Dios le conserve a la moza
todo el fuego en la mirada,
la mejilla de alborada
y la figura preciosa.
Es un pimpollo de rosa
esperando la mañana,
p'abrir con la mesma gana
con que yo la besaría,
pero a la manera mía:
con toda mi alma paisana!
No puedo bien compararla
con una paloma; es poco,
ni veo la flor tampoco
que ha de poder igualarla.
Su lindura es pa soñarla
y guardársela en el sueño;
es pa luchar con empeño
hasta peligrando el cuero,
y jugarse tuito entero
por llegar a ser su dueño!...
En ella está retratao
lo lindo del suelo mío,
como las aguas del río
después que se han serenao.
Y también la he comparao
con el cielo en sus enojos.
qu'escurece los rastrojos
con nube bien renegrida,
¡cómo escurece mi vida
cuando ella cierra los ojos!...
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