"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
(Dibujo: Eleodoro Marenco)
Rodiado de un mar de gente,
sobre las piegras y pastos
pusieron ponchos y bastos
pa escuchar con atención,
y haciendo Jesús el gasto
ansí habló de corazón…
“Dichosos todos los pobres
porque ganarán el cielo.
Dichosos en este suelo
los que son mansos ahora.
Dichosos son los que lloran
porque tendrán su consuelo”.
“Dichosos son los que tienen
hambre y sé de la justicia,
porque serán sin noticia
saciados por el Señor.
Dichosos los sin malicia
porque ellos verán su amor”.
“Dichosos son los pacíficos
porque hallarán la concordia.
Dichosos si en las discordias
perdonan de corazón,
porque por esta razón
lograrán misericordia”.
“Dichosos los perseguidos
por causa de la verdá.
Dichosos sin igualdá
los que sufren por mi nombre,
porque entonces daré al hombre
el amor de mi amistá”.
“¡Guay de los muy divertidos!,
porque llorarán de susto.
¡Guay de los hartos de gustos!,
porque tendrán hambre aciaga.
¡Guay de los ricos injustos!,
porque ya cobran su paga”. Jesús nos dió su proclama con este grito de guerra; nos dió la chispa que encierra todo su amor en sumario, pa empezar el necesario incendio sobre la tierra. El Señor no jué con gueltas y dijo las cosas claras, pa que naides se engañara en este mundo falsario, que justamente declara la dicha de lo contrario. Porque las sendas de Dios no son las sendas del hombre; por eso naides se asombre que hable de forma contraria, pues solo Dios sabe el nombre de las cosas necesarias.
tu pureza y tu hermosura
para siempre la perdiste
y ya no eres la que fuiste
nada te queda de flor
La letra de esta canción utiliza las dos primeras octavas de un poema titulado "Flor de cardo", publicado en 1899 en la revista El Fogón y firmado por la poetisa Isabel Cecilia Canavery. La tercera estrofa cantada por Gardel en su grabación de 1919 es de autor desconocido, atribuida a Gardel y Razzano. En las grabaciones realizadas por el Zorzal en 1929 y 1930, la tercera estrofa está tomada del estilo "Pobre flor" de autor anónimo que el cantor había registrado, para el sello Columbia, en 1912. Este hecho hizo creer que “Pobre flor” y “El cardo azul” eran una sola obra de Isabel Canaveri de la que Gardel, en cada caso, utilizó distintas partes de la misma.
Lo que más contribuye a mantener esta confusión es el hecho de que ambas letras, tratan un tema, aparentemente, similar utilizando la misma estructura literaria en sus estrofas.
Sin embargo, analizando ambas obras con cierto detenimiento se advierte que los temas desarrollados tienen distintos enfoques: la grabación registrada en el año 1912, según vimos oportunamente, está desarrollada sobre el manejo de un lenguaje muy simbólico en tanto que la redacción de Isabel Canaveri corresponde al lenguaje llano o directo.
Anotamos aquí la versión original y completa del poema de Isabel Canavery enviada por nuestro amigo don Carlos Raúl Risso. FLOR DE CARDO Entre mil flores silvestres en el campo, muy gallardo, se alzaba un vistoso cardo con su penacho de tul, y del rocío las perlas blanquecinas, lo cubrían, y nevadas se veían las hebras de cardo azul. ¡Qué contraste caprichoso en ese instante ofrecía, viendo que el sol deshacía aquel manto virginal; y en finísima llovizna caer las gotas al suelo y tan azul como el cielo el cardo otra vez quedar! Acierta á pasar un día de la planta muy cercana, incauta niña, y ufana al cardo se dirigió: ¡Que flor tan linda! se dijo, que bello color ostenta, es como el cielo, y contenta cortarla en vano intentó. Porque ¡ay! ella no sabía que el azul vivo y hermoso de ese cardo era engañoso, y á asirlo va cón afán; y estiende su nívea mano porque ella no se imagina que las agudas espinas ocultas tras él están. Toma la flor y al instante su blanca mano de nieve la separó, porque aleve aguda espina la hirió: y bañada por el llanto huyó la niña inocente con la tristeza en la frente y herido su corazón. Como ese cardo engañoso que con majestad estraña alza sus flores, que baña el rocío matinal; así la triste apariencia vestida de hermosas galas, cierne sus siniestras alas ocultando la maldad. Quilmes, Noviembre 1899 Versos de Isabel C. Canavery (Textual de Revista “El Fogón” Nº 52 del 30/11/1899
Montevideo, R. O. del Uruguay)
"Pobre Flor" (Estilo) Pobre flor que en el olvido me dejó su jardinero. Vas y va por el pampero lleno de fragancia y color; su pureza y tu hermosura para siempre la perdiste. Ya no eres lo que fuiste ya nada te queda de flor. Ya no viene el picaflor, como en tus horas de amores, para mirar los primores que la natura te dio. Y la misma mariposa pronto te acariciaba… la que tanto te adoraba para siempre te perdió. Ya no brillan los encantos, de tu galana hermosura; ya no tiene la frescura que ayer la vida te dio. El tiempo sin primores sin sol, solo y sin estrellas ya no alarga mi existencia con la sombra se perdió. ("Anónimo" compuesto en 1913; ...letra adjudicada a José Razzano)
La tropilla que monto
de "reservados",
son de un pelo y tordillos
como mis años.
Y la yegua madrina
más renegrida,
que las penas que mi alma
lleva escondidas.
Las espuelas que yo uso
pa' mis floreos,
malambeando reluce
mis zapateos.
Sus rodajas ya no hincan
porque yo pienso,
es cobarde el que hiere
los indefensos.
Y los bastos que pongo
de cabecera,
cavilando me tienen
la noche entera.
Hasta que me sorprende
la madrugada,
abrazao de quien llamo
"mi peor es nada".
A mi rancho le falta,
y esto no es broma,
una china que sea
muy querendona.
Porque es triste vivir,
como quien dice,
sin tener una prenda
que lo acaricie.
Milonga...
Milonga mansa y varona
De sureño porteñismo,
Recia expresión de criollismo
Que una época jalona.
Prima y puntea la bordona
Galopa en el instrumento,
Cobrando bravío acento
La voz dulce, acongojada...
De un patriota que cantaba
Su argentino sentimiento.
Milonga...
Milonga de payadores
Que en rueda de pulperías,
Jugaba en supremacía
En cotejo de mejores.
Ah!, cuántos cuadros de horrores
Motivaron ese asunto,
Hubo vez que el contrapunto
Con su pulla personal...
Rindió tributo fatal
Con la sangre de un difunto.
Milonga...
Milonga que te acunaron
Con soberano derecho,
Los machos de pelo en pecho
Que a la libertad cantaron.
Ellos un rumbo marcaron
De nuestras glorias triunfales,
Hermanada en los ideales
Que juraron nudo eterno...
En un abrazo fraterno
De argentinos y orientales.
Milonga...
Milonga de trasnochadas
De aquel tiempo juvenil,
Tenidas de "Armenonvil"
Con damas, tangos y quebradas.
Canciones y guitarreadas
Entre bardos de cartel,
Cuando cantaba Gardel
Con esa voz tan divina...
Milonga de mi Argentina
Al Buenos Aires aquel...
Dios le conserve a la moza
todo el fuego en la mirada,
la mejilla de alborada
y la figura preciosa.
Es un pimpollo de rosa
esperando la mañana,
p'abrir con la mesma gana
con que yo la besaría,
pero a la manera mía:
con toda mi alma paisana!
No puedo bien compararla
con una paloma; es poco,
ni veo la flor tampoco
que ha de poder igualarla.
Su lindura es pa soñarla
y guardársela en el sueño;
es pa luchar con empeño
hasta peligrando el cuero,
y jugarse tuito entero
por llegar a ser su dueño!...
En ella está retratao
lo lindo del suelo mío,
como las aguas del río
después que se han serenao.
Y también la he comparao
con el cielo en sus enojos.
qu'escurece los rastrojos
con nube bien renegrida,
¡cómo escurece mi vida
cuando ella cierra los ojos!...
China vos sos la manea
de maniar mi parejero,
sos la yesca y sos yesquero
y de la cincha correa.
Sos arroyo que serpea
por bajo del saucedal,
palenque frente al corral
donde ato mi mancarrón,
sos rebenque y sos cinchón
y vaina de mi puñal.
Sos la olla mazamorrera
de mi tía Nicolaza,
cacerola de freír masas
de Juana la cocinera.
Sos la caña perdicera
de cazar las martinetas,
sos toldo de mi carreta
adonde duermo la "mona",
sos de mi recao, carona,
y mi petiso maceta.
Vos sos la funda bordada
en que guardo mi vigüela,
la frasquera en que mi agüela
tiene una Virgen guardada.
Sos berro que en la cañada
nace y crece sin cultivo,
horcón fabricao de olivo
y de la yegüa el cencerro,
la soga de atar el perro
y el cuarto ande duerme el chivo.
Sos la jaula de la urraca
que truje del Paraguay,
el rico pan de patay
pa’ comer con leche flaca.
Sos la cuerda de la hamaca
ande se cuelga Leonor,
patacón del tirador
de tu gaucho enamorao
que quiere estar a tu lao
pa’ difrutar de tu amor.
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Tomado del libro "Fogón de las Tradiciones", (verso enviado por Vicente A. Roldán)
Dicen que mi china es fea
y se parece al carpincho,
que su voz es un relincho
y su boca una tranquera.
Que es una prienda cualquiera
del mesmo valor que el cero,
que tiene el andar zaguero
igual al de mi potranca,
que es vizcáina y medio manca,
¡yo sin embargo la quiero!
Que sus ojos son candiles
ya cuasi cuasi apagaos,
y andan como disertaos
su pareja de cuadriles.
Y que en lo tocante a ardiles
más espuma da el puchero,
que tiene manchao el cuero,
que es guasota y nariguda,
chueca, botija y panzuda,
¡yo sin embargo la quiero!
Que es una vieja chancleta,
haragana y comadrona,
cachacienta y pesadona
lo mesmo que la carreta.
Que es una troya su jeta
y su cabeza un caldero,
que es un loro barranquero,
que es más agria que el vinagre,
que tiene cara de bagre,
¡yo sin embargo la quiero!
Dicen que por lo arrestada
se parece a una culebra
y que de gusto se quiebra
lo mesmo que marejada.
Que es una china emperrada,
que es más chillona que el tero,
que sopla como el Pampero
no bien la rienda le dejo,
que esto y aquello, canejo,
¡yo sin embargo la quiero!
Al fin ¡canejo! de güelta
a mi querencia he yegao
como mancarrón cansao
trayendo pa'l paisanaje,
después de tan rudo viaje,
un grato y gran notición
de una gran inventación
que a mí me dejó asombrao
y que allí en el poblao
le llaman el tilefón.
Y áura priesten atención
que yo les relataré
cómo yegué a conocer
¡a ese aparato endiablao!
Me encontraba yo sentao
en una gran pulpería,
y en eso ¡Virgen María!
un cencerro se sintió
que a mí un sustazo me dió
porque a mi lao lo tenía.
Yo me dije: ¡es Mandinga!,
o bicho de mal agüero!
y a un costao muy ligero
salté empuñando el facón.
En eso vino el patrón
-Encálmese- dijo-, amigo:
no se asuste que esto ha sido
un llamao de tilefón...
-¡Pues al diablo! -dije yo-
naides me encuentra dormido.
Y se arrimó muy tranquilo
a un cajoncito cuadrao
que en una pared enclavao
con dos cencerros chillaba;
a un costao también colgaba
un canuto con una piola,
lo agarró, y diciendo: "¡ola!"
a la oreja lo arrimó,
y a las charlas se trenzó
craigo con otra persona.
Velay con las inventaciones
que hacen estos puebleros;
y pensar que nosotros somos
unos gauchos atrasaos,
pero esto me lo han enseñao
y al primer hijo que tenga,
lo mandaré pa que aprienda
y estudie la inventación,
¡y es seguro que inventor
ha'e salir aunque no quiera!
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Tomado del libro: "Fogón de las tradiciones", (verso enviado por Manuel V. Peltzer)
Son sus ojos dos machazos lamparones
Que encandilan al más maula pa´l amor,
Viera tata, se me caen dos lagrimones
Y ando al ñudo, gambeteándole al dolor.
Ella, mesmo que´l peludo fue escarbando
Hasta abrirme un hoyo dentro´el corazón,
Y dispués, que pa´ su bien la iba adorando
Redepente me chucea con su traición.
Desde entonces, mi tatita
Vivo enfermo ´e la cabeza,
Yo la quise con fiereza
Pa´ mí sólo y naides más.
Y es por eso que ando ansina
Como juído de la gente,
Con el chambergo en la frente
Sin poderlo echar pa´ tras.
Alguien dice que con ella fui salvaje
Y que fue eso, lo que la desorientó,
Son pavadas que hoy inventa el paisanaje
Pa´ gozarse de mi suerte o qué sé yo.
No le cuente a mi viejita que he llorao
Dejela, que con “giniebra” vi´á sobar,
Esta pena que en mi pecho se ha enterrao
Y que sólo Dios, la sabe valorar.
Si algún día, por si acaso
Se tropieza con la ingrata,
Dígale, querido tata
Que del mundo me perdí.
Seguiré donde me lleven
Mis desventuras malditas,
Mientras tanto a mi viejita
Déle un beso usted por mí.
El sol que quería asomarse
me encontró solo verdeando,
y un gallo ronco, cantando,
comenzó a desperezarse;
viendo al campo despertarse
mi pensamiento asujeta
como una moza coqueta
que está esperando a su amor,
mis ojos ven una flor
de la punta de una horqueta.
Y aquél mozo que era el viento
temprano llegó silbando,
‘taban los dos titubeando
mientras yo observaba atento.
Justito en ese momento
el mozo la acarició
¡qué vergüenza que le dio
a esa flor enamorada,
la viera qué colorada
se puso cuando el llegó!
Después me quedé pensando
en ir silbando a buscarla,
allí en su rancho encontrarla
y que ella me esté esperando
Pero seguí rezongando
si hasta yo mismo me miento
sabiendo en cada momento
que imposible es nuestro amor,
¡que pena no sos mi flor
ni soy libre como el viento!.
Ya viene clareando el día
y una nube que se queda
como un pañuelo de seda
envuelve la serranía.
Ya el bataráz que dormía
lanzó al aire su alarido,
ya la oveja dio el balido
y relinchó el redomón
y ya está ardiendo el fogón
que algún paisano ha encendido.
Dios bendiga el camino
del campo en flor
cuando a la mañanita,
mi vida, sale mi amor.
Dios bendiga el camino
del campo en flor
caminando, por ella
mi vida, se va mi amor.
A lo lejos en la aguada
y entre el sonar de un cencerro,
se oye el ladrido de un perro
que repunta la majada.
Esperando la ordeñada
las vacas en el corral
y se espanta en el brocal
un mancarrón que hay atado
al ver que se le ha acercado
un chico con un bozal.
Dios bendiga el camino
del campo en flor,
cuando a la mañanita,
mi vida, sale mi amor.
Dios bendiga el camino
del campo en flor
caminando, por ella
mi vida, se va mi amor.
Y así como va clareando
haciendo fondo al galpón,
el monte que era un borrón
parece un fraile rezando.
Despacito y rezongando
contra el toque de campana,
cruza un peón de mala gana
alzando al hombro el apero,
mientras le silba el boyero
un cielito a la mañana.
(Silbando....................
...................................
....................................
....................................
Dios bendiga el camino
del campo en flor
caminando, por ella,
mi vida, se fue mi amor.
A todos los que sufren del mundo la injusticia
y cargan en la vida la cruz de su dolor
les traigo humildemente con mis sencillos versos
un mensaje sincero de fraternal amor.
A todos esos parias sin pan y sin abrigo
que vagan pesarosos llorando su orfandad
les traigo en mis canciones los ecos libertarios
que habrá de escuchar un día toda la sociedad.
A todas las mujeres madres, novias, y esposas
que luchan y trabajan, cuidando del hogar,
les dedico mi canto con el franco cariño
del hijo y del hermano que siente y sabe amar.
A Los trabajadores que se han envejecido
forjando la grandeza de toda la nación
con ansia los estrecho hermanos en mil abrazos
como estreche a mi padre contra mi corazón.
A todos esos jóvenes que van desorientados
sin cultivar en su alma la flor de un ideal
yo quisiera pedirles que lean y se instruyan
que piensen, que trabajen, y eleven su moral.
A todos los hermanos que habitan esta tierra
les pido que en la dicha como en la adversidad
se ayuden mutuamente ligando sus ideas
con lazos de respeto y confraternidad.
Es domingo de visita,
o'tubre anda por el campo
pintando los margarones
unos rosaos y otros blancos.
Ya está el sol de la mañan
más de una picana de alto
y es la escoba de carqueja
una chicharra en el patio.
La moza barre que barre,
pa'la tarde vendrá el gaucho
y que no vaya a decir
que tuito es mugre y destajo...
Pasa al tranco el mediodía
por las tranqueras del pago
y el enjambre de suspiros
ya no cabe dentro'el rancho.
Por el camino del río
la moza trae un cacharro,
agüita pa'los malvones
que se pasan desangrando.
Entoavía tiene que dir
hasta el redil del rebaño
con el pasto pa'la guacha
que espera por su milagro.
Ya pisó la mazamorra,
llevó la granza a los chanchos,
ya entrompetó los malvones,
echó al fogón unos marlos.
Bueno... ahora ya está libre,
ya terminó su trabajo...,
¡Ay, no! si entoavía le falta
picarle chala pa'l zaino.
Cuál' los vestidos se pone:
¿el de florcita, el jaspeado...?
¡Ay que ya es la mediatarde!
¡Ay que resuenan los cascos!
¡Ay que al tiempo y al jinete,
velay, los ataja el diablo!
Por fin sale a la tranquera...
¡Qué lindo es andar noviando!
¡Tener el cielo en los ojos
y el corazón en los labios!¡
¡Pa reír, flores de ceibo,
pa mirar, flores de cardo,
y sentir que en el camino
la huella se hace centauro!
Pasa al tranco el mediodía
también la tarde a lo largo...
y el viejo ombú tiende el poncho
sobre el pipiar de los pájaros
Cuando la estrella temprana
guiña un ojo dende lo alto
dos miradas cariñosas
dentran el amor pa'l rancho.
Le han puesto un banco entremedio
pa'l menor de los muchachos
porque el novio de rogao
no apetece el mate amargo
y naide sabe quién tiene
el poncho que perdió el diablo
cuando le dió ña'Decencia
una sumanta de lazo.
Ansí, limpio y perfumao
nace el amor en el campo...
En los rumbos de la historia
por caminos polvorientos,
viene el trovador rapsoda
pastor de rebaños nuevos,
en un recodo se juntan
sus versos con los de Homero.
Para luego despedirse
en los confines del tiempo.
Toma la lira y prosigue
por arábigos desiertos
soñando un mediterráneo
de azul de tinta en el cielo.
Y España la inspiradora
con sus grandes ojos negros
lo ve pasar para América
con su destino andariego.
Así llega el payador
hasta estos paisajes nuevos.
Para arrancarle a la pampa
su música y su misterio
y allá en la tierra orientala
metido en un bordoneo
camina por Paysandú, Soriano
y distintos pueblos
Rememorando a un Quijote
sin lanza y sin escudero,
sobrevive a la ardua lucha
de avanzar con el progreso.
Por eso lo vemos hoy
en la selva de cemento,
Siempre joven e inspirado
desparramando sus versos
denunciando una injusticia
proponiendo un mundo nuevo
donde al hombre se lo deje
de tratar como a un objeto.
Acallar su voz, sería:
acallar el universo,
los manantiales de canto
que nos legó el Padre Nuestro.
Dios te salve, Payador,
que de pie, te nombra el pueblo!
Por esta vieja guitarra
ha desfilado armoniosa,
la milonga quejumbrosa
y la cifra más bizarra;
cuando le solté la amarra
al velero de mi vida,
hermanamos enseguida
las virtudes de los dos
y bajo el poncho de Dios
fue optimista la partida.
Ella me vió tembloroso
mostrar por primera vez,
mi desnuda timidez
de muchacho vergonzoso
y ante el poder misterioso
que el cerebro titubea,
se encendió como una tea
con un sonido vibrante
como diciendo: "adelante,
mensajero de la idea".
En los años que llevamos
de marcha triunfal o cruenta,
hemos perdido la cuenta
de los muertos que tocamos;
las cenizas encontramos
del zorzal que encontró a Vega:
¡cuánto más larga es la brega,
más experiencia se junta!
y el ombú nunca pregunta
qué pájaro es el que llega.
Hemos visto regresar
con la ropa carcomida
al orgullo que a la ida,
ni nos quizo saludar;
nos han tirado al pasar
tantas flores como espinas,
dicen las leyes divinas:
"por alto que sea un palacio
la acción del tiempo despacio
cantará sobre sus ruinas".
Cuando el velero se vaya
en una ráfaga brusca
y la muerte me introduzca
a un océano sin playa,
esta guitarra uruguaya
se cuelgue junto a una flor
y se marchite de amor
como novia que se deja:
o se destruya de vieja
esperando al payador.
No temblés porque vengan en tropa:
soy "muchos" yo sólo;
escondélo al gurí entre la troja
y vos, china, tapáte los óidos.
Si, largálo al "cuatr'ojos" primero
que me cuida'l anca;
siempr'es güeno señirse el culero
pa'peliar melicos o boliar potrancas.
Y áura vaya; y ni rese ni pida
porque a Dios no lo aseto en la farra,
que pa'l lión que defiende la cría...
¡Dios está en las garras!
Juya pronto; y si alguna "mora"
me manda esta güelta a clavar el aspa,
no se olvide, prienda, d'enseñarle al "Macho"
que de nadubaises 'taba hecho tu tata.
¡Atropellen, maulas!, no remolinéen;
¡chúmbale, "cuatr'ojos"!
A que dejo al perro pa'que los pelée,
los dos semos machos pa'esta manga'e flojos.
No tirités, tape, apuntá de firme;
lo que sí, hermanito, si cuajás el chumbo...
¡agarrate juerte!, no quedés pagando,
que los de mi cría no juyen del humo.
....................................................................
Instantes más tarde, semicoloreaba
un sol enfermizo
a un grupo confuso que un matrero arreaba...
¡A "talero limpio"!
Señor de la Quebrada, santo Padre,
por tu poder bendito, te lo pide una madre
que está viendo boquiar a su angelito
y te ofrece pa'que le des vida
hacer estas tres leguas de rodiya
trayendo hasta tu imagen a su hijito
-Oh, Ruperto, tamién con esa cara
qué demontre'e coraje vas a darme,
si hasta veo la rastriyada de una lágrima
que lo mesmito que si juera un sable
te va marcando un rumbo en la quijada...
¡Parate! ¡Se movió! ¡Abrió los ojos!
¿Será cierto o estoy alucinada?
¡No! ¡Si me mira! ¡Si nos mira, viejo!
¡Arrodiyáte, por favor, Ruperto,
y promesale al Cristo'e la Quebrada!
II
Yo soy crudo, Señor,
como las piedras'e los cerros puntanos,
y a juersa'e mirar siempre p'abajo
no he creído en más poder qu'el de mis manos.
Pero si Vos me hacés este milagro
de salvarme al botija, yo te ofresco,
a mi ves, la majadita de veinte cabras blancas,
mi saino bragao, tamién la mula,
y hasta tengo demás la mano surda
si mi pobre jortuna no te alcansa.
III
Y el muchacho sanó.
Mas la serrana,
después de la promesa realisada,
ya no volvió a incorporarse nunca,
y por los altiplanos de la puna
vaga el rebaño de las cabras blancas
junto al saino bragao
y a la baqueana,
y como rara flor de la montaña
extraña a los cardones y a las tunas,
los cinco dedos de una mano surda
quedaron junto al Cristo'e la Quebrada...
A mi amigo Dn. Justo Dorrego que fue estanciero fuerte de Paso de los Toros y de cuyos labios conocí esta tradición. Aquí en el Paso, el Río Negro
supo ser de mala entraña...
-Creciendo en toda la juria
más bien era disparada
de tropa que, a'nde hace punta,
voltea, rompe y desgaja-.
Sólo el gauchaje más crudo
-cayendo apretao- bandiaba;
matreros, contrabandistas
templaos a pólvora y caña.
Pero entonces, prudenciando;
porque era gente muy diabla!
Mesmo que abrojos, priendidos
de las clinas se azotaban
buscando cortar al sesgo
y a favor la correntada.
Había en el Paso una Virgen
de madera; y a sus plantas,
mozos que al mesmo mandinga
le hubieran hecho patancha,
venían a hincarse sumisos
antes de azotarse al agua.
...Coronando la cuchilla
se divisaba una casa
que supo ser pulpería;
tenía la reja embrujada
por los ojos de una moza
que eran pa'gloria -o disgracia-
enlucernaos y projundos
lo mesmo que noche de ánimas.
Soberana la pulpera!
Dicen que por sus miradas
se mellaban los facones
hasta sacar "luces malas"...
Tuitos le pedían amores
y ella...
ni los animaba,
ni los llamaba al disprecio
pa'que no se le apotraran,
y ansí, siempre los tenía
quemaos del lao de la marca.
Hembra de cuerpo garrido,
dorao en puma...y con daga,
tenía que ser, del más "toro";
del más herido en la entraña.
Por eso les dijo un día
que el gaucho que atravesara
de ida y güelta la creciente...
se la iba'llevar en l'anca.
Del fiel de los cuatro rumbos
fueron cayendo los taitas.
Se apiaban frente a la Virgen
del Paso, y se arrodillaban
con la oración en los labios
y la tormenta en el alma.
Pero talvés la tormenta
les ahugaba las palabras
porque la Virgen, seguía
como sorda a las plegarias,
y el río sin yel, les diba
raliando las esperanzas.
Y como al Paso venía
sólo gente desmadrada
sin valimiento en el cielo,
sin más razón que sus ansias
ni ley que su rail capricho
ni tutor que sus agallas,
lo cristianó "el de los Toros"
un bautismo de guitarras.
-Ansí el Paso de los Toros
vino a nacer a la fama -.
Encelaos por la pulpera
y envenenaos por la caña,
los toros de aquél siñuelo
sangriento, siempre llevaban
un duelo en cada mugido
y una muerte en cada guampa.
Aguaitando las crecientes
todo el invierno ronciaban:
de la enramada ...a la reja;
de la reja... a la enramada
donde, tendido el apero,
por las noches los rodiaban
los ojos de las corujas
como de velas macabras...
Conque... no jué sólo el río
culpable de las desgracias;
mucho, diezmó la creciente
del sangrador de las dagas..
Y el monte, se jue poblando
de embrujos y luces malas...
Las más, cuentan que salían
de alguna tumba olvidada,
sin un rezo, ni una vela,
ni un ramito de retamas...
Hasta que un mozo norteño
llegó al trote una mañana:
El caballo...
era de naipe;
no traiba señal ni marca,
y era tordillo sabino
-flete ponderao pa'l agua-.
Naide imagina qué yegua
pudo parir esa estampa;
sin duda debió ser cría
-y ansí lo cuenta la fama-
de la espuma en que ocasiones
florece la correntada.
Y el hombre...
sin desperdicio
de la vincha a las rodajas:
Por lo cimbra, parecía
medio cruzao con tacuara;
al abalanzarse'l flete
sueltamente lo peinaban
de la paleta a la cincha
sus nazarenas de plata.
Crestiano mejor plantao
no se vido en la comarca;
tan nacido era pa'l basto,
que algunos lo comparaban
con un adorno de tigre
sufilao en la badana.
Torvo, requemao de ausencias,
hondo de vida y de hazañas,
ni se apió frente a la Virgen
ni miró rumbo a las casas;
pero es fama que la Virgen
mujer al fin, suspiraba
cuando azotándose al río
lo doblegó en dos topadas,
y se marchó rumbo al norte
con la pulpera en el anca!
(Para contar en el fogón) I
Se llamaba Juan José;
desorejao, que lloraba.
Naide lo vio tener sé
sino de giniebra o caña.
Contrabandista mentao;
cuatrero, de la pior laya
y tenía una habilidá
pa floriar una baraja
que había que ser medio bicho
pa descubrirle las marcas.
Muy liberal pa'l cuchillo.
Guapetón p'hacer pat'ancha.
El jue el qu'inventó, vistiar
"a vintén la puñalada".
En el pago le pusieron
Juan "el diablo";
y le cuadraba:
Er'alto; di ojos rasgaos;
di a ratos, en la mirada
tenía luz amarilla
de yaguareté, y dos alas
de cuervo sobre los ojos
como una negra amenaza.
Tenía una madre de güena!
Tuito el pago l'apreciaba.
Jue piona, jue lavandera...
la vejez l'halló cansada.
Tan fiera la pobrecita,
de pelo blanco, encorvada,
se parecía a un arbolito
amanecido en escarcha.
Juan "el diablo", la quería
más que a su poncho y su daga;
pero pa'no dar que hablar...
a dijustos la mataba.
No tenía cruz en el mate
ese critiano: palabra.
II
Dicen que golvió una noche,
dispués de una ausencia larga,
porque tenía un trabajito
muy rendidor: de capanga;
y halló a la pobre boquiando
tendida en su catre'e guascas:
"Mire m'hijo: es Viernes Santo:
mandinga anda suelto, y clama
que ande quiera que m'entierren
antes de rayar el alba,
me güelve a desenterrar
pa vengarse'e sus judiadas.
Dice que usté es un bandido,
que li anda robando fama;
no me deja bienmorir
sacudiéndome las patas...
Cuando muera haga el favor,
lléveme hasta la picada,
me sube en el viraró,
más arriba'e la resaca,
y no me ha de dejar sola
hasta que no raye el alba".
De golpe, entró a temblar;
le gorgotió la garganta;
como apartando visiones
en el aire, maniotaba;
y un repente se quedó
con las vistas como latas.
"El diablo" l'amortajó
con una cubija parda;
dispués, le cerró los ojos
con dos monedas de plata,
y la retobó en el cuero
de la puerta pa'llevarla.
Salió y ensilló caballo;
terció la muerta en el anca,
y empinando bien el chifle
como quien toca "a la carga"
cortó rumbo al trotecito
derecho pa'la picada....
III
Lo que en el monte pasó,
sólo se sabe por cábulas.
Que mandinga concurrió,
está claro como 'l agua:
Pedro Cruz, el rastriador,
siguiendo las rastrilladas,
halló entre las revolersa
güeyas patentes de cabra;
carcula que se toparon,
la cosa fue ramiada,
y comenta la custión
más o menos d'esta laya:
"Juan vino hasta el viraró;
pasó el lazo por la rama,
y a la cincha de su flete
jue subiendo a la finada;
dejó el caballo cinchando,
trepó, y la ató bien atada
con todito el maniador
pa'que no se refalara;
soltó el lazo y se abajó:
ni bien asentó las patas,
se topó con que mandinga
fierro en mano lo esperaba.
(Dios me despeje el camino
pa'gastar las alpargatas!)
Pero Juan no titubió:
L'echó el poncho en la cara,
y a'i nomás, de un solo saque
lo arrempujó a punta y hacha".
(Velay mandinga, afligido
menudiando las cuerpiadas!)
"Pero dejuro; con todo
mandinga tenía ventajas:
medio ducho en malas artes,
de golpe se transformaba,
ya en chalchal, ya en coronilla,
o en blanquillo, molle, o tala".
"Pero Juan no le dab'alce:
meniando fierro avanzaba,
y el monte se diba abriendo
como el pasto a la guadaña!"
(...Carculen lo que habrá sido:
dicen que hasta treinta cuadras
llegaban los alaridos
y el ruidaje de las armas...)
Del resto, yo soy testigo:
(Llegué cuando ya clariaba).
Bien alto, en el viraró,
vi el cuerpo de la finada;
tuito el monte alrededor
estaba talao a daga.
Sólo quedó un tala en pie,
cribadito a puñaladas;
pero tenía las espinas
tintas en sangre del taita;
y Juan contra el viraró,
apoyadas las espaldas,
estaba... (líbreme Dios!)
muerto, y haciéndole guardia.
Originalmente este Yaraví se ha cantado en Arequipa desde el siglo XIX.
Tiene variantes en las letras y formas musicales en distintas adaptaciones que sufriera en su difusión por Latinoamérica.
Recomendamos mirar un estudio más detallado de éste tema en:
A nuestro canto de antaño
yo no se porqué lo innovan,
y el sabor criollo le roban
para darle un gusto extraño.
Es un verdadero engaño
quererlo vestir de frac,
de vergüenza morirá
arrastrando esos faldones:
dejen que nuestras canciones
vistan siempre chiripá.
La calandria en jaula de oro
cautiva de pena muere
y así nuestro canto quiere
libertad como tesoro.
Funda todo su decoro
pa'no rendir vasallaje:
libre va como el oleaje
de la mar cuando se agita
para vivir necesita:
olor a pampa salvaje.
Yo desprecio el vocerío
de cabilosos censores
yo desdeño sus temores
y sus dardos, desafío;
porque es legal, porque es mío
y esto con fe me arrebata
y solamente insensata
podrá encontrarle mansilla,
porque valgo con golilla
lo que valgo con corbata.
Adoro a la ilustración
y a sus ventajas me amparo
como lo prueba bien claro
mi vida y mi vocación.
Pero la alta distinción
que en sus ventajas encierra
no ha sido grito de guerra
para matar en mi pecho
el gusto franco y derecho
por las cosas de mi tierra.
No hacía falta que cantara
el gallo despertador…
el gaucho madrugador
ya está en marcha cuando aclara.
Mientras el mate prepara
busca “el radio” con esmero,
como es un hombre campero
una milonga lo piala…
ahí lo espera a Coco Ayala
o tal vez a Pellejero.
“El radio”, cosas le cuenta
a más de escuchar cantores…
si los días son mejores
o si ha de venir tormenta.
Después, airoso, comenta
de qu’él primero lo oyó,
ningún programa perdió
y aunque mucho ruido hacía,
al ruido le hizo porfía
y a la Lanusse lo escuchó.
Al hombre lo ha visto criarse
la Provincia ‘e Buenos Aires;
lo emocionan los donaires
de un decidor al floriarse.
O un payador, al cruzarse
con algún bardo uruguayo,
o, como ya le detayo,
de un jinete oír l’hazaña
que le hizo perder la mañana
y el invicto a’lgún cabayo.
Y así, un radio-servicio,
pa’lgún cumpleaño el saludo,
una charla medio al ñudo
o una fiesta a beneficio.
Y junto al alba, al inicio
de la jornada se apresta
a encarar en forma honesta
su trabajo sin descanso,
pa’mas luego, al tranco manso,
descabezar una siesta.
Por la tarde, la tarea
la desarroya muy pancho,
cái junto al sol en su rancho
y de su pingo se apea.
Su gurí revolotea
y él, lo besa con terneza.
Don Secundino Cabezas
un cantor está floriando,
“del radio” lo están yamando…
pa’ la cocina enderieza.
Otro programa campero,
otra’udición bien sureña
y de su atención se adueña
ese locutor sincero.
Por eso decirles quiero
que’l crioyo, a más de su honor,
con un pingo, un perro flor,
“el radio” y buena mujer
sin duda habrá de tener
la compañía mejor.
(Pintura: "Almacén de Lértora" de Ricardo Raúl Bossié)
Soy del tiempo de la yapa
En boliches y almacenes,
Años de linyes en trenes
Que cumplieron una etapa;
De mis recuerdos se escapa
Un sentir grandilocuente
Transitándome la mente
A mi guitarra se enanca,
Con esta manera franca
De un paisano que así siente.
Costumbres tradicionales
Se han ido modernizando
A veces hasta mezclando
Con diferentes modales;
Quiero extraer los caudales
Que he guardado en mi memoria,
Cosas que tienen historia
Y retoñan cuando canto,
Porque aun tienen encanto
Al florecer en su gloria.
Pocos ramos generales
En los pueblos han quedado
Donde hay un supermercado
No hay palenques, ni barriales;
Sólo en lugares rurales
Se ven charret, jardinera,
Vagón en zona lechera
Y tal vez alguna chata,
Que aunque cueste poco plata
Vale por ser lo que era.
Sulky araña colorado
Era un lujo de mi flor
Con el pingo trotador
Y el respaldar fileteado;
El hombre bien afirmado
Las riendas iba luciendo
Y saludaba sonriendo
Con regocijo sincero
Hoy de los centros puebleros
También se ha ido perdiendo.
En la bolsa de arpillera
La galleta se guardaba,
Tras la puerta se colgaba
Para una semana entera
Y la carne en la fiambrera
Por un gancho sostenida,
Bajo la sombra tupida
De algún árbol bien cuidado
Quien con el patio regado
Le daban gusto a la vida.
No hay chincuina ni cuaterno
En noches de lotería
Ya no se usa la alcancía
Ni braseros en invierno;
A veces, cuando me interno
En aquel tiempo velado
Al rescatar del pasado
Alguna de mis vivencias
Entra a crecerme la esencia
Que por mi ser se ha quedado.
Yapa: Agregado, añadido. Así, por ejemplo, se yapa el acullico. En sentido más general y en toda América, yapa o ñapa es el pequeño obsequio (confites, caramelos, etc) que se da en los almacenes y boliches especialmente a los chicos. //
Yapa: se le dice también a la parte extrema del lazo en que termina con la argolla.
¡Yapa! equivale como voz indígena del norte a ¡Vamos!
Y "de yapa" significa en nuestro país: "además". (Diccionario folklórico argentino de Félix Coluccio).
Milonga quiero contarte
el sentir que en mí despierta,
sentir de puertas abiertas
y afianzao en todas partes,
te convertiste en baluarte
melodioso de un fogón;
liderás aquél galpón
que reune a la peonada,
milonga sos casi nada:
¡puntal de la tradición!
Milonga al besar los labios
en el silbo de un mensual,
sos ladero sin igual
al decir de un viejo sabio;
no soportás el agravio
y tus versos me acorralan
y si algo injusto señalan
las letras de tu cantar,
también se verá al andar
que a la justicia apuntalan.
Milonga'e la pampa nuestra,
sagrada pa'el paisanaje,
sabés cantarle al paisaje,
al indio y a la maestra.
Un botón basta pa'muestra
en este sentir campero,
le has cantao al parejero
y al "lunar de la tropilla",
milonga pampa y sencilla
que me hace sentir surero.
A la cocina del rancho
tu inspiración ha llegao,
a la yerra del ganao
y a la carneada del chancho;
a lo largo y a lo ancho
de nuestro suelo Argentino,
recorriste mil caminos
y con tus versos bien criollos,
pialaste con todo el rollo
haciendo frente al destino.
A la jugada de taba
también tu voz ha llegao,
y en el canto improvisao
a los bardos enfrentaba.
Y cuando la vuelta daba
de un palenque, un reservao,
también tu voz ha llegao
en un floreo al compás,
diciéndole que jamás
otro mejor ha bajao.
Milonga de Alberto Danza,
de José Larralde "el Pampa",
milonga criolla, tu estampa,
no ha de tener semejanza.
Víctor Velázquez, "el Panza
Verde" de "La Primavera",
Lopez Terra de primera,
Don Atahualpa "el maestro",
y cualquier paisano nuestro
que te pulse donde quiera.
Criolla milonga pampeana
sos de la historia reseña,
vieja milonga porteña
contando historias urbanas;
milonga sos la campana
con el tañir más divino,
has señalado caminos
y otros tantos has abierto:
a cada paso el desierto
del territorio Argentino.
Milonga quise contarte
un decir, un pensamiento:
dejá que te lleve el viento
y ganate en todas partes,
llevás de la mano el arte
Argentino y de los otros,
tus poetas, los de nosotros,
de versos te han de llenar
y no debés olvidar:
ande hay yeguas nacen potros.
Yo soy la voz del pasao
que anda queriendo volver
soy la voz de aquel ayer
que el destino no ha callao
soy la sombra que ha quedao
me llaman la Tradición
soy el gustito dulzón
de la milonga campera
y la dolida tapera
que aguanta firme el cimbrón…
Soy humilde esquilador
pidiendo lata y más lata
y soy el par de alpargatas
que calza el recorredor
soy bozal o maneador
asujetando el bagual,
o soy seguro corral
con una marca quemando
y para ir recordando
soy lazo, estribo y pretal…
Soy decir del payador
que en décimas vierte el canto
del mate soy el encanto
con amistad y calor
soy alegría y valor
de una raza de varones
soy chispa que en los fogones
son como estrellas prendidas
y las canciones sentidas
vibrando en los corazones…
Soy el grito del chajá
denunciando que alguien pasa
soy bombacha bataraza
bien ceñida por la faja,
soy el barro, soy la paja,
emponchando la cumbrera
y soy arao de mancera
descansando en un rincón,
también giniebra en porrón
en una fiesta campera…
Yo soy el decir hermano
que distingue al argentino
acortando los caminos
en un apretón de manos,
soy la palabra paisano
con respeto y con amor,
soy cencerro sonador
que se pierde a la distancia
o matera de una estancia
donde cobija el calor…
Soy el paso del resero
picaneándolo al destino
y soy el vaso de vino
pa’ suavizar el garguero.
Soy el nido del hornero
hecho con todo amor
soy el truco soy la flor
cuaterno en la lotería
poncho pampa en noche fría
y un asao al asador…
"Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música..." Jorge Luis Borges
"La pampa, señor, es como la serpiente..., lo magnetiza al hombre, lo encanta y lo adormece, y al fin se lo devora". (G.E. Hudson)
Visite al Gauchoguacho en...
Estancia "La Brava"
Pampa
Madre. Horizonte. Soledad. Llanura franca al sol que sólo sabe de tu curva...Cuna, sepulcro y sustento. Creadora del gaucho afirmativo, del caballo amigo de la distancia, del puma escondido y del chajá ascendente. Pretexto de vagabundas ansias de partir sin meta...¡Tú que das resignación al pequeño, empampado de infinito! Ricardo Güiraldes.
El hombre nacido en la pampa tiene todo el cielo y todas las estrellas que parece que se le vienen encima. Tiene las primeras luces del sol a la mañana y las últimas del anochecer. El horizonte es la primera abstracción para el hombre, ya que es una línea que se ve pero que no existe, porque en la medida que avanza, se aleja más. Nunca va a encontrar el horizonte, sin embargo está ahí. Entonces el canto de ese hombre es reflexivo, intimista, profundo, como asombrado por la grandeza de la inmensidad. (Suma Paz)
"La pampa con su mutismo imponente y su monotonía tan característicos, predisponían poco a la locuacidad. -'El campo es tan lindo, me decía cierta vez un gaucho, que no dan ganas de hablar" Leopoldo Lugones
Paisajes
Pareciera que se agacha la huella del horizonte, y uno se pierde en el monte hasta hallar una lomada. La tierra parece nada y en ella se afirma el hombre.
Presentación
De n'antes
De ranchos y taperas
Pa'la moza
Sucedidos
Oficios
Nuestros paisanos los indios
Cosas del campo
Baguales
Jenofonte dice que al andar a caballo se siente la necesidad de que a uno le crezcan alas... Así el caballo resulta no sólo maestro del músculo sino también del alma... El caballo educa, rige al hombre y le da una filosofía propia. La filosofía de un jinete es distinta a la de un caminador...En el caballo se aprende la vida. Sobre su cabeza nace la lejanía y entre sus cascos se fatiga la tierra. A todo el que va jinete en su caballo su soledad lo acompaña. (Eduardo Jorge Bosco). ..................................................................................
A un domador de caballos
"Cuatro elementos en guerra forman el caballo salvaje. Domar un potro es ordenar la fuerza y el peso y la medida: Es abatir la vertical del fuego y enaltecer la horizontal del agua: poner un freno al aire, dos alas a la tierra..." (Leopoldo Marechal)
Juiiira perro
Bichos de mi tierra
De chacota.
Canto con jundamento
Viva la Patria
Aquí me pongo a cantar
Cruz diablo
"He dicho muchas veces que aquí recibí mis primeras lecciones de abismo y de absoluto.
El cielo me las dió, me las dió la llanura abierta y desmesurada. (Olga Orozco).
Pero yo he vivido libre
y sin depender de naides
siempre he cruzao a los aires
como el pájaro sin nido,
cuanto sé lo he aprendido
porque me lo enseñó un "flaire".