Se marcharon en silencio
al rescoldo de su sueño
yo los he visto en el sur
con los novillos del viento;
paisanos de un mismo palo,
pañuelo rojo y sombrero,
camisa blanca y bombacha
¡si hasta me parece verlos!
Esta vida ya no quiso
su libre oficio campero,
y allá van con su alazán,
el moro o el zaino viejo;
el tiempo les dejó surcos
en el rostro y en el pecho:
armando cigarro negro
si habrán galopeado inviernos.
Hoy ha salido otro viaje
pero de estrellas del cielo,
aquí siempre los extrañan
los caminos polvorientos;
la estatua de su recuerdo
es mezcla de pampa y viento
Cirilo, Santos, Martín,
Don Segundo y Eliseo.
Y esa luz con que la tarde
prende sus últimos fuegos,
no tiene sombras paisanas
ni el misterio de sus cuentos,
gauchos de la pampa mía
yo no olvido compañeros,
si en mi sangre medio gringa
vive un abuelo resero.
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