lunes, 27 de julio de 2009

Canto a la pampa...!


¡Pampa gaucha, tierra hermosa,
de caldenes centenarios;
de pueblos hospitalarios
y praderas generosas...!
Tus llanuras espaciosas,
tus cerros y tus cuchillas;
donde la verde gramilla
perfuma el amanecer...!
¡Me fueron viendo crecer
entre el cardo y la jarilla...!

¡Pampa gaucha, que crucé,
después tus largos caminos;
cuando enredado al destino
nuevas querencias busqué...!
En mis versos evoqué
entonces tus viejas cosas;
tradiciones vigorosas
que en cada mata de pasto...!
¡En ese terruño vasto
se afirmaban silenciosas...!

Eran sólo las cenizas
que quedaban de un pasado;
como suceso heredado
de una raza que agoniza...!
¡Costumbres que sintetizan
el quehacer de los mayores;
que en los primeros albores
del inicio de avanzada...!
¡Dejaron armonizadas
los preclaros fundadores...!

Sus campos fueron otrora,
cuna de un gaucho vivir;
crisol de un noble sentir
cuyo caudal atesora...!
Testigos mudos que lloran
una ausencia sin regreso;
porque en el largo proceso
que tuvo su desarrollo...!
¡Se fue trocando lo criollo
con las faces del Progreso...!

Y así, ciudades y estancias,
del rancho hicieron taperas;
y las anchas carreteras
acortaron la distancia...!
Sólo quedó la arrogancia
de esa estirpe de varones;
que apuntalando mojones
se adentraron en la Pampa...!
¡Y modelaron la estampa
de nuevas generaciones...!

Más tarde, cuando se hundió,
en el obraje el hachero;
la voz del filoso acero
con fuerza repercutió...!
¡A su golpe desgranó
la riqueza acumulada,
y en la extensión dilatada
el surco marcó horizontes...!
¡Hasta convertir el monte
en melgas y tierra arada...!

Por eso en mi derrotero,
sigo aquella rastrillada;
que permanece arraigada
junto a los patrios senderos...!
Encender con esto quiero
los fogones apagados;
porque será conservado
el acervo campechano...!
¡Mientras exista un pampeano
con cariño a ese pasado...!

Y con este pensamiento,
codeándome la confianza;
este canto es esperanza
de acreditar tu portento...!
Con íntimo sentimiento
se vuelcan mis expresiones;
y plasmo las emociones
con un patriótico anhelo...!
¡Pampa gaucha, que en tu suelo,
no mueran las tradiciones...!

jueves, 23 de julio de 2009

Gritando a lo indio

Vengo a sacarme la vincha
porque soy indio de raza,
pa'tirar en el zanjón
melena, alarido y lanza.

Vengo en gatiao-avestruz
porque es bagual de confianza,
y un manchao sobre un manchao
hacemos juntos seis garras.

Vengo a hamacar camalotes
y a escuchar marejadas,
y a trabajar tierra greda,
y a comer una picana,
y a tirar el braserío
carpincho, sábalo, iguana,
porque soy indio...¡bien indio!
de vincha, alarido y lanza.

Vengo a bailar con mis chinas
en la tierra apisonada,
y a gemir con la acordeona
y a llorar con la guitarra.

Caigo al toldo de cacique,
con la flor de mis indiadas,
en un malón de punteos
metiendo verso en las cargas.

Vengo respirando costa
con estribera 'e confianza,
pa'tumbarme en las gramillas
y rajuñar mis barrancas.

Aquí estoy... sintiendo el pulso
del corazón de las aguas,
y en la lengua mocobisa
trenzao con una calandria;
y aquí estoy, de clina al viento
en el toldo de la raza
con un lenguaraz cautivo
que solloza en la encordada.

¡Soy indio...! No me avergüenzo
de ser un bronce que canta,
de comer potro y de alzar
pluma 'e ñandú en la tacuara.

Soy indio yacaresero,
corazón de lechiguana,
nutriero de los inviernos,
cahcarrero que con paja
va cocinando juguetes
pa' malvenderlos por caña.

Soy tape de "bola de uno"
que nunca conoció cama,
tordo que monta desnudo
sobre un en pelo'e confianza.

Soy un indio, soy un nadie,
cimarrón sin pial ni marca,
esquinero 'e los bolichos
donde las riendas se amarran;
muchacho de la carreta
colgao del plan de la caja,
ahogao de tierra en la seca,
lleno'e barro si ha cáido agua,
reseco si ando en verano,
tiritando en las heladas,
y siempre aguantando'e punta
sobre cada alto una carga.
¡Pero bueno... no me importa
porque soy indio de raza,
tape puro... y enterito
mocobí de cerda a pata!

Quiero que el viento a cachete
meintras manejo la pala,
vaya abriendo trompos huecos
en el plomo de las aguas.

Quiero sentir los crestones
que en escuadrón se abalanzan,
y en las cumbreras del cielo
ver limpio tendido'e garzas.

Quiero ver nidos y pájaros,
y un yacaré en las barrancas,
y miel color trenzas gringas
del ceibal desparramada...

¡Alisten una "sin fin"
sobre un telar de guitarras!
¡que resuelle la acordeona
desangrándose en chicharras!
ya están llegando mis chinas
con las cerdas engrasadas;
la indiada en el gramillal
está acostando sus lanzas,
y aquí el "sejo" en la cintura
retoza una tropa'e ruanas
con una marca que dice:
de "60"... y "paraguaya"...

Vengo a sacarme la vincha
porque soy indio de raza
pa'tirar en el zanjón
melena, alarido y lanza.
Caigo al toldo de cacique
con la flor de mis indiadas
en un malón de punteos
metiendo verso en las cargas...

¡Soy indio...no me avergüenzo!
¡Sanjavielero y de lanza,
que come carne de potro
y alza pluma en la tacuara!
¡Soy indio...soy indio puro
corazón de lechiguana,
un don nadie hecho de bronce
pero de un bronce que canta!
¡Soy tape yacaresero,
mocobí de cerda a pata!

Bien surero



Sobre la inmensa extensíón
buscando más claridad
se encuentra "La Trinidad"
mirando el Samborombón.
Por allí la tradición
no pudo seguir derecho,
y en el campo y bajo el techo
se ganó con arrogancia
porque un gaucho en esa estancia
la lleva adentro del pecho.

El hombre que aquí les mento
Andrés Barreiro se llama,
y en cumplidos se derrama
por ser demasiado atento.
A mi modo lo presento
y sin que nadie me indique
es justo que les explique
que este amigo tan sincero
es más gaucho y más campero
que un corral de palo a pique.

Nativo de Chascomús,
pago criollo, que a las güeyas
parece que las estrellas
le fueron tirando luz.
De dos caminos en cruz
Barreiro eligió el mejor,
y como es hombre de honor
con la lealtad por bandera
es un criollazo ande quiera
y ande quiera es un señor.

Si a ponderarlo me apilo
no lo hago por puro gusto
sinó porque pesa justo
los mil gramos en el kilo.
Sin aliarse de su estilo
es liso y llano su modo,
y es tan liberal pá todo
que en su forma tan resuelta
cuando le busca la vuelta
pá todo encuentra acomodo.

En las camperas reuniones
suele andar entreverao
porque es un enamorao
del campo y las tradiciones.
Flamean sus condiciones
en las puntas del pañuelo,
y en las faenas del suelo
se juega el prestigio entero
sacando un asao con cuero
sin chamuscarle ni un pelo.

Tiene de soga un recao
bien al estilo surero,
y un emprendao dominguero
pá lucirlo en el poblao.
Ponchos de gusto variao
a cual más lindo y mejor;
cada espuela es un primor,
su facón vale un tesoro,
rastra de plata y de oro
y un machazo tirador.

Como en el campo se ha criao
conoce marcas, señales,
y enfermedad de animales
prque es un hombre aplicao.
Sabe hacer un alambrao
como cualquiera que entienda,
desabrojar una hacienda,
trabajar en un rodeo,
y a un bagual, sin más floreo
sacarlo de buena rienda.

Se luce cuando bolea,
es completo en una yerra,
y lo mismo ara la tierra
que esquila, tusa y carnea.
Si precisa una manea
sabe hacerla con esmero,
y como estaquea un cuero
pá la taba es clavador,
mentao como pialador,
versiador y guitarrero.

Capaz de arrear una hacienda
con la mayor precausión
sin que lo aflija el tirón
ni errar el rumbo en la senda.
Y en esa dura contienda
donde ha templao su saber
de chico le hizo entender
que el trabajar con apego
es siempre el único juego
donde nada ha de perder.

Tiene tropilla entabalada
como pa dir en un viaje,
muy variada en su pelaje
pero muy bien arreglada.
Pareja la caballada
aguerridona y sencilla,
resaltando en la tropilla
de un picazo la figura
que suelto es una pintura
y un lujo cuando lo ensilla.

En su campo, con buen tino
su paciencia deshilacha
pá combatir la vizcacha
y todo bicho dañino.
Así en el suelo argentino
venciendo cientos de escollos
acomodando sus rollos
hace Patria un hombre bueno,
trabajando en campo ajeno
lo mismo que muchos criollos.

Andrés Barreiro, señores,
así es a carta cabal,
buen amigo, servicial,
y un gaucho de los mejores.
Herencia de sus mayores
que vive luciendo el hombre,
y aunque alguno se me asombre
digo con toda conciencia
que la más valiosa herencia
es la honradez y el buen nombre.

Por milonga



Canta alegrando el zorzal
las mañanas luminosas,
y las calandrias dichosas
vuelcan todo su caudal.
Si a su modo cada cual
le canta a sus amoríos,
yo quiero expresar los míos
pero al soltarme contento
no hallo mejor argumento
que cantar mis desafíos.

Que se acomode y se ataje
el que a escucharme se ponga,
que yo canto por milonga
así me entiende el gauchaje.
No esperen que el tono baje
si les pido esta bolada,
y aquí al copar la parada
con el permiso de Dios,
¡canto con toda la voz
o sinó no canto nada!

Como a mí me gusta echar
las cartas sobre la mesa
que no les cause sorpresa
si así me suelto a cantar.
Y como vengo a tayar
sin que nadie me proteja
les traigo como en bandeja
unos versos pinchadores,
pa que así los versiadores
vayan parando la oreja.

Al son de mis bordoneos
aunque poco o nada valgo
cuando quise decir algo
nunca estuve con rodeos.
Con versos pobres y feos
busco rumbo en las tormentas,
y si algún cantor con mentas
va a defender su parada
que me ataje a la cruzada
así arreglamos cuentas.

Siempre he sido chapucero,
pero en mi forma paisana
para el lerdo soy picana
y freno pal muy ligero.
Si es que lo ven pendenciero
al verso que yo sancoche
el criollo que me reproche
se tendrá que arremangar,
y al que quiera peludiar
le doy a elegir la noche.

Vayan templando los criollos
que al ñudo son los intentos
si es que no traen a los tientos
un lazo con muchos rollos.
Y pa evitar los embrollos
por lo que puedan pensar
echo mi nombre a rodar
desde el rancho hasta el palacio:
¡yo soy el Zurdo Nicasio
pa lo que gusten mandar!

Cociando el estribo


Con palabra bien sonora
pa que me escuche el que quiera
voy a buscar para afuera
un embuchao que me atora.
Será mi voz retadora
pa quien lo nuestro rebaje,
pues hoy es puro homenaje,
y en la desleal propaganda
hasta el valor se le agranda
a lo de ajeno pelaje.

No han de hallar filosofía
en mi verso sin valor,
sinó mi campero amor
gritando su rebeldía.
Grabará la pluma mía
entre frases muy airosas
mis palabras cariñosas
para esta tierra sagrada:
la del Santo de la Espada
y de Juan Manuel de Rosas.

Tierra de hacienda y sembrao
que debe ser pa nosotros
desde el hombre hasta los potros
superior a lo importao.
Tierra gaucha a quien le han dao
las flores su fino aroma,
y aunque les parezca broma
causa pena y desconsuelo
saber que alguno en su suelo
se afana por otro idioma.

No estoy contra la cultura
ni estoy contra el adelanto,
sólo a lo nuestro en mi canto
lo defiendo con altura.
Jamás hay que darle usura
a quien lo extraño sostenga,
y convenga o no convenga
no nos debemos torcer:
si quiere hacerse entender
que aprenda hablar el que venga.

Hay que copar la parada
antes que el mal nos salpique,
como a lo suyo, el cacique,
lo defendió con la indiada.
A la canción importada
no hay que abrirle la tranquera,
ni mesquinarles "sotera"
a los atontaos muchachos
que al ruido de cuatro tachos
llaman música ligera.

Nuestra música tan linda
al que sufre una amargura
parece que una dulzura
en cada nota le brinda.
Que acá cada cual le rinda
la palabra que enaltece;
le dé el valor que merece
porque al dejarnos estar
la veremos marchitar
mientras la extraña florece.

Soy de colmillo cruzao
y no cambiaré de idea,
por más que alguno me cra
viviendo muy atrasao.
Teniendo el toro enlazao
me gusta más si se enoja,
y sepa el que se despoja
de su patriotismo adrede,
que hasta el más rebelde cede
si ni un tirón se le afloja.

Plántese firme el que mande,
-ya sea pueblero o paisano-
y con leyes en la mano
haga esa patriada grande.
Sea severo y no se ablande
siguiendo recto el camino,
que un proceder cristalino
como el agua del arroyo
tendrá el respaldo y apoyo
de todo buen argentino.

miércoles, 22 de julio de 2009

Pa no perderse


Compadre… con gran placer
Estos renglones le escribo,
Así se entera ande vivo
Pa cuando guste caer.
Aquí hay demasiao que hacer
Pero en mucho me divierte,
Y estoy trabajando fuerte
En forma firme y serena,
Pa ver si puedo echar buena
Si es que me ayuda la suerte.

El campo que estoy poblando
Se llama “Los Caracuses”
Y está plagao de avestruces
Que medio me andan tentando.
Pa divertirnos boliando
Dende ya queda invitao,
Y pa que no ande extraviao
Dentrando en campo vecino
Los detalles del camino
Aquí le dejo explicao.

Agarre el camino viejo
Que va a General Belgrano,
Y entre a bajarle la mano
Que lo hallará bien parejo.
Del puesto ande estuvo Trejo
-media legua más afuera-
Dentre en la primer tranquera
Y siga rumbo al poniente,
Hasta que tope de frente
Tres talas que hay en hilera.

Ni bien cruce un arroyito
Vuélquese pa su derecha,
Y allí una loma repecha
Hasta que halle un montecito.
Siga la güeya al tranquito
Que verá un ombú tumbao,
Y abra nomás sin cuidao
Ya casi llegando a casa
Una tranquera viejaza
Que de blanco la he pintao.

Entre unos sauces muy viejos
La casa va a divisar,
Y por ahí cerca ha de andar
Mi tropilla de azulejos.
Que yo al camino, de lejos,
Le echaré siempre un vistazo,
Y cuando tenga el gustazo
De llegar a distinguirlo
Saldré al trote a recibirlo,
¡pa apretarlo en un abrazo!

Brazas adentro



Nomás por esa cuestión
de prodigarse en un ruego
me encomendé frente al fuego
confidente del fogón,
y en su mágica atracción
rastrea mi alma el halago
cuando en el beso de un trago
ande el tristor se guarece
tu imagen se me aparece,
vieja casa de mi pago.

Largo frente que ha blanqueao
sus ladrillos sin revoque
y en acostumbrado toque
el año quedó estampao,
rejas con nudo emplomao
era el verde callejón
entreabriendo el postigón
pa'fugar una mirada
que furtiva cabresteaba
razones del corazón.

Aldaba 'e bronce que brilla
anunciando a los que van
una guarda en el zaguán
con remates de olambrilla,
la campana 'e la capilla
que menos diez ha sonao
patio 'e ladrillo obligao
entre historias se aparecen
cuando en glicinas florecen
los recuerdos del pasao.

Hay un cuartito a un costao
con marlo pa'la cocina
y ahí nomás donde termina
un galpón se le ha arrimao,
de rosa juerte pintao
por esa costumbre vieja
que también dejó una reja
por encima del altillo
pa' que'ntre el canto del grillo
cuando la tarde se aleja.

Un molino que rechina,
el canto del tero tero
y en el fondo del potrero
cuando la tarde se inclina
un cerco de cinacina
que pa'saciar su embelezo,
tiñe de sangre el regreso
con sus espinas hirientes,
al sol que allá en el poniente
se agachó pa'darle un beso.

Tal vez mi sueño 'e fogón
venga astillando ilusiones
y al atizar sus razones
en humo se haga canción,
cual notas del diapasón
que el tiempo ha ido encerrando
y al aire se van fugando
pa'desandar el camino
como resuello 'e destino
para seguir galopeando.

Don Oscar el Molinero


Su renombre es duradero
a juerza de sacrificio,
por yevar su crioyo oficio
con orguyo verdadero.
Don Oscar es molinero
y l'enseñó la esperencia
que's cada caso una urgencia
cuando reclaman su ayuda...
es por eso que no duda
pa'dir a prestar su cencia.

Gauchazo, muy entendido
y al trabajar muy honesto
demuestra con cada gesto
todo el saber que ha riunido;
pudiendo haber elegido
cualquir otra ocupación
afirma que's su pasión
y por nada cambiará
la vida de libertá
que le da esta profesión.

Con añoranza asegura
que no ha perdido la cuenta
y ya son más de cuarenta
los años que anda en l'altura.
Sin temores ni mesura
mas, sin perderle el respeto
al remachao esqueleto
cientos de veces trepó
y en la cola se sentó
sólo a su baquía sujeto.

Se patea leguas completas
por molinos descompuestos
con su caja de repuestos
cual dotor con sus recetas;
yeva unos cueros, chavetas,
variyaje del roscao...
al amianto grafitao
n'olvida ni por asomo,
ni algunos aros de plomo
p'algún cilindro averiao.

Máquinas Cima, Huracán,
también Hércules o Fiasa...
Lucero (en baño e grasa)
sus manos arreglarán.
De abajo l'oservarán
andar por la plataforma
tomando como una norma
que ande saca el capuchón
al gran problema en cuestión
en solución lo transforma.

La evolución va cercando
l'antigüedá con su púa
y el molino continúa
al campo su mando dando...
Don Oscar sigue arreglando
las grises torres de acero,
pues mientras que algún pampero
le cause a la rueda un giro
no habrá un último suspiro
pa'l arte del molinero.

Tiempo de tropa y camino


Como una estatua viviente
lo miro viejo paisano
y lo recreo por el llano
reseriando hacia el poniente.
Un pingo sobresaliente
con su perro de ladero
requintando su sombrero
y un pañuelo volador,
arrastrando rumbeador
su esperanza en el garguero.

Cada viaje una ilusión
suma de paisaje ancho,
pensando traer pa' su rancho
el ansiado patacón.
Sobre la huella un montón
de trances fieros, constantes,
rutina e' basto y aguante
experiencia que se acuña
canto de vaso y pezuña
tirando siempre adelante.

Inclinados a su paso
lo homenajearon por criollo
los sauces de aquel arroyo,
y el viento pegó su abrazo.
La Pampa le dió un pedazo
pa que llevara a lo largo,
los ajenos por encargo
y en sus noches argentinas
le prestó la "Cina cina"
su alero para el amargo.

Emponchao lo vi pasar
cuando la escarcha se quiebra,
y de un porrón de ginebra,
un taco le vi tomar.
Quizá en su lento andar
en pensamiento sumido
no supo que había salido
tropereándole a su vejez...
Arriando su última vez
en un viaje hacia el olvido.

Por eso viejo paisano
hoy al verlo jubilao
veo en su rostro dibujao
marcas de un tiempo lejano.
Con un nieto de la mano
y añoranzas de camino
le sonríe a su destino
por eso le digo...¡Abuelo!
Es hombre de pata al suelo
y con sello de Argentino.

Versos pa' negro y guitarra



La noche se le jué encima
y ansí nació aquel moreno,
que tenía rosas y estrellas
en la punta de los dedos.

No sé lo que miraría
ni de que embrujo estaba hecho,
que de sus cuerdas volaban
mil mariposas de juego.

¿Sería carne de otro mundo?
¿Sería cosa el instrumento,
o un zorzal de hamacar cantos
se le enjaulaba en el pecho?

¡Vaya a saber de qué lonja
desviaron ese tiento,
que nació templao justito
pá décimas y misterios!

Le blanqueaban la sonrisa
teclas de maíces parejos,
y en la oreja- chico y fino
caracolcito costero-
si era tiempo de claveles,
claveles en ella ardieron;

o cogollito de salvia
de no, entre el oído y el pelo,
le marcaba con perjume
la güeya justa 'e los tiempos

Su sangre, de contrapunto
la arrió, dende Martín Fierro;
pimpollo en Gabino Seiza
y jué un rosal pal moreno.

Puma en la cifra matrera,
en la milomga, jilguero
y un crespín en el estilo
manso, como un padre nuestro.


¡Qué retinto!; si era cosa
de pagar pa dir a verlo,
cuando agachado sobre el mástil
templaba venas al viento.

Ojitos de sirirí
brillantes, lechigüaneros,
boca mansa y chacotera
-pulpa e sándia- la del negro,
que en la cáscara amparaba
tuito lo dulce de adentro

Ansí tiene que haber sido
San Baltasar que en enero,
le enllena de cascabeles
las almas a los morenos;
ansí de manso y de triste,
ansí de sufrido y güeno,
ansí, payador de raza
con gualichos guitarreros;
ansí tiene que haber sido
Ventura, el patriota entero,
y Falucho, aquél tigre onza
que cayó besando el lienzo.

Murió en la forma más zonza
y al fin, jué cosa de negro.
Trenzao en la media letra
con uno de la Isla el Medio,
se enjambró sobre el poniente
su lechiguana de versos;
y alzarse agradecido
sobre el aplauso hecho trueno,
lo hizo abrazao a su novia,
-digo, al sonoro madero-

Se avalanzó de cuhillo
desafamao el islero,
y en vez de poner guitarra
¡corazón puso el moreno,
pa que seis cuerdas mamaran
sangre música en el pecho!
Jué tapera y jué leyenda
ande rosas florecieron
ande cantaron calandrias,
ande avispitas bebieron.

Su sangre-arroyito 'e música-
cantó cuando llegó al suelo,
Y en la tierra nació un árbol
que canta al pasar el viento;
que está poblao de bandadas
y que por ser l' Alma 'el negro,
regala frutitas dulce
a los gurises hambrientos

Avispas camataseras
van por miel al tronco viejo;
y en las triunfales auroras
y en los ponientes sangrientos,
seis enlutadas señoras
dende el ramaje, en su rezo,
se hacen lluvia de guitarras
por el alma de aquél negro.

San Baltarcito lindo
¡ayudámelo al moreno!,
y ponele el corazón.
pa farol de algún lucero.
Dale una cuarta en la mala,
¡no lo dejés padeciendo!;
llevalo al de tu color
San Baltasar, pa los cielos,
¡y vas a ver qué bailanta
te va'cer los 6 de enero!

Santo del color del pago
nombralo tu musiquero;
revivilo en una estrella,
mandalo enancao al viento;
lenguaraz pa los hermanos
como en la tierra en el cielo,
porque la vida es muy triste
sin guitarra y sin moreno,
porque es muy larga la noche
sin un estilo y un verso.


Qué tendrás pago!

Chiflando una tonada en las totoras
y peinando el sauzal, retoza el viento
rempujando las crespas marejadas
que entre esquilas de espumas van muriendo.

Como pa' hacer brillantes ñanduceras
están las tres Marías en el cielo.
Se ha fundido una estrella y cae su chorro
como lágrima en arco entre el estero.

No pica; con plomada o sin plomada,
de espinel o pateja, da los mismo.
Van hablando en temblor las correntadas
y se duerme la liña entre los dedos.

Hay plata en el zanjón, en las escamas,
en la ristra brillosa 'e los anzuelos,
en el cuchillo de cortar camadas,
y en esa "bola de uno" del lucero
que se ha ceñido al corazón arisco
pa' que levante luces en el pecho.

¡Qué tendrás pago, que te quiero tanto
con tus chajás, tus brujas y tus esteros,
con los vellones de tus garzas blancas,
con el pico plateao de tus boyeros,
con tus garcitas moras que se visten
en tus jacarandases y tus cielos,
con tus torcazas llenas de ceniza,
con Juan Soldao, el de la brasa al pecho;
¡qué tendrán tus calandrias que me llaman,
tus chororoses y tu tordo islero,
y tus viuditas tristes y esa chispa
que dió el fogón pa' la brasita 'e fuego,
y qué tendrás, que entre mis noches pasa
siempre un arisco cardenal ardiendo!
¡Esos son tus gualichos en mi amargo,
ésa es la brujería que me has hecho,
ése es el espinel que le has tendido
pa' prender en sus ganchos al Mielero!

Soy de tus islas un timbó cualquiera,
y en tus zanjones, curupí a los vientos;
sauce embrujado de cualquier barranca,
y un llanto colorado entre tus ceibos,
y soy, por una herencia de la suerte,
con mi lanza en la voz, sanjavielero.

¡Muchas gracias, patrona doña vida,
que me has hecho zorzal. Estoy contento!

martes, 21 de julio de 2009

Como un saludo paisano


Cuando se inunde la pampa
con esta expresión bravía
cuando nazca cada día
en cada rancho una estampa
cuando al toro por las guampas
lo hagan rodar por el suelo
ahí vibrarán mis anhelos
y al gigante soltaré
porque no tiene revés
quien nació bajo este cielo.

Cielo inundado de luz
que alumbra con idalguía
por eso que cada día
al pasar dejó una huella
que lo lleva a las estrellas
a andar conmigo quisiera
no importa si una tapera
es el destino marcao
pero ha de ser bien tratao
quien se ayunte a mi collera.

Eso sí, no se confunda
ni abuse de mi bondad
mi casa es pa los demás
no hay tranquera pal cansao
si vivo así acomodao
es por la luz de una estrella
que un día salió a mi huella
prendiéndose a mi collera
y grito a los cuatro vientos
ya mi rancho no es tapera.

Contra naides me retobo
ni a naides pido piedad
el amar la libertad
es mi mayor sacrilegio
no soy de mucho colegio
y me expreso a mi manera
por eso es que donde quiera
si hay que ofrecer una mano
si va la mía paisano
apriete que no es soncera.

Ansina ha de ser andando
que se puede conocer
y el que supo recorrer
podrá largarse opinando
ni se como ni hasta cuando
pero trato de saber
y si le toca perder
asujétese la cincha
cuando el pingo le relincha
es que se dió a conocer.

Con mis pilchas


Como loro no he nacido
nunca me gustó imitar,
siempre prefiero ensiyar
aunque pobre, con lo mío,
en mis soguitas confío,
sé qu'están bien masetiadas,
agrandarse en la parada
luciéndose con lo ajeno
es tironiar con un freno
que se'a cortao la barbada.

No me gusta cosechar
lo que otros ante'an sembrao,
porque aquel que'a trabajao
su fruto 'a de levantar,
no 'a de aprender a volar
aquel que nunca aletea,
siempre más se saborea
lo que luchando se gana,
y es más rica la picana
del ñandú que uno bolea.

Yo no cambio el poncho mío
por uno ajeno abrigao,
porque aunque desilachao
lo tengo cuando hace frío,
yo sé qu'en un desafío
pa'un bueno 'ai otro mejor,
mas no lo veo ganador
si es que 'a ganao con lo ajeno,
es como ganar terreno
en cabayo rodador.

No envidio al árbol gigante
que se adorna en primavera
con flores de enredadera
pa'que lo vean elegante,
porque pa'mi lo importante
no es siempre ser el mejor,
yo siempre almiro al creador
y prefiero a mi manera,
ser un yuyito cualquiera
pero dar mi propia flor.

P’algo juiste a l’escuela


No te atribulés áura ni agachés la cabeza;
Es tarde; a la vergüenza,
Hay que tenerla en antes
De pialar cosas puercas.

Sé que la culpa es mía;
¿quién me mandó? ¡canejo!
Si yo era un gaucho crudo
Hecho a los tiempos viejos
Haserte a vos estruído?
¡Risién, risién colijo
Pa’ lo que me ha servido!

Aura que ya las tabas
Risongan si las muevo,
Aura que h’anochesido
Pa presipiar de nuevo…
¡m’himpotecaste tuito!
El campo y el rodeo!
¡suerte que ni pa lonjas
Te han de asetar mi cuero!

Mi has trampiao en le pago;
¡dispués que yo hise tanto!
Si dende gurisito,
Cuando t’enorquetabas
En el “sebruno patria”,
Enterrando la reja
(qu’entonse era a mansera)
L’esigía a la tierra
Tuito lo qu’eya diera;
Y a cada gota gruesa
Del sudor que me cáiba,
Viendoté tan gauchito
Pa mi mesmo pensaba:
“Sudá, sudá Evaristo”,
“que cuando el tiempo cuadre”,
“lo verás dotorsito”
“como quiere su madre”.

¡Dios la tenga en la gloria!
Po ella es lo que te digo,
Porque ni a su memoria
Rispetastes, ¡indino!
Y hasta la “sarca vieja”
Que l’ayudaba a criarte,
En tu angurria de plata
Entr’el lote tarjastes…
Y eso es lo que me quema;
Lo demás… no, ¡que diantre!

Y güeno, a lo hecho pecho,
Y escuchá pa qu’entiendas:
Tuavía no estoy jundido…,
Que hay dos varas ‘e tierra,
Ayá, en el camposanto…,
Ande descansa “eya”.
Si pa cubrir tus visios,
Sirve de algo esa tierra,
¡himpotecala m’hijo…;
P’algo juiste a l’escuela!

sábado, 18 de julio de 2009

Apenas, si soy cantor


SI alguien me pide que cante,
me vuelvo caminador,
porque pienso que el cantante
que canta lo que otros piden;
es muy probable que olvide
su oficio de sembrador.

A mi me gusta cantar
cuando algo me quema el pecho
pero cantar sin derecho,
sin razón y sin porqué
es algo que yo no sé
a pesar que otros lo han hecho.

El aplauso suele ser
halagador ¡ah razón!
pero tanta reunión
y aplaudir tanta tontada
que el aplaudido gozaba
lo pobre de su canción.

Al cante no hay que pedirle
el tiempo que va a durar
hay que dejarlo volar
y escucharlo calladito
molestarlo es un delito
que usted no puede pagar.

Las ansias de ser famoso
otra razón puede ser
hay quien pagaría por ver
su nombre en letras doradas
pero al no estar bien pegadas
el tiempo las hará caer.

Cuando yo vivía en mi pueblo
entre el mar y la montaña
a mi madre escuchaba
cantar canciones sencillas
qué hermosa que era mi vida
cuando mi madre cantaba.

Esa si era cantaora,
ni guitarrras precisaba
cuando mi madre cantaba
en el calor de la fiesta
todo el campo era una orquesta
que su voz acompañaba.

'Hoy cuando escucho a un cantante
cantar canciones de aquellas
yo que ando sus mismas huellas
buscando lo verdadero
les aseguro, caballeros,
le pido perdón a ella,

Unos graban un disquito
y se sienten profesores
ya no son los cantaores
que con el cante lloraban
al tener suerte se engañan
y ya se creen unos dioses.'

Si tienen ganas de cantar
piensen lo que van a hacer
no se vayan a creer
que la cosa es tan sencilla
de la bolsa canastilla
pero hay que hacerlo caer.


Hoy que vivo entre cantantes
yo les puedo asegurar
que es dificil aguantar
la vanidad y la fama
hasta héroes de la cama
buscan para hacerse nombrar.

Y ya los dejo señores
pero les pido un favor
si por ahí algún señor
les pregunta por mi oficio
díganles que así lo he dicho:
"apenas sé cantar yo".

jueves, 16 de julio de 2009

La mula ánima


Iba un anciano trepando
en ágil mula la sierra,
desde el sombrero a la barba
suelto el barbijo de seda;
poncho de agreste vicuña
con franjas, flecos y hojuelas,
ha medio siglo bordado
por su finada la prenda;
llevaba usutas (sandalias
no he de decir en mi tierra),
que así le guardan los pies
como le sirven de espuelas;
un guardamonte de cuero
con que se cubre las piernas,
a cuyo empuje se inclinan
arbustos, cardos, malezas,
y huyen guanacos y cabras
cuando, al trotar de la bestia,
con resonantes crujidos
sobre sus flancos golpea.

Lleva aquel viejo en el alma
la triste música interna
de los recuerdos: los besos
de las ternuras maternas,
el dulce abrazo infinito
y el largo ¡adiós! de su prenda,
cuando, a través de los Andes,
fue a combatir y a quererla;
y allá en lo oculto, en lo hermoso,
la imagen fulgida, eterna,
de nuestra patria... la patria
de las heroicas proezas,
de William Brown en los mares,
de San Martín, en la tierra.

Él fue con Dávila a Chile,
con Güemes a la frontera,
con La Madrid a Tarija,
a Junín con Necochea,
y era tan fiel en amores
como atrevido en la guerra.
Tiene este viejo una enjundia
que ni el demonio la tuesta,
y donde asoma un peligro
es para hollarlo una fiera.
De la espantosa Mula ánima
tantos horrores le cuentan,
que, por hallarla a su paso
y refrenarle las riendas,
hizo a la Virgen del Valle
esta sencilla promesa:
"-Haz que la encuentre, y de alfombra
pondré a tus plantas de reina
este mi poncho, tejido
por mi finada la prenda".


Embebecido iba el hombre
en sus recuerdos y penas,
cuando, de un rancho asentado
sobre la abrupta ladera
salióle al paso, en tumulto,
un mocetón, una vieja,
una serrana, dos niños,
y hasta una cabra casera;
sucias las caras, y un susto
lívido y áspero en ellas.

-¡Va por allí! -le gritaron-,
¡va por allí, por la cuesta!"
"-¿Quién? -preguntó, deteniéndose,
el del barbijo de seda.
-¡Ella! ¡La mula maldita
que por la noche anda suelta!"
"-Sí, dijo el mozo, la he visto
al despertar de la siesta."
"-Y yo, añadió la serrana,
desvanecerse en la niebla."
"-Mas, cuando pasa de día,
como esta vez, se presenta
de viuda, toda enlutada,
en dirección a una iglesia."
"-Y al regresar cada noche,
es mula en llamas envuelta."
"-Pues a esperarla me quedo",
dijo el del poncho de hojuelas.
"-¡Ah, qué mujer!" -persignándose
murmura al cabo la abuela,
mientras el viejo soldado
entra a su rancho y se sienta-.
"¡Ah, qué mujer!... Era blanca
como las nieves eternas,
y rubia como esos cardos
que dan flor en primavera.
Se enamoró de un soldado
de la santa independencia,
que con Dávila fue a Chile
a luchar por su bandera;
y como era tejedora
de las pocas y las buenas,
le hizo un poncho de vicuña
más liviano que hoja seca.

El buen joven se marchó
a libertar nuestra América,
bajo fe de su palabra
de casamiento a la vuelta;
y ella, dos años corridos,
fue tan loca y sinvergüenza,
que se enredo con un cura
para curarse de ausencias.
Dios, el gran Dios, la maldijo
hiriéndola con su diestra,
y echó, su ánima a penar
por las quebradas desiertas,
convertida en esa mula
que en la noche se pasea,
que de ojos, boca y narices
arroja llamas siniestras.
Por un decreto divino
lleva colgando las riendas,
hasta que un hombre muy hombre,
por redimirle la pena,
con fuerte brazo y fe santa
la refrene en su carrera."

lba cayendo la noche
al terminar la conseja,
y conmovido el soldado
por unas ansias secretas,
mudo besó, al despedirse,
a los niños y a la abuela,
y, cabalgando en su mula,
se echó a vagar por la sierra.

Era una noche sombría
fúnebre noche, de aquellas
en que los genios medrosos
salen de grutas y cuevas;
en que una mano, asomada
de algún recodo, hace señas;
en que está oculto un misterio
que hace temblar las tinieblas,
y hasta el rumor del torrente
es un rodar de cadenas.

El noble viejo marchaba
por la sinuosa vereda,
cuando unas luces rojizas,
hiriendo a saltos las peñas,
le iluminaron un arria
de pardas mulas cargueras,
cegadas, quietas, bufando
bajo las vivas centellas,
y a los arrieros, postrados,
la faz oculta en las piedras.

Luego, por boca y narices,
echando ardientes culebras,
que, retorcidas, los muros
suben y en lo alto chispean,
se apareció la Mula ánima,
al aire flojas las riendas.

Echó pie a tierra el soldado
de las batallas homéricas,
y se avanzó a recibirla
con toda el alma en la empresa.
Hizo a la Virgen del Valle,
como a sus jefes, la venia,
y cuando estaba ya encima
la mula, en llamas envuelta,
la refrenó, y a su pecho
vino a estrellarse, ya muerta,
pero en mujer convertida...
¡Y era su novia, la prenda!

Se echó a llorar como un niño
el de las lides de América...
Mientras, la Virgen del Valle
bajó ceñida de estrellas.
Él le tendió como alfombra
su rico poncho de hojuelas,
y ella, posada un instante
para aceptar la promesa,
volvióse al cielo llevando
purificada en su esencia,
un alma mísera, indigna,
pero que ha amado en la tierra.

2 de abril


Después de un domingo bravo
que se voló con el viento,
llegó el lunes a la escuela,
cansado y con mucho sueño.

Como se pasan los días
que ya casi ni los siento,
Se desfleca la semana,
otra mas sin mas remiendos.

Suena el timbre y más de cuatro
le corren carrera al tiempo,
Porque aquél que llega tarde,
es media falta de arresto,
Y será una falta entera
pal que se quedó durmiendo.

El estudio, es necesario
hasta pa ser barrendero.
Y hay q cuerpearla de entrada
que si no, que si no se pone feo.

Forman fila, y la bandera
se confunde con el cielo
Y le cantan por ser criolla,
el alumnado completo,
un canto de patriotismo
acuanao dentro del pecho.

Después, después silencio profundo
como señal de respeto...
Saludo a los profesores
y derechito pa dentro.
...............
Alza el tono el profesor
y a la vez se pone serio
-“hoy es lunes tres de abril,
tenían un deber, ¿lo han hecho?"...

"A ver...Marcelo Gutierrez
pasa acá al frente y léelo”
Se pone de pie el muchacho
y empieza a leer con miedo.

-"El dos de abril… en mi patria
se vuelve rojo misterio,
Y se mancha el almanaque
por que es un día muy nuestro...

Con la sangre de esos hombres,
q con honor defendieron,
El suelo de aquellas islas
que según dicen es nuestro.

Le pido a Dios poderoso
que cuide a los que murieron"
Y gritó: "¡viva la patria!"
como un homenaje a ellos.

El profesor felicita,
se sienta el chico contento,
Y uno a uno de la clase
su homenaje va leyendo.

Y el profesor evalua
como midiendo el talento.
“A ver, Gustavo Maciel,
mostranos que es lo que has hecho”...

Queda callao el muchacho
hijo de padres tamberos,
Y responde a la insistencia..
-“yo no hice nada maestro”.

Hay un silencio de tumba
“pero Maciel, que me ha hecho?
Si no hizo los deberes,
es una falta de respeto".

"Yo soy nuevo en esta escuela
y voy a cuidar mi puesto,
Y a nadie voy a permitirle
q me ande tomando el pelo”...

Se larga a llorar Maciel
con la cara entre los dedos,
suena el timbre y los demás
van a jugar al recreo.

Cae un "uno" en la libreta
y le duele hasta el maestro,
que al verlo llorar, se acerca
pa ofrecerle consuelo.

-“¿porqué no hiciste el deber,
porqué no hiciste el deber,
Contéstame y sé sincero”...
y responde el muchacho
entre sollozo y lamento:

-"Allá en la isla señor,
allá en la isla señor...
yo tengo un hermano muerto
se fue a defender la patria
y todavía lo espero”….

El profesor sorprendido
lo miraba boca abierta…
y solo atinó a decir:
-“¿porque no me lo dijeron ?"

Caminó hasta al lao del niño,
le dió un abrazo y un beso,
se volvió pal escritorio,
borró el uno que había puesto
y al retirarse se oía:
-“¿porque no me lo dijeron!!!"

La bandera, a media asta
eternamente de duelo,
busca alguna explicación
por sus hijos que no han vuelto...

Yo se bien que no es justo
que a uno le roben el suelo,
pero no es justo tampoco
hacerse matar por ello...

Nunca olvidemos que el fin
no justifica los medios;
vayan estos versos sencillos
a los chicos que murieron...

Inocentes criaturas
como el Maciel de mi pueblo,
El dos de abril en mi patria
se vuelve rojo misterio,
y se mancha el almanaque
por que es un día muy nuestro!

Con la sangre de esos hombres
que con honor defendieron
el suelo de aquellas islas
que según dicen es nuestro...

Le pido a Dios poderoso
que cuide de los que murieron
Y grito: -" ¡Viva la patria!"
como un homenaje a ellos.

lunes, 13 de julio de 2009

El Negro Falucho (soldado Antonio Ruiz fusilado en febrero de 1824)


Duerme el Callao. Ronco son
hace del mar la resaca,
y en la sombra se destaca
del real Felipe el Torreón.
En él está de facción,
porque alejarle quisieron,
un negro de los que fueron
con San Martín, de los grandes,
que en la pampa y en los Andes
batallaron y vencieron.

Por la pequeña azotea
Falucho, erguido y gentil,
echado al hombro el fusil,
lentamente se pasea;
piensa en la patria, en la aldea
donde dejó el hijo amado,
donde, en su hogar desolado,
triste le aguarda la esposa,
y en Buenos Aires, la hermosa,
que es su pasión de soldado.

Llega del fuerte a su oído,
rumor de voces no usadas,
de bayonetas y espadas
agudo y áspero ruido;
Un "¡Viva España!" seguido
de un otro ¡Viva Fernando!
y está Falucho dudando
si dan los gritos que escucha
sus compañeros de lucha,
o si está loco o soñando.

Desde los Andes, el día,
que ciñe en rosas la frente,
abierta el ala luciente
hacia los mares caía,
cuando Falucho, que ansía
dar un viva a su manera,
como protesta altanera
contra menguadas traiciones,
izó nervioso, a tirones,
la azul y blanca bandera.

-"¡Por mi cuenta te despliego-
dijo airado-, y de esta suerte,
si a tus pies está la muerte,
a tu sombra muera luego!-.
Nació el sol: besos de fuego
dióla en rayas de carmín,
Rodó el mar desde el confín
un instante estremecido,
y en la torre quedó erguido
el negro de San Martín.

No bien así desplegados
nuestros colores lucían,
por la escalera subían
de tropel los sublevados.
Ven a Falucho, y airados
hacia él se precipitan:
- ¡Baja ese trapo! -le gritan
¡y nuestra enseña enarbola!...-
¡Y es la bandera española
la que los criollos agitan!

Dobló Falucho, entretanto
la oscura faz sin sonrojos,
y ante aquel crimen, sus ojos
se humedecieron de llanto.
Vencido al punto el quebranto,
con fiero arranque exclamó:
-¿Enarbolar ésa yo,
cuando está aquélla en su puesto!...-
Y un juramento era el gesto
con que el negro dijo: -¡No!-.

Con un acento glacial
en que la muerte predicen:
-¡Presenta el arma! -le dicen-
al estandarte real-.
Rotos por la orden fatal
de la obediencia los lazos,
alzó el fusil en sus brazos
con un rugido de fiera,
y contra el asta-bandera
lo hizo de un golpe pedazos.

Ante la audacia insolente
de esa acción inesperada,
la infame turba excitada,
gritó: -¡Muera el insurgente!-.
Y asestados al valiente
cuatro fusiles brillaron:
-¡Ríndete al Rey! -le intimaron,
mas como el negro exclamó:
-¡Viva la Patria y no yo!-,
los cuatro tiros sonaron.

Uno, el más vil, corre y baja
el estandarte sagrado,
que cayó sobre el soldado
como gloriosa mortaja.
Alegres dianas la caja
de los traidores batía,
El Pacífico gemía
melancólico y desierto,
y en la bandera del muerto
nuestro sol resplandecía.

domingo, 12 de julio de 2009

No me sirvo... Gracias



..........................................
¿Caña?... Muchas gracias...
Eso, no me sienta...
¿Que es güena pa'l frío...
Y hasta cura penas!...
Uso "poncho patria"
cuando el frío apreta;
con eso po'encima,
¡ni la helada dentra!
........................................
-¿Qué alegra y levanta!...
No tengo tristezas...
y cairme... difícil...
por más que, cualquiera
si lo pialan justo,
áhi nomás, se acuesta!...

Pero, vi'a decirle,
pa que usté lo sepa,
que no hay poncho güeno
si la sangre aflueja;
que las penas grandes
no se basurean,
y es trabajo al ñudo
bellaquiar, con ellas!...

Y el querer ahugarlas
con caña es zoncera:
porque al alma 'el hombre,
la caña no llega!...
Y es falta 'e coraje
borronear la idea;
y falta de orgullo,
y falta 'e decencia,
ñublarse los ojos
pa no ver su pena,
que ansina, ven todos:
dispreciando al hombre
que agachao se entriega!...

Y hasta vi'a decirle,
pa que también sepa,
que muchos la sufren
y calláos la llevan:
a naides lo dicen;
a naides la muestran!...
Pa eso se precisa
nada más que juerza...
pa' llevar en alto
al alma y la pena...
Eso, está en los hombres:
no está en las botellas!...
..............................

..............................

-Hablo, como al ñudo!...
Sea como sea,
no me importa... ni "esto"...
porque no me llega...
Pero... es cosa triste
que por causa 'e penas,
haiga 'e verse un hombre
hecho una miseria!...

...............................

- No me sirvo... Gracias...
Es que ... no me sienta...


Lo miro al viento y me río

(Foto:Eduardo Amorim)



Que son muy negras las penas,
Dicen y dicen cantando.
Pa mi que no ha de ser cierto,
Si juera , mejor negarlo.

Yo también sé de pesares,
Yo también sé de quebrantos,
Sé de las penas más negras
Pero de penas no canto.

También es negra la tierra
Y verdes salen los pastos
Mientras la raíz padece
Canta en sus flores el árbol.

Ocaciones me figuro
Que soy de veras un árbol,
Lo miro al viento y me río,
La raíz crujiendo abajo.

Si me desmiento en la vida,
¡Acuéstenme de un hachazo!

Ricuerdos


- ¿Que usté se va dir?... No lo creo.
Hace años que le vengo escuchando decirme lo mesmo.
A mí se me antoja, que mientras el último poste
de este viejo rancho se mantenga en pie,
usté no va dirse... ¿No es ansí, don Zenón?

- Ansí es. Cha cosa fiera que no pueda dirme...
Me tira el alero de este viejo rancho
ande tantas noches consolé mi pena.
Al primer amago me atajan las horas
y veo a mi mano tembleque y callosa
ofrecerle al amargo su hueco de siempre,
y ansí... mientras pienso... oigo a mi guitarra
que en triste lamento le dice a mi vida:
¡Qué cosas más juertes que son los ricuerdos!...
Es que estas paredes saben del pasao...
Saben que en mi alma a quien la vida quiso
castigarla juerte, se anidó profundo
el maula pampero... que traiba en sus alas
un canto de muerte...

Jué una noche oscura de salvaje invierno
se llevaba el viento mi llanto y sus quejas
junto con el triste aullar de los perros...
Se me diba yendo... sus ojos azules...
azules y grandes como mesmo cielo
me miraron hondo, buscando las raices
de mi pensamiento...
Y ansí... dispacito... jué haciéndose corto...
más corto entuavía... el galope ' e sus ojos
grandotes y azules
a oscuras se diba quedando...
Sentí entonces golpiar en mi sangre
la sed de venganza...
¿Vengarte de quién? - me gritó mi alma...
Y sangre y alma las dos me dijeron...
Tenés que esperarla...
Un suspiro lerdo se perdió en mi llanto
cuando juí a besarla...
y se murió en mis brazos...
Por eso cuando quiero dirme,
me ataja el ricuerdo, y la noche...
me encuentra esperando en el rancho.