martes, 29 de enero de 2013

Recordando el pasao

(Pintura: "Bajo el ombú" de Castagnino)


Bajo el ombú corpulento
que’n la pampa se levanta
éste pobre viejo canta
sus cuitas con sentimiento,
pues ya no brinda mi acento
como ayá en mi primavera
cuando en mi rancho, hoy tapera,
mi madre me acariciaba
y a cambio yo le cantaba
alguna endecha campera.

Pobre madre, ¡con qué gozo,
con que inefable ternura
contemplaba mi ventura,
mi juventú, mi alborozo!,
cuando risueño y gozoso
y silbando algún estilo
iba yegando tranquilo
sin pensar y sin engaños,
donde en mis primeros años
jue para mi, dulce asilo.

A ese rancho querido
al que con trabajo rudo
mi padre levantar pudo
y que le sirvió de nido,
allí es donde he conocido
lo dulce que era el tener
una madre a quien querer,
a quien las penas confiar,
y un padre a quien respetar,
a quien hay que obedecer.

Donde mi infancia florida
tranquila se deslizaba,
ayí donde disfrutaba
sin desengaños, la vida,
donde mi madre querida
con una total unción
recitaba una oración
que yo aprendí a repetir,
y cada noche, al dormir,
me daba su bendición.

Hoy nadita me ha quedao,
ya mi madre y mi tapera,
mi infancia y mi primavera
todo, todo ha terminao.
Hoy solo y abandonao,
pobre, viejo y achacoso,
de cuando en cuando retozo
aunque de memoria lerdo,
evocando algún recuerdo
de mi vida cuando mozo.

Mis ilusiones volaron,
¿quién sabe p’ande se jueron?;
mis amores se estinguieron,
mis dichas se evaporaron;
ni tan siquiera dejaron
los años con su mudanza
un desteyo de esperanza
pa’ que se ilumine mi alma…
Y hoy solo veo, con calma,
a mi triste fin que avanza.

                               (anterior a 1923)
................................................................
Nos dice don  Carlos Raúl Risso en su blog "Antología de versos camperos":
Autor Desconocido
(tomado de un cuaderno de Don José Tirado, en el que apuntaba versos mientras cumplía con el servicio militar)

El nido de los horneros




Dos horneros hacen nido
en la mitad de una rama,
del nogal que se levanta
a diez metros de la casa,
tal vez pa que no esté solo
al llegar de madrugada,
dos horneros hacen nido
en la mitad de una rama.

Ellos me verán pensando
solitario con guitarra,
y yo los veré sonriendo
aleteando una esperanza,
soñando con primaveras
si tienen su propia casa,
ellos alegres, contentos,
a diez metros de las casas.

Conversarán con el mundo,
con Dios en frases lejanas,
y yo no puedo decir
ni siquiera una palabra;
si con silencio de tiempo
tal vez que logre olvidarla,
mientras ellos si conversan
con Dios en frases lejanas.

En qué lugar de la tarde
armarán una cantata,
sus pichones inocentes
llenando el tiempo que pasa,
con tonos de cien bemoles
que nacen de su gargante,
cuando Dios está presente
la vida sonríe y canta.

Los acaricia una brisa
en el vaivén de una rama,
cuando la hornera le canta
con su canto enamorada,
el sol le tira un cariño
al llegar la madrugada,
y a mí me verán pensando
solitario con guitarra.

La pucha cómo es la vida
cuando uno no encuentra el alba,
cuando se mete la noche
la vida no vale nada,
ahi envidio a los horneros
que son feliz en su casa,
miren qué gran diferencia
a tan poquita distancia.
.....................................
Dos horneros hacen nido
en la mitad de una rama.



La carrera (o "Gajito de Cedrón")


-estilo gateado-

¿Te acordás que fue un domingo
que te vi por vez primera
después de aquella carrera
que yo gané con mi pingo?
Se bailaba en lo del gringo,
el puestero del bañao,
yo te miraba embobao
como tigre al gallinero,
cuando gritó el bastonero:
“-¡Pa’ tuitos, gato polqueao!”



Yo te dije con temores:
“Diga, moza, ¿me acompaña?”
Vos retrucaste con maña:
“¡Cómo no, de mil amores!”
Vos revoleaste las flores
de tu pollera escarlata,
yo empecé a menear la pata
y uno de tantos mirones
dijo: “¡Voy diez patacones
al de las tabas de plata!”



Terminó el gato polqueao,
se sentaron las parejas
y en un rincón varias viejas
hablaban de lo pasao.
Y yo que estaba a tu lao,
haciéndome el inocente,
te di un beso redepente
que una vieja oyó el chasquido
y dijo: “¡Gaucho atrevido!
¡Ya ni respeta que hay gente!”



¡Lindo tiempo aquel, canejo,
cuando entuavía me amabas
y a los bailongos llegabas
en ancas de mi azulejo!
Hoy solo queda el reflejo
de tanto lindo domingo;
te casaron con un gringo
que tenía mucha plata…
¡Pero esa carrera, Ñata,
ya la había ganao mi pingo!
...........................................
Tomado del blog: Antología de versos camperos de don Carlos Raúl Risso quien advierte:¡Ojo! Según el investigador Roberto Selles, Alfredo Navarrine no es el autor como figura en algunas grabaciones.

Rosita la chacarera




Rosita la chacarera
moza lindaza y ladina
llevó a Juan a la cocina
pa’ hablar de la chancha overa,
una noche oscura y fiera
junto al fogón lo sentó
y ahí nomás le preguntó
mientra’hacía sus quehaceres
si pensaba en las mujeres,
y Juan le dijo que nó.

Y allí mismito otro día
del fogoncito al calor
se le quejó de un dolor
que en la paleta tenía.
Le dijo que si sabía
dar ventosas, y sonrió.
Y áhi nomás, se arremangó
la bata limpita y clara
para que Juan la curara,
y Juan le dijo que nó.

Trabajando en los maizales
las enaguas le mostraba
y él, avergonzao, miraba
pa’l lao de los animales.
“Que pavo… pa’ ver baguales”,
le dijo, y se encocoró;
pero a su boca arrimó
los labios frescos y rojos,
y Juan, cerrando los ojos,
no dijo ni sí ni nó.

Y cuando se despedía
dijo, escondiendo la cara,
que a nadie se lo contara
pues la gente se reiría.
Y ella que lo comprendía
con vergüenza se acercó,
y a gatas le preguntó,
recogiendo el delantal
si el beso le supo mal,
y Juan… no dijo que nó.
........................................
Don Carlos Raúl Risso copió esta versión y anota: (De un muy viejo folleto titulado “Biblioteca Gauchesca – Pastor Luna en versos gauchescos”, sin indicación de autor y sin fecha)

La versión cantada por Marita Londra cambia el  último verso por est'otro:

"Rosita dentró en calor
y al ver que Juan no arrancaba
lo besó desesperada
con un beso flor y flor!
Le preguntó si el sabor
del beso le molestó
y también le preguntó
si lo incomodaba acaso,
que ella durmiera en sus brazos...
y Juan le dijo que no!"

jueves, 24 de enero de 2013

La confesión de un nutriero





Corría el año dos mil
y yo sin un patacón,
encaré pal’ cañadon
casi pa’ fines de abril.
Y en mi carácter cerril
como vasco porfiadazo,
tal vez por andar escaso
cuando cuadré la linyera,
le puse las diez “Piazeras”
y un poncho echo pedazos.

Al otro día tempranòn
y como güen ambulante,
busque una güeya distante
y lo convidé a talón.
Entré en campos de Melón
donde cuidan la coluda,
y enrrialè no tengan duda
en el hunco mas espeso,
pensando ganar un peso
y un hambre morrocotuda.

Soplaba del norte el viento
cuando el paisa prendió fuego,
y yo en el rial dende luego
tuve un mal presentimiento.
Y guiao por un pensamiento
con el agua hasta el cogote,
me cubrí con camalotes
hasta que gané la oriya,
cuerpo a tierra en la gramiya
y un ardor en el gañote.
  
 “La plata busca la plata”
dije pa’ mi convencido,
pa’ mejor había perdido
una de mis alpargatas.
Tendré que meterle en patas
pensé, con tantas espinas,
y entre el humo y la neblina
con poca visión a gatas,
calzao de una sola pata
era yo un paisano en ruinas.

Ya sin trampas sin maleta
pero con vida por suerte,   
a la guadaña e’ la muerte
vi de cerca su silueta…
Las tripas unas morisquetas
me hacían como reproche,
y ya casi a boca e’ noche
me alzó un gaucho en un vagón
de apelativo Rincón,
puestero de los Pedroche.

Dende’ntonces una trampa
ni a los ratones  le tiendo,
por consiguiente defiendo
la vida, en mis versos pampas.
Recordando aqueya estampa
escapando de las yamas,
juramenté esta proclama
que por mantenerla trato,
¡ningún bicharraco, mato,
pa’ tapao de “ricas” damas!




lunes, 21 de enero de 2013

Atardecer


(Foto por "soy sissi")

Canta un chingolo posao
sobre verde cina-cina,
al tiempo que’l sol se inclina
a un horizonte rosao;
sombras de un monte enlutao
l’oscurecen ridepente,
mientras muy tímidamente
al borrarse del paisaje,
mira’traves del ramaje
haciendo un guiño doliente.

La brisa, fresca y serena
que ha comenzao a soplar,
de pasada va’pechar
de un sausal, cáida melena.
Por la laguna resuena
el grito que un chajá entona;
un tero, se’n valentona
pa’ disimular el nido,
y va en un quieto volido
una lechuza yorona.

Varios potros retozando
lo hacen tronar al potrero,
y en una loma, un overo,
disconfiao, está oservando;
da un relincho y disparando
va a los otros alcanzar,
molesta en su retozar
a varias vacas echadas,
que a causa’e la’tropeyada
se tuvieron que parar.

Se ven pájaros cruzar
que pa’ los montes rumbean,
a los árboles campean
pa’ayí la noche pasar;
yegan, cantan… y el trinar
que de sus pico’ha nacido
parece como’frecido
en un homenaje al sol,
que ha teñido de  arrebol
al campo cuasi dormido.

Con el frescor que le ofrenda
este nuevo atardecer
un resero, hace mover
con lentitú, a la hacienda.
Un poncho bayo es la prenda
qu’echó a la grupa’el recao,
porque’l viaje que ha’cetao
no es p’hacerlo a dos tirones,
y pa’él, no hay ocasiones
de andar desacomodao.

Cuando el sol ya derrotao
no briya más en el cielo,
un cantar -que’s un desvelo-
los griyos han entonao.
Tuito el cielo se ha estreyao
pa’ que lo cruce la luna,
la que tiene la fortuna
enorme, de plata un disco,
y a la que’l sol, por arisco,
entre sus brazos no acuna.
                                         

(07/05/1970)

domingo, 20 de enero de 2013

Canto a un amigo



Compañero confidente
y amigo como ninguno,
cuasi en mis manos te acuno
con gusto semisonriente;
tu cuerpo siento latente
y sin ver bien las razones
manejás las emociones
de mi espíritu sombrío…
sos luz en mi desvarío,
siñuelo en mis ilusiones.

Cuando despunta el lucero
pa’ despertar la mañana
sos canto en hora temprana
que te busco de ladero;
tu rezongo cancionero
me dice que no estoy solo;
sencillo sin protocolo
tu figura me entretiene
hasta el momento que viene
a conversarme el chingolo.

No sé que fastidio raro
siento cuando te abandono,
se me hace que te arrincono
con algo de desamparo;
y en las tareas que encaro
siempre en constante rutina
te me cubre la ñeblina
que los deberes provoca…
como es natural te toca
de la flor, también la espina.

Cuando el sol cái mansamente
y güelve el campo a la calma,
otra vez dueño del alma
te me apariás consecuente;
y en una charla inocente
que solo los dos hablamos,
parece que reiniciamos
cualquier diálogo perdido,
como hurgando en lo escondido
que dentro del ser guardamos.

En visitas de paisanos,
que no deshecho en mi afecto,
sos el mensaje directo
que va juntando las manos;
te veo soñar: hermanos!
y quedo meditabundo…
mas si busco en lo profundo
lo que no deseo inerte,
¡sos cimarrón, pa’ mi suerte,
lo muy querido en el mundo!
                                                     
(25/08/1974)

Patrona de fogón



Cuando suena una guitarra, 
el criollo esperando queda. 
Pronto se arma una rueda 
y ya prencipia la farra.
Cada uno muestra su garra
con floreos meta y ponga
Sin que naides lo disponga
ni bastonero que mande.
El silencio corta grande
en nuestra campera milonga.
----------------------------------
Que misterioso poder
o sugestión primorosa
ofrecés como una rosa
o un adorable querer;
tenés llanto de mujer,
risa ‘e gurí juguetón;
pues cuando vibra tu son
con vida de primavera
llegás milonga campera
derechito al corazón.

Como al pantano el hornero,
siempre propicia te ven,
pues pa’ tuito venís bien
como caballo nochero;
cantás al gaucho matrero,
a nuestras huestes patrioteras
y las costumbres camperas
en vos se hallan reflejadas,
y suplantás en payadas
a la cifra montonera.

Si un paisano enamorao
va a cantar a una ventana,
en serenata galana
el dulce te ha transformao;
se hace tu son delicao
como el alma de las chinas,
con tus notas cristalinas
el criollo más rudo afloja;
sos beso de boca roja
en vigüelas argentinas.

Vos sos brisa campechana
chiflando en la paja brava,
suerte y revés de la taba,
carreta, rancho y picana;
la melodía pampeana
con sabor a tradición
que arrugás el corazón
del gaucho joven o viejo;
y sos patrona ¡canejo!
alrededor de un fogón.

(1955)

viernes, 18 de enero de 2013

Mi cencerro cuadrado

(Foto: Rosana Silvera)

Cencerro tradicional
que a mi me hicieron llegar,
me lo dio Carlos Villar
dueño’e la Estancia “El Casal”,
y pa’ mi vida rural
me viene como pintao,
es un clarín que ha sonao
al despertar la mañana
cuando pastea mi “Tobiana”
con mi cencerro cuadrao.

Hecha’e seis la cogotera
bastante fuerte quizás,
y pa’ que no la eche atrás
le coloqué la frentera,
y más pa’ que no sufriera
al ver “el ojo” gastao,
de tiento crudo y mojao
lo retobé con trabajo,
y de argolla es el badajo
de mi cencerro cuadrao.

Sonador como campana,
sigue contando sus quejas
y mojando las orejas
lo hace sonar mi “Tobiana”,
los pingos en caravana
lo escoltan, y es respetao
y algún relincho cortao
de aquel que queda pastiando,
ya lo alcanza retozando
a mi cencerro cuadrao.

Abre un surco en la neblina
con su estridente sonido,
y al pegar algún chiflido
escoltan a la madrina,
si la noche se avecina
y el cielo queda toldao,
o si la luna se ha entrao
y hay que salir de un apuro,
lo siento en lo más oscuro
a mi cencerro cuadrao.

Hace acortar el camino,
derrota legua por legua,
bien hermanao a la yegua,
a quien alegra su trino,
su sentimiento argentino
lo deja desparramao,
y ahora, que lo he destacao
con fuerza quiero gritar:
¡gracias Don Carlos Villar
por el cencerro cuadrao!

Cuatrero


(Dibujo: Tito Saubidet)

-Decí, hermano, que te pasa
que llegás tan apurao,
con el caballo cansao
a entrarte dentro ‘e la casa?
Aunque el tiempo cruza y pasa
y algún recuerdo se aleja
no olvidaré que las rejas
se han abierto para vos
y por ser lo que ahora sos
murió de pena la vieja.

-Decime, ¿ya te olvidaste
de aquella noche de luna,
cuando sin piedad ninguna
la tropilla me robaste?
Bajo el freno disparaste,
y me dejaste de a pie.
Te juro, nunca dudé,
que vos eras el ladrón
y aunque no tengas perdón
yo jamás te delaté.

-Después llegó a mis oídos
que la partida enfrentaste
y que una banda formaste
de cuatreros y bandidos.
Yo sé que andarás metido
en algún oscuro enredo.
Me señalan con el dedo
tan solo por ser tu hermano.
Precisarás una mano
pero… ayudarte no puedo.

-Ya ves, yo no te pedi,
ni ayuda ni protección,
tan solo quería el perdón
de la madre que perdí.
Si murió pensando en mi
moriré pensando en ella.
¿O no ves que allá, en la huella
ya se acerca la partida?
Quieren quitarme la vida
para sumarse una estrella.

-Hermano, voy a pelear,
yo jamás me entregaré.
Y si hasta aquí disparé
aquí los voy a esperar.
No los alcancé a contar
pero vienen en malón,
no he pedirles perdón
ni he de darles el revés.
Te juro que sin son diez
hay cinco pa’ mi facón.
………………………
Y diciendo así el cuatrero,
besó la cruz del facón
cual murmurando un sermón
se metió en el entrevero.
Su hermano bajo el alero
volvió la vista al pasao
y al ver que se había acunao
como él, en la misma falda
dando espalda con espalda
murieron acribillaos.

Mis ponchos


(Foto del libro: "Ponchos de las tierras del plata" de Ruth Corcuera)


Tengo cuatro o cinco ponchos
muy sencillos, muy camperos,
no duermen en un ropero
porque en la huella me emponcho.
Jamás dejé que rechonchos
descansen en una silla,
me recuesto en la gramilla
hasta en los inviernos fríos,
por eso los ponchos míos
preguntan por las polillas.
..........................................................
Como dormí en el recao
en un tiempo muy seguido
amancé ponchos y hoy cuido
de que estén siempre a mi lado.
Las veces que me han faltado,
nunca en los inviernos crudos,
sí en veranos peliagudos
y ande apreta el calor,
si ando sin poncho, Señor,
me siento casi desnudo.

Un "bayito" veterano
que anida sobre mis hombros,
es poncho que si lo nombro
se me viene hasta las manos.
Tejido de poco grano,
ni muy grueso ni muy flaco
es grupa cuando a un beyaco
que muestre garra le exijo
y asegún Huenchúl me dijo
es de lana de guanaco.

Yo lo compré nuevecito
hace más de treinta años,
apenas si me ha hecho daño
la vida en ese tiempito.
Contigo "bayo" bendito
he pasao cosas que cayo,
y cuando muento a caballo
para correr la sortija,
suelo abrigar mi verija
con mi viejo poncho "bayo".

Tengo un "pampa" colorao
que lo tengo y no lo tengo,
pero es mío, les prevengo
que el "pampa" nació a mi lado.
De cacique bien plantao
y de cacique araucano,
tejido por sabias manos
que rezan en camaruscos
yo lo traje de Temuco
y se lo quedó un hermano.

Blanco y negro hay otro "pampa"
y éste, este sí que yo lo tengo
con el "pampa" me sostengo
frente a la ley o a la trampa.
Donde yo acampo, él acampa
que de andar es partidario,
y a más del trabajo diario
donde conoce el sudor,
si salgo de payador
me acompaña al escenario.

Un "zaino" nacido en cuyo
que mi señora me trajo,
y al ser poncho de trabajo
el tenerlo es un orgullo.
Si él es mío o yo soy suyo,
la vida a mí me interroga,
le doy lazo, le doy soga
a las penas que me afligen
y me conversa su origen
de Peñalosa y Quiroga.

El "morito" de Margó
Loyola es el que me falta;
yo payaba con Peralta
y Loyola se lo dió.
-"Eduardo, obséquieseló
ya que hasta Chile se vino",
 ¡lindo gesto repentino!
que agradecer siempre sé:
un poncho de Chiloé
que abriga a un gaucho argentino.

Mis ponchos serán herencia
pa quienes viven conmigo,
y ojalá al darles abrigo
les den calor de querencia;
se nota menos la ausencia
que siempre suele ser cruel,
cuando hay un recuerdo fiel
con que entiviarse las manos,
así el "bayo" veterano
es para mi hijo Manuel.

El "pampa" del payador
es pa Luisito nomás,
y el "zainito" pa Tomás
por ser poncho superior.
Que el otro sea, Señor,
pa el más chiquitín: Mariano.
Ojalá que crazcan sanos
y en el momento oportuno
sin quedar atrás ninguno,
se defiendan como hermanos.

Que sea para Carolina
el "morito" de Loyola,
hermosa gringa española
que yo encontré en la Argentina.
Si mi vida se termina,
cosa que a todos sucede,
me entierren sin poncho adrede
ligerito de equipaje
que llevaré en ese viaje,
de poncho, el amor de ustedes.
.................................................

PD:

Tengo otro poncho, en trajín
de un tablado a otro tablado,
guarda pampa un “colorado”
obsequio de Marta Suint.
Me siento un espadachín
de las timas al embrujo
de su abrigo, flor de lujo,
regalo de esta colega
del arte de Santos Vega
a quien obsequié un dibujo


(Dibujo: Diaz Mathé)



Bordoneando!!!



(Pintura: Molina Campos)

A Juan Cruz Medina

 Llena el alma de tristuras,
con un carguero de males,
no tengo ya más ideales
que mis propias amarguras;
ya no forjo más dulzuras
en mi loca fantasía,
como antes confiao solía
forjarla en vana esperanza,
hoy sin fé, sin venturanza
hasta la dicha ¡me hastía!

Solo busco palpitante
una lucha sin igual,
en donde el alma genial
tienda su vuelo jigante,
quiero un rival de mi aguante,
que sienta mi mesmo arrojo,
que ande con sangre en el ojo,
contra este mundo tirano,
en fin; un rival paisano
que se estire si me encojo.

Si mal no tengo vichao,
un rival digno de mi,
¡paisano! lo colejí
cuando lo vide montao,
sobre su “bayo encerao”,
pingo lindazo; una flor!
aunque hablando sin rigor
en lenguaje gaucho neto!
¡me dije pa’ mi coleto!
¡Ah gaucho fantasiador!!!

Y como el “bayo” promete…
por la laya… ser canchero…
colijo que mi aguatero
le servirá de chijete…
y si lo corre el jinete...
que’n él se vino montao!
muerde… punta el encerao
¡”bayo” lindazo!... ¡pa’ un trance!
con pingo de tanto alcance
¿¡cómo no andar entonao!?

¡Velay! es jugar por lujo
de intento pa’ pelechar.           
¡Quién diablo le va’guantar
al “bayo” esa flor que trujo?!
Si usté mesmo sin tapujo
confiesa que’l animal
no tiene en el pago igual
que’s canchero… y ligerón!!!...
¡¡¡y tiene otra condición!!!
la de no tener… ¡rival!

Yo en un “lobuno tapao”
siempre paisano hé corrido,
y á la verdá no é salido
mordiendo… punta apurao,
y á más que aura de delgao
que lo tengo… ¡si lo viera!
le juro ni un rial me diera
por el pingo y su prendaje;
mas pa’ el solaz del gauchaje
con él le corre, Ño Herrera.

(06/1905)

jueves, 17 de enero de 2013

La Cabo Amariyo



(Foto gentileza del autor: Felipe Olivera Moreno)

Los recuerdos en tropiya
desfilaron por mi mente,
cuando te hayè de repente
sin querer…Vieja Cuchiya.
Aunque de marca senciya
en la cintura del viejo,
me atraían los reflejos
de tus remaches con briyo,
¡por eso cabo amariyo
estas décimas te dejo!

Mientras sigo cavilando
rejunto momentos idos,
que craiba estaban perdidos
pero güelven retozando.
La pucha taba pensando
cuando Tata en la tordiya,
saliò a echar la tropiya
y ensiyar pa’ los patrones,
corriendo unos mancarrones
vino a perderte cuchiya.

Al tiempo te haye quebrada
en el potrero de la loma,
solo tu cabo se asoma
entre güeyas pisoteadas.
Tu media hoja enterrada
traigo a la mente clarito,
y en tus remaches un briyito
apenas el sol mostraba,
y aunque apenado te alzaba
le agradecì al bendito.

De la cintura del viejo
pa’ peliar nunca saliste,
ni un solo planazo diste
digo y sostengo canejo.
La hoja como un espejo
solía tenerte Tata…
Con chairarte en la alpargata
eras capaz de aguantar,
pa’ hacerle el poncho volar
si el caìdo paró la pata.

¡Hasta quebrada serviste
sin arisquiarle al rigor,
y por ser desvazador
hasta el gavilán perdiste.
No quise cantarte triste
pero al floriar la emociòn,
me pialò la inspiración
que traiba arriando senciyo,
para vos Cabo Amariyo
pedazo de tradición!

viernes, 11 de enero de 2013

Provincia de Buenos Aires



(Foto satelital de la N.A.S.A)


Provincia
de Buenos Aires:
sos la llanura tendida,
sos la querencia querida
guardiana sos del donaire.
Sos el clavel del aire
a un tala viejo prendido,
sos el recuerdo encendido
que emana la tradición,
sos rancho, alero y fogón,
para un sueño amanecido.

Sos profunda rastrillada
y camino de carretas,
sos el ñandú y sus gambetas,
sos el bañado y la aguada.
Sos piedra y lonja trenzada
en las patas de un bagual,
sos domador, sos mensual,
sos vieja estancia señera.
Y sos abierta tranquera
que jamás te echará un pial.

Galopando tus llanuras
tras elpatocodiciado,
¡caray! si habrás reventado
curtidas cabalgaduras.
En esas jornadas duras
de legendario coraje,
fue forjando el paisanaje
nuestro juego nacional,
deporte medio bagual
pero de gaucho linaje.

Los “Colorados del Monte”
con pasión te galoparon,
y fue un trueno colorado
que desgajó el horizonte.
Pues sin gastar en aprontes
y embretados por el brillo,
de los ojos de un Caudillo
que se llamó Juan Manuel,
marcharon firmes con él
paridos por “Los Cerrillos”.

Presencia de estancia vieja
forjadora de hombradas,
la que en primera avanzada
templó nuestra raza añeja.
Mudos testigos hoy dejas
cuando la indiada sin hiel,
vincha y chuzas en tropel
estrellaban sus intentos,
contra el coraje sin cuentos
de esos criollos del ayer.

Sos el monte, sos la sierra,
sos el médano escarpado,
sos el criollo Río Salado
que es un hachazo en la tierra.
Sos barrancas cuando en guerra
se erizaron de cañones,
para ahogar las pretensiones
del gringo que había usurpado,
y en la “Vuelta de Obligado”
mostrarle los espolones.

Sos Areco y “La Porteña”
y sos Don Segundo, el viejo:
lindos recuerdos añejos
que convertidos en leña,
ya en la memoria sureña
crepitan en el fogón
pura raza y tradición
que encendiera Don Ricardo,
para después como el cardo
desparramar su emoción.

Nombro al Pago ‘e La Matanza
romancesco y genuino,
desandando tus caminos
te colmo yode alabanzas.
Cuando tus hombres de lanza
en “El Pino” o por “Tapiales”
se convocaban, y leales,
a la vincha colorada,
rumbeaban a las patriadas


en las gestas federales.

Ah! Pagos de mis amores,
por la Villa de Luján.
Velay! que campos: Pirán,
que criollaje el de Las Flores,
un fortín era Dolores,
Junín fue Federación,
La Rufina allá en Naón,
Cuarteles, Santos Lugares,
y hace ya también añares
una posta el hoy Morón.

Criollos del Norte y el Ande,
del Sur y del Litoral,
a todos cobijó igual
y en ellos la Patria Grande.
Pero la tierra de Hernández
hoy me pone sensiblero,
cuna de hombres enteros
para entreveros y bailes,
¡es mi Pago Buenos Aires
la cancha de mis anhelos!