"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
(Pintura: Carlos Montefusco) ¡Campo mío!... ¡campo flor de fecundos gramiyales, y de azulados cardales del rancho en su derredor!... Campo del trébol de olor y bermejas margaritas vengo a traerte las citas de tu glorioso pasado, en el rescoldo avivado por las brasas de mis cuitas...
¡Vengo a traerte el ayer con frangancia de retama, que lejos se desparrama en brisas de amanecer!... Vuelvo de nuevo a traer murmullo de tu arroyuelo, las frescuras de tu suelo en la luciente alborada y la brava disparada de las tropillas de un pelo...
¡Vuelvo, pues, con la belleza de los despuntes del día del sol de la lejanía que le besó con tibieza!... Quiero otra vez la fiereza de los altos pajonales, de los tupidos pastizales, abrigo de los caranchos y las toldas de tus ranchos de los bravos totorales.
¡Traigo de nuevo el deseo y la iracunda bravura que flota por tu llanura, de la hacienda en el rodeo!... ¡Quiero otra vez el torneo donde hacía gala el gauchaje, su campechano coraje, el pial en los fuertes brazos y la armada de los Pazos en manos del reseraje!
¡Traigo de nuevo el rumor de las tardes estivales, los cascos de los baguales, galopando en tu verdor!... el grito del domador ganando el corral afuera, y en la cocina campera el encendido fogón, donde se dora el capón adobado con salmuera!...
¡Quiero otra vez en la pampa el caldén de altiva copa y en el camino la tropa que junto al reparo, acampa!... ¡El perfil, la regia estampa del vigoroso resero, el fértil nido de hornero en una horqueta de tala, y como antes la luz mala viboreando en el sendero!...
Mi mal ya no tiene cura, cuando l'encuentre un remedio ya hay otro mal al asedio contra el ungüento y la untura y no tiene compostura lo que de viejo se duebla... Tuita mi senda se puebla de baches, charcos, zanjones, mi cielo de nubarrones y mis noches de tiniebla.
Ni bien seca un costurón que alguna herida me deja, rondo el panal de otra abeja y ¡zas! m'encaja el puyón, resulta que el aguijón como que fué por encono, deja en la herida un abono y ya no hay yanto ni labia que calme el virus de rabia aunque soy Cristo y perdono.
Pero como nunca aflojo y vuelvo siempre a la carga; en cuanto un mal se aletarga dentr'a morderm'el antojo, y no hay súplica ni enojo, ni parangón, ni consejo, de la vieja, ni del viejo... Mi aflicción no capitula ¡El cardo que más se azula es el del tronco más viejo!
Ayer juyendo el encuentro de una que le cáe la baba, como sargento de brava, dejé las luces del centro. Rumbié nomás, monte adentro montao en mi zaino flor, flete nuevo, rumbeador que solo aceta en el anca por lo querendona y franca a alguna loca de amor.
Y como no me despinto y no aflojo la cinchada, repechándo una lomada enderecé al laberinto, ojos de mirar retinto me miraban a través, con ansias y pen'a la vez. Dos ojos atribulados, por el dolor agrandados en ese ambiente montés.
Así apartando el ramaje aguijoneao por la duda, aunque con palabra ruda, me le aparié sin ambaje, en la quietú del paisaje. Cantó el zorzal del amor, y, espiritual hablador, y, altamente, soñador, rasgó las nubes l'aurora y nos inundó de albor.
Y ahí ando en la nueva racha enfermo del viejo mal, en el anca del bagual remolcando a la muchacha, parece de buena hilacha de mejiyas como guinda, y pa'que tuita se rinda, le eché mi pial de boleao; ¡flor de montes inexpugnao, flor silvestre pero linda!
Parece de buena marca y de las otas distinta, va en sus pupilas retinta el fuego de Catamarca. Yo qu'ensoñé esa comarca como una revelación, predispuesto a la emoción, dientro al aro sin tropiezos, ¡Pal rodeo de sus besos va mi gaucho corazón!
"Ojalá cantara un gallo pa saber en dónde me hallo" (Dicho de don Escolástico) .............................
Se me ha terminado el sueño. La noche ya se da vuelta. Un silencio sin alambres se estira en el campo afuera. Mientras encrespa el lucero su porfía de alma en pena, y la luz anda queriendo, como enagua de soltera. Un fuego recién despierto por la cocina bosteza: Don Escolástico Junco con el cimarrón solea, revisándose, callado, las ternuras que le quedan, porque es de aquellos antiguos que se hablaban con la yerba. Sola su alma con el mate para saludar la fresca, como aguaribay del monte, tronco, barbas y melena, se ve crecido de tiempo y hasta con ramitas secas, en esa luz del fogón que los rasgos le subleva. - Si no imprudencio, don Junco... - Pase, que un amigo alegra. Y después de los modales de la urbanidad campera, con el gusto de los mates desentumimos la lengua.
La voz de don Escolástico, reposada, limpia, gruesa, tiene el respeto ganado desde que sale a la puerta y unos nombres de otro tiempo que la bombilla calienta. De Punta Gorda y Caseros nos vamos hasta Cepeda, y al don Gonzalo crecido... - Con López Jordán a cuestas, que fué, como militar, bastante huevo de yegua. Nos enchiqueró en tres aguas, con los otros de tranquera. Sarmiento probó los rémingtons en la gente monteliera, que era de lanzas y sables y fusiles sin cartera. Con los de repetición nos pegaron una buena, pero más nos mató el agua que las moras extranjeras... Y con sabor de otros días larga la verdad completa: - De tanto mirar la muerte le perdimos la vergüenza.
- ¡Qué tiempo, don Escolástico! ¡Pucha! Si aquello volviera... - Los que tienen que volver son los hombres que lo entiendan, porque el tiempo es uno solo, por más que le saquen cuentas... "El tiempo sólo es tardanza, Dijo Fierro, en otras épocas, de lo que está por venir". Y así estamos con la espera... ¡Si este tiempo es el de siempre, pero perdido en sonseras! Que si el caso se da así... Que si de la otra manera... Que si nos darán un alce, Que si nos darán más leña... Que qué pensará el ejército. Que qué los que nos aprietan. Que si no nos dejan votar... Vamos a emplear la libreta. Que si hay que elegir un hombre, que si hay que elegir una hembra. Que si estamos en el mundo, que si estamos en América. Que si nos acomodamos... se va a acomodar la tierra. Que si vendrá bien unirnos o hacernos la... intransigencia. Que si no será un peligro tal o cual hombre que piensa. De tanto dejarse estar estamos donde nos llevan. Pero ninguno se dice si es por maulas o trompetas. Mientras, por toda la patria, le dijo Chano a Contreras: - "Una tropilla de pobres canta al son de su miseria". - "¡No es la miseria mal son!"... -"¡Qué ha de serlo, Villanueva! Si a "lo que está por venir" hay que ayudarlo a que venga, como que hay que echar la vida por delante y sin pereza. Ya es tiempo de hallarle el filo al cuchillo y la vergüenza; de no andar mirando arrugas ni tentando por las buenas; de ensillar el malacara y acortar las estriberas, y galoparse una noche para quedar donde quiera. Tiempo de llevar bombachas pero tenerlas bien puestas; de sacar la voz del pecho y no de entre las polleras. Tiempo de bolear el anca donde la ocasión se ofrezca, de campear la libertad, por el camino que venga, y de no dejarse andar con el miedo entre las piernas. A "lo que está por venir" hay que ayudarlo a que venga.
Saltan las barras del día gallos, pájaros y ovejas, y en un relincho limpito todo el campo se presenta. Alumbra, desde un rincón, medio frasco de ginebra. Me convida con un beso y cuando, a su vez, lo besa, murmura don Escolástico: - ¡Pa desparramar la yerba!...
Que antiguo payé tan raro,
que extraña divinidad,
que fuerza liberadora
tiene el vino, que será...?
¡que se mezcla con la sangre,
que le sube y es capaz
de desatarlo por dentro,
compadre, y hacerlo hablar...!
Compadre, que tiene el vino que usté al tomar
Comienza a sentirse hombre y empieza a hablar...
A hablar de lo que mas quiere,de su verdad,
Y es como si despertara a la realidad...?
Compadre, piense un poquito,¿que va a pasar
si un día de estos la gente llega a tomar,
el vino que necesita y empieza a hablar...
a hablar de lo que más quiere...que va a pasar...?
Traigan el vino más vino, tráiganlo acá,
Que mi pueblo está callado y es hora que empiece a hablar...
Dénle vino y vino bueno y ha de gritar su verdad..
¡Y ha de cantar para el mundo su canto de Libertad...!
Una vez le oí a un borracho,
como diciendo un refrán:
que el vino es "Sangre de Cristo
porque es Sangre Popular..."
La parra chupa en el suelo
tanta sangre fraternal
que hay en la tierra vertida, Que clama al cielo y está
juntandosé desde siglos, Buscando hacerse escuchar;
la sangre de los hermanos, que amamos y ya no están...
de nuestros muertos queridos, que nunca nos dejarán...
de los que dieron la vida, porque amaron de verdad...
los que eligieron morirse, por no saber traicionar...
los que encontraron la muerte, buscando la libertad...
los que dejaron sus huesos, en Malvinas y Soledad
¡como raíz enterrada, que algún día ha de brotar...!
Tenía razón el borracho; pensando bien, es verdad
que el vino libera al hombre y es fermento de amistad...
que el vino es "Sangre de Cristo porque es Sangre Popular...."
Imaginese, compadre, qué va a pasar
si un día de estos la gente llega a encontrar
su vino que le han robado los mandamás...
usté ya sabe, compadre,¡Qué va a pasar...!
Traigan el vino más vino, tráiganlo acá.
que mi pueblo está callado y es hora que empiece a hablar...
Dénle vino y vino bueno y ha de gritar Su Verdad...
y ha de cantar para el mundo ¡Su canto de Libertad!
Zumba el porfiado insecto bullidor. En la falda reverdecida y suave que la montaña enseña, descansan de la dura condición comarqueña los fuertes campesinos de poderosa espalda.
Cerca del bosque luce reflejos de esmeralda al bochorno implacable, la laguna risueña, y ante el plantel nudoso de las parvas de leña reposan los aperos que el sol tiñe de gualda.
Duerme a la sombra el perro. Prometen galanura de lucientes visiones, en cosecha futura, los trigos, a la tierra conquistado tesoro...
Y allá, bajo el alero de pintoresca parra, llora el bizarro mozo, de la triste guitarra, su amor a la inconstante de las trenzas de oro.
(Dibujo: Molina Campos) Yo nunca les he contao lo que hoy les voy a contar. ¡Quién se podrá imaginar lo que habré esperimentao! Los trabajos que he pasao en este mundo, ¡canejo! Yo del mundo no me quejo porque he sido desgraciao sólo agora que soy viejo.
La joventú es lo mejor si el dinero la acompaña; también la joventú engaña porque el mundo es un traidor, quiero que me den la razón los hombres que tengan años porque de ellos no es extraño que den la mejor sentencia, hoy se queja la indolencia de un hombre avanzado en años.
Esto quedará de ejemplo para las mozas y mozos, el que quiera ser dichoso aprovéchese del tiempo, no pierda hora ni momento que después ha de desearse y no se deje avanzarse de los años con el tiempo que después que llegue a viejo en vano será quejarse.
Yo me quisiera quejar pero no puedo quejarme, ya he conocido mi mal pero ya ha sido muy tarde. Yo quisiera reclararme en el mundo con el despejo; sin embargo no me quejo no formo una mala idea porque no hay cosa más fea que cuando uno llega a viejo.
(Pintura: Julián Althabe) Estos eran cuatro viejos que empezaron a contar hazañas que tenían hechas en el tiempo e' su mocedad. Esto sucedió un domingo al apuntar el lucero entre una cocina vieja con bastante leña al juego. Uno e'los viejos decía: -"Yo, cuando era melitar me fi a una espedición para la sierra del Volcán. Ya dentramos entre los indios como perros en majada y al bajar de una cuchilla y al subir de una quebrada "De un lanzazo me maté CUARENTA INDIOS Y UNA CHINA".
El otro viejo decía: -"Yo no he sido melitar, lo que sí me e'ejercitao en el trajín de domar. Me paso pa la otra banda para domar conchavao, pa más señas mi patrón era don Juan, el pelao. El día de mi conchavo me hicieron mucho agasajo. Luego me dice el patrón: -"Es preciso que madrugue a prencipiar el trabajo. Casualmente allí había una manada de overos ande andaban un alazán mentao de malo y ligero. Al otro día e'mañana echan yeguas al corral y me dice el capataz: -"Amigo, traiga el bozal", -"Ya voy con mi bozalito, el cabrestito y las riendas", ya estaba el pingo enlazao, los ojos como linternas, y me dice el capataz: -"Ensille este redomón andelé un poco despacio, que es de la silla, el patrón"!. Confiao en esta palabra cuando ya estuvo ensillao, de un brinco me lo salté y le prendí las de fierro; gritaba como demonio el diablo del redomón. Ya decía yo entre mí: -"¡Pucha el de andar del patrón!" Y van a creer, camaradas, lo que les voy a contar: CORCOVEÓ TRESCIENTAS LEGUAS NUNCA ME PUDO VOLTEAR.
El otro viejo temblando todo atareao por hablar: -"Yo, dijo, les contaré de cuando era marinero andando en las mares altas ande está sereno todo, se me va, caray, al agua un reló cadena de oro. Y yo, que viéndolo estaba, a desnudarme empecé y al agua me descolgué en busca de este reló. Y van a creer, camaradas, lo que les voy a contar: "QUE POR SACAR UN RELÓ ME SACÓ SETENTA Y DOS!"
El último viejo dijo después de pensar un rato: -"Yo no he sido melitar, ni marino o domador. Me conchavé en una estancia nada más que pa enlazar. Entonces gozaba fama como güen enlazador. La estancia tenía toros, vacas, terneros, novillos, potros, yeguas y potrillos por todo como cien mil. Un día me levanté pa dir a hacer la carniada y junté todos los lazos que tenía en la ramada; los até unos con otros con un ñudo potriador, di güelta en todo el corral pa afianzarlo en treinta palos, luego arreglé la armada y enderecé pal rodeo. Cuando estuve a veinte cuadras ya comencé a revolear; y van a creer, camaradas, lo que les voy a contar: "POR ENLAZAR UNA VACA ME ENLACÉ TODO EL RODEO".
-Levántese, mi hijo, Que ya amaneció y áhura, entre un ratito, Va a salir el sol.- -Déjelo, que salga, Mamá, dejeló, Porque él no ha pasado La noche que yo. Cuando a sus entrañas Se prienda el dolor, Y le juya el sueño Que me abandonó, Y se hinche en las pulpas De su corazón Del tigre e los celos La garra feroz, Puede que a las nubes Les pida e favor Que al potro del alba Que es madrugador, Le pongan un juerte Bozal potreador. P'hacerlo a la juerza Sentar el garrón... No es que tenga pienso De dormirme, no... Que quiero las horas Contar del reló, Sino que en lo oscuro, Con la ayuda e Dios, Puede que un aliveo Le haye a mi dolor... ....................... Cierre ese postigo, Máma, cierreló, Porque cuando en sombras Tuito engüelto estoy, Es cuando mis ojos La ven más mejor A la que jué un día Mi dulce ilusión Y hoy con sus desdenes Mi sueño mató. Quiero en el silencio De este mi rincón Sufrir recordando Sus labios en flor, La gloria e su cuerpo Golosina e Dios, La luz de sus ojos, El eco e su voz Cuando ya pa siempre Me dijo su "adiós". ........................ Ya que no hay remedio P'ahugar mi pasión, Y no es propio e machos Mendigar amor, Que náide en el mundo Sepa mi aflición, Ni alvierta en los ojos Que el sueño olvidó La güeya e las lágrimas Que el dolor cuajó.
Campié de mozo con ansia loca
La sé de un alma pa ser su juente,
Y la que en mi agua puso su boca
Vertió desdenes en su corriente.
Cáido en el lazo de esa zoncera
De que "queriendo tuito se alcanza",
Corriendo al flete de la quimera
Cansé el piquete de la esperanza.
En las vederas, hoy ya resiertas,
Po'ande mis tristes cruzadas hice,
Jueron, de a trechos, quedando muertas
Las ilusiones que yo más quise.
Y hoy ni en la oriya de la laguna
Que un día brindóme dichas fugaces,
Aunque en el cielo luzca la luna
Me ven los teros ni los chajases.
Que entre mi cueva, como el peludo,
Mientras las horas trotéan serenas,
Voy repuntando sombrío y mudo
Una por una tuitas mis penas.
................................
Vocabulario:
Mágoa: del latín "mácula" = mancha. Sentimiento de disgusto, pesar, tristeza, pena, dolor. Sensación de amargura y resentimiento. (Puede dejar marcas que duran un buen tiempo).
Viene pintando la aurora con los colores del alba mientras perfuma una malva que’n el patio se atesora. Una chicharra a deshora suelta un chirriar de lamento que prolonga en el intento de avisarnos de antemano, que con el sol, de temprano, tayará un calor sin cuento.
Viene clariando de a poco -dispacio pero seguro- porque’l día no tiene apuro y no recula tampoco. El lucero, ya bichoco por la mayor claridá, como escondiéndose va hasta borrarse a lo lejos porque’l sol con sus reflejos prontito nomás saldrá.
Inaugurando un entable antiguo como su esencia güelve’l sol a la querencia trayendo un briyo infaltable. La visión se hace notable y se ve que’n el bañao se anda moviendo el ganao entre una niebla petiza, la que’n un rato, sin prisa, el sol ya habrá disipao.
La alta flor de un cardo ruso que ha crecido en demasía muestra la estampa bravía que la tierra le compuso. Suelta un quejido inconcluso el molino cuando hereda un soplo que se le enrieda pero… que por ser mezquino, deja a mitá de camino el trajinar de la rueda.
Pava y mate en una mano, y en la otra un viejo banco, por el corredor, al tranco, le busco el fresco al verano; el amargo es soberano pa’ comenzar la jornada, y al dejar acomodada mi postura en una esquina suelto rumbo a la glicina el humo de una pitada.
Al dir pintando la cosa el día toma color y va ganando calor demientras el sol retoza. Se levanta mi donosa cuando termino el amargo, y ya salgo al tranco largo pa’ atar en el sulky “El Ruano” y poder salir temprano pa’l pueblo, por los encargos. ....................................
Recomendamos visitar al Poeta gaucho de este verso en: www.carlosraulrisso-poeta.blogspot.com
Ranchito que entre el verdor
Parecés una gran cosa
Y no sós más que la choza
Donde escuendo mi dolor.
Rancho en que entuavía el amor
Que en rescoldos se consume
A ocasiones desentume
Las alas medio dispacio
Pa perderse en el espacio
Como si juese un perfume.
Tapera medio arrumbada
Que al costáo de una laguna
En mis noches sin fortuna
Fuiste pa mi como un hada.
¡Quién dirá al verte rodeada
De paráisos y palmeras,
Que sos triste de adeveras
Porque, bajo tus totoras,
No hay en mis noches auroras
Ni en mi vejez primaveras!
Al zarzo que da a tu alero
Un rosal de rosas blancas
Trepa yevándose en ancas
La copa de un jazminero.
Corre a su sombra un sendero
Que como baliza cierta
Va derechito a una puerta
Que bajo un toldo de flores,
P' adormecer mis dolores
He de hayarla siempre abierta.
Cuando m'echo en la catrera
Bajo tu techo sombrío,
Se saca el bozal mi hastío
Pa disparar campo ajuera.
Bríndame su adormidera
La dulce melancolía,
Y alegran el alma mía
Las notas consoladoras
De dos calandrias cantoras
Que madrugan más que el día...
Rancho que sabés mi historia,
Mi linda choza querida,
Que yevo siempre prendida
Del cinchón de la memoria.
¡Pa que quedré yo más gloria
Que el calorcito e tu hogar,
Hoy que cansao de penar
Le tengo asco al vivir,
Y se me hace que morir
No es nomás que descansar!
(Pintura: Rodolfo Ramos) No reempuje, compañero: ¡Jué pucha ni que anduviera con dolor en la bastera y juyese del entrevero! Más despacio aparcero, que hay piedras en el camino. No se asuste si me empino que es sólo pa curiosear; no le voy a sonsacar ni la china ni el destino. ¡Ah, pueblero desconfiao! Cuando menos se figura que pretendo alguna achura de las que le han ofertao... Déme por eliminao del montón de pretendientes que se han afilao los dientes pa prendérsele al asao. Soy crioyo sin ambición y gaucho de los decentes. Pa mí no habrá chocolate ni migas del presupuesto. Porque no ando del cabresto de ningún alto magnate. Gracias si ligo algún mate amargo como mi suerte, porque a mi bien se me alvierte que es al ñudo pretender... Al paisano, ¡ni que ver!, se le hace pitar del juerte. Güenazo pa las cuchillas. Cuando la teta refala, y el que es ternero y no bala anda asustao y en cuclillas. Pa él no son las amarillas de la burra del Estao, pa'él es el duro recao, y el remington y la lanza, y la bala que lo alcanza y lo piala de volcao. Y todo ¿pá qué? pues pa'eso pa que un pueblero ladino, sospeche al ver que me empino que quiero sacarle el hueso. Compañero guarde el queso, que pa'que usté se lo coma, yo en el bajo y en la loma sirvo de cuajo a la leche. Conque amigo, no sospeche, que si me empino, es en broma.
El indio tenía una china celosa a más no poder; en cuanto había viento norte no le daba de comer.
Cuando él llegaba a las casas pa dentrarle al locro guacho, ya la china se lo había comido con los muchachos.
De las juntadas de máiz, de maní y el algodón, llegaba lustroso el indio y con plata a discreción.
Se empezaba a entumecer y flaco de cuerpo y plata, otra vez cardo y cicuta por culpa´e la china ingrata.
La china tenía poder en yuyo y trapo rezao; el indio jué a verlo al cura pero no dió resultao.
Le pegó pa la farmacia y el " botica " muerto´e risa le dijo: !lo que le falta es una güena paliza!
Se le prendió al latagá y desmaneó la sin hueso, pero ella, con la conversa le ganó a medio pescuezo;
" Ya ´tás desgraciao demás, nos tenés abandonaos; no tráis un par de alpargatas ni cortesito jloriao !" "! No se te puede ni hablar, ´tas demás adotorao !" ..! date con pueglera blanca con tal que quedés callao ".
El indio tenía una flauta pa entretención y sosiego: "! Que tanto tocando´e balde !" - le dijo - y se la echó al fuego.
De cuatro gurises, uno salió de pelo dudao; ganándole ella el tirón ansí se lo había achacao:
"!Tanto saludar la gringa me has enrubiao la tropilla!" (el indio tragó el carozo duro para ser semilla).
Cuando la china le dijo: "!yo no te queriendo máj!" él se lo contó a la flauta y la flauta al latagá. "Tontoyogos", "sarandises" y "bravos ", en soledad, la cáida ´el sol esperaron pa lanciarlo sin piedad.
Se jué cuando ya la noche se le hizo negra demás. Un caminito de sangre dejó la flauta en su andar, hasta que un día de tantos en una juntada ´e máiz, vido una mazorca rubia junto a su pecho asomar; ojos azules llorando lágrimas de hiel y sal, boca tajeada en un: "!Pagre!" y en el medio del maizal, llenó su bolsa nochera con sol de felicidad.
Mocobí firme, adelante, y mocobí rubio, atrás; en el medio iba la flauta dele cantar y cantar.
Misterios tiene la sangre que náides puede explicar. Gringo se lo dió la vida, Gringo lo viene a cuartiar. ! Cuasi con la noche encima le vuelve el sol a brillar !
Miel lechigüana en la flauta y un mocobí conversar: "!Patrón… pa dos indios puros, dos vasos de latagá !" .............................
-¡Doña Griselda!... -¡Qué!... -Mire vecina: mandemeló al muchacho, pero que venga de honda pa la huerta pa que me mate un pájaro.
Y allá va el gringo de pelito rubio -piel de Judas de todo el vecindario-, y en lo de 'ña Rufina -apuro y rabia-, entra un poco de sol, y mucho barro.
-¡Aquél!... ¡Matalo!... ¡Negro sinvergüenza!... ¡Pegamelé un hondazo!... ¡Se me jué de la jaula en un descuido. Con lo bien que lo trato!...
Mirá a la copa; todo altanería con rebeliones de silbido en alto, el tordo me miró como diciendo: "¿Vos tirándome a mí, siendo un hermano"?
- Y de áhi...? - Vea... No puedo Ña Rufina... ¡Cómo me está mirando! - Su trompeta sin hiel! - ¡Doña Rufina! vivo es que hay que agarrarlo! -No Barrabás; si se escapó no vuelve; ¡hay que matarlo!
En el cuero ancho y fuerte de la honda la bolita de barro comprensiva latió; cerré los ojos, erré, y el tordo se escapó volando. -¡Mándesemé a mudar! -¡Doña Rufina!... -¡Pa su casa, bellaco! (y entró en un llanto convulsivo, mientras, él silbó agradecido de lo alto).
¡Cuánta distancia y tiempo van desde aquél hondazo! ¿Qué habrá sido del tordo defendiendo su libertad de pájaro? Lo que haya sido; soledades y hambre pudo sufrir, acaso; mejor es el imperio de la nube que dormir y comer... pero enjaulado.
Tordo de mi niñez, hermano mío, hombre, entendí la rebelión del canto. El sol declina ya, pero no importa; aun hay fuerza en mis alas... ¡te acompaño!
Canoero viejo, crioyo del pago que por caminos de marejadas quebraba el ala de tu sombrero por una brisa te vas bogando... Canoero viejo sentao a popa con tu escopeta de un solo caño, que en los temblores de las variyas prendés el ojo con el fijazo... Canoero viejo que andás en ancas de tiempos güenos y tiempos malos, que ponés curvas de sentimientos cuando no hay otras, de taco a taco... Silgador triste de la esperanza, nubero bravo que vas yevando rumbiando a estreyas, pa la ranchada, una provista pa la patrona y unas masitas pa los muchachos... Canoero viejo que en los zanjones cuando se cansan los juertes brazos, tirás el grito p'al horisonte como un chuzazo...
Espinelero de media noche que jugás risas a los remansos, y vistiás de humo las mosquitadas y a perdigones, yacaresiando, te hacés silencio, cayás la pala sobre las cintas de los arroyos del lindo pago...
¡No andés tan solo canoero viejo, yo te convido con unos tragos, con mi guitarra pa entretenerte, mientras rezonga mi mate amargo...!
Canoero viejo, crioyo del pago que por caminos de marejadas quebrada el ala de tu sombrero por una brisa te vas bogando; sos tan islero, sos tan baquiano, que cuando yegue t'último viaje, sobre la popa de tu canoa por los sanjones desconocidos dormido y todo, canoero viejo te irás paliando...
Canoero gaucho, tu embarcación, yeve este güelta por los zanjones sanjavieleros una provista del corazón...
(Foto: "El Rodriguez" en flickr) Un corazón de miel entre los ceibos hicieron las avispas, gota a gota, y el árbol se azucara hasta en las flores y se hamaca contento en cada aurora.
Con su dulzor se cura la ronquera la calandria cantora, y con el agua hervida de su cáscara curan males del pecho las palomas...
Blando de corazón, se lo arrancaron y boyó en el arroyo hecho canoa, en la que va popiando la gurisa que en el taco se ha güelto mariposa.
Un boyerito, pedacito'e noche por unos cantos le compró la copa, y se arregló con el amigo viento pa que le acune su pichón si yora.
Ansí yegaste a viejo, islero manso: las entrañas de miel, cuna de auroras, sueño liviano de chinitas lindas que aguas abajo en el cariño bogan...
¡Quién juera ceibo al terminar el viaje con un panal por corazón, patrona, con un pichón en l'última ramita, remedio de calandrias y palomas, y taco ande se asiente una gurisa que sin saber se ha güelto mariposa!
(Foto: Eduardo Amorim)
Caiba de vuelta a las casas
en un redomón corriente
cuando el sol en el poniente
iba apagando sus brazas.
Una yunta de torcazas
se estaban como arrullando,
y al irlas yo contemplando
en su ternura infinita
ni soñé, que allí cerquita,
un mal me estaba acechando.
Cuando al tranquito llegaba
tarareando mi alegría,
la tarde se entristecía
porque la luz le escaseaba.
El "Trece" que me esperaba
(con las ansias que me explico)
con otro ovejero chico
me atropelló juguetón,
y en un salto, al redomón,
me lo mordió en el hocico.
El bagual se me bolió
tras la violenta espantada,
y sin darme tiempo a nada
contra el suelo me apretó.
Asustao se enderezó
con mal instinto y fiereza,
y soltó con ligereza
al chicotiarle una rienda
una patada tremenda
que me silbó en la cabeza.
Las porras le iban hirviendo
en cuanto pisó el camino,
pero lo enlazó un vecino
que lo había sacao siguiendo.
Yo tengo un golpe tremendo
que me abarca media res,
tan fuerte, que alguna vez
me hace bramar cuando piso,
¡y he tomao el compromiso
de entregarlo a fin de mes!
Por eso es que lo he llamao
pa que usté, amigo Almirón,
me lo siga al redomón
ya que anda desocupao.
Es aquél bayo encerao
de mirar muy vivaracho,
que arreado por mi muchacho
y orillando el cicutal
viene buscando el corral
mientras le cimbra el penacho.
.............................
Y un chico que iba y venía
"acarreando" unos amargos
a sus rubios pelos largos
bajo una boina escondía.
Más luego, en la lejanía
un chajá pegaba un grito,
y cuando allá, en lo infinito,
se iba el sol en un suspiro
llevando al bayo de tiro
salió Almirón al tranquito.
Dispense moza, y escuche, que por usted me ha quedao el cerebro embarullao y un malestar en el buche. Mi corazón no serruche con su cruel indiferencia, que al turbarse mi conciencia ya que mi alma no resiste yo me voy quedando triste como chico en penitencia..
Seguro que no ha de hallar un hombre menos vicioso, y a más tierno y amoroso ninguno me ha de igualar. En cuestión de trabajar nunca tuve una achicada; por eso, si a usted le agrada que nos juntemos en ley, trabajaré como un buey pa que no le falte nada.
Le armaré un rancho campero que ni dormida lo sueña, y en homenaje a la dueña cantaré como un jilguero. Un buen facón caronero no ha de faltarme ni en broma, por si alguna vez se asoma a mi rancho un gavilán, pensando que no hay guardián y alzarse con mi paloma.
Está de más que le diga que a mi gusto me manejo, y soy un criollo parejo más previsor que la hormiga. Por eso, que Dios bendiga mi puro y sincero amor, y que el Divino Creador aunque no me dea riqueza que conserve en mi pobreza mi oficio de domador.
A mí la güeya me entona sin que nadie me aventaje, y no me asusta en un viaje la hacienda más cimarrona. Como quien algo ambiciona pialo, enlazo, sé esquilar, soy baquiano pa carniar, y aunque alabarse es muy feo trabajando en un rodeo la derecha me han de dar.
Y si en esta circunstancia pa hablarla elijo estos modos es porque conozco todos los trabajos de una estancia. No piense que es por jactancia que afirmo mi pata chueca, y si este cristiano peca no lo hace con mala idea, ¡sino pa que usted no crea que soy un paleta seca!... (Pintura: Carlos Montefusco)
La otra noche iba rumbiando
Para el rancho de mi china...
Para el rancho de mi china,
Y vide un bulto en la esquina
Que hasta hoy me tiene penando.
“Falucho ” estaba ladrando
En forma desesperada,
Eché una juerte mirada
Pero sólo pude ver,
Una sombra, al parecer
Que juyó a la disparada.
Empecé a dar la vuelta
Como perro disconfiau,
Cuando al llegar a un costao
Con un bulto trompecé,
Era un rebenque y lo alcé
Gritando: “¡China, qué es esto!”
Y ella buscando pretexto
Lloró y me dijo: “¡No sé!”...
Eché mano a mi facón
Como pa´ hacerla pedazos...
Como pa´ hacerla pedazos,
Mas no pudieron mis brazos
Cometer tan mala acción.
“¡Perdón, mi gaucho, perdón!”
La mala mujer pedía,
Y yo la besé entuavía
Sobre su negra cabeza,
Y le dije con tristeza:
“Bueno, china, hasta otro día”.
De ella no supe más nada
Y asigún oí decir...
Y asigún oí decir,
La pobre vino a morir
Como perra abandonada.
Pobre china desgraciada
Qué muerte tan infernal,
Tal vez yo me muera igual
Al peso de su memoria,
Y así terminó la historia
De aquel rebenque fatal.
Un carro de carnicero
todo color de esperanza.
El cimbronear de la lanza
al paso de los tronqueros
De tiro va el cadenero
sujetado a la culata,
y entre tintes de escarlata
el sol se aleja abatido,
porque la noche ha encendido
su farolito de plata.
Tranco a tranco entre penumbra
su silueta recortando,
sigue la chata avanzando
camino del corralón,
va colgando del pescante,
balanceándose lustrada,
con tachuelas dibujada
la estampa de un corazón.
Las riendas en la derecha,
entre tristón y altanero,
canturreando va el carrero,
con un clavel en la oreja,
sombrero sobre una ceja,
un pañuelito anudado,
pantalón abombachado,
blusa corta arremangada
y sobre el pecho estampada,
la inicial que le han bordado.
Casi envuelta por la sombra,
siempre a tranco acompasado,
chata criolla del pasado
te vas para no volver.
Y llevas en el pescante,
marchando rumbo al olvido,
al carrerito florido
del Buenos Aires de ayer.
Dibujo: Eleodoro Marenco)
¡"Ta qué triste ser toro y estar cáido!
mirá muchacho el caranchal que baja,
pa vaciar las vertientes de bravura
del que jué empaque, corazón y estampa.
Su sino era topar; dar en la vida
contra las juerzas de su mesma laya,
y áhi lo tenés... peliando una agonía
contra el cerco de picos y de garras.
¿Que ansí no debía ser?
Talvez, muchacho...
pero la vida, al que lo agarra en mala
no lo voltea de golpe, 'tando juerte;
es remaliao y cáido que lo acaba.
Pal macho del quebracho en el derrumbe
es el último hachazo de la yapa;
y p'al toro de ley, l'armada negra
del caranchal que pa cegarlo, baja.
Sé que sos compañero de los libros
y por eso te he tráido hasta esta página.
No estudiés pa carancho, mi muchacho,
y si esa profesión te me tentara,
mejor darte por muerto que por hijo.
¡Un criollo... nunca despenó en las malas!
............................................
¡Tá qué triste ser toro y estar cáido!...
¡Tá qué lindo quedás con esa lágrima!
Engüelto entre la ceniza
marcha el clarín del chajá,
centinela tranquiador
quejido del pajonal.
¡Lo que habrán visto esos ojos
tanto mirar y mirar!
¡Los vientos que habrán sentido
tanto volar y volar!
Es pesao pero va lejos
-carreta'e la inmensidá-
y dende lejos nos grita:
¡chajá...chajaí... chajá...!
Sube siempre dando güeltas
serenito en el bogar.
Por el camino del viento
¿quién se le pone a la par?
Es un pedazo de nube
que yeva adentro un puñal
y es un pedazo de arroyo
que se ha largao a volar.
Luto al pecho, güena espuela,
lindo poncho, alto mirar,
revisador de horisontes
con tranco de general.
Es tranquilo porqu'es grande
-lo grande es tranquilidá-
¡qué chiquitos dende arriba
nos ha de ver el chajá!
Sólo o en tropa es lo mesmo:
soledá en la soledá;
conviersa con sus hermanos
y en lengua triste el chajá.
Es tan gaucho y tan varón,
tan domador el chajá,
que con espuela en las alas
en ancas del viento va.
Dicen que en la noche Dios
prohibió que güele el chajá,
pa que de las Tres Marías
ninguna se alze al pasar.
Imaginaria del pago,
baquiano'e la inmensidá,
clarín perdiendo sus dianas
en el bravo pajonal;
acopiador de los vientos,
señor de la soledá,
patrón triste de la altura,
nube, arroyo, sos chajá,
ceniza del fogón gaucho
que se ha largao a volar.
¿Saben por qué siempre güelve
de la alto'el cielo el chajá?
Porque es mejor cielo el pago
y es su cuna el pajonal,
porque lo han nombrao los pájaros
en el monte, general.
¡Tu ala, tu espuela, tu diana,
quién los tuviera, chajá!
¡Quién juera ansí de altanero
hoy, que es gloria el aflojar;
hoy, que se busca l'altura
sin ese limpio volar,
hoy qu'el cristiano se arrastra
babiando su dinidá...
¡Quién pudiera ir a las nubes
limpio como vos, chajá!
Gaucho chajá, de tu gesto ningún paisano se olvida, cuando en la noche dormida pa salvarlo de un encierro le avisaste a Martín Fierro que le caiba la partida.
Tu grito tan oportuno puso al hombre sobre aviso, y con el tiempo preciso pa acomodarse, a lo oscuro, en aquel tremendo apuro... ¡que pata ancha les hizo!
Vos habrás sido testigo observando a la distancia, del valor, de su arrogancia, y hasta te habrás alegrao al verlo más desahogao que iba pisando en ganancia.
Después de aquél entrevero librao en el campo abierto, ya cuando el día, despierto, tiró un manojo de luz vos viste a Fierro y a Cruz enderezar pa el desierto.
De esos gauchos, como ejemplo su amistá nos quedará, pero nadie olvidará que esa lealtá sin medida tiene un punto de partida, y fue en tu grito, ¡chajá! (Foto: Lito Ferrer)
(Pintura: Carlos Montefusco) Aquí estoy con la esperencia de los años que he vivido, en los que a veces he sido golpeado por la deslealtá. La confianza mata al hombre, dice un refrán verdadero, no vale jugarse entero a veces, por la amistá.
Muchas veces en el trato un hombre parece bueno, pero vuelca su veneno cegao por el interés. Cuando cree que nos sujeta, porque un favor le debemos, si es que estima le tenemos lo aborrecemos después.
Naides se entregue al que le habla y no lo mira de frente con ése hay que ser prudente, sobre todo desconfiao. Porque aflojándole lazo en el campo'e la confianza, pronto cairá la esperanza que en la amistá se ha cifrao.
Cuidao con aquél que cuenta cada servicio que ha hecho, se pondera, satisfecho pa que la ponderación le vaya a hacer güena fama alrededor de su nombre, aunque en la práctica el hombre sea de baja condición.
Haga un lao al que la risa tiene a un costao de la boca, y si en la güelta nos toca sostener trato con él, que sea de vez en cuando, porque aunque se diga amigo, resultará enemigo que anda escondiendo el papel.
Hay quienes se dicen gauchos, sólo por la vestimenta, porque no tienen en cuenta que pa serlo con honor, es necesario de veras tener sus inclinaciones, ¡Sólo las güenas acciones le dan al hombre valor!
Y no olvide la alvertencia que yo le hago al que me escucha, la vida es siempre una lucha que reclama condición: ¡No es buen amigo, repito, al compás de la milonga, quien por la amistá no ponga en la mano el corazón!...
(Pintura: Carlos Montefusco) Mi orgullo es ser argentino, lo grito aquí y ande quiera y ante mi santa bandera emocionado me inclino. Como paisano ladino que se afirma donde pisa, mi ropa gaucha, divisa del presente y del pasao será traje de soldao si la Patria me precisa.
Como si el tiempo pasao viniera pidiendo cancha el sombrero de ala ancha llevo airoso requintao. El pampero le ha zumbao, y el sol, en cada chispazo lo probó que era guapazo al corajiar con usura demostrando su bravura al volver cortao un lazo.
Es medio corta la blusa sin faltarle ni sobrando, como el carácter mostrando del paisano que la usa. Ella no permite excusa es nacida en este suelo; negra, como si de duelo anduviera su patrón, brillando cada botón como una estrella en el cielo.
Sobre mi cuello, anudao en cada ocasión propicia suavemente me acaricia mi pañuelo colorao. Y quiere dejar grabao pa que sepa el paisanaje, que lo lleve en homensaje al gaucho de "Los Cerrillos" caudillo entre los caudillos y el hombre de más coraje.
El chiripá de merino bastante largo por cierto, es de un tiempo que no ha muerto más nuestro, más argentino. Prenda gaucha, que el destino haciendo sus excepciones, la creó pa los varones de esta tierra generosa, y así mi faja, orgullosa lo ajustó en mil ocasiones.
La rastra, que es mi fortuna trabajada en plata buena, prendida en cada cadena lleva reflejos de luna. Y como seña oportuna en esta prenda que adoro va mi marca, puesta en oro pa que realce su apariencia, marca, que por coincidencia, es la que ostenta mi moro.
En mi criollo tirador ni se alcanza a ver el cuero, escamao con todo esmero con monedas de valor. Al verlo tan brillador desde la altura, apurao, pa no quedar ahicao en las monedas de plata viene el sol y se retrata si me encuentra al descampao.
El facón, que en la cintura lo cruzo, filo pa arriba, muestra su figura altiva en la fuerte empuñadura. La vaina ocultar procura su hoja brava y cortadora, hoja que fue, en buena hora, en ciento y una ocasión mi más pronta salvación de alguna mano traidora.
Sobaditas como guantes mis botas de potro son un "viva" a la tradición, un recuerdo al tiempo de antes. Si no son muy elegantes son netamente camperas, de fabricación caseras por manos que no son mancas; si de nuevas fueron blancas hoy de viejas son overas.
Tras de mi tranco sobón cada espuela, que es un lujo, deja en el suelo un dibujo como una provocación. Llevando pa distracción unas rodajas sonoras, de un arte reveladoras cuando el patrón zapatea, pero cuando jinetea son sin piedad mordedoras.
Mi poncho no me abandona porque mi vida comparte, es un lujo en cualquier parte y abrigo pa mi persona. La verdad no desentona por eso digo, sereno, que este poncho fino y bueno no alcanzó a costarme nada, ¡lo gané en una jugada! no vaya a creer que es ajeno.
Y aquí mis pilchas le dejo sin colorinches ni flores, pa que los criticadores le saquen lo desparejo. Pilchas pobronas, de viejo, no las olvido ni en sueño; son tal cual se las reseño botas, ropa y platería, sin nada de fantasía sencillitas como el dueño.
Le corre el zaino de Hermida -como copando una banca- a un pangaré lista blanca de marca desconocida. Ya en la segunda partida con atención los miré, y ansí, rebalsao de fe les dije: aunque equivocao contra el zaino tan mentao yo voy con el pangaré.
Movieron, y en la soltada el zaino más se acredita "mordiendo" una ventajita que "pellizcó" en la largada. Mucha gente entusiasmada se agrandaba haciendo pie, y yo también me afirmé porque borrando esa mancha allá en mitad de la cancha ya "asomaba" el pangaré.
Después del primer lazaso recibe el zaino otro más, y al corredor, desde atrás, lo desespera el atraso. Pero ni a chirlos, no hay caso que vuelva a ser lo que fué, y mientras la gente vé que su fuerza se reduce chiflaba el viento en el tuse del caballo pangaré.
Por más que se conformaron después del momento amargo andaban de hocico largo los que al zaino se jugaron. A mí se me redoblaron los pesos que allí jugué y entonces, cuando cobré la plata de mis "paradas" palmeándolo en las quijadas le agradecí al pangaré.
(Dibujo: Eleodoro Marenco) Con mi gaucho corazón en la palma de la mano un saludo campechano va ganando en emoción; dende mi humilde fogón mi mejor deseo elevo que a través de un chasque llevo hasta el pago en donde está, dice: -"¡Feliz Navidad y lo mesmo pa'Año Nuevo!"
Aflorando del pasado
con remesones de historia,
se cobija mi memoria
en éste poncho encerado.
Lleva en silencio guardado
el chasquear del aguacero,
que aguantó con el resero
para cuidar su elegancia,
cuando salió de la estancia
al corral del matadero.
Poncho de tono cercano
al negro descolorido,
se nota que fue cosido
sin errores con la mano.
Hecho con lienzo liviano
y de forma circular,
suple al toldo y al hijar
sin ningún impedimento,
¡y al galopar contraviento
"se agacha pa'no volar"!
Prenda de ayer que perdura
por muchas generaciones,
que fiel con las tradiciones
respetaron su estructura.
Aunque ya no la mixtura
de hollín, aguarraz y cera
con clara de huevo que era
aliada a la aceite'e lino;
¡cosas del tiempo argentino
que usó la gente campera!
De boca más vale chica
para que no filtre el agua,
abajo es como paragua
cuando al caer se abanica.
Sobre el caballo se ubica
del anca hasta la "clinera",
tapando las estriberas
para cubrir el encuentro,
y poder pisar de adentro
estribos y agarraderas.
Es un testimonio estable
con entronco soberano,
que en la vida del paisano
fue su amigo inseparable.
Poncho encerado, impermeable
original por su estampa,
con cicatrices de guampas
de diferentes tamaños,
¡que le punzaron los años
y el temporal de la pampa!
Al sentarme en la catrera apoyo los pies a gatas encima'e las alpargatas y me visto a mi manera. Un fosforito "Ranchera" y ya el candil alumbrando primero, me voy fajando pa'preservar los riñones, y tras d'eso los botones de la camisa abrochando.
La bombacha, de parao siempre me gusta ensartar anque'ntre a trastabiyar y a veces me voy pa'un lao. Luego de güelta fajao si es invierno, va un abrigo o de no, entonces prosigo las bigotudas calzando, y con el dedo ayudando a que dentren, las obligo.
Me lavo y voy a matiar y cuando estoy por salir me termino de vestir antes de irme a ensiyar. Tras el pañuelo anudar va la gorra o el sombrero, y según esté'l potrero de regao, por el rocío, o si es que castiga el frío, calzo mis botas de cuero.
Mi cuchiya bien filosa -con la chaira, se yevar, por si toca de cuerear- y en mi cintura reposa. Si es mañana tormentosa, siempre agrego a mi recao un muy rústico encerao debajo del cojiniyo, y completa esto senciyo un poncho pampa gastao.
Viejo galpón que áhi estás como añorando el ayer hoy de cerca vuelvo a ver todo lo que vos guardás; ¡cuántas cosas que jamás saldrán de nuevo a la vida! allí están, como dormidas cada una en su lugar... Y hoy las quise recordar pa'que no queden perdidas.
Allí, junto a unos aperos hay colgau un arriador, tal vez fue el lujo mayor en las manos de un carrero; unos bastos de ladero con los juncos casi afuera; colgada de la asidera y con la argolla ovalada una encimera gastada con la cincha de alpillera.
Allí, junto a unos bozales, unas riendas de domar, finitas de tironiar quién sabe cuantos baguales; un lazo con dos peguales hay enun gancho colgau, y por los años gastau un par de estribos de suela junto a unas viejas espuela', dos argollas y un bocau.
Prendido a una cogotera hay un cencerro cuadrau con el badajo osidau junto con una coyera; unos suecos de madera hechos con cuero de chancho, y más atrás, en un gancho, como pa'aliviar un mal, el rollo de unto sin sal que nunca falta en un rancho.
En un rincón, un recau que sobre su caballete parece que fuera un flete que vuelve desde el pasau; un viejo poncho encerau y en una caña colgada una maleta gastada que ya no se ve arrastrar, y la áuja pa'deschalar está en un clavo enganchada.
Se ven unos atadores mallau de las asentadas, frenos, rienda'y cabezadas están con los maniadores; hay leznas y caladores que hoy el herrumbre los baña, y... como haciendo una hazaña oservo que a todo eso ¡pa'salvarlo del progreso lo cubren telas de araña!
(Dibujo: Rodolfo Ramos) Mi padrino, el zurdo Trejo, si no le he errao a la cuenta debe andar por los setenta, pero es un gaucho parejo. Sin mezquinar el pellejo es una luz pa el cuchillo; mentao por diablo y por pillo entre amigos y entre extraños, y fue estos últimos años guardaespaldas de un caudillo.
Siendo nativo del suelo es gaucho hasta el caracú, y a la sombra del ombú siempre le tuvo recelo. Canoso y cuidao su pelo sin que busque ostentación estando en una reunión se le vé sobresalir, y por lo aseao pa vestir es digno de almiración.
Su pasión son las carreras, la taba, el naipe, los dados... y allá en sus años pasados fue bravo pa las polleras. Se pasa tardes enteras acomodando sus pingos, y aunque sin hacer distingos en cualquier juego trasnocha; le tiene asco a la bocha porque es un "juego de gringos".
Siendo tan camandulero con el mismo venga y vaya pa algún "peine" de su laya suele hacerle de rayero. Porque en el trance más fiero - como es persona dispuesta- no acepta ni una protesta ni mencionando a Jesús, y aunque la pierda con luz es capaz de darla "puesta".
Como no es desmemoriao y es generoso sin fin mientras yo fuí chiquilín me distinguió como ahijao. Tuve por él obsequiao -además de algún cordero- un ponchito pampa overo pa que el frío me atajara, y un petizo malacara que a mí se me hizo mañero.
Si aura yo le retribuyo es muy justo que así sea, pero el viejo ni mosquea porque así es el genio suyo. Su bondad no disminuyo pues pa apreciarlo soy fiel, y sé llevarle pa él - conociéndole la hebra- algún porrón de ginebra y cigarros sin papel.
Aunque está medio viejazo muy pocas bromas consiente, y hace poco, a un insolente, lo "acható" de un garrotazo. Quedó arrodillao el guaso mirando la tierra dura, y a causa de esa diablura como seña un tanto ingrata su rebenque cabo'e plata ostenta una abolladura.
Dando pié a su pensamiento y apoyao en su razón se ha conservao solterón cuerpiándole al casamiento. Y opino con fundamento libre de todo interés que este hombre vale por tres pues como buen argentino ¡Siempre ha sido mi padrino un criollazo sin revés!
(Pintura: Ángel Della Valle "Potrero") No tengo ni rancho ni china ni plata. Pucha qu'está lindo; como la cigüeña que en un ojo duerme y en el otro sueña tendré que dormirme parao de una pata.
Pucha qu'está lindo; siquiera el chingolo ahuyentao del pago, le queda el consuelo de cantar y dirse; pero yo, ni vuelo ni silvo ni canto, y ando, pior que solo!
Pa el lao que camine trompiezo un extraño: yo no sé de p'ande vino tanta gente, ni el güeso le tiran al que pasa enfrente y tarjan un hijo lo menos, cada año.
Pucha qu'está lindo; cuando yo tenía plata, china y rancho, no dejé un cristiano que anduviera cáido sin darle una mano; de mi asao, cualquiera cortaba y comía.
"Eran otros tiempos" dicen los que saben, pa mí qu'es mentira; yo no prieguntaba puel tiempo, si alguno me necesitaba. "¡Métanlé, son míos, y hasta que se acaben!".
Andí me juí dando, como agua llovida, gotiando pa tuitos; priesté hasta el cuchillo, pa guardar no tuve cinto ni bolsillo y por un amigo, me jugué la vida.
Pucha qu'está lindo. ¿Qué semos? Barcinos, apestaos que a lonja sacan del rodeo... ¡Y un día jué orgullo saberse argentinos! ¿Seremos tuavía? Yo, ya ni eso creo.
¿Qué nos dejan? Nada. El derecho zonzo de gritar ¡soy criollo!... Suerte que en la Pampa aun quedan potreros pa clavar la guampa y morir como antes, sin cruz ni responso.
No te hundás lo mesmo qu'el güey en el barro ni entriegues a tu alma maniada y vencida a ese desaliento que apaga la vida como la ceniza, que apaga el cigarro.
Echáte a la espalda, tu cruz o tu carga Que el hombre resuelto todo lo soporta; Ya que la existencia nos resulta corta Con tu cobardía, no la hagas amarga.
Tené fe en tus brazos y antes que vencido, Que te hallen caído, pero hecho pedazos.
Nunca fue de criollos, doblar la cabeza Fue tierra de guapos, tu tierra florida, El trabajo agranda la patria y la vida Y el bien de los otros, en vos mesmo empieza.
Chumbale los perros al que hable de penas Empuñá el arado y verás que un día, Enfrente a la troja del otro, vacía, Brilla el grano de oro de tus trojas llenas.
Si el viento que pasa te trae un lamento No dejes que el viento, se meta en tu casa, Triunfan los que aguantan, los flojos imploran, Las mujeres, lloran y los machos, cantan... ...................................................
(Pd: versos del original que faltan en la canción)
Tendete a lo alambre delant'e tu puerta, aventá a ponchazos el chisme y el vicio: pa cuidar tu nido, nu es un sacrificio vivir como el tero, con el ojo alerta.
Cerdiate las quejas y ande háiga quejosos tapate los pozos de las dos orejas. (Pintura: Carlos Montefusco)
"Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música..." Jorge Luis Borges
"La pampa, señor, es como la serpiente..., lo magnetiza al hombre, lo encanta y lo adormece, y al fin se lo devora". (G.E. Hudson)
Visite al Gauchoguacho en...
Estancia "La Brava"
Pampa
Madre. Horizonte. Soledad. Llanura franca al sol que sólo sabe de tu curva...Cuna, sepulcro y sustento. Creadora del gaucho afirmativo, del caballo amigo de la distancia, del puma escondido y del chajá ascendente. Pretexto de vagabundas ansias de partir sin meta...¡Tú que das resignación al pequeño, empampado de infinito! Ricardo Güiraldes.
El hombre nacido en la pampa tiene todo el cielo y todas las estrellas que parece que se le vienen encima. Tiene las primeras luces del sol a la mañana y las últimas del anochecer. El horizonte es la primera abstracción para el hombre, ya que es una línea que se ve pero que no existe, porque en la medida que avanza, se aleja más. Nunca va a encontrar el horizonte, sin embargo está ahí. Entonces el canto de ese hombre es reflexivo, intimista, profundo, como asombrado por la grandeza de la inmensidad. (Suma Paz)
"La pampa con su mutismo imponente y su monotonía tan característicos, predisponían poco a la locuacidad. -'El campo es tan lindo, me decía cierta vez un gaucho, que no dan ganas de hablar" Leopoldo Lugones
Paisajes
Pareciera que se agacha la huella del horizonte, y uno se pierde en el monte hasta hallar una lomada. La tierra parece nada y en ella se afirma el hombre.
Presentación
De n'antes
De ranchos y taperas
Pa'la moza
Sucedidos
Oficios
Nuestros paisanos los indios
Cosas del campo
Baguales
Jenofonte dice que al andar a caballo se siente la necesidad de que a uno le crezcan alas... Así el caballo resulta no sólo maestro del músculo sino también del alma... El caballo educa, rige al hombre y le da una filosofía propia. La filosofía de un jinete es distinta a la de un caminador...En el caballo se aprende la vida. Sobre su cabeza nace la lejanía y entre sus cascos se fatiga la tierra. A todo el que va jinete en su caballo su soledad lo acompaña. (Eduardo Jorge Bosco). ..................................................................................
A un domador de caballos
"Cuatro elementos en guerra forman el caballo salvaje. Domar un potro es ordenar la fuerza y el peso y la medida: Es abatir la vertical del fuego y enaltecer la horizontal del agua: poner un freno al aire, dos alas a la tierra..." (Leopoldo Marechal)
Juiiira perro
Bichos de mi tierra
De chacota.
Canto con jundamento
Viva la Patria
Aquí me pongo a cantar
Cruz diablo
"He dicho muchas veces que aquí recibí mis primeras lecciones de abismo y de absoluto.
El cielo me las dió, me las dió la llanura abierta y desmesurada. (Olga Orozco).
Pero yo he vivido libre
y sin depender de naides
siempre he cruzao a los aires
como el pájaro sin nido,
cuanto sé lo he aprendido
porque me lo enseñó un "flaire".