"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
¡Ah, mi amigo! Si señor
¿cómo no le viá contar?
¡si cuando empiezo a cantar
me tiemplo como el mejor!
Verdá qu’he sido andador
y que andador sigo siendo,
soy de los que aprienden viendo
y oservando los detayes
que’n cayejón, güeya o cayes
la esistencia jué’scribiendo.
Me ha dao el andar la vida
alegría, sinsabores,
desdichas, también honores,
algo grato, alguna herida;
en esa esperencia anida
el saber que me apuntala;
ave que’stiende sus alas
remonta el güelo sin prisa
y cada crioyo priecisa
curtirse, pa’mostrar galas.
Siempre me gustó ensiyar
en cuestiones de paseo
un pingo que’n su escarceo
se supiera soliviar;
en cambio pa’ trabajar
busqué’l de aspeto dormido
pero que se hace estampido
cuando en la rienda se siente.
(Ese sosiego prudente
le deja un resto escondido).
En el cayar con prudencia
no se’sconde cobardía,
es cobarde’l que a porfía
se vuelca pa’ la osecuencia;
el que atúa con decencia
y habla sin gritar, con tino,
defendiendo lo genuino
con firme convencimiento,
¡ese es valiente sin cuento
y en ese rumbo me inclino!
Ser valiente es proceder
dispuesto pa’l tranco atrás
si se dijo algo de más
o se’quivocó al hacer;
agayas hay que tener
si hay que defender a fondo
la cuestión que cala hondo
y enráiza en el sentimiento,
a esas cosas las enfrento:
si hay que responder, ¡respondo!
Ya ve: templando me animo
a cantar con fundamento.
(No siempre’l canto del viento
es el mejor ni el que’stimo);
al fogón a que me arrimo
vuelco mi gaucha esperencia,
y unque humilde de presencia
del diablo, el refrán le dejo:
de que sabe más por viejo
que toda su mala cencia.
Y aura me yama el cencerro
que hace sonar la madrina
de las costumbres genuinas
por un rumbo que no erro;
es que a la güeya me aferro
que trazaron mis mayores
con sus saberes mejores
por los que hoy canto y opino,
con este acento argentino
que tiene patrios colores.
Si gustan me vi'a ser cargo
de hacerles este relato
pa'que pasemos el rato
si me ceban un amargo
porque es un asunto largo
lo que les digo al momento
y aunque parezca que es cuento,
es una historia real,
que del principio al final
ya que estoy se las comento.
Esto ya pasó hace mucho,
treinta años a lo menos,
fue hazaña de un criollo bueno
de los pagos de Ayacucho,
el caso que desembucho
fue en las tierras Tandileras;
una pareja extranjera
su gran estancia tenía
y era su única cría
una moza quinceañera.
Ese era el paso obligao
entre Balcarce y Tandil,
y eran cerca de seis mil
hectáreas sin alambrao;
caminos muy transitaos
por viajantes y matreros,
también los gauchos reseros
por allí solían cruzarse
con hacienda pa'Balcarce
de los campos Tandileros.
La chica era muy mimada,
consentida de los padres,
y la niña, ni a la madre,
le cabresteaba pa'nada;
sabía andar siempre montada
en un petiso picaso
y ansina sin hacer caso
de su casa se escapaba,
y se iba a ver si encontraba
algún jinete de paso.
No era casual que pasara,
como dije, algún viajero:
un día cruzó un forastero
que andaba en un malacara.
Rumbeaba pa'Santa Clara
donde estaba el capataz,
cuando la mocita audaz
se le cruzó en el camino
y gritó con desatino:
-"¡Soy tuya si me alcanzás!".
Quedó el hombre sorprendido
y al no poderlo creer,
cuando vio que la mujer
era ya un punto perdido.
Siguiendo su recorrido
cuando a un boliche llegó,
del malacara se apió
y al dentrar con buenos modos,
el paisano contó a todos
el caso que le pasó.
Lo creyeron fantasía
cuando el relato escucharon,
los paisanos que llegaron
a aquél boliche ese día.
Casi nadie le creía
pero pronto aparecieron,
dos que aquella chica vieron
cruzar en ese picaso,
ligero como balazo
y que de vista perdieron.
La historia se repetía
porque así, de cuando en cuando,
apareció otro contando
lo mesmo en la pulpería.
Más de un gaucho la seguía
pero era bravo el lugar
y por miedo de rodar
el paisano abandonaba,
la moza se le burlaba
y conseguía disparar.
Se levantó el comentario
por boca de los reseros,
o por algún guitarrero
que andaba en el vecindario.
Lo desparramaron varios
y en una ocasión cualquiera,
llegó el cuento a Las Matreras
que está pa'l lao de Cangallo,
ande un montón de caballos
domaba Zoilo Contreras.
Un tal Rogelio Almirón
queriendo hacer un reproche,
contó aquél caso una noche
churrasqueando en el fogón;
le prestó mucha atención
el paisanito Contreras
y pensaba: "si pudiera
dir pa'esos lao' algún día,
qué susto le pegaría
a esa gringa aventurera".
Ya tenía bien amansao,
porque era hombre de constancia,
los caballos de la estancia
que eran catorce gateaos.
Estaban tuitos enfrenaos
y hasta mansos de enlazar
mas cuando los fue a entregar,
le pidieron que agarre otro
pero él no quiso más potros
para poderse marchar.
Por eso a las dos semanas
se alejaba de Cangallo,
con ocho propios caballos
y la madrina tobiana
que lucía muy galana
su cencerro y su hermosura
y cruzaba la llanura,
el Zoilo de mucha pinta
porque en sierras de la tinta
lo esperaba una aventura.
Se sacudía el penacho
de su brioso redomón,
y bailaba el corazón
de aquél inquieto muchacho
que por orgullo de macho
iba en ese atardecer
a encontrar a la mujer
del picaso como rayo,
que a paisanos de a caballo
había logrado vencer.
Los datos que le había dao
Almirón, eran precisos,
sin preguntar pues no quiso,
llegó hasta el campo indicao.
Largó el redomón cansao
y ensilló un caballo echo
cinchó en el ala del pecho
pa'correr medio adelante
y el crédito en un instante
volvió a montar satisfecho.
Como pa'estar preparao,
el paisano que les digo,
envolvió el poncho de abrigo,
adentro del encerao
y lo dejó acomodao
en el lomo 'e la madrina
y buscando esa ladina
pa'tenerla cara a cara
diba como si rumbeaba
pa'l campo'e Santa Marina.
Como un sol cuando asoma,
asustada la vió
depronto cuando notó
que despuntaba una loma
y esperándose una broma,
tomó el rumbo que seguía
y al tiempito la tenía
a su lado muy cerquita,
y vió que era más bonita
de lo que él se creía.
Zoilo nunca imaginó
encontrar tanta belleza,
y al verla en montura inglesa,
pinta'e pueblera oservó.
Marrones, según contó,
los breches de lo mejor,
botas del mismo color,
una fina blusa blanca,
con barbijo y sin retranca,
chambergo que era un primor.
Puso a la par su pingazo,
lo saludó cortesmente
caracoleaba impaciente
de puro brioso el picaso
pero ella con firme brazo
a su flete asujetó
entonces le preguntó
al gaucho de dónde era
y el paisanito Contreras
pensó y luego contestó.
Como era gaucho alvertido,
para no ser descubierto,
le dijo que no era cierto
que en Balcarce era nacido,
que allí siempre había vivido
porque donde se había criao,
que siempre había trabajao
en los campos de "El Retiro",
y dijo: "Ahura me las tiro
del Tandil al otro lao".
"A mí me mandó a avisar
mi tío, Climaco Hernandez
que hay en una estancia grande
muchos potros pa'domar"...
Mas no terminó de hablar,
de un fustazo sintió el ruido
y ella de un modo atrevido
le gritó a metros nomás,
-"¡Soy tuya si me alcanzás!"
y el convite consabido.
Aquél picaso salió
más ligero que el ciclón
y el final de la oración
el Zoilo lo adivinó;
a la madrina soltó
que allí se quedó parada,
por sus caballos rodeada
mientras que él a aquél picaso,
le iba siguiendo los pasos
en su ruano anca nevada.
El hombre se las vió fiera
al encontrarse de frente
un matorral de repente
muy alto de cortaderas;
sin achicar la carrera
el picaso lo saltó
tantas veces lo pasó
que ya estaba muy baqueano,
no fue el caso de su ruano
que dudó y por fin dentró.
Al salir del matorral
de narices corrió el ruano
y en las riendas el paisano
lo levantó al pisar mal,
aquél tropezón fatal
y dado en tan mala hora
daba más ventaja ahora
al picaso tan ligero,
no dudó el Ayacuchero:
desató las boleadoras...
El paisano que era astuto
y boleaba con baquía,
revoleó las 'tres marías'
en medio del campo bruto,
así en menos de un minuto
"no quebrarlo", pidió a Dios
apurao las reboleó
una vuelta y media exacta,
y quedaron en las patas
de aquél picaso veloz.
Su dueña lo contenía,
el flete arrastró las patas,
quiso caminar y a gatas
pero boleao, no podía...
Sin saber lo que ocurría,
la muchacha desmontó
y ahi fue cuando se encontró
mas que con rabia, con susto
que quien sabe qué disgusto
le iba a dar quien la boleó.
Llegó al tranco el domador
se desmontó sin apuro
y allí desmaneó seguro
al pingo disparador;
ella presa del terror
ni siquiera se movió,
entonces él le alcanzó
para que muente, las riendas,
pero en antes a esta prienda
el gaucho la aconsejó:
Mire niña, yo le pido,
que tenga mucho cuidao
puede dar por estos laos
con más de un gaucho bandido...
Con un gesto agradecido
le sonrió en tono sincero,
y dijo el Ayacuchero
al tiempo en su despedida,
"Ciertas deudas en la vida
no se cobra un caballero".
Dispués también montó él,
orgulloso de aquél hecho,
debió hacer un largo trecho
pa' hallar la madrina fiel
que ni bien sintió el tropel
de su ruano anca nevada,
la tobiana colorada
sin moverse del lugar
le comenzó a relinchar
con las orejas paradas.
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Dos caprichosos destinos
unidos por el azar,
se habían vuelto a separar
cada cual por su camino,
así el relato termino
de la hazaña de Contreras...
Don Hermenegildo Herreras
en Aselain fue puestero,
me lo ha contao compañero,
yerbeando allá en la matera.
Bajo el ala del sombrero
presente, una servidora;
si me doy de payadora
será que me sobra cancha.
Mas, si quiere la revancha
pa'demostrar su destreza,
no tenga delicadeza,
que, de mujer a varón,
yo les daré la razón
si usté me causa sorpresa.
No se sienta perseguido
que es solo una invitación.
Quizás en algún rincón
de su posible ignorancia,
se le iluminen las ansias
de ganarme esta partida.
Muchas veces en la vida
yo me jugué el pensamiento,
aliviando en el intento
dolores de alguna herida.
Esto que nace de adentro
no necesita instrucción.
Si escucha con atención
los versos improvisados
del payador entregado
al sentimiento campero,
ha de quitarse el sombrero
porque llevo en la garganta
un sabio zorzal que canta
a la gente que yo quiero.
No me provoque, amigazo,
a mi juego me llamaron,
sé de muchos que callaron
por no encontrar la palabra.
Aunque la tierra se abra
recitando he de morir,
es que llevo en el latir
madrugando una esperanza,
con estos versos me alcanza
pa'demostrar mi sentir.
Soy bagual que no se amansa
con tanta facilidad.
Es cuestión de habilidad
enseñarme lo que sabe,
sílbeme como las aves
su payada más sencilla,
y verá qué maravilla
es poderla recitar,
por ahi lo deje montar
un flete de mi tropilla.
Voy a templar la guitarra,
se me calentó el garguero.
Las rimas de este aparcero
no se pueden comparar,
pero lo invito a probar
a ver si le da el pellejo.
Para seguirme parejo
boleándome con asombro,
me tragaré lo que nombro
antes de mandarme lejos.
Lo que larga el corazón
yo no lo voy a atajar,
más bien lo dejo juntar
en el corral de mis sueños;
así sentirme su dueño
y poco a poco ir formando
la estrofa que está sonando
como si fuera un lamento,
ilusiones de un momento
que les estoy regalando.
Ya voy a desensillar
está sudao el asunto,
¿no se animó al contrapunto?
Y yo que lo vi despierto,
casi me juego un acierto.
Sin querer desprestigiar,
pensé que se iba a animar
y dejaría el plumerío.
No vaya a creer que me río
por no saberla pelear.
¿Qué pasa se me atoró
o lo dejé sin aliento?
Eche sus versos al viento
que se va acabando el rollo.
A ver si paya, mi pollo,
y no me deje sin saber,
yo lo quiero conocer
para sacar conclusión,
aproveche la ocasión
no se la puede perder.
No lo quise atropellar
solo que balé primero,
y creí que era ternero
que no dejaba pialarse,
por eso no va a enojarse
es trigo de otro costal;
nunca lo traté de animal
y no lo quiero confundir,
mi intención no es discutir,
es payar de igual a igual.
¡Gaucho! es una película en blanco y negro de Argentina dirigida por Leopoldo Torres Ríos según guión sobre el sainete homónimo de Claudio Martinez Payva que se estrenó el 9 de junio de 1942 y que tuvo como protagonistas a Santiago Arrieta, Pedro Maratea, Aída Alberti, José Franco y José Otal.
Fue producida por Adolfo Z. Wilson.
Música de Jacobo Fischer con temas de Lopoldo Torres Ríos y Claudio Martinez Payva, cantados por Carlos Crespo.
La dirección de sonido estuvo a cargo de Bruno Giovanini; fotografía de Gumer Barreiros; escenografía de Antonio Scelfo y montaje de Leopoldo Torres Ríos.
Argumento: un gaucho fugitivo de la justicia y un comisario que lo persigue, codician a la misma mujer.
Diario Crítica: "Leopoldo Torres Ríos aprovecha los resortes emotivos del relato, manteniendo en el diálogo y en la construcción de las escenas su resonancia teatral y enriqueciéndola con aisladas imágenes de indudable belleza. Merece destacarse la excelente fotografía de Gumer Barreiros".
Taloneando mi alazán
bajo la luz de la luna
que va buscando su cuna
sobre una estrella lejana,
el sentimiento me gana
en esta noche serena,
dejando escapar la pena
que ha soltado el corazón,
arrastrando la emoción
que me corre por las venas.
No soy de las que reculan
en cuestiones de tristeza
y no escondo la cabeza
como hacen los avestruces,
aunque tiemblen caracúces
y se aflojen los garrones.
El hombre tiene pasiones
por más que quiera ocultar,
siempre la habrá de mamar
mientras vean ocasiones.
Voy masticando silencio
por estos campos fueguinos,
sin más voces que los trinos
de pájaros solitarios;
que son como campanarios
galopando tus sentidos;
ponen música al oído
mientras mis décimas tejo,
en el camino que dejo
pa'que se lleve el olvido.
Cómo no he de recitarles
si se me escapa de adentro,
si viene del mismo centro;
me nace como plegaria.
Soy cual ave solitaria
que la décima consuela;
en cada rima que vuela
de mi pecho emocionado,
va el sentir como puñado
en cuerdas de la vihuela.
Tengo llanto en la garganta
pero es sólo un trago amargo,
será que el camino es largo
y una se hace la croqueta,
tendré que hacer morisqueta.
No me entrego fácilmente,
cosas que tiene la mente
no me han de hacer aflojar,
yo soy paisana de andar
con la sangre bien caliente.
Tranquila como agua'e tanque
busco mi propio horizonte
entre las sombras del monte
y el arrullo de las ramas,
allí donde el pasto es cama
y te cubren las estrellas,
donde la luna es tan bella
como hembra enamorada.
Si es como puñalada
que va dejando su huella.
Yo le recito al paisano
que en el campo se desvela,
y, dibujando una estela
en mi guitarra dormida,
dejo una copla encendida
para calmar soledades.
El tiempo no tiene edades
parece que no pasara,
y es como si te dejara
sin escuchar tus verdades.
Metiendo pata y talón
acariciando la cincha,
el colorado relincha
sudao hasta las paletas,
y mis patas como horquetas
de madrugar en el lomo;
al trotecito me asomo
divisando a la distancia,
un viejo casco de estancia
donde verán quiénes somos.
El sonido de un chorrillo,
la silbatina del viento,
juegan con mi pensamiento
acunando mansamente,
el verso que de repente
enmudeció mi garganta.
Soy golondrina que canta
tan llena de libertad,
desatando la humildad
que en mi sangre se levanta.
Serena como la noche
imaginando un destino,
trovadora del camino
que galopa una esperanza.
Mientras el verso me alcanza
su armoniosa melodía,
yo le entrego esta poesía,
va el alma del payador
que lleva dentro un cantor
arriandomé el alma mía.
*
*
Y mientras que estaba ahí,
vi un pajarito enjaulado,
el pobre estaba encerrado
en un calabozo chico;
es triste lo que yo explico,
pero él estaba en prisión
con la cola en un rincón
y en otro rincón el pico.
-¿Hace mucho que ahí está?
yo al hombre le pregunté,
¿por qué preso lo tenés,
que hacés que no lo largás?
-Si lo largo se me va,
me dijo-y yo no quisiera..
Y hablando de esa manera,
él me dijo: "es mi amigo
y lo voy a tener conmigo
hasta el día en que me muera".
Me puse medio nervioso
y al hombre le contesté:
-Si es tu amigo y lo querés,
sacalo del calabozo.
No es violador, no es mafioso,
nada a nadie le robó,
para ser libre nació,
por eso pienso ¡qué pena!
de que cumpla una condena
porque a vos se te ocurrió.
El pobre llegó a esta vida,
para ser libre en el mundo
pero vos en un segundo
le prohibiste la salida;
él ya no vuela, no anida,
de todo eso está ausente
pero como un delincuente
ahí está de puerta atada
lo triste es que no ha hecho nada
porque es un pobre inocente.
Por ser lindo lo encerraste,
y es solamente por eso
que el pobrecito está preso,
¡mirá qué bien lo premiaste!
a sufrir lo condenaste,
tal vez a vos no te cierra
pero al que un pájaro encierra
le quita vida y color,
es lo mismo que a una flor
que la arrancás de la tierra.
Una persona muy buena,
el hombre que lo tenía
dijo: "canta todo el día
y de alegría me llena"...
Y cumpliendo esa condena,
ahí el pájaro se planta,
abre grande la garganta,
yo le dije: ¿qué hace ahora?
¿no será que el pobre llora
y vos te pensás que canta?.
Tal vez el pobre te llame
y entre esas rejas se asoma
y él hablándote en su idioma,
te está diciendo: "¡soltame!"
Dijo el hombre: "aunque lo ame,
ya la puerta le abriré",
y hasta la jaula se fue,
diciéndole algo profundo:
"andá a recorrer el mundo
que hasta hoy no conocés".
Y ahí el pájaro girando
puso atención en la puerta
y al verla que estaba abierta,
se agachó y salió volando;
y yo me quedé pensando,
por hablar lo que consigo
por eso a todos les digo,
vamos a terminar con eso:
¡quien tenga un pájaro preso,
lárguelo, como mi amigo!
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Me chifla el viento al oído
murmurando sus pesares;
los campos parecen mares
donde el pastizal se mece.
La pucha si me parece
¡que nada hay más hermoso,
de un paisaje majestuoso
donde la madre natura,
se siente tan fresca y pura
desde el vientre silencioso!
Soy la prienda enamorada
de las cosas de mi tierra,
es por todo lo que encierra.
Me relincha el corazón,
corcoveando la emoción
en el pecho se hace astilla,
los fletes de mi tropilla
van pintando el pensamiento,
dejandomé sin aliento
ante tanta maravilla.
Hay un zaino, un overo,
un gateao livianito...
tengo un lobuno mansito;
el tostao mala cara,
el picazo que se para;
un oscuro, un doradillo,
el alazán y un tordillo
si me parece pintado,
está el tobiano tusado,
un moro, un bayo, un rosillo.
La tropilla de mis sueños
bajo este cielo estrellado
es un canto iluminado
de ilusión y de esperanza.
Es como punta de lanza
que va a mi pecho cimbrando,
mientras estoy galopando
por las sombras de la noche,
poniendo mi voz un broche
a lo que voy recitando.
Tengo un potrero en mi alma
donde descansan las penas,
donde corren por mis venas
emociones y quebrantos,
echandolé el lazo a un llanto
que retobao se asoma,
disparando hacia la loma
de mis azules pasiones,
donde pastan ilusiones
y se juntan los aromas.
Ha visto, suy dura'e boca,
ningún freno me acobarda;
si el pensamiento se tarda
para entregarme una copla,
soy como el viento que sopla:
me sobra la inspiración,
siempre tengo en un rincón
algún verso reservao,
y soy para los mandaos
como comadre en reunión.
El campo es la madriguera
de todos mis pensamientos.
En él encontré momentos
que me marcaron la vida,
siendo mujer con heridas
que la nostalgia me causó
y que el tiempo se llevó
entre largas cebaduras,
al piño de la amargura
que mi corazón juntó.
Muy lindo es amanecer
bajo la luz de un lucero
sin más pilcha que un apero
calentando la osamenta,
no te asusta la tormenta
ni oscuros nubarrones;
es que te sobran garrones
para aguantar lo que venga,
aunque es bueno se prevenga
toditas las situaciones.
Se me anuda la garganta
cuando voy desembuchando,
poco a poco voy soltando
del corral de la memoria
una tajada de historia
que van mis versos tejiendo.
Todo lo que estoy sintiendo
en estas décimas canto
y en ellas mi voz levanto
para que vayan sabiendo.
Esta sabia que Dios me dio
pa'entretener los oídos,
en un silencio que pido
y entregando el corazón;
yo, tan solo soy un montón
de palabras reservadas,
para robar las miradas
del oyente silencioso,
con este verso precioso
de rimas emocionadas.
Jugueteando en la memoria,
memorias de historias viejas,
campos abiertos del Pampa
con manadas que atropeyan
y galopes de Gauderios
de la España somnolienta.
Que reclama sus poderes
en las llanuras de América.
Vientos de la Patagonia,
nieves de la cordillera.
Las zainas aguas del río
de la plata que se encrespa,
le dan al caballo criollo
al que linduras le restan
para el andar y el andar
la gateada resistencia.
Así llega hasta el recado
la argolla de la asidera
donde se prende la historia,
manos baquianas enseñan
el pértigo del camino
en un rumbo de pecheras.
El puerto de Buenos Aires
fue de carros y carretas
por antiguas rastrilladas
la historia se hizo leyenda,
los vagones y las chatas
son los padres de la huella.
El primer camino tuvo
una alegría y una pena,
la milonga del carrero
y el adiós de la querencia.
De la cincha, pasa al pecho
como cumpliendo su gesta,
laboriosa, tranco y tiro
por las llanuras de América.
¿Por las llanuras? ¡Qué digo!
Por las barrancas y cuestas,
por los duros pedregales
los caminos de la sierra
por los montes de espinillos,
por las bardas solariegas.
Fue así creciendo la patria
pecho a pecho por la huella,
también en tu lomo humilde
el saqueo se perpetra.
Llevan la plata y el oro
que el Alto Perú le entrega.
Mas que "entrega" que le sacan
sobre la sangre pareja
de los hijos de Atahualpa
que tienen la muerte muerta.
Ahí también pusiste el pecho
sin preguntar si era esa
la causa de la justicia
o la injusticia tremenda
de despojar de sus bienes
a los hijos de esta tierra.
La guitarra en los fogones
pone la copla en las ruedas
y las primeras milongas
nacen junto a la carreta.
El viejo yugo del buey
toma vida y se aligera
tranco lerdo se hace trote
y las huellitas son senda,
entre medallas de sangre
que le dejan las pecheras.
Los chuzos criollos sorprenden,
se despiden de la lenta
carreta de la colonia
y nace la patria nueva.
Con crespones y alaridos
de los gauchos que celebran
un mayo que canta nuestros
cielitos de independencia.
Fuiste el mismo que llevaste
los cañones a la guerra
y en ancas de la esperanza
nuestros hijos a la escuela.
Como muchos de nosotros
de la vieja Europa herencia
acriollada como nunca
nace mestiza en América.
Pingo de pecho al pescante
no cualquiera se le trepa,
se ve distinto el camino
se ve el largor de las leguas,
hasta el corazón lo siente
el que maneja las riendas
que distancia y horizonte
con humildad nos conversan.
Pingo de pecho, tenemos
de admiración una deuda.
Lo callado de tu esfuerzo,
lo noble de tu tarea
en una chacra tordilla
donde familias enteras
trabajaron palo y palo
en la lucha de la siembra
sin estar en los papeles
del reparto de la tierra.
Pueblos, fortines y postas
al trote unió la galera,
el mayoral se jugaba
hasta el pellejo en las riendas.
Carne, pan, verdura y leche
llevaron las jardineras
en un sulky cuantos niños
viajaron hasta las letras;
al pescante el horizonte
hablaba...como de cerca.
Colonia del Salado, 2003. ---------------------------------------
'Payada pa' Satán' es un magnífico y poético cortometraje argentino realizado por los hermanos Antonio y Carlos Balseiro que denuncia la mega-minería, una industria químico extractiva que genera graves impactos a todos los ecosistemas del mundo,
contamina las reservas de agua dulce, afecta la salud de millones de personas y financia graves violaciones a los derechos humanos.
'Payada pa' Satán' mezcla la animación con la imagen real de una forma sorprendente. Un cortometraje de técnicas combinadas en el que se buscó generar una imagen innovadora a través de la complementación de diferentes técnicas y escalas.
El cortometraje nos cuenta la historia de un gaucho y su esposa que viven tranquilos en el campo hasta que un día comienzan a escuchar explosiones lejanas y la tierra comienza a temblar. Decide salir a caballo a ver que es lo que está sucediendo, encuentra un gigantesco pozo en el medio de las montañas y llega a la conclusión de que "Satán" hizo ese pozo para unir la tierra con el infierno. Del pozo del diablo llegan tiempos de miseria y enfermedades. "Satán" no puede ser detenido, pero.. es realmente "Satán" el que hizo ese pozo?
"Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música..." Jorge Luis Borges
"La pampa, señor, es como la serpiente..., lo magnetiza al hombre, lo encanta y lo adormece, y al fin se lo devora". (G.E. Hudson)
Visite al Gauchoguacho en...
Estancia "La Brava"
Pampa
Madre. Horizonte. Soledad. Llanura franca al sol que sólo sabe de tu curva...Cuna, sepulcro y sustento. Creadora del gaucho afirmativo, del caballo amigo de la distancia, del puma escondido y del chajá ascendente. Pretexto de vagabundas ansias de partir sin meta...¡Tú que das resignación al pequeño, empampado de infinito! Ricardo Güiraldes.
El hombre nacido en la pampa tiene todo el cielo y todas las estrellas que parece que se le vienen encima. Tiene las primeras luces del sol a la mañana y las últimas del anochecer. El horizonte es la primera abstracción para el hombre, ya que es una línea que se ve pero que no existe, porque en la medida que avanza, se aleja más. Nunca va a encontrar el horizonte, sin embargo está ahí. Entonces el canto de ese hombre es reflexivo, intimista, profundo, como asombrado por la grandeza de la inmensidad. (Suma Paz)
"La pampa con su mutismo imponente y su monotonía tan característicos, predisponían poco a la locuacidad. -'El campo es tan lindo, me decía cierta vez un gaucho, que no dan ganas de hablar" Leopoldo Lugones
Paisajes
Pareciera que se agacha la huella del horizonte, y uno se pierde en el monte hasta hallar una lomada. La tierra parece nada y en ella se afirma el hombre.
Presentación
De n'antes
De ranchos y taperas
Pa'la moza
Sucedidos
Oficios
Nuestros paisanos los indios
Cosas del campo
Baguales
Jenofonte dice que al andar a caballo se siente la necesidad de que a uno le crezcan alas... Así el caballo resulta no sólo maestro del músculo sino también del alma... El caballo educa, rige al hombre y le da una filosofía propia. La filosofía de un jinete es distinta a la de un caminador...En el caballo se aprende la vida. Sobre su cabeza nace la lejanía y entre sus cascos se fatiga la tierra. A todo el que va jinete en su caballo su soledad lo acompaña. (Eduardo Jorge Bosco). ..................................................................................
A un domador de caballos
"Cuatro elementos en guerra forman el caballo salvaje. Domar un potro es ordenar la fuerza y el peso y la medida: Es abatir la vertical del fuego y enaltecer la horizontal del agua: poner un freno al aire, dos alas a la tierra..." (Leopoldo Marechal)
Juiiira perro
Bichos de mi tierra
De chacota.
Canto con jundamento
Viva la Patria
Aquí me pongo a cantar
Cruz diablo
"He dicho muchas veces que aquí recibí mis primeras lecciones de abismo y de absoluto.
El cielo me las dió, me las dió la llanura abierta y desmesurada. (Olga Orozco).
Pero yo he vivido libre
y sin depender de naides
siempre he cruzao a los aires
como el pájaro sin nido,
cuanto sé lo he aprendido
porque me lo enseñó un "flaire".