba un potro tostao
que no conocía corrales.
Yo lo corrí en los guadales
en distintas ocasiones,
con las locas ilusiones
de probar como en ñanduces
para ver si en algún cruce,
le juntaba los garrones.
Pero fue en vano el Tostao
porque en cada atropellada
s' iba con la cola alzada
cortándomelo al montao;
fue entonces que ya cansao
le cerramos las aguadas,
hasta que una madrugada,
sediento y con mala trasa,
bajó al jagüel de las casa'
mesturao con la yeguada.
Entre las yeguas trotiando
y en cuanto pegó un bufido
le encajé un lazo torcido
que había estado terminando.
Desde ahi se salió abrazando
la cabeza con las manos,
pero en eso ya baquiano
y en cuanto estuvo pialao
lo embosalamo'al Tostao
que era de marca orejano.
La clina larga y sobada
le arqueaba un tanto el tus-tus,
y desde el morro a la cruz
le caiba como peinada,
la cola desparramaba
casi a la rastra tenía,
por eso cuando moría
aquella tarde de enero,
le acomodamo'los cuero
pa'comodarlo al vigía.
Don Miguel que era el patrón,
me lo orejeó con placer
sonriendo pa'dentro al ver
que me temblaba el garrón.
Y desde aquella ocasión
como lión que se arrosina,
lo empecé a'ndar de las clinas
y ansina lo he comprobao,
de que el caballo domao
con el cuerpo se domina.
En pelo lo galopiaba,
las clinas al viento, sueltas,
y sin riendas daba vuelta
pa'l lao que el cuerpo le echaba.
Donde quiera lo paraba
abrazándole el cogote
y muchas veces al trote
me le paré sobre el lomo,
y lo domé, ¿sabe cómo?
¡sin afirmarle un azote!
Mansito y descosquillao,
cabrestiador y obediente,
pero muy inteligente
demostró ser el Tostao.
Al vérmelo ansí domao
a comprármelo vinieron,
y en verdad lo consiguieron,
porque pobrón me encontraron
aunque después me contaron
que muy poco lo anduvieron.
Dicen que se hizo bellaco,
que corcoviaba al descuido
que dejó a un grino tendido
al medio de un alpataco.
Hoy que cantando lo atraco
al campo de mi cordaje,
estoy pensando de un viaje
que aunque fue manso conmigo
no aceptó como les digo
en el lomo... al chambonaje!
Cuando dejé mi ranchada
pa'hundirme en otras regiones,
lo hice con diez redomones
y una baya anaranjada;
pensando en las madrugadas
que desd' entonces tendría,
mientras que el gallo dormía
churrasquié y le di al amargo
porque el camino era largo
y trabajo no tenía.
Por eso cuando el lucero
venía en el este asomando,
yo ya le estaba apretando
a un tordillito el carguero;
sobre unos bastos laderos
puse tientos y maleta,
donde llevaba galleta,
carne, yerba y soguerío
y dos ponchitos pa'l frío
remendados con loneta.
Despué'ensillé para arriar
un rosillo colorao,
todavía de bocao
y aplicao a corcoviar.
Mas cuando lo fuí a montar
pegó como un remolino,
pero yo le sabía el tino
y nunca le daba tregua,
y con un silbo a la yegua
eché los pingo'al camino.
Tomó la baya la punta
y el tallido del cencerro
fue despertando los perros
que atropellaban en yunta.
Y cuando el viento rejunta
del campo las resonancias,
miré pa'trás con las ansias
de regresar en la vida
y ví que al "Choique" Magüida
lo tragaba la distancia.
Y fueron muchas las lunas,
soles, vientos y agüaceros;
que me hayaron sin alero
pero con fe por fortuna.
Y en diferentes lagunas,
bañé mis ansias viajeras;
y ansí alguna primavera
me encontraba reseriando
o muchas veces domando
y acampando en las taperas.
Una vez que en lo de Gómez
estaba, me habló Nahuel,
que pa'l lao del Choele-Choel
necesitaban quien dome.
Por eso antes que asome
el sol, yo ya había ensillao,
pa'cruzar el Colorao
y entrarme en el Río Negro,
en un redomón del suegro
del gaucho Nicasio Aldao.
Pero ni bien entré al puente
me atajó la policía,
diciéndome que quería
en mis caballos recientes:
la marca fresca y patente,
certificao de inyecciones,
guías y de exposiciones,
¡tremendo papelerío!,
pa'poder cruzar el río
como la ley lo dispone.
Quise explicarle que yo
ignoraba todo eso,
y que venía del espeso
monte que el Indio habitó.
Pero el hombre no escuchó
y en su afán de compadrear,
dijo: "No puede pasar
y no hable porque lo encierro",
y mirándome a lo perro
me hizo seña'e regresar.
Por eso es que resignao
pegué la vuelta indeciso,
y bajo un sauce macizo
desensillé mi montao.
Dejé un redomón atao
y manié las encerreras
para buscar la manera
de cruzar a la otra orilla,
aunque para mi tropilla
el río no era frontera.
Allí me quedé pensando
y aunque a la ley la distingo,
pensé de que con mis pingos
tendría que cruzar nadando;
en eso venía boyando
un bulto negro machazo
y era un potrillo picazo
que el "Colorao" se llevaba
y en su corriente mostraba
que en enero no da paso.
Pero yo tenía apuro,
un rumbo y una distancia
y aparte porque en su estancia
me esperaba don Arturo;
por eso monté un oscuro
y con la yegua de tiro,
entré al río y un suspiro
dí tremendo de pavote,
cuando el agua hasta el cogote
se me vino como tiro.
Sufrí lo que no esperaba
cuando se me hundió el montao,
por no sacarle el bocao
mientras qu'el pingo pisaba.
Si no lo largo me ahogaba
y aunque nadar no me cuesta,
con toda la ropa puesta
es más difícil boyar,
y hasta pensé no llegar
jamás a la orilla opuesta.
Perdido al medio del río
cuando ya todo es neblina,
alcancé a ver la madrina
que nadaba cerca mío.
Hice un esfuerzo bravío
contra las aguas pujantes,
alcanzando con aguante
a prenderme de la cola
de la madrina que sola
iba nadando adelante.
Luego escuché la tropilla
que nadaban en hilera,
y la baya como fiera
iba buscando la orilla.
Después, la cosa es sencilla,
salí aunque algo acalambrao
y cuando ya muy cansao
me senté en un cuesta bajo,
vi que un poco río abajo
salía el oscuro ensiyao.
Perdí una daga de plata
que llevaba en el recao
con un rebenque trenzao
recuerdo'e mi finao Tata,
pero según don Luis Matta
lo cruza el puma y el chancho
pero esa vez estaba ancho
por eso no fue de gusto,
que me salvé con lo justo
de ser carne de carancho.
Le dí las gracias al cielo,
tremendo que me ilumina,
y acaricié a la madrina
desde la clin hasta el pelo;
luego monté sin recelo
con el pilchaje mojao,
y desde entonce'e pensao,
puesto que voy trabajando,
cruzo el Río Negro nadando
como crucé el Colorao.
Puse en la senda virtud
como algo que no se humilla,
y volví a arriar mi tropilla
pero con rumbo al Chubut.
Cayó al fin con lentitud
aquél cencerro cuadrao
y hoy que los año'han pasao
llevo en mi canto Argentino,
el polvo de mil caminos
sobre mis hombros cansao...
Tengo un tostao livianón
parece cruzao con gato
cuando en el palenque lo ato
suele llamar la atención.
La hermosa conformación
de cabeza lomo y anca,
tiene una estrellita blanca
que le realza el hechizo
un regalo que me hizo
el tropillero Bardancas.
No le conozco el origen
pero por su estampa opino
que ha de ser para el camino
como pingo de aborigen;
tiene todo lo que exijen
la condición de un ligero,
puedo equivocarme pero
¡lo atropellé el otro dia
y descubrí que tenía
mezcla de Luz y Pampero!.
Triádngulo de cuatro alientos
le descubrí en las narices
en un pique que le hice
sobre un tiro de doscientos.
Gemía llorando al viento
al tajearlo en la clinera
y desde entonces, a la espera,
quedé un dia de enfrenarlo
pa´poder entreverarlo
entre pingos de carrera.
Corriendo la Villalanca
y como siendo pata ancha
caerá ese dia a la cancha
el tropillero Bardancas;
en apuesta abierta y franca
se va a jugar al tostao
por que siempre hube pensao
¡por algo lo bautizó!
el día que me lo dío
con el nombre de "Venao".
Indio de ojos avisor
apartó de la tropilla
un potrillo de cuartilla
y estampa de corredor,
para que siga el cantor
bajo la luz de su estrella
hasta el fin de la epopeya
en su desdeñado zurco
como jardinera'e turco
sin ladearse de la huella.
Para todos los Payadores...
centinelas de mi Patria....
satélites de mi gran Nación
va este sentido y profundo homenaje.
Quiero con el Indio Bares comenzar
homenajeando al payador,
es un ejemplo de honor
para el arte de florear:
Curbelo, la Suint, Salvat,
Soccodato, Esperre, Guichón ,
Marchesini, Concepción,
Pino, El tape Huenchul, Melo,
junto a Lázaro Moreno
se enaltece la Tradición.
Con respeto y admiración
en el nombre de este suelo,
pongo un lazo a todos ellos...
¡¡les Florea este Acordeón !!
(Pintura: Eleodoro Marenco)
Don Ventura y Don Venero eran dos amigos leales, dispuestos y serviciales. Se trataban de “aparcero” Don Ventura y Don Venero.
Ventura en un colorado lo esperaba en la tranquera. Y salían campo afuera Venero sobre un tostado Ventura en un colorado.
Venero era retacón, el otro más estirado. Pero era igual el chapeado que emprendaba el corazón… Venero era retacón.
Ha de ser como les cuento porque ya medio alejados, quedaban emparejados bajo el sol y contra el viento. Ha de ser como les cuento.
Conversaban de caballos liando sus cigarrillos. Mentando pelos y brillos -alazán, overos, bayos- conversaban de caballos.
No sé quien fue superior echando un pial de volcado o repuntando ganado. Y puestos a domador no sé quien fue superior.
Después que murió Ventura Venero, como señal, llevó siempre en el pretal un fleco de cinta oscura después que murió Ventura…
Cuando en el llano rumbeaba ya bichoco, se le hacía, que la antigua compañía su sombra triste buscaba cuando en el llano rumbeaba.
Don Ventura y Don Venero espejos de la honradez, criolla y serena altivez… Dos tientos de un mismo cuero Don Ventura y Don Venero.
Ventura en un colorado lo espera en la tranquera. Y salían campo afuera Venero sobre un tostado Ventura en un colorado…
(Pintura: Aldo Chiappe)
El sol cansado de andar
su larga huella de enero
en el fondo de la tarde
ya desensilla su "lerdo".
Con "charamuscas" de nubes
hace un fueguito en el suelo
y se dispone hacer noche
en la pampa a campo abierto;
maduro arrullo trigal
la brisa "campea" su sueño.
En la arena de la calle
pergamino de reseros,
el paso de mi caballo
va dibujando un regreso
lleva cumplidos mi ausencia
veinticinco años de tiempo,
el corazón me retoza
en la inmensidad del pecho
y salen a recibirme
apresurados recuerdos.
Así rodeado de ayeres
hasta mi querencia llego
cuántas cosas por decir
y sólo encuentro silencios.
Al detener mi caballo
también se detiene el tiempo
y transitando el asombro
entre indiferencia y miedo
estando en el pago mío
me entré a sentir forastero.
Mis ojos recorren montes
nublados de mirar lejos
y en un ombú solitario
los siento posar su vuelo,
tal vez añorando el nido
siento un frío como de invierno
porque hay en vez del ranchito
donde emplumara mis sueños
amargura de cicutas,
chuzas de cardo y silencio.
Travesuras de la infancia
salen del lugar corriendo
y trepan al manso lomo
de aquél petiso escuelero
que con galope cortito
descubría horizontes nuevos,
jamás en caballo alguno
recorrí mas largo trecho
porque dejaba día a día
mi ignorancia en el colegio.
Al solitario palenque
del mismo boliche viejo
el fantasma de los años
hoy me lo muestra desierto
ya no está el picazo manso
de Juancito el caminero
ni el sulky de Marcelino
ni el oscuro de Vallejos
ni el alazán de tío Félix
ni el colorado de "Beto".
Cómo es que ha caído el sol
y no ha caído ni uno de ellos?
Cómo es que no escucho un "truco,
un "real envido" o un "quiero"
o aquél tirarle pa'cuatro
en el espacio bochero,
ni aquellos tristes estilos
de Camilo el guitarrero,
más tristes cuando la caña
solía enredarle los dedos.
"Pago de Oro" sos mi pago
y más mío desde lejos
por que mis recuerdos pueblan
taperas que ocupó el tiempo
como te llevo conmigo
te habito en todo momento...
Por eso sigo el camino
no quiero ser forastero
ignorando en mi partida
que un sauce, verde pañuelo,
me está diciendo su adiós
desde las manos del viento...
(Pintura: Aldo Chiappe) Soy humilde como un yuyo,
así soy ni más ni menos
y piso firme el terreno
aunque a veces con dolor.
Soy el sencillo cantor,
el que va con la verdad,
pialando así la amistad,
yo lo digo francamente
y pa que sepa la gente
que no soy echao p'atrás.
Aprendí a respetar
y al no andar con falsedad
si se trata de amistad,
mi amistad han de tener.
Yo nunca me he de torcer,
aquí lo afirmo y lo digo
la lealtad va conmigo
y no ando con cosas raras
ni tampoco malacara
jamás le mostré a un amigo.
Yo soy un pobre paisano
curtido por el dolor,
y si una ve'n el amor
caí yo medio enredeao,
grandeza nunca he contao
ni ando con fanfarronada,
y si al tirar la 'calzada',
picó mal y se cayó,
de mala suerte ando yo
¡algun'ha de ser clavada!
Así defiendo lo mío,
siempre firme y siempre fuerte,
aunque torcida mi suerte
no le he de andar aflojando.
Mi orgullo es ir cantando
a cualquier parte que voy,
pero si el destino hoy
me va tratando tan fiero,
defiendo el arte campero
de puro criollo que soy.
Soy poncho en el descampao
y habilidá del soguero,
soy candil y soy yesquero
hablándonos del pasao
también soy pial de volcao
en un corral puert'ajuera,
soy afilada tijera
dejando un tuse parejo,
herencia de un criollo viejo
y tristeza de tapera.
Soy la rodaja gastada
corcoviando en el pigüelo,
soy el celeste pañuelo
y la carreta empinada.
Peligro de una voleada
si no ha salido parao,
chirlo de lazo volcao,
suave bocao de pabilo
soy la milonga y estilo
rechazando lo importao.
Soy palenque bien plantao
asujetando un bagual,
soy encimera,bozal
y el cuero bien recortao.
Mandil de lana cuidao,
soy lona de sudadera,
rastra, puñal, corralera,
del paisano su amistá
y a orilla del Paraná
soy Argentina bandera.
Soy la sencilla alpargata
que calza el recorredor,
y soy ñudo potreador
que de un tirón se desata,
soy el tranco de la chata
atravesando un pantano,
manea pa'las dos manos
de un bagual redomón,
y soy furia de ciclón
haciendo temblar el llano.
Soy tranco de alambrador,
pa'l esquinero tenaza,
yo soy del fogón las brasas
y del peón soy el sudor,
boyero madrugador
trayendo la caballada,
soy guasca bien maseteada,
colgada en un rincón,
soy la giñebra en porrón
y estaca pampa enterrada.
Soy la pavita tiznada
como el cencerro cuadrao,
crucero que se ha quedao
con la roldana oxidada,
soy la yapa bien trenzada
y del jilguero su trino,
hornero que en el camino
ha levantao su casita
soy corazón que palpita
con sentimiento ARGENTINO!.
Yo me he criao entre el gauchaje
ni más ni meno'aparecero,
y vi los gauchos reseros
hacer un alto en el viaje;
vi la bravura salvaje
de un potro al palenque atao,
las cuerdas del alambrao
me hicieron sangrar las manos
y éste respeto paisanos
que de mi padre he heredao.
Trabajando en la campaña
y en la pobreza golpiao,
siempre derecho he tranquiao,
nunca tuve malas mañas;
dende las mesmas entrañas
o tal vez del sufrimiento,
en la pechada del viento
de'ahi aprendí el rigor,
por eso me hice cantor
pa'cantar con sentimiento.
Yo ví morir un tisón,
cubierto entre la ceniza
también sentí de la brisa
lo fresco en el madrugón.
Para dormir un galpón
y con bolsa de 'alpillera'
en un rincón andequiera,
acomodé mi osamenta,
viento, agua y heladas cruentas
me hicieron temblar la pera.
Aunque muncho he rodao
me ha servido la 'esperencia',
porque uno con la decencia
andequiera es bien mirao;
de mi tata he heredao
ese temple de varón;
y en más de una ocasión
tendí la mano al viajero,
pero eso sí compañero
lo desprecio al compadrón.
Cuando mi vista se pierde
porque ando medio tristón,
busco en el diapasón
si alguna pena me muerde.
Y mirando todo el verde
de la inmensidad del llano,
largo mi canto paisano
pa'que se lo lleve el viento,
y ahi se va mi sufrimiento
al cantarle a mis paisanos.
Esta es la herencia sagrada
que mi padre me dejó,
por eso que sigo yo
con la frente levantada,
sin achicarme por nada
hasta que Dios lo disponga,
he de seguir meta y ponga
honrando la tradición,
alrededor de un fogón,
con esta pampa milonga.
(Pintura: Aldo Chiappe) Nunca un amigo emprestao se hace de fierro,
simpre es caballo cansao sordo al cencerro.
No hay yegua que lo haga dir potrero
adentro,
nunca un amigo emprestao regala un
tiempo.
Solo un amigo ganao con sentimiento
es pingo resucitao aunque esté muerto,
o aunque esté siempre matao de tripa
y cuero,
tendrá un risuello guardao pa darse
entero.
....¡Ahi juna cuanto sufrí, sin un sociego;
hombre que sabe sentir, siente parejo.
No lo achucharra el dolor, pero es
muy fiero , entregar el corazón y tener miedo.
Un amigo bien ganao es como un cielo,
ande se enciende la luz de los silencios.
Un amigo bien ganao es como un rezo,
que se dice de callao, en cualquier
tiempo.
Un amigo bien ganao.... ¡Por Dios, que tengo!
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¡Pa'los amigos del "Gauchoguacho"... gracias por seguirse dando una vuelta por su casa en éstas pampas virtuales... ¡a su salud!
La tropilla que monto
de "reservados",
son de un pelo y tordillos
como mis años.
Y la yegua madrina
más renegrida,
que las penas que mi alma
lleva escondidas.
Las espuelas que yo uso
pa' mis floreos,
malambeando reluce
mis zapateos.
Sus rodajas ya no hincan
porque yo pienso,
es cobarde el que hiere
los indefensos.
Y los bastos que pongo
de cabecera,
cavilando me tienen
la noche entera.
Hasta que me sorprende
la madrugada,
abrazao de quien llamo
mi peor es nada.
A mi rancho le falta,
y esto no es broma,
una china que sea
muy querendona.
Porque es triste vivir,
como quien dice,
sin tener una prenda
que lo acaricie.
Enredado en las cuerdas
de éste madero,
hoy te canto esta huella
mi compañero.
En el galpón quedó
un recao en el suelo,
ya no irás como en antes
pa'l matadero.
Después de tantos años
que llevabas conmigo,
te vendí pa no verte
morir en el campo mío.
Una mañana en febrero,
solo y triste me quedé
me parecía que la vida
me estaba dejando a pie.
Voy buscando consuelo
pero no lo hayo,
y hoy te canto esta huella
mi pingo bayo.
Laralalalalaira laralalalalaa
y hoy te canto esta huella
mi pingo bayo.
Aunque lejos, muy lejos
vos te hayas ido,
quedará tu recuerdo
siempre conmigo.
Y vendrán otros chuzos
a traerme consuelo,
y usarán el recao,
el bozal y aquél freno.
Ese lazo que unía,
la amistad que yo siento
cuando enlace un vacuno
me traerá tu recuerdo.
No lo apures el tranco,
mi bayo viejo,
si yo se que tenés
un lugar en el cielo.
Voy buscando un consuelo
pero no lo hayo,
y hoy te canto esta huella
mi pingo bayo.
Laralalalalaira laralalalalaa
y hoy te canto esta huella
mi pingo bayo.
"Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música..." Jorge Luis Borges
"La pampa, señor, es como la serpiente..., lo magnetiza al hombre, lo encanta y lo adormece, y al fin se lo devora". (G.E. Hudson)
Visite al Gauchoguacho en...
Estancia "La Brava"
Pampa
Madre. Horizonte. Soledad. Llanura franca al sol que sólo sabe de tu curva...Cuna, sepulcro y sustento. Creadora del gaucho afirmativo, del caballo amigo de la distancia, del puma escondido y del chajá ascendente. Pretexto de vagabundas ansias de partir sin meta...¡Tú que das resignación al pequeño, empampado de infinito! Ricardo Güiraldes.
El hombre nacido en la pampa tiene todo el cielo y todas las estrellas que parece que se le vienen encima. Tiene las primeras luces del sol a la mañana y las últimas del anochecer. El horizonte es la primera abstracción para el hombre, ya que es una línea que se ve pero que no existe, porque en la medida que avanza, se aleja más. Nunca va a encontrar el horizonte, sin embargo está ahí. Entonces el canto de ese hombre es reflexivo, intimista, profundo, como asombrado por la grandeza de la inmensidad. (Suma Paz)
"La pampa con su mutismo imponente y su monotonía tan característicos, predisponían poco a la locuacidad. -'El campo es tan lindo, me decía cierta vez un gaucho, que no dan ganas de hablar" Leopoldo Lugones
Paisajes
Pareciera que se agacha la huella del horizonte, y uno se pierde en el monte hasta hallar una lomada. La tierra parece nada y en ella se afirma el hombre.
Presentación
De n'antes
De ranchos y taperas
Pa'la moza
Sucedidos
Oficios
Nuestros paisanos los indios
Cosas del campo
Baguales
Jenofonte dice que al andar a caballo se siente la necesidad de que a uno le crezcan alas... Así el caballo resulta no sólo maestro del músculo sino también del alma... El caballo educa, rige al hombre y le da una filosofía propia. La filosofía de un jinete es distinta a la de un caminador...En el caballo se aprende la vida. Sobre su cabeza nace la lejanía y entre sus cascos se fatiga la tierra. A todo el que va jinete en su caballo su soledad lo acompaña. (Eduardo Jorge Bosco). ..................................................................................
A un domador de caballos
"Cuatro elementos en guerra forman el caballo salvaje. Domar un potro es ordenar la fuerza y el peso y la medida: Es abatir la vertical del fuego y enaltecer la horizontal del agua: poner un freno al aire, dos alas a la tierra..." (Leopoldo Marechal)
Juiiira perro
Bichos de mi tierra
De chacota.
Canto con jundamento
Viva la Patria
Aquí me pongo a cantar
Cruz diablo
"He dicho muchas veces que aquí recibí mis primeras lecciones de abismo y de absoluto.
El cielo me las dió, me las dió la llanura abierta y desmesurada. (Olga Orozco).
Pero yo he vivido libre
y sin depender de naides
siempre he cruzao a los aires
como el pájaro sin nido,
cuanto sé lo he aprendido
porque me lo enseñó un "flaire".