"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
(Foto: Eduardo Amorim) Tal vez porque en él nací en el recuerdo lo adoro, cuando canto o cuando lloro está palpitando en mí. Vale más que un Potosí en mi pobreza campera y anque ya no es ni tapera de despeinao y deshecho; le queda el cielo por techo como un poncho en la cumbrera.
La luz mala que encendía en alguna noche mala su desvelo sobre el tala que la resguarda entuavía; se apagó en la lejanía de un viejo cuento olvidao pero brillando ha quedao en el recuerdo encendida como un candil que a mi vida le va alumbrando el pasao.
Allí ensillé el redomón desvirador de senderos y juimos dos compañeros a camino y corazón. Ayí volví cansadón de buscar pago mejor, suerte más güena y amor pero al fin me he convencido que la tibieza del nido es el calor más calor.
Bien he podido alvertir en los años que machuco, que para ganar al truco es necesario mentir. Hay que tratar de impedir que a uno le hagan la primera; que si no de otra manera y sin hacer mucho teatro, al fin hasta con un cuatro nos puede ganar cualquiera.
Se oye decir por ahí: "los de ajuera son de palo"; y está bien, pero lo malo es que no siempre es así. No se debe dar changüí ni yendo muy adelante... tenga cuidao el que cante... fíjese bien lo que dice; y el que reniega y maldice favorece al contrincante.
El que ve señas de ciego que abra el ojo por si acaso, y evite de dar un paso que el descubra su juego. Muestre valor y sosiego por más temblando que esté... y nunca pierda la fe, que ligar no es estar lleno y un cuatro puede ser bueno según el juego se dé.
Se pueden tener quebrantos andando entre gente guapa, si una palabra se escapa le pueden cobrar los tantos. Y aunque hay en la flor encantos y nos da fácil provecho, quien la canta satisfecho y con el alma contenta a veces no tiene en cuenta que está la contra en acecho.
Se debe de desconfiar del que liga demasiao. Hay que ser disimulao y hay que saber semblantear. No dejarse impresionar si el contrario grita fuerte. Aguantar la mala suerte sin estropear el partido; pero viéndose perdido jugarse entero y a muerte.
El truco fue aprendizaje pa echar la falta sin nada, o enfrentarse el as de espada sin más armas que el coraje. En él aprendió el gauchaje a jugarse en la partida... a retrucar enseguida o a ser prudente un segundo. No hay otro juego en el mundo más parecido a la vida.
Traigo mi chata cargada con el cereal del recuerdo; y voy al tranquito lerdo pa la estación de la nada. Y mientras la caballada se pega algún revolcón, aprovecho la ocasión, ya que en este pago caigo, pa decirles lo que traigo mientas corre el cimarrón.
Traigo el riendón que asujeta al esquinero más tioco; y al percherón, que lo evoco invencible en la baqueta; al costillar con paleta asao con leña de vaca... traigo la reja que ataca al pajal del campo bruto, y pal zorro más astuto traigo la trampa y la estaca.
Traigo el gesto solidario con el nombre de gauchada, y a la gran depositada que convocó al vecindario. Traigo el triste comentario de la piedra movediza. Traigo la aurora rojiza que iluminó mi querencia; y el punto de referencia del año de la ceniza.
Traigo el aspecto invariable de la vieja sierra larga, y el humo del tren de carga de largura interminable. Al hombre libre, inestable llamado "pión golondrina". Y a la más campera esquina con su cancha de pelota donde aún la fama rebota del Manco de Teodolina.
Traigo el trapo de bandera que en una varilla cuelga, frente al macho de la melga y junto a la cabecera. Traigo la esquila a tijera y el molino rezongón, traigo el baile en el galpón... y aquel amor verdadero de la hija del chacarero que se casó con el pión.
(Foto: Pedro Luis Raota) Señor, te viá pedir de güeno a güeno confiao en tu bondá bien demostrada, un poco de élla, pa un hermano mío... Ñués nomás que pedirte una gauchada.
Yo no tengo derecho pa invocarte, ende muy chico no te rezo nada; no me acuerdo de vos, si ando en la güena, suelo acordarme sí, si ando en la mala.
A veces, pa ofenderte, no te ñego: Si me chamusca el lazo en las pialadas, si me quita el cabestro algún clinudo y busca el campo repartiendo garras.
O, agarro en un fogón, sin darme cuenta de la caldera muy caliente el asa; nos hiciste flojones pa lo malo... Nos hiciste más víbora que garza.
Pero sé que sos güeno. ¿Quién no ha visto al pájaro que surca las distancias pa trair un gusanito al pico abierto de una espera sin plumas en las alas.
Y quien no ha visto a la tigresa madre con qué amor sus cachorros amamanta todo lo has hecho vos, de güeno y grande. Como vas a negarme una gauchada.
No via pedirte por mi pobre hermano lo que no hacés por otro; que esperanza, él es aguantador pa las bicheras y viene, como yo, de güena raza.
Lo templaron los soles y los fríos, lo caroñó la vida despiadada, y él pelió la pobreza sin doblarse pa no ensuciar con barro su alma blanca.
Defectos tiene sí, pero a lo pobre: se arrima a un mostrador a colar cañas, se sienta a una carpeta a probar suerte... y suele entretenerlo una guitarra.
Mas, vos que sos tan güeno y perdonaste a tanto redotao por la desgracia, echale una manito: que se cure. Yo te voy a rezar por la gauchada.
Salí a buscar la lechera
con la orientación precisa:
una "charolai" mestiza
que andaba con la ternera.
Hija de un toro negro era
y le faltaba pal año...
¡Estaba linda!, sin engaño,
y al prestarse la ocasión
quiso carnearla el patrón
pa festejar su cumpleaños.
Había ensillao un gatiao,
traido de la cordillera,
un petiso criollo que era
mansito y muy bien domao.
Salí bien acomodao,
por supuesto decidido;
con el "Conito" aguerrido,
la "Tinto" muy cachorrona,
y el "Taco" que no perdona,
pal patrón es garantido.
Entré al cuadro del molino
y al llegar a un tajamar,
de allí pude divisar
el vacaje en remolino.
Como quien arrea un destino
el alambre recostaba,
lo saqué como si nada,
dentro de unos chañarales,
y rumbeando a los corrales
me le fui con la perrada.
Al tranco nomás, silbando,
diba la marcha pareja,
hasta que una vaca vieja
se ganó al monte trotando.
Por lo sucio, galopeando,
pa atajar, como destaco;
via a arrearla, me les atraco
pal lao donde que yo quería,
y un lechón vi que salía
por entre los alpatacos.
Cambia el rumbo de un guascazo
quien la intención agudisa,
y topé a la jabiliza
de mí, como a trece pasos.
Ahí le sacudí un balazo
pero se me escabulló;
lo sucio el monte, impidió
que le pudiera apuntar,
mas le alcancé a manotear
uno que el "Taco" apartó.
Lo vió el perro, como un rayo,
morderlo en la carretilla,
y cae, pisé una jarilla
cuando salté del caballo.
El monte no es como el playo
pa moverse con soltura,
y lo agarré, ¡se figura!
de la pata'aquél sotreta,
y abajo de la paleta
le mandé el de la cintura.
Cuando se hubo desangrao
lo aseguré, por supuesto,
con la ayuda de un cabresto
en el anca del gateao.
Y pa las casas rumbeao,
al ver que ya no podía,
seguir con esa porfía
y no encontrar la manera,
y la vaca y la ternera
la dejé pa'l otro día.
¡Y viera... y viera cuanto llegué!
en la mirada leía
de doña Olga la alegría,
cuando en el patio crucé;
yo también imaginé,
con una cuestión así:
¡cómo don Roberto allí,
pudiera como les digo,
compartir con los amigos
un lechón de jabalí!.
Papel y lápiz en la mano,
el dueño de "La Blanqueada",
estancia criolla y mentada
allá en el norte pampeano.
Están roedaos los paisanos
del escritorio a la par,
es el día de arreglar
y al mediar de la mañana,
cuando suene la campana
será la orden de cobrar.
Pasó Segundo Torrilla
que está en el puesto'e la loma,
y como es hombre que doma
cobró el mes y la tropilla.
Después pasó Juan Mansilla,
un mensual acreditao
y el hijo de Justo Aldao
salió al tranco rezongando,
pasó adentro pensando
que este mes no le alcanzaba.
De uno a uno la peonada
fueron cobrando tranquilos,
pero el hijo de Cirilo
¡claro! al último quedaba.
Primera vez que cobraba,
entuavía es muy pichón,
entró con educación,
habló con gran sencillez:
-"Antes que me arregle el mes,
quiero que escuche, patrón"...
"Quiero comprarle el overo
que domó Fermín Videla,
el que me llevó a la escuela
casi seis años enteros.
su capataz Juan Cisneros,
hombre campero y derecho;
al verlo viejo, maltrecho
le abrió grande la tranquera
y lo largó campo ajuera
pal lote de los deshechos"...
"Le pedí una explicación,
quizás cosa de muchacho,
me dijo: -"lo mando al tacho
porque está viejo y panzón".
Tal vez él tenga razón,
es conocedor campero,
pero yo quiero el overo
ya que me marcó el camino;
no es justo que a ese Argentino
se lo coma el extranjero"...
"Yo lo miré entristecido,
salió al tranco, manqueando,
pa mis adentros pensando
lo noble que él había sido.
¡Cuántas leguas ha recorrido
sin mesquinarle distancias!
Mostró fuerza, mostró ansia
es por eso, patrón, quiero:
de que me venda el overo
para que muera en la estancia".
-"Cobre el mes... ¡vaya tranquilo!,
ya me ha hecho temblar la pera
no piensa de otra manera,
un hijo de Juan Cirilo.
Aunque mi vida en un hilo,
quizás esté sujetada,
doy mi palabra empeñada
a quien ha sido campero
y de viejo el pingo overo
¡se morirá en "La Blanqueada!".
La conoció pa una fiesta en la esquina: "La Totora", bailaron hasta la hora que se tuvo que ir la orquesta. La cosa quedó resuelta y a visitarla iba a dir, por eso se ve venir en el tordillo escarciando y ella que lo está esperando ya lo sale a recibir.
Y así, después de pasar, hecha un vistazo al palenque; hace un ñudo en el rebenque y lo dentra a desatar. Ya comienza a castigar la bota con la sotera, y se va la tarde entera: palabra va, mate viene; y el sol que no se detiene resvala por la ladera.
La vieja se va a juntar los huevos al gallinero, y el viejo a atar los ternero de las vacas de ordeñar y él sin hacerse esperar, viendo que el tiempo es escaso va desenrrollando el lazo y ahí cerca nomás el criollo le tira con todo el rollo pa pialar un sí ¡machazo!.
Los cachetes colorean como tomates maduros, y dos corazones puros ¡como locos beyaquean! Las miradas se cambean y ni cuenta se están dando, que la pava está cantando y hasta la tapa salpica con ruido de perdiz chica cuando se aleja volando.
Cuando la noche se viene hace mención de marchar... Con un: "¡Quédese a cenar, total, ¿qué apuro tiene?", risulta que lo entretienen y en el lomo del tordillo, la lana del cojinillo con el rocío se moja; mientras que hace las coscoja contrapunto con un grillo.
Tan pronto lo desprendió al bagualón del palenque, como sotera'e rebenque con la nuca chicotió. Muerto lo desensilló con tristeza el domador; a cincha y a maniador lo arrastró luego a un cardal donde le sacó al bagual las botas para el cantor.
Lindo regalo a mi ver pa quien apreciarlas sabe y las ha dejao de suaves como guantes de mujer. Al irmelas a poner, cuantito las patas cruzo, le tiro un recuerdo al chuzo que me ha dejao al morir, pa que yo pueda lucir las botas de potro que uso.
Desde el día del estreno es cosa de ver, paisano, piso con ellas liviano como pollo en patio ajeno. Tiene un ancho más o menos, de un bocao domador; el tiento sujetador que ata mis patas enclenques, con un ñudo de palenque pa sujetarlas mejor.
¿Las ato? con ñudo rosa por fácil de desatar, son muy lindas de calzar de caña corta y sedosa. Blanquitas, maravillosas, mis botas de potro son; antes cerca del jamón las cortó el gaucho oriental, pa usarlas con delantal bolcao sobre el corrión.
Cada vez que visto el traje que a la tradición me ata, me gusta calzar las patas entre el garrón de un salvaje, como rindiendo homenaje a su épico historial, al facón tradicional, el chiripá y las de potro: hemos consagrao nosotros como emblema nacional.
(Foto: Eduardo Amorim) No olvidaré la voleada
del reservao aquél día,
cuando la gente decía:
"¡Ojalá que no sea nada!"
Tenía una pierna quebrada
pero me pude parar,
el saber que voy a sanar
no logra que me consuele,
porque lo que más me duele
es que no puedo montar.
En Las Chilcas soy puestero,
menos mal que está mi hermano,
que vino a darme una mano
mientras yo me recupero.
¿Qué sabe el que es estanciero
lo que es montar por pasión?
Por esa misma razón,
antes de que suelde el hueso,
tuve que sacarme el yeso
porque venía el patrón.
El error fue el engancharlo,
porque cuando se las puse,
se las bajé desde el tuse
como para degollarlo;
al sentarse sobre el marlo
cuando uno se las arrima,
capaz que no se lastima
si cae pegao al mañero;
pero yo caí primero
y el pingo me cayó encima.
¡Claro que el golpe es distinto
cuando se cae separao!,
porque hay que caer pegao
como moneda en el cinto.
Este yeso ya es el quinto
con algún clavo también,
van diez días y recién
seis que aguanto y no me muevo,
pa cuando muente de nuevo
¡ahí si, me via sentir bien!
Viejo rancho de terrón
me han dicho que te has caído,
ya no sos el tibio nido
que me abrigó de pichón.
Cuanto llegué la ocasión
retornaré a ese lugar,
sin pretender derrotar
el tiempo que nos golpea
y en el mundo de la idea
te volveré a levantar.
Cuantos recuerdos presiento
junto a mi menten andarán...
hasta mis padres que están
vivos en mis pensamientos.
Ya que los años y el viento,
han podido derrumbar,
la memoria de ese hogar
mi darle mis ilusiones
apuntalando emociones,
te volveré a levantar.
¡Cuántos se nos va perdiendo
si nos ganan los olvidos!.
El hogar, seres queridos,
despacios se nos van yendo.
Rancho viejo estoy sintiendo
que a tu lado debo estar.
Tus ruinas serán altar,
en donde a solas con calma,
por un instante en mi alma,
te volveré a levantar.
Parado sobre el lomo
de su flete sin apero,
la figura del guerrero
es una estatua de cromo,
el sol que le cae de plomo
curte su torso bronceao,
su pelo negro, engrasao,
una vincha lo asujeta,
y aquél indio es la maqueta
de un tiempo nunca olvidao.
Por guerrero y buen jinete
supo su cuero ofrecer,
pa la patria defender
del invasor insolente,
con sus gritos estridentes
y sus lanzas tan temidas,
dispersaron en corridas
junto a los bravos soldados,
a aquellos que habían osado
ser dueños de nuestras vidas.
El indio pampa por cierto
tuvo momentos de gloria,
y para algunas memorias
fue el Rey de nuestro desierto,
cabalgando a cielo abierto
era una estatua viviente,
pero fue un irreverente
cuando en medio del malón,
diera muerte sin razón
a tanta gente inocente.
Es por eso que la historia
según sea quien la escriba,
se ha de perder en diatribas
cercenando tu memoria,
para algunos, tendrás gloria,
y en otros olvido eterno,
y andarás de cielo a infierno
en las mentes Argentinas,
y tus raíces genuinas
serán sol de nuestro invierno.
-"Hijo te he de contestar la pregunta que me has hecho y te aseguro del pecho un dolor me he de quitar. Dices que al ir a estudiar a la escuela por la tarde, allí una lengua cobarde de guachito te ha tratado y al instante te ha gritado de que no somos tus padres".
"Yo no se cómo empezar, daño no quiero hacerte, triste no quiero verte tampoco oírte llorar; pero debes aguantar porque es triste la verdad: Sí, yo no soy tu papá pero te amo como padre y esa que tienes por madre, esa tampoco es tu mamá".
"Ya trece años han pasado, solo contabas tres días, desde entonces la alegría en nuestro hogar ha reinado, pero ahora que has logrado esa verdad descubrir, sólo te quiero pedir que aguantes como varón y poné mucha atención porque mucho has de sufrir".
"La mujer que te echó al mundo tal vez para evitar la ofensa o del pueblo la vergüenza te tiró a un pozo profundo. Fue un accionar iracundo, cuando recuerdo me espanto y pienso, vertiendo el llanto; ella que al mundo te echó nada de valor te dió y para mí vales tanto".
"Pero por suerte la vió, ocultándose un vecino, que hasta mi casa se vino y el caso me relató. Enseguida corrí yo cerca un alambre agarré, con el que un gancho formé, y al verte con la linterna enganchándote una pierna muy tembloroso te alcé".
"Tu madre te abandonó al tener el alma impía, (la que te crió fue tu tía que de niño te mimó; de "tía" la tratás vos a tu madre verdadera); que siendo una gran ramera como hijo te negó, pero tu tía te crió como madre y compañera".
Hijo, m'hijo esa es la verdad que debés reflexionar... si la podés perdonar a la que es tu mamá. Y dijo el hijo al papá, y una lágrima rodó: -"Papá ...la vida me salvaste vos y eso me negó mi madre, sólo ustedes son mis padres; que a ella... ¡que a ella la perdone Dios!".
Algo les quiero contar
pasó entre el patrón y el peón
y en bien de la tradición
yo lo quise rescatar.
Tamaño gesto ejemplar
hace unos año que fue,
muy comentado despúes,
y eso me pone feliz
fue allá en la estancia "San Luís"
pagos de Santos Unzue.
Por el peón voy a empezar,
su nombre Segundo Auza,
el que sin prisa y sin pausa
jamás pensó en aflojar.
Una conducta ejemplar,
hombre de gran condición
de machaza educación;
el que luchó desde abajo,
cuarenta años de trabajo
al servicio de un patrón.
El patrón, un gran señor
muy correcto, muy amable
y una conducta intachable
llamado Eduardo Lalor
Pero el tiempo es andador.
y no detiene su vuelo
y él no puede hallar consuelo,
le quedó un dolor profundo,
cuando su peón don Segundo
se fue a los campos del cielo.
Al otro día temprano
cuando juntó la cuadrilla
le sobraba una tropilla
y le faltaba un paisano.
Ahí está el gesto soberano
que muestra un patrón campero:
llamó a su mensual puntero
y le ordeno de soslayo
-"¡Vaya, vaya ... y suelte esos caballos
en el fondo del potrero".
"Y cuando venga el tachero
que ni los mire siquiera,
de esa tropilla campera
no comerá el extranjero.
Que anden sueltos en el potrero,
de atenderlos ponga empeño,
yo quiero cumplir mi sueño
y acá esta orden le estampo:
que se mueran en el campo
como se murió su dueño".
Y en los días de recuento
de yeguas , vacas y ovejas
jamás se escuchó una queja,
ni se buzcó un argumento;
se anotaba en el momento
a un costau de la planilla,
con letra clara y sencilla,
que en premio a tanta constancia
son reliquias de la estancia
Amigo le via obsequiar un pingo pa' su tropilla, se que usted buenos ensilla y este se ha de entreverar. Ya lo tengo pa' enfrenar en cuanto afloje la luna y ni bien me sea oportuna la ocasión ya se lo mando pués pa' ese lao va tropiando mi amigo Lisandro Altuna.
Es hijo de una gateada que fue mi mejor madrina y un overo de raza fina de la estancia " La Cinchada ". En cuanto vea su fachada verá que es criolla su raza y si no me lo disfraza cortando su cola al marlo mas de uno va a ponderearlo porque su estampa es lindaza.
Aunque usted tiene experiencia en cuestiones de baguales pienso que lo mismo vale que le haga estas advertencias: va a porfiar pa´la querencia pero no pasa alambrao, lárguelo no mas confiao ni aunque tenga romerillo pues lo conoce de potrillo porque aquí hay cuadros plagao.
Pa´agarrarlo le he enseñao que pare a mano ande quiera sin esconder la bajera, bozal , rienda , ni bocao de la tropilla cortao; nombremeló por su pelo y atraquesé sin recelo, que una vez que le da el frente, se ha de quedar mismamente como clavado en el suelo.
Tenga cuidado al montarlo, que es medio ariscón de abajo, pa que no le de trabajo que tranquee ha de dejarlo; tampoco vaya a apurarlo pa pasar un alambrao, si está en el suelo tirao porque si por ahí se enrieda pienso que ahí si, tal vez pueda tenerlo medio apurao.
Aunque de arriba tirao salió una seda en la boca, da vuelta en cuanto lo toca pa´cualquiera de los lao, aunque todavia de bocao; pa´enlazar es un pingazo y si tiene a campo raso que curar un abichao es de dejarlo enlazao y dírsele por el lazo.
Es pronto en la atropellada pa´volear abajo el tuse y pa´largárselo al cruce a la vaca mas pesada las leguas no le hacen nada cuando dentra a galopear se arma lindo pa´tranquear y usted que tiene emprendao le va a lucir el recao si se ofrece desfilar.
Nunca muy jinete fui, ni soy domador de oficio, yo solo despunto el vicio domando alguno pa´mi. Este pa' usted lo elegí porque le vi condiciones ahora si ande uste lo pone un poroto no se anota, pa´sacarle un par de botas tiene dos buenos garrones.
Nicasio Hernández, puestero,
que está en la estancia "El Badajo";
el que luchó desde abajo
por ser honesto y sincero,
reconocido campero
para el lazo como mandado,
una noticia le han dado
que le ha hecho pensar distinto;
su hijo mayor: el Jacinto,
quiere estudiar de abogado.
¡La pucha, qué sacudón!
¡Virgen Santa, quién diría,
recibió tanta alegría
que se llenó de emoción.
Sintió su orgullo tocar:
¡Cómo no lo voy a ayudar
aunque la carrera es larga!
yo he de llevar esa carga
pero mi hijo va a estudiar!
Rosaura su compañera,
que muy atenta lo escucha,
también se une a la lucha
surce y teje para afuera,
como es buena cocinera
prepara almuerzo y merienda;
y pa que Jacinto entienda
que hay que cuidar los gastos,
hoy le ha llenao un canasto
pa mandarle una encomienda.
Los años fueron pasando
cumpliendo su itinerario,
Jacinto universitario,
en La Plata está estudiando.
Los ahorros fue gastando
en lápiz, libros, planillas,
comida, pensión, cartilla
y el padre va a negociar:
el recao de dominguear,
la madrina y la tropilla.
El recao de dominguear
se lo vendió al mayordomo;
está en la estancia "El Palomo"
y le gusta desfilar.
Pero no le va aflojar,
es pa el trabajo constante;
mientras piensa a cada instante,
mientras masetea algún cuero;
¡qué orgullo pa un puestero
tener un hijo estudiante!
Uno a uno los tostao,
de a poco los fue negociando,
algunos los fue cambiando
por tacho y los ha cargao,
el cencerro está callao
y ya no suena para nada,
su música está callada
y no sale a alegrar distancias,
porque le vendió a la estancia
la yegua pa la manada.
Quedó pa la fotografía
los tostaos y la azuleja,
y en la foto se refleja
lo que pasó en esos días.
Pero hay machaza alegría
porque en el puesto han colgado
un diploma que ha llegado
escrito con letras grandes:
que dice: "Jacinto Hernández
recibido de abogado".
Veo el monte juntar sombras
mientras pesco en un ramblón,
un domingo de los peores
solito mi corazón.
El perro ha venido a hecharse
aburrido como yo,
atado cerca en un limpio
pastea mi mancarrón.
Como a una vara del agua,
vuela el Martín Pescador,
como aguaitando el momento
de pegar el zambullón.
Me dió como descontento,
vine a dar a este rincón;
ya ni me gusta hechar humo...
masco el tabaco mejor.
Uno es peón de campo, ¡claro!
es carrero, es arador,
es tropero en ocasiones,
y de a ratos domador.
Sabe trabajos de monte,
de guascas y de galpón,
sabe remediarse en todo
pero siempre anda pobrón.
Me pongo a escuchar las aves,
y del vacaje el rumor;
no me interesa el anzuelo
hay puro descarnador.
Grita porfiado el carau,
y el carancho alzo la voz
y sigue el protestadero
como viejo rezongón.
Raya el aire atardecido
del bañado el rayador,
la gallineta de lejos
manda su grito burlón.
Llamo al perro, monto el bayo;
el domingo terminó,
mañana será otro día
solito mi corazón.
Chaqueta y bombacha blanca,
bota'e potro bien calzada;
una manttita tersiada
y sombrero con retranca.
Medio chuecón cuando arranca
es su paso al caminar,
y dentrando a conversar
su palabra es sentenciosa:
pero sus ojos retozan
si se habla de jinetear.
Conoce a la perfección
los potros que él ha montao,
y no hay nombre "reservao"
que no esté en su colección.
Habla con admiración
de aquél que lo pudo andar,
y recordando el lugar
donde le tocó caer:
dice que quiere volver
si se lo vuelven a dar.
Con el cuero o encimera
no le teme a ningún chuzo;
si el sorteo lo dispuso
su turno nomás espera.
Se enhorqueta de primera
y sin hacerse esperar
ya comienza a revolear
pero si el flete es atroz,
él prefiere hechar el dos
antes que entrar a charquear.
Siempre será orgullo de él,
ir pegao como un abrojo;
rayar hasta cerca 'el ojo
y menear lonja sin yel.
No pedir ni dar cuartel
al bagual más soberano,
después como buen paisano
juntar aplauso y bocina,
en ancas del que apadrina
con el sombrero en la mano.
Así es nomás el jinete,
un lujo pa esta nación;
honra de la tradición
sobre el lomo de los fletes.
El que a los potros somete
en el lance más violento,
él que va adornando el viento
con lonja y habilidad:
y al que la argentinidad
ya le debe un monumento.
Era un flete oscuro, ¡caramba! del lao de Tandil, Era un flete oscuro, ¡caramba! del lao de Tandil. Mentao en el pago, ¡caramba! y me toco a mí, mentao en el pago, ¡caramba! y me toco a mí.
Me até las espuelas, ¡caramba! antes de subir, me até las espuelas, ¡caramba! antes de subir. Le dije al del palo, ¡caramba! va ser pa sufrir, ¡Qué chuzo más condenao, ¡caramba! se arqueba pa todos laos, ¡caramba! y yo bien pegao.
Y lo fui llevando, ¡caramba! sin dejarlo armar. Y lo fui llevando, ¡caramba! sin dejarlo armar. Rayandolo arriba, ¡caramba! meta castigar. Rayandolo arriba, ¡caramba! meta castigar.
Después de confiado, ¡caramba! me quise florear. Después de confiado, ¡caramba! me quise florear. Y en un abalanzo, ¡caramba! tuve que charquear, y en un abalanzo, ¡caramba! tuve que charquear.
¡Caramba! Ya lo tenía entregao, ¡caramba! al oscuro condenao, ¡caramba! y esto me ha pasao.
Dedicado al gran jinete de la familia que fue Pío Silveyra! ................................. El sábado amaneció con tupidos nubarrones y el tiempo se hizo opiniones de: "¿irá a llover o no?", pero esto no incomodó para empezar la jornada. Se juntó la caballada y entre la manga y tranquera el ruido de las tijeras sonó con gusto a tuzada.
Durante todo ese día se trabajó pa'el siguiente, demostrando aquella gente saber muy bien lo que hacía. El patrón que dirigía, ordenaba la cuestión, y al mirar con atención desvasar a los caballos; al ver que rengueaba un bayo le ató una cerda al garrón.
Y antes que amaneciera el domingo para doma: churrasco, mates y bromas adornaban la matera. Y porque el tiempo no espera, la luz lo corre al lucero; ya todos se dispusieron a comenzar sus labores: con el lazo, acarreadores, el que ensilla y palenquero.
Y encarando pa'los corrales porque hay que clasificar, y con el nombre anotar a todos los animales. Antes, descuelgan bozales y lazos del corredor; y un buen apadrinador el tiempo lindo celebra, con un porrón de giñebra que alcanzó el anotador.
Y aura sí no falta nada, se ha puesto en todo cuidao: los caballos bien ataos, las espuelas destrabadas; en el palenque amarrada la bandera azul y blanca, y llega, luciendo el anca, un lazo nuevo el patrón; con su felicitación diciendo: "¡Mi gente es manca!".
Y cuando ya son las diez y la gente se avecina, para empezar de las clinas y no aflojar más después. Será el aplauso, tal vez, pa'l flete o pa'l domador; mas yo que nací cantor y aprendí a mirar de abajo: ¡pa' la gente de trabajo será mi canto mejor!
Quisiera ver el fogón como en los tiempos de antes, en la estancia de Ferrantes donde trabajé de peón; las cosas que ya no son hoy vuelven a mi memoria y este verso es una historia pa'dos hermanos queridos que nunca echaré al olvido, ¡que Dios los tenga en la gloria!
Me parece estarlo viendo a Santiago, mi patrón, venir derecho al galpón siempre contento y sonriendo: es que a veces yo no entiendo y hasta me cuesta creer que ya no lo vuelva a ver ensillar como él lo hacía, buscarme pa'compañía y salir a recorrer.
Galpones, mangas, corral y hasta el monte de eucalipto habrán quedado guachitos allá en "El Espartillar", porque ya no ven pasar a ese paisano jinete montado en un brioso flete y de tanto recordar me dan ganas de llorar aunque a alguno creer le cueste.
Don Santiago y Don Alberto se fueron rumbo pa'l cielo, muy grande fue el desconsuelo cuando estos gauchos se han muerto: todo lo que digo es cierto -pienso que nadie se asombre-, fueron gente de renombre y grandes seres humanos, que me tendieron la mano frente al daño de otros hombres.
Don Alberto fue intendente de Ranchos más de veinte años, y los pueblos aledaños siempre lo tendrán presente: nunca se negó a la gente tratándose de un favor, ni remedio ni doctor los pobres nunca pagaron, porque a nadie le negaron sin preguntarle el color.
El día doce de octubre en Ranchos no existe más, y del peón al capataz todos de luto se cubren, lloran las viejas costumbres y los festines camperos, lechones, asado con cuero, gallinas, locro, empanadas... hoy quedó todo en la nada lo nuestro y lo verdadero.
A la familia Ferrantes que a tanta gente ayudó, en el verso pido a Dios que sigan siempre adelante, aunque yo quede constante escribiendo estas poesías en una celda sombría donde me encuentro alojado. Vaya este verso encerrado de Martínez, Juan María.
"Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música..." Jorge Luis Borges
"La pampa, señor, es como la serpiente..., lo magnetiza al hombre, lo encanta y lo adormece, y al fin se lo devora". (G.E. Hudson)
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Estancia "La Brava"
Pampa
Madre. Horizonte. Soledad. Llanura franca al sol que sólo sabe de tu curva...Cuna, sepulcro y sustento. Creadora del gaucho afirmativo, del caballo amigo de la distancia, del puma escondido y del chajá ascendente. Pretexto de vagabundas ansias de partir sin meta...¡Tú que das resignación al pequeño, empampado de infinito! Ricardo Güiraldes.
El hombre nacido en la pampa tiene todo el cielo y todas las estrellas que parece que se le vienen encima. Tiene las primeras luces del sol a la mañana y las últimas del anochecer. El horizonte es la primera abstracción para el hombre, ya que es una línea que se ve pero que no existe, porque en la medida que avanza, se aleja más. Nunca va a encontrar el horizonte, sin embargo está ahí. Entonces el canto de ese hombre es reflexivo, intimista, profundo, como asombrado por la grandeza de la inmensidad. (Suma Paz)
"La pampa con su mutismo imponente y su monotonía tan característicos, predisponían poco a la locuacidad. -'El campo es tan lindo, me decía cierta vez un gaucho, que no dan ganas de hablar" Leopoldo Lugones
Paisajes
Pareciera que se agacha la huella del horizonte, y uno se pierde en el monte hasta hallar una lomada. La tierra parece nada y en ella se afirma el hombre.
Presentación
De n'antes
De ranchos y taperas
Pa'la moza
Sucedidos
Oficios
Nuestros paisanos los indios
Cosas del campo
Baguales
Jenofonte dice que al andar a caballo se siente la necesidad de que a uno le crezcan alas... Así el caballo resulta no sólo maestro del músculo sino también del alma... El caballo educa, rige al hombre y le da una filosofía propia. La filosofía de un jinete es distinta a la de un caminador...En el caballo se aprende la vida. Sobre su cabeza nace la lejanía y entre sus cascos se fatiga la tierra. A todo el que va jinete en su caballo su soledad lo acompaña. (Eduardo Jorge Bosco). ..................................................................................
A un domador de caballos
"Cuatro elementos en guerra forman el caballo salvaje. Domar un potro es ordenar la fuerza y el peso y la medida: Es abatir la vertical del fuego y enaltecer la horizontal del agua: poner un freno al aire, dos alas a la tierra..." (Leopoldo Marechal)
Juiiira perro
Bichos de mi tierra
De chacota.
Canto con jundamento
Viva la Patria
Aquí me pongo a cantar
Cruz diablo
"He dicho muchas veces que aquí recibí mis primeras lecciones de abismo y de absoluto.
El cielo me las dió, me las dió la llanura abierta y desmesurada. (Olga Orozco).
Pero yo he vivido libre
y sin depender de naides
siempre he cruzao a los aires
como el pájaro sin nido,
cuanto sé lo he aprendido
porque me lo enseñó un "flaire".