Timbó Blanco. Victoria (Entre Ríos)
Tiene quemada la piel
mezcla de criolla y charrúa
en la trenza de la infiel
el hilo blanco garúa.
Navega en su cascarón
sobre el remanso sombrío;
¡le han llevado el corazón
las aguas negras del río!
¡Ay! M'hijito cara triste
gajito de "Curupí"
Yacaré, si lo comiste
comeme también a mí!
¡Ay! M'hijito cara güena!
¡Ay! mi gurí sabalero!
Me quiero morir de pena
y tuavía no me muerto!
Dolor, locura y cariño:
sigue y persigue en la bruma
la mirada de su niño
en los ojos de la espuma.
Mueve a pala el frágil bote
habla y llora sin sentido
y le cuenta al camalote
su sueño desvanecido.
Tenía un rancho en la costa
"Charques" de sábalos gordos
para el fuego "chilca" y "bosta"
y criaba garzas y tordos.
De vez en cuando un "nutriero"
que "atracaba" en su remanso
les dejaba "pa el puchero"
por un rato de descanso.
Su "tapecito" "sin tata"
(semilla de, "con licencia")
cazaba y pescaba "en pata"
toda al aire la indecencia.
Venía "pa lindo el guacho";
atrevido, por demás,
talón ágil de "Viracho"
y ojos de "Zorro Aguarás".
Hasta en las noches más crueles
el ronco canto del gallo
lo hallaba "echando espineles"
o prendido en el "tramallo".
Ni enfermo, se estaba quieto
corajudo y decidido
no le imponía respeto
el oleaje enfurecido.
Selvas, cuevas y embalsado;
no hay matorral misterioso
donde no haya penetrado
su audacia de hurón curioso.
De sepa Dios qué camino
sangrando el cuerpo desnudo
"caiba jediendo a Zorrino
o jineteando un peludo".
Con los sesos "redetidos"
"se diba" en las siesta a veces
a espiar y enlazar dormidos
"capinchos y yacareses".
"Y ansina jué que salió
una mañana temprano...
Pa el lao del río agarró
con su lacito en la mano.
¡Ay! mi plantita de aromo
mi mojarrita platiada,
tu busco m'hijo, y ni como
ni tomo mate ni nada!
Cuando tu perro torea
en la ranchada vacía
tal vez, en sombras, te vea
pegao a la sombra mía.
Pero yo por más que miro
no te veo, mi alma, y siento
qu'en el aire que respiro
voy respirando tu aliento.
Ceibo en flor que derramás
tu flor de sangre en el río
yo soy pobre, y le dí más
en la flor del hijo mío.
Lagrimeo y lloro tanto
y echo el llanto en la corriente
pa qu'el calor de mi llanto
all'abajo te caliente.
¡Ay! pena que me atormenta
¡Ay! tormento que me aguanta
me consume y me alimenta
me voltea y me levanta.
Sauce llorón, mi agonía
tu verde rama lloró
y aunque llores noche y día
no llorarás más que yo.
-"Vení que t'estoy buscando.
¡¿No te duele verme sola...?!"
.............................
Y se la llevan, boyando,
el cascarón y la ola.
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