"...guacho y gaucho me parecían lo mismo, porque entendía que ambas cosas significaban ser hijo de Dios, del campo y de uno mismo". (Don Segundo Sombra)
-"¿Qué opina doctor, podrá tener mejora?" -"Yo temo este invierno, al caer de las hojas..."
Reinó hondo silencio en la pequeña alcoba, una señora tose junto a un hombre que llora.
Y nadie se apercibe que la pequeña Lola, ha oído el triste diálogo con profunda congoja.
Y murmuró muy quedo cuando se quedó sola, -"yo temo que este invierno, al caer de las hojas..."
Ha llegado el otoño, la pequeña solloza, envejecen las plantas el color de sus ropas.
A Lolita la tiene preocupada la fronda y pregunta en qué tiempo las flores se deshojan.
En una gris mañana de esas que el sol no asoma, rodando trajo el viento una hojita de su alcoba.
La pequeña Lolita en sus manos la toma y corre atarle un hilo al tallo de la hoja.
-"¿Qué vas a hacer, hija?" el padre la interroga. Voy a atarla en la rama que desprendió esta hoja.
-"Este es el tiempo, hija, que el bosque se transforma". -"Entonces mi mamita ya no tendrá mejora..."
Es una gris mañana de esas que el sol no asoma, velaban un cadáver en medio de la alcoba.
Bajo de los zarzales la pequeña Lola levantaba del suelo delantales de hojas.
Y cómo recogerlas cuando caían todas en un sordo murmullo al chocar unas y otras.
Y retornó diciendo cuando llegó a la alcoba, -"Son muchas, madre mía, para alzarlas yo sola!"
Y la opinión del médico, retumbó en su memoria: -"Yo temo que este invierno, al caer de las hojas..." ................................... A la memoria de "ña" Gladys de Suarez :
Pd: dedico especialmente este verso a quien gauchamento me emprestó unos cuantos libros de versos criollos, el gaucho don Guillermo Suarez del pago de Mechongué. ¡Gracias piasano! Un abrazo entrañudo del gauchoguacho.
He visto vistear a un niño que sin conocer quizás el peligro que corría con la brava Yarará. Nacido en Monte Caseros, bien correntino nomás, retacón y bien fornido ¡bien Argentino y capaz!
La madre le dio apellido, soñando la realidad y el tiempo dirá con tiempo hijo del Guayrá nomás. Y sin conocer peligro visteaba a la Yarará.
Con un palito de vara, en cuclillas así nomás; la acosaba de manera a la mortal Yarará, ya por demás enojada la lengua sabía sacar. La retrocedía a palos, dele de aquí para allá.
Cuanto vale la inocencia ¡qué pura la realidad! Así te la da la vida, así te la exigirá. Se arrollaba de tal modo con intención de saltar y asomaban los colmillos para morderlo nomás.
Y viendo que enfurecía por morder o por picar hizo en la cabeza blanco y no por casualidad. Y la atontó de inmediato, movía por sí nomás y ya tanteó su cuchillo, fui testigo del lugar.
Y la midió por el filo, cosa de criollo nomás, y le partió la cabeza a la brava Yarará. Descalzo siguió el sendero, guardó el cuchillo nomás, cantando ganó pal monte y sin mirar para atrás.
Al criollo Blas Cejas ....................... Mi cantar paisano, tiene todo el sabor de lo nuestro, sobeos de diez brazadas, maneadores y cabestros. Lazos boleadores todos bien desvirados parejos, cincha, encimeras, correones, torzales y bozalejos maceteados y sobados con la voluntad del tiempo.
El talabertero criollo por su habilidá es maestro, como es útil en la vida lo tradicional, lo nuestro. Es un girón de la gloria del pasado y del progreso y en la conquista rural trenzó sus sueños con tientos y cosió las puñaladas que a los hermanos abrieron.
Para sacar juertes sogas aparto un bayo parejo lo prefiero entre carnes sin tarjas y crespo el pelo, después de haberlo cueriado hago un posito y lo entierro ahi lo dejo varios días, lo aventeo y saco el pelo y lo estaqueo tirante y al amanecer lonjeo.
Y del lado de las manos y de los cuartos traseros, saco livianas botas que sirven pa los paseos. Esto lo aprendí del gaucho de niño siendo boyero, a descarnar con paciencia sin cuchillo, a puro dedo. No al pepe se cantan glorias bajo de mi gaucho cielo.
Desde el valle donde vivo y lo que recorro aquí no se ven Comechingones ni se fueron porque sí. Fueron dueños absolutos quienes los expropió de aquí, ni una vara les dejaron por el cerro Champaquí.
Esta raza se ha extinguido cuando el blanco llegó aquí adueñándose de todo lo que ve y existe aquí. ¡Qué bonito todo esto se distingue porque sí, desde el valle hasta el cerro se distingue el Champaquí.
Los que andamos de visita preguntamos a insistir por si acaso el indio muerto no sería el Champaquí. Una india enamorada tejió el poncho porque sí del color de las violetas para el cerro Champaquí.
Un malón forma tormentas avanzando por aquí y en la furia suelta piedras desde el cielo porque sí. Inspirado por ser criollo y en la patria que nací, tiene música el silencio con perfumes de alelí.
La natura lo ha tallado al indio muerto es así, implorando mira el cielo el Diaguita o Calchaquí. Serían hijos de Ranqueles, de Araucanos tal vez sí, de Matacos o de Tobas o del fuerte Guaraní.
En mi pecho de paisano he cantado para tí; desde aquí "Piedra Pintada" a tu cerro Champaquí. Y de paso dejo un verso si quieres llamarlo así, sin orgullo por ser criollo por la Patria en que nací.
En la estancia "El Ensueño"
fue su encanto y maravilla,
una mentada tropilla
que seleccionó mi empeño.
Fui yo, sin jactancia, el dueño
de esa tropilla que fuera
la mejor que conociera
el pago de mis pasiones
y había allí sin pretensiones
del pelo que usted pidiera.
Tuve un zaino y un lobuno,
un moro y un colorao,
un bayo, un blanco, un tostao,
un overo y un cebruno,
pero mejor que ninguno
aquél bagual pangaré,
que yo mesmo lo amansé
y tan bueno me salió
que el día que se murió
de pena casi lloré.
Tuve un pampa y un tordillo,
un gateao, un rabicano,
un azulejo, un ruano,
un manchao y un doradillo,
entre ellos tuve un rosillo
que rematé en el poblao,
que sin haberlo aprontao
le gané siendo contrario,
al pingo del comesario
que naides le había ganao.
Tuve un overo rosao,
un alazán, un picazo,
que pa cualquier tiro'e lazo
nada mejor he encontrao.
Un malacara bragao,
voluntarioso y seguro,
y pa salir de un apuro
huyéndole al alboroto,
tuve un overo poroto,
un tobiano y un oscuro.
Tuve un tordillo sabino
como pescao pa nadar,
baquianazo pa cruzar
arroyo con remolino.
Como luz en el camino
muchas veces lo apronté,
muchas carreras gané
y el día del baile una moza,
del pago la más hermosa
el bagual le regalé.
¡Ah!, todo ha terminao
en mi enlutada tapera,
no hay ni una garra siquiera,
bozal, riendas ni recao.
Sólo un matungo prestao
suelo andar en ocasiones,
ya ni canto en los fogones,
mis alegrías se fueron:
y mis caballos murieron
igual que mis ilusiones.
(Pintura: Florencio Molina Campos)
Cuando Isabel se ennovió
sin decírselo a sus viejos,
la mama olfateó de lejos
el noviazgo de Isabel
y asumió el bravo papel
de prodigarle consejos.
Le dijo: -"Tener novio
cuando el instinto lo exija,
no es ningún delito, m'hija,
pero es un riesgo muy grande,
porque aunque Dios te lo mande
Satanás le da manija.
"Atendelo pero en casa
pa que la paz no se quiebre,
pa vigilarle la fiebre
y observarle los retozos.
Los toros son peligrosos
más a campo que a pesebre.
"Existen los novios tímidos
que dejan la mano quieta;
sin embargo, el más bobeta,
cuando le entra el apetito,
se refala despacito
como choclo en la tolveta.
"El burro a veces no come
ni aunque esté suelto en la parva,
y el chancho a veces no escarba
sino que está pensativo.
Pero a la larga no hay chivo
que no le jieda la barba.
"Dosificale los besos
calculando cuándo y dónde.
Dale lo que corresponde
pero nada más, muchacha,
que el que con gofio se empacha
ve el tostador y se esconde.
"Dale amor y dale celos
pa balancear el asunto;
pero dáselos a punto,
cada tanto y medio y medio.
Pa que haga bien un remedio
no hay que darlo todo junto.
"Sin exprimirlo hasta el fin
andá sacándole el jugo.
No accionés como un verdugo
pero aplicale la ley
como quien amansa un buey
pa que venga solo al yugo.
"Recordá la formulita
maravillosa y eterna:
dominalo en forma tierna
con tu astucia de mujer
pero dejándole creer
que es él el que te gobierna.
"Cuando apurada te saque
jugá tranquila tu carta.
No le aflojés ni una cuarta
por más que él te mire bizo,
que el bagre se pone arisco
cuando pica y no se ensarta.
"A la tuerca de sus ansias
ajustala con cautela.
Dale llave hasta que duela
pero al fin, guarda la tosca,
que si lo pasás de rosca
va a precisar arandela.
"Templalo hasta que les baje
su martillo un sacerdote,
curándole el mal camote
de pichulero ridículo.
Si le interesa un artículo,
que oferte por todo el lote.
"Cuando traiga los anillos
dale la mano y no el codo.
Pero cuando él, de igual modo,
te oferte tan solo el dedo,
tironeáselo sin miedo,
que tiene que pasar todo.
"Y cuando amueblen el rancho,
que el amoblamiento sea
señal de que te desea
pero que el desear no es todo.
Que lo inquieten de igual modo
la cama que la batea.
"Pero si es demasiado quieto,
duro pa entrar en calor,
pa evitar cualquier error
frente a la duda torealo,
porque si atropella es malo
pero si recula es peor.
"Fijate si no es azul
como huevo de pirincho.
Si cruza el cerco de pincho
pero al agua no se tira,
sacá el ojo de la mira,
que es aperiá y no capincho.
"Si quiere máiz, que lo plante,
que lo corte y que lo empirve.
Pero al ver que el agua hirve,
si no prepara el porongo
que vaya a noviar con Mongo
porque pa vos no te sirve.
"Los novios no son vestidos
pa cambiarlos a tu antojo;
pero aunque alegren el ojo
pienso que devolverás
tanto al que ajusta de más
como al que es demasiado flojo.
"Disculpá si mis palabras
te aguaron el chocolate;
pero es justo que una trate
de aplicar sus experiencias.
Y con estas advertencias,
si te ensartás, jorobate.
Proseando alambrao por medio se lamentaban dos toros con balidos que eran lloros de una pena sin remedio. Víctimas ambos del tedio y heridos en lo moral, en uno y otro animal fue rotunda la opinión sobre la inseminación por método artificial.
El más grande - un toro negro- dijo: -"Yo soy muy capaz, pero estoy como de más en la cabaña que integro. Y en realidad no me alegro de habitar esta región donde hay vacas en montón sin que ninguna sea mía, pues todas agarran cría sin mi participación.
"Yo fui sembrador de vidas, un seguro servidor que balé un himno al amor con bajadas y subidas. Hoy las vacas son servidas con jeringa y desde abajo, y es tal el ruido que trajo la rara técnica de hoy, que en el tambo donde estoy me dejaron sin trabajo.
"Los tachos en los que viene la germinadora savia no se imaginan la rabia y el rencor que uno les tiene. No hay desprecio que me apene volviéndome cabizgacho; pero es muy triste pa un macho que por macho se distinga, perder contra una jeringa y estar celoso de un tacho.
"El amor es lo que hace nacer hijos. Y es probao que de ese amor envasao también más de un hijo nace. Pero el amor en envase presenta el grave defecto que es un amor sin afecto, sin ímpetus y sin llamas, pues los mejores programas son en vivo y en directo.
- Y yo tan rabioso estoy - respondió el toro más chico- que, si me aguanta el hocico rompo la argolla y me voy. Porque, siendo como soy, tremendo toro... forzudo, quiero, en vez de estar al ñudo, ganarme el agua y el pasto. Será virtuoso ser casto, pero en un toro... lo dudo.
"Las vacas, con estas modas, nos miran indiferentes porque hay toritos ausentes que aman, por poder, a todas. Es decir: a nuestras bodas entran amantes colaos, a echar yel a los guindaos y a lambusear los bizcochos. Con razón ellos son mochos y nosotros... adornaos!
"Frecuencia por mis corrales un técnico sabio y cruel que fecunda mi plantel con formas artificiales. Ignora mis credenciales, mi sangre tora, mi estampa, y al sentir que me hace trampa sustituyendo mis prendas, siento unas ganas tremendas de levantarlo en la guampa.
"¡Qué será de nuestras vidas! Después de haber sido reyes, no servimos ni pa bueyes pues ya ni se habla de uñidas. Hoy si están mal repartidas las vaquitas y las penas. Las vaquitas eran buenas y hoy nos engañan con otros. Las guampas son de nosotros, las vaquitas son ajenas.
Prosiguió el diálogo aquel y se acompañaron ambos a sus respectivos tambos a ver las lunas de miel. Vieron el técnico cruel regar los vientres maternos, y ante amores tan modernos mostraron sus formas fatuas cual ridículas estatuas de dos estorbos con cuernos.
Esta primavera, de maleta al hombro, me voy al tranquito rumbo a la ciudad donde las gurisas provocan asombro con las bien llamadas "blusitas verdad".
Dicen que están hechas en tela calada que es purito aujeros, como un cernidor, y que, como abajo no se ponen nada, se les ve clarito su forma y color.
Si andan por la calle con blusa aujereada, polleras cortitas y medias "cancán", al final, la ropa no abriga ni nada, y uno se pregunta pa qué la usarán.
Y, a más de la blusa, dicen los expertos que en la misma tela viene el pantalón, porque ese tejido de puntos abiertos resuelve un problema de ventilación.
No puedo explicarme cómo se les deja cruzar por la plaza con tanto calao. Yo uso calzoncillos "nidito de abeja", pero no los muestro nomás que en privao.
Blusitas caladas como una fiambrera donde el gato puede ver pal otro lao, sin tener más chance que mirar de afuera, pues doña Prudencia les pone candao.
Con la revolución bendita se ve un cambio general y hasta el payador actual no es tanto lo que se agita. Ya casi no necesita sufrir cansancios grandotes ni estirar tanto los trotes de su pasión andariega soñando hallar a un colega con el cual medir sus dotes.
Dos bardos, tan afamaos como la bota de potro, muy lejos uno del otro pero igualmente inspiraos, uno en Villa Los Venaos y otro en Paso del Difunto, tratando más de un asunto sobre cosas de la vida, tuvieron una reñida payada de contrapunto.
Actuaban según los dones de las más parejas yuntas formulándose preguntas y dando contestaciones. Y, además de mil cuestiones relativas al gauchaje, describían el paisaje muy fielmente y quedo, quedo, botonenado a un solo dedo cada texto del mensaje.
Don Matiauda, que lo supo, dijo, cambiando de poses: - Juro por todos los dioses y por el vino que chupo, que son troveros "de grupo". (Y aclaró bien, don Matiauda): - Quiero decir que defrauda su actuación sin porvenir, y no que puedan reunir un grupo que los aplauda.
- Pienso diferente a usted, - le retrucó el Chueco Irusta-, pues, en verdad, no me gusta patear contra la pared. ¡Por qué morirnos de sed teniendo el aljibe a mano! Comunicarnos, paisano, siendo un don y no un capricho, pertenece a cualquier bicho como a cualquier ser humano.
Pa la indiada era frecuente mandar, con esmero sumo, señales hechas con humo, de facundia sorprendente. También las hace actualmente la chimenea industrial, y eso tal vez no esté mal; pero un diario ayer decía que pa doña Ecología no es una buena señal.
Un náufrago, en un lugar que nadie ve ni legisla, solitario en cualquier isla, sin fuego ni celular, arroja un mensaje al mar, que ha embotellao bien primero; y aguarda, sobrio y austero, rogándole al dios Neptuno que cumpla el rol de oportuno, puntual y altruista cartero.
Se busca el Hombre y se llama, ya por línea, ya sin ella, ya humadera, ya botella, ya carta, ya telegrama, ya un heraldo y su proclama, ya radio, fax o tambor. Después de todo, Señor, son apenas un volido los tiempos que han transcurrido del chasque al televisor.
A mí me importa tres cuernos que, sin bordonas ni primas, dos troveros crucen rimas merced a medios modernos. No debiera sorprendernos el uso de cosas tales, pues hay entre los mortales, no resultando anacrónicos, tanto besos telefónicos como puteadas postales.
Vamos inventando todas las maneras de unir puntos, pues el querer estar juntos no es cuestión de simples modas. Hay juicios, duelos y bodas hechos a través del mar, y, habiendo en cualquier lugar globalización de bienes, ¿quién puede prohibir a quiénes que payen por celular?
(Foto: Ronai Rocha)Salí, como salgo a veces, por el pueblo a caminar, pues la calle, como el mar, suele darme buenos peces. Mi red cosecha con creces cuanto en mi bote acomodo. Procediendo de igual modo frente a los distintos climas, el ser pescador de rimas me cuesta empaparme todo.
De pronto te divisé y el pecho me percutió cual olla de pororó cuando mete pereré. No sé ni en que calle fué, se me borró tal detalle, porque mirando tu talle tan amnésico pa un hombre, me olvidé hasta de mi nombre cuantimás el de la calle. Viéndote venir, Simona, pensé un saludo bien lindo, de los que, obsequioso, brindo no siempre a toda persona. Te dije "adiós, vaquillona", con voz de toro cebú; pero sospecho que tú no me oíste, sin embargo, porque pasaste de largo sin responderme ni "mu".
-"Bien haiga con los puebleros... flojazos pa'la bebida; pa'ellos la caña es prohibida y el vino es pa'los matreros; yo como criollazo fiero me río de esa mozada, nuestra pampa está regada con esos niños puebleros que piden agua al pulpero y brindan con limonada!".
-"Al llegar del extranjero... a esta tierra bien amada, conocí a esta mozada que ustedes llaman pueblera, es guapa y se juega entera aunque tomen limonada, pero la gente se olvida que con agua es bautizada, y que es bendita la lluvia sobre la pampa soleada!".
Se usó en un lejano día señales de humo, tambores, guapos chasques troteadores, y, al fin, la telegrafía. También la telefonía fue llegando a todos laos, uniendo pueblos y estaos pa bien del Planeta en pleno, porque no hay nada tan bueno como estar comunicaos.
Hoy, la inmensa mayoría se conecta sin demora, como lo hace a toda hora la moderna china mía. Tanto en el séptimo día como del primero al sexto, sin que le falte pretexto manipula el celular, llegando a cualquier lugar con los mensajes de texto.
Ayer, en medio al ruidaje del tránsito pueblerino, salió a comprara leche y vino, pilchas y algún maquillaje. Botoneando un mensaje cruzó la calle, de a pie, y, escribiendo no sé qué, se concentró de tal modo que, concentrada del todo, casi la pisa un charré.
Hoy el destino dispuso que fuera yo a un bodegón donde me prendí al porrón hasta ver todo confuso. Mi mujer, sin hacer uso de su aparato eficiente, con una trompa imponente y una violencia salvaje, fue a buscarme. Y el mensaje me lo dio personalmente.
Sin que la magia le falle de la maquinita esa, ya en el baño, ya en la mesa, dondequiera que se halle: ya en Moscú, ya en Canelones, ya en Andorra, ya en Misiones, ya en el Cairo, ya en Florida, la gente pasa su vida con el dedo en los botones.
Suelta palomas de viaje, pero también recepciona pájaros que otra persona manda desde otro paraje. Cuando recibe un mensaje la famosa maquinita, cumple su misión bendita de avisar con un cencerro, como lo hace cualquier perro cuando llega una visita.
El destinatario aprieta cierta tecla, y a su influjo marcha el mecanismo brujo sin precisar más receta. Da la información secreta que celosamente calla, logrando en una pantalla poco o más grande que un chicle, que la inscripción se recicle como quien prende una hornalla.
Mi cuñao frena el deseo de sumarse al mismo trillo mandando un texto al caudillo que le prometió un empleo. Quieto en el molde lo veo, y, aunque no le teme al trance de que su discurso avance por lo inusustancial o chirle, tiene tanto pa decirle que no hay pantalle que alcance.
Jacinto conquistó a Ester, y fue a gritos la conquista viviendo ella en Bella Vista y él, cerca de Juan Soler. Aunque demostró tener un vozarrón ejemplar, su "estatus", a no dudar, lo perdió usando esos modos, porque así supieron todos que no tiene celular.
Ya no espero que consuma sobres de cartas mi china ni tinta de marca fina ni lapicero ni pluma. Les dijo adiós, pues, en suma, desatiende mis consejos. Entre los trastos más viejos todo eso he visto yo, y el pañuelito que usó pa saludarme de lejos. (Pintura: Florencio Molina Campos)
(Pintura: Juan Palliere) Dicidite, china, y elegí la fecha, si mal no te viene, pa dentro de un mes; que, si Dios nos hace rendir la cosecha, vamos a pedirle presupuesto al Juez.
Ya corté los yuyos, desbosté el chiquero y al rancho lo tengo blanqueao a la cal, lleno de ilusiones como pa soltero pero amuebladito como pa casal.
Le haré sobrequincha cuando estemos juntos después que conmigo vengas del altar, pues no tengo a nadie que me dé los puntos y un cristiano solo no puede quinchar.
Zapallos de tronco tengo más de ochenta, surcos de muñatos tengo más de dos; me sobra de todo pero hago de cuenta que no tengo nada faltándome vos.
También tengo hacienda, pero por ahora mis escasas reses no llegan ni a mil: son el buey de canga, la lechera mora y un chongo con sarna que cincha el barril.
Siempre media cama me queda vacía porque duermo solo y es matrimonial; y al ver que me sobra vivo ansiando el día de ocuparla juntos y que sobre igual.
Si ya hay en el rancho riqueza bastante, cuando nos casemos va a haber mucha más. Yo sabré ser guapo y echar pa adelante pa que vos te pases echada pa atrás.
Yo haré la tarea difícil y dura: tirar el servicio, dar vuelta el colchón, llenarte la tina, juntar la "fatura" y acarrearte marlos pal lao del fogón.
Vos vas a ocuparte del trabajo chico, como por ejemplo carpir y alambrar, abrir sangraderos a pala y a pico y arrancar las chircas pa después arar.
Rajar con el hacha rolos de ocalito, desaguar cachimba, pozo y tajamar. Tareas livianas, cuantito, cuantito pa que no envicies con el buen pasar.
Juntito al arroyo, besao por los sauces y poblao de flores, de esmalte y de luz, sin letras, crespones ni nombres tallados se alzan junto a un sauce dos palos en cruz. Una sepultura que "entuavía" el cardo no pudo cercarla, y en donde el "chus-chus" de alguna lechuza se escucha, agorera, sobre la cimera de esa vieja cruz.
El sauce le llora un Ave María; el boyero, en cada chiflido que da, acaso le quiere rezar un bendito junto con las quejas que entona el sabia... Dicen los más viejos, haciéndose cruces, que al pasar de noche por ese lugar oyen que se quejan los ñacurutuces de un modo tan fiero que hasta hace temblar...
Y en las noches malas, cuando enrieda el viento su vago lamento en el saucedal, por la cruz de palo una luz camina, que corre y que vuela por el pastizal.
Pa' un "Día de Dijuntos" de hace varios años se llegó una moza juntito a la cruz; la cabeza envuelta en negro rebozo, los ojos llorosos, tristes y sin luz. ¡Qué frío, canejo, sentirán los muertos...! Pues la moza aquella se le arrodilló, lloró cuanto quiso, besuqueó la tumba, le dijo "hasta pronto", pero no volvió.
Como si fuera renegando del Destino de trenzar leguas y leguas sobre la triste extensión va la carreta, rechinando en el camino que parece abrirse, al paso de su blanco cascarón.
Cuando chilla la osamenta señal que viene tormenta... Un soplo fresco va rizando los potreros y hacen bulla los horneros anunciando el chaparrón...
Y La Pampa es un verde pañuelo, colgado del cielo, tendido en el sol, como a veces se muestra la vida sin sombras ni heridas, sin pena ni amor...
El viento de la cañada trae gusto a tierra mojada y en el canto del viejo boyero parece el pampero soplar su dolor...
Se ha desatado de repente la tormenta y es la lluvia una cortina tendida en la inmensidad mientras los bueyes, en la senda polvorienta, dan soplidos de contento como con ganas de andar...
¡Bien haiga el canto del tero que saluda al aguacero! Ya no es tan triste la tristeza del camino y en el pértigo el boyero siente ganas de cantar.
Langanay, viejo buey, lomo overo, callado aparcero de un mismo penar, igual yugo nos ata al camino... ¡Pesado destino de andar y de andar!
¿Adónde irás, buey overo? Que no te siga el boyero. Y La Pampa es un verde pañuelo, tirado en el suelo, que quiere llorar...
(Pintura: Antonio Berni) Hay que armar hasta los dientes a los hijos de este suelo, no sea que dende el cielo nos comience a llover gente. Ser como hast'aura, prudentes es en verdá un desacierto cada uno ha de estar despierto y aunque su bondá se quiebre, hay que hacer como la liebre: ¡dormir con un ojo abierto!
Dicen las murmuraciones que la raza de amarillos ha preparao los gatillos pa ganarse a estas naciones. Ya son muchas las razones que hacen que aura desconfiemos, siendo mejor que olvidemos diferencias de partidos porque así mejor, unidos, las patrias defenderemos.
Y debemos recordar el dicho del gaucho pueta: "Cada lechón en su teta es el modo de mamar". Y al que pretienda dentrar sembrando odios con la guerra, hagámosle ver que encierra el criollo en su corazón, virtú que da la razón para defender su tierra.
Si nuestros ranchos les dimos y amparo en nuestra bandera, a quien de tierra extranjera como hermanos recibimos, solamente le pedimos trabajo y tranquilidá, resultando una ruindá que pague con la traición, queriendo pa su nación todita la humanidá.
Ésta patria que nos dieron los que por ella peliaron y un ejemplo nos dejaron cuando por ella murieron, si no es pa los que vinieron y en ella se acomodaron, al ñudo lo tironearon "como el perro en vaca muerta". La patria nuestra está abierta pa salir como dentraron.
Ya no es cuestión de gastar tanto jarabe de pico, que el criollo no ha de ser chico para hacerse respetar. Es tiempo de revolear con juerzas el arriador, y hacerle ver el rigor de los hijos de esta tierra al extranjero que encierra la vileza del traidor.
(Pintura: Castagnino)Con un clavel colorao,
más grande que un corazón,
llegó el paisano Ramón
a un baile que jue invitao.
-"¡Salvaje!" gritó un malvao,
con quien Ramón ni se hablara
y para colmo lanzara
una carcajada hiriente,
que al oir eso la gente
como un chiste festejara.
Quedó Ramón tan cortao
sin saber a que atinar
al sentirse provocar
apenita habrá dentrao...
-"¡Claro que soy colorao!
aquí dentro y ande quiera,
y ahora paisano quisiera
si aguanta el que me provoca
que me repita esa boca
lo de salvaje ahí ajuera".
Se hizo un silencio profundo
después de la carcajadas,
se cruzaron las miradas
la tragedia presintiendo.
Tras Ramón salió corriendo
el gaucho provocador;
dicen que era peleador,
un artista pa’ el cuchillo,
en cambio Ramón sencillo
buen mozo y trabajador
Todos al verlo salir
dijeron casi a una voz
-"¡Pobre Ramón! ¡Santo Dios!
¡En que mano va a morir!".
El temor se hizo sentir
en toda su intensidad
porque Ramón en verdad
era la misma modestia,
en cambio Juan una bestia
salvaje hasta la crueldad.
Listo ya los corazones
sin buscarse se encontraron,
ya las bocas se apagaron
pero hablaron los facones...
Lanzan tajos a montones,
puñaladas a granel,
Ramón se muestra más cruel
pues resulta el más valiente
y se abalanza nuevamente
dispuesto acabar con él.
El duelo se torna cruel
terrible y desconsertante
tanto que ni el mismo Dante
pintaría un infierno igual.
Pero lo más fantasmal
de aquella lucha de liones
es que parecía visiones
al largarse puñaladas
por las chispas que largaban
el chocar de los facones.
La noche estaba clarita
como mandadita a hacer,
¡Qué clara se podia ver
aquella lucha inaudita!.
Juan le tira, Ramón quita,
más Ramón vuelve a tirar,
diciendo: -" Vas a pagar
con sangre tus carcajadas
y se lanzan puñaladas,
con las ansias de matar.
La lucha es bien parecida
pero de pronto se nota
que a Juan la sangre le brota
a torrente de una herida.
Tiene la frente partida
de un hachazo colozal
mas sigue peleando igual
como un tigre enfurecido
para después caer vencido
de otro puntazo mortal.
Alza Ramón nuevamente
Su brazo de triunfador
pero un grito aterrador
lo detiene de repente...
-"¡Basta!" le grita la gente
y Ramón tira el facón,
se inclina de corazón
pa’estrecharlo entre sus brazos
pero se oyen dos balazos
que parten de la reunión.
Su cuerpo se estremeció
junto con los estampidos
y entre profundos quejidos
dió dos pasos y cayó.
-"¡Cobardes!¡Maulas!", gritó
"porqué no tiran de frente"...
Y se paró nuevamente
con valor extraordinario
pa’caer sobre el contrario
y morir como un valiente.
Nunca se pudo saber
quién jue el que mató a Ramón,
jue tanta la conjución
que nadie pudo entender.
Se hablaba de una mujer
a quien Ramón despreció
y ante una virgen juró
matarlo ella misma un día...
Todo eso se decía
pero no se comprobó.
En este trovar sencillo
lo que es gaucho te diré,
borrando la mala fe
del que lo volvió un cuchillo,
un haragán, sólo un pillo,
bueno para el alancear
o bueyes desjarretar
en las furiosas corambres,
con los hijos muertos de hambre
y él guitarrita y trovar.
Y el pobre en su condición
de servicial y parejo,
sin sospechar el manejo
del mandamás o el patrón,
primereaba en la función
de las revueltas civiles,
achurándose de a miles,
vecinos vueltos contrarios,
con el polvo por sudario,
con una cruz de fusiles.
Y creyendo, así, servir
la patria, sus claros trillos,
fue un oficio el del cuchillo
y una razón: la de herir;
no supo nunca mentir,
fue por amistad y arrojo,
un empecinado abrojo
de la loca caballada,
con la muerte y la Patriada,
como una venda en los ojos.
Y después, cuando volvió,
treinta años tengo de ausencia
y, entre el yuyal, la querencia
casi no reconoció,
ni siquiera desmontó,
clavó la lanza en el suelo
y semidesnudo, en pelo,
galopó hacia la tormenta.
El que su dolor no sienta,
no nació bajo este cielo.
Alguno fue a preguntar
al Juez de Paz o al cacique,
los encontró de palique,
con suertes para firmar,
y comenzó a desconfiar
que en aquel reparto, nada,
ni una mísera tajada
iba a quedar a su nombre,
porque él no era un prohombre
con apellido y espada.
Y peleó y se emborrachó,
como el gaucho Martín Fierro,
vuelto león topó a los perros,
sin querer los matrereó
y en algún abra dejó
su perseguida pisada,
fue leyenda condenada,
cuento de espanto y de robo
y el que lo empujó a ser lobo,
comía la borregada.
Quiero que me entiendas bien,
ésta es la historia sencilla
del gaucho, de su Mansilla,
por tanta gente de bien,
y, si me entendiste, ven
sin lágrima, sin lamento,
te pido el recogimiento
de un instante, para oírlo
en ese canto de mirlo,
en esa lección del viento.
Domingo siete de octubre...
mil novecientos noventa,
un cielo de agua y tormenta
a toda la Pampa cubre...
El paisanaje descubre,
q'hay un fiestón soberano,
allí estuve yo paisano
con mis versos en desbande,
pa'ver la hazaña más grande,
de un gran jinete pampeano...
Llegó "el Zorro", un reservau...
terror, pa'muchos jinetes,
porque en verdad, ciento siete,
de su lomo había bajau...
luciendo muy buen "estau"
imponente... soberano...
abra pensau el "baquiano",
acostumbrau a bajar...
-este me puede durar-,
como un suspiro en la mano...
Pero allí, estaba Alfredito
Ramos, jinete tamaño...
que al "Perejil" veinte años,
q'en clinas andaba invicto...
lo anduvo a telero y grito,
inamovible en la cruz,
y Dios le acercaba luz,
cuando le hincó nazarena...
al "Silencio" de Anzorena,
y al "Rubio" de Santa Cruz...
Y por la lluvia caída,
se temía por el jinete...
-no sea cosa que lo aprete,
en una de esas benidas-,
sabiendo q'en la salida,
se alza muy fiero el bagual,
y, en día de temporal,
y con el suelo barroso...
capaz que por muy "goloso"
se cayera el animal...
Llegó el "clásico" paseo,
cuando el animal traían...
y la gente lo aplaudía
como a ningún otro, creo,
después de breve vareo
en el palenque quedó...
Alfredo, lo contempló...
pensando con gesto adusto,
-te voy a meter un susto...
como nadie te metió-,
y... allí, estaba el pingo "malo"...
de meritoria valía,
demostrando que sabía,
ser educao en el palo...
y sobre del campo ralo
que con mi vista recorro,
oigo que se hace un ahorro,
de voces, porque se callan...
presintiendo la batalla
de Alfredo Ramos y el "Zorro".
La suerte que le deseamos,
yo en versos, la trasmitía,
y a cada rato decía:...
-¡"Vamos, Alfredito, vamos"!...
y escuchaba, Alfredo Ramos,
mis versos desde el mangrullo...
y el pueblo, pa'l q'es orgullo,
le aumentaba su coraje...
-si hasta los pumas salvajes
bramaban adentro suyo...
Pasaroti - el propietario-,
del "Zorro", paisanamente...
le acariciaba la frente,
al bagaul extraordinario,
mucha suerte, al adversario...
como gaucho, le desea,
y el hombre q'en su tarea,
oficia de "largador"...
le desprendió el "atador",
y comenzó la pelea...
Al prenderlo en los "pigüelos"
de que lo ande me esperanzo...
y dio el bruto un abalanzo,
como pa'morder el cielo...
se zambulle en un revuelo
doctau de una fuerza loca,
y allí, con el hombre choca,
al alzarse en un "botazo"...
y le pegó un cabezaso,
que le hizo sangrar la boca...
Pero el hombre no aflojaba...
-fue histórico ese domingo-,
más bellaqueaba ese pingo,
más el hombre se afirmaba,
en las riendas lo buscaba
desesperado -quizaz-,
le "martillaba" al compaz
de su brutal maestría...
pero Alfredo, presentía,
que no lo bajaba más.
Once segundos, llevaban...
peleando a brazo partido,
y el público conmovido,
sus voces multiplicaban...
-"¡Vamos, Alfredo!", gritaban,
y yo me quedé sin voz...
traz un abalanzo atroz,
del hasta entonces invicto,
que se dio vuelta enterito...
cayendo al suelo los dos...
Tan fuerte el golpe se oyó,
al caer pesadamente...
que pensó toda la gente,
"A'lfredo, lo reventó",
hay, quien dijo, -"lo quebró"-,
sobre la cancha barrosa.
Quien más quien menos, solloza,
cosas raras de este mundo,
de q'en un solo segundo,
se piensen miles de cosas...
Y se paró el "Zorro" cruel...
con aturdida fiereza,
pa'llevarse la sorpresa,
que Alfredo, estaba sobr'él...
ya ciñiéndose el laurel,
de temerario y capaz...
pero el bruto montaraz,
por su instinto de villano...
alzó tres veces las manos,
pero ya no quería más...
Y se detuvo ahí nomás,
el bellaquear de aquél potro...
si el dueño fuera algún otro
se lo asustaba de atraz...
pero no, muy eficaz,
así, como le detallo,
atropelló como un rayo,
como el pampero arremete,
para sacar al jinete
y sentarlo en su caballo.
La emoción...-un solo idioma-,
todos querían, tocarlo,
felicitarlo... abrazarlo...
dentro del campo de doma,
La Pampa le dio el diploma,
a su audacia y valentía,
Alfredo ya no reía...
rompió en un llanto ejemplar...
-¡Qué lindo, q'es ver llorar,
si se llora de alegría...
Y, me bajé del mangrullo,
sin palabras... sin aliento...
pa'trenzar mi sentimiento,
con todo el coraje suyo,
y en un varonil arrullo,
dije, -"qué grande que sos"-
y al darle gracias a Dios
por todo lo que abía echo...
lloramos pecho con pecho,
un rato largo los dos...
Y sobre el tiempo regresa...
la frase esculpida en bronce,
que hay que recordar entonces
del viejo, Julio Cabezas
que opinó, con la certeza...
de su cencia campecina
esta verdad cristalina,
que retumba como un grito...
"no hay pingo que muera invicto...
en nuestra Patria Argentina".
Y "el Toto" Ramos, q'es tío
de Alfredo, en medio del quebranto,
pretendía evitar q'el llanto,
lo desborde como un río...
y al estar al lado mío
del jinete, la mama...
dijo "el Toto" - calcula-
en un gracioso contraste...
-"pavada e cría te echaste,
"Maruca" vieja nomás"...
El público espectador...
aplaudía conmovido,
a un honorable vencido
y al gallardo vencedor...
q'envuelto en llanto y sudor
más allá de la disputa,
logró la gloria absoluta,
q'es para el gaucho grandeza...
hacer triunfar la destreza,
por sobre la fuerza bruta...
Salió, el sol por un momento,
antes de ir a esconderse,
tal vez para no perderse
tamaño acontecimiento,
Alfredo Ramos, contento,
con todo el mundo se besa...
al sol le agarró pereza,
y, como ya no llovía...
el arco iris salía,
Yo nací en suelo pampeano,
a la Pampa, por trabajo,
la'nduve, de arriba a'bajo
en invierno y en verano,
supe oficiar de "vaquiano"
en más de una cacería,
de hay que tengo la vaquía
de, conocer, que le conste,
"fachinal", médano, monte,
y toda su geografía...
En la estancia "El Pangaré",
lindante a "La Overa Guacha"
q'está saliendo de "Acha",
como quien va pa' "Quehue"
varios años trabajé
en ese establecimiento,
el tiempo con paso lento,
l'echa luz, a mi memoria,
y allí sucedió esta historia,
que ya nomás se las cuento... Por orden del estanciero,
fui a rejuntar la majada
que encerré en una ensenada
donde aparté, cien corderos...
Los llevé hasta otro potrero,
trabajando sin cachaza,
y cuando la noche abraza
al campo, con cierta bruma,
me dentró en el lote un puma,
como "pancho por su casa".
El puma que abía bajau,
sigiloso y oportuno,
casi, no me deja ni uno,
de los cien que abía apartau...
Muy astuto, el condenau,
que tanto daño causara,
eso hizo que me enojara
y ante tal "carnicería"...
pa'mis adentros decía,
-ésta te va'costar cara-. Y les solté a los demás...
palabras, q'el odio suma,
hasta que no encuentre al puma,
al puesto, no vuelvo más
y, así sin mirar atraz,
para el monte enderecé...
lógicamente, que alzé,
la cantimplora, un ponchillo...
el revólver, el cuchillo,
y un solo perro, "el Painé"...
Cuando la dicha, me alcanza,
de cortarle el rastro al "león"
sentí un enorme alegrón,
abrigando la esperanza
que semejante "matanza"
no fuera a quedar impune,
y en lo q'el suelo reúne
vi con la vista azorada...
q'eran aquellas pisadas
más "grandes" que las comunes...
El tiempo que lo "rastrié",
me dio su fruto, canejo...
-éste no debe estar lejos
en silencio, medité-,
de los ojos de "Painé"
se desprendió un chisperío,
pero, yo le aplaqué el brío,
porq'es de esos perros leales,
si no lo "chumbo" no sale
ni a la rastra de al lau mío.
Y en "cuantito" el "fachinal"
entreabrió, su entraña obscura,
y se "ralió" la espesura
por mandato natural...
pude verlo, al animal
sobre de un "caldén" caído,
bien a lo largo tendido,
el sol, cayéndole a pleno...
de puro agotau y lleno,
completamente dormido...
A juzgar por su figura
por lo cabezudo y gruezo,
por el tamaño y el peso
no era normal su estructura...
como quien no le da usura
al ansia que se despertara
la distancia calculé...
y entré a chumbarle a Painé,
para que me lo empacara...
¡Qué salto pegó el salvaje!
y se encrespó como un cerro
cuando vio venir al perro
entre el ruido del ramaje,
y sin que nada me ataje
me le fui al humo ahí nomás,
y al ver bien al montaraz
me resultó impresionante...
bien fornido de adelante,
y medio achatau de atraz.
Sobre su cuero "gateau"...
le resaltaban algunas,
manchas redondas "lobunas"
que le vide a cada lau...
"Painé" estaba reatorau
porque no tenía respiro,
"zafó" con un par de giros
y antes de que me lo "aprese"...
le gatillé cinco veces,
y no me salió ni un tiro.
Como luz "pelé" el cuchillo
el perro le atajó el paso,
pero recibió un zarpaso
que lo tiró echo un ovillo...
su mirada cobró un brillo
sanguinario y asesino,
yo pensaba q'el felino
libre del perro huiría...
¡qué gran error, virgen mía!,
con qué angurria se me vino.
Yo agazapau lo esperaba,
el poncho arrollau al brazo
que de aguantarle zarpasos
echo jirones quedaba...`
él "gruñía" yo "putiaba",
los dos con mala intención,
como contraposición
se me venía echo un ovillo,
y mostraba los colmillos...
yo le enseñaba el facón.
Al facón lo respetaba
y yo pensé que aquel pillo,
ya habría probau el cuchillo
en otra trenzada brava,
cada vez más me "apuraba"
y yo a bajarlo me aferro...
de punta le mandé el "fierro"
hasta q'al fin lo prendí,
una, le encajé por mí,
y como diez por el perro...
Y en cuanto cayó vencido
por Dios que me persigné
y me fui a ver a "Painé"
que exaló un débil quejido,
estaba muy mal herido
por bravo, leal y corsario,
-lo que te hizo el sanguinario
yo te lo voy a curar-,
aunque tenga que estudiar...
pa'doctor veterinario.
Descansé un rato y me alzé
con el cuero de la fiera,
que posiblemente era,
"cruzau" con yaguareté,
despacio al perro cargué
q'en verdad estaba echo escombro
llegué al "puesto" ante el asombro
con un cansancio machazo,
el perro herido en los brazos,
y el cuero del puma al hombro...
Y ésta es la historia total...
que los mantuvo en suspenzo,
si todo tiene comienzo,
también tiene su final...
si cree q'es o no real
eso depende de usted,
fue en la estancia "El Pangaré"
lindante a "La Overa Guacha"
que está saliendo de "Acha"...
como quien va pa'"Quehue"...
(Pintura: Salinas)
En un pingo pangaré,
flete guapo coscojero,
buen herraje, lindo apero,
en dirección a Pigüe,
va el paisano Cruz Montiel,
orillando una cañada,
con camisa bien planchada,
un clavel rojo retinto,
puñal de plata en el cinto
y bota fuerte lustrada.
Voy en busca de un lucero
a quien le ha tendido el ala
y llevo el clavel por gala
en la cinta del sombrero...
Yo soy un criollo altanero
cuando de mi honor se trata
el valor se desbarata
ante el mas mínimo antojo
y el puñal de aquellos ojos
con que mi prenda me mata.
La prenda se sonrió y luego
dijo en tono campechano:
-"pa' vos... un mate en la mano...
ya tengo el agua en el fuego",
-"a esto vengo y no lo niego
porque nunca se mentir",
-"lo que ahura se va a sentir
que la yerba no sea buena"...
-"eso no me causa pena
la pena es tenerme que ir".
Y sin hacer mas descargo
Juan Cruz Montiel con su china
se fueron a la cocina
a tomar un mate amargo,
un mate como de encargo
porque a solas lo tomaron...
lo que después se juraron,
lo que allí se prometieron,
y lo que después dijeron,
eso... a nadie le contaron.
Lo cierto es que Cruz Montiel
como era un criollo jinete,
monto de un salto en su flete
y despacito se fue...
y cuando ya el pangaré
al galope se tendía,
de cuando en cuando volvía
la cara para mirar
si llegaba a contemplar
a su amada todavía.
(Dibujo: Rodolfo Ramos) De un viejo ceibo colgaba y escondida entre sus flores trágica virgen de amores con corona ensangrentada, como náufraga olvidada al desierto y al dolor, que el pampero bramador al pasar besa y desgarra; está la vieja guitarra que fuera del payador.
Y su dueño, aquél trovero, viejo de frente cobriza, de a poco se hace ceniza lo mismo que un trasfoguero. Tendido sobre el apero y con el poncho tapao, junto al fogón apagao dejó el mate y la caldera, y anda el pingo en la pradera con el maneador cortao.
Fue una tarde de verano, cuando el sol ya se ponía que se vio en la lejanía la figura del anciano. Atravesando los llanos desensilló en un ceibal; y aquel viejo sin igual, de barba blanca y melena, traía en el pecho la pena del payador oriental.
Venía enfermo de tristeza atravesando caminos, y era un manantial de trinos aquella blanca cabeza. De su pecho la grandeza vibró en su voz con afán, rugiendo sus versos cantaba, porque en décimas lloraba por las cosas que se van.
Y esa tarde, al acampar, después que el sol se ocultó, el viejo cantor sintió su corazón palpitar. Quiso ponerse a cantar, pero quedó enmudecido mirando el campo carpido por la reja del arao; y dijo, "me han derrotao; ya pa siempre me han vencido".
Y dijo, "patria: me muero; me va matando el progreso; te dejo, tierra, mis huesos entre el poncho y el apero. Guitarra: cuánto te quiero", dijo, y besó la encordada. "Y hoy te dejo abandonada porque la muerte me amarra. Te voy a dejar, guitarra, entre los ceibos colgada".
Al fin colgó de una rama la guitarra en mudecida; al pingo ató de la brida; con el recao hizo cama; de guayabo y de retama encendió la última hoguera; se puso una cabecera de flores blancas y rojas, y sepultó entre sus hojas su plateada cabellera.
Cuando abandoné el recao lo hice con tanta tristeza que derrumbé mi cabeza sobre los cueros doblaos. Allí quedó mi pasao entre sus garras prendido, y yo triste y abatido solo, a pie, como un andante, emprendí desde ese instante el camino del olvido.
Al mirarlo abandonao, en silenciosa quietud, recordé mi juventud dejada sobre el recao. Como si estuviera atao a mi sangre o a mi piel. Pero hoy, insensible y cruel, lo tengo que abandonar, que por temor a charquear no quiero morir sobre él.
En mi vida de mensual, de domador o tropero, si habré ensillao caborteros pa poder ganarme un real! Con él y con un bagaual yo era de la tierra el dueño, y hoy, que no tengo el empeño que el espíritu reclama, no me sirve ni pa cama porque ya me quita el sueño.
Y lo entregué con mis manos con la pena y la amargura de quien da a la sepultura el cuerpo de un pobre hermano. He llegado a ser anciano, ya la osamenta me pesa y no quiero la tristeza de que un día, sin batalla, cualquier manso se me vaya con mi orgullosa pobreza.
Cuando pal último vuelo ate una noche al palenque, sin espuelas ni rebenque, la voy a saltar "de en pelo". Será mi único consuelo; y por eso es el motivo que él no se quede cautivo de mi derrota en la prueba, hoy que la vida me lleva como colgao del estribo.
(Fotos: Eduardo Amorim) La espuela, un bagual azusa cuando se las calza un hombre, y tiene distintos nombres que comúnmente se usan... Hay quienes la llaman "chuzas" a lo largo y a lo ancho, y desde la estancia al rancho se le da un nombre que encaja, unos le llaman "rodajas", y otros le dicen los "ganchos".
Yo ablo de la sencilla espuela de los que montan... siempre lista, siempre pronta pa'"rayar" pecho o costilla, a la que se nombra "horquilla" y todo se relaciona, el lenguaje de la zona te da nombres paralelos... "los fierros" o "los pihulos", "las picudas" o "lloronas".
Quería nombrarte espuela porque prendida a un garrón... vos sos de la tradición, la hija, la madre y la abuela, con vos el valor nivela la del "basto" y "la clinera", te dicen "las chimangueras", "los criques" como "las púas", y allá en la tierra "charrúa" te llaman "las carancheras"...
Al herir una "paleta" con el dolor que amalgama... comúnmente se te llama, "los grillos" o "las rosetas", frente a vos, cualquier "sotreta" se "agranda" ante tus rigores... y muchos "animadores", para darle más valor... le dicen al montador - alzalo en "los tenedores"-.
Con qué valor te calzaron, jinetes con mucho oficio, y en el "garrón" de un novicio, vi que tus púas temblaron, los poetas que te cantaron te dieron su admiración, porque amarrada a un talón vas a seguir siendo espuela... la hija, la madre y la abuela, de la gaucho tradición...
Noble caballo argentino símbolo fiel del gauchaje q'en honor a tu pelaje cruzaste cualquier camino, con justeza de designo el puntal de nuestra historia por portar tanta victoria, por tu estampa, por tu aliento, se te debe un monumento en los campos de la gloria.
Yo te quiero tanto pingo, que hago más de una protesta cuando en un día de fiesta se te sienta al lomo un gringo, desde lejos lo distingo que cualquier "chuzo" lo apura y te hace tal basteadura al andar de cincha floja que te deja la cruz roja por la bestial "matadura".
Hay que ser gringo caracho compredor o vendedores... que olvidau de tus favores te "negocean" para el "tacho", ahí te achatan el penacho de la forma más ingrata que tu carne venga en la lata eso sí que no lo acepto, porq'es faltarle el respeto a un soldau de cuatro patas.
Me parece que aun escucho q'el Martín Fierro me grita.. "siempre un gaucho necesita un pingo pa'fiarle un pucho". A vos se te debe mucho, y la gloria te amadrina yo v'ia colgar de la clina esta frase como aureola... "a potro, a lanza y a bola se hizo la Patria Argentina".
"Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como una música..." Jorge Luis Borges
"La pampa, señor, es como la serpiente..., lo magnetiza al hombre, lo encanta y lo adormece, y al fin se lo devora". (G.E. Hudson)
Visite al Gauchoguacho en...
Estancia "La Brava"
Pampa
Madre. Horizonte. Soledad. Llanura franca al sol que sólo sabe de tu curva...Cuna, sepulcro y sustento. Creadora del gaucho afirmativo, del caballo amigo de la distancia, del puma escondido y del chajá ascendente. Pretexto de vagabundas ansias de partir sin meta...¡Tú que das resignación al pequeño, empampado de infinito! Ricardo Güiraldes.
El hombre nacido en la pampa tiene todo el cielo y todas las estrellas que parece que se le vienen encima. Tiene las primeras luces del sol a la mañana y las últimas del anochecer. El horizonte es la primera abstracción para el hombre, ya que es una línea que se ve pero que no existe, porque en la medida que avanza, se aleja más. Nunca va a encontrar el horizonte, sin embargo está ahí. Entonces el canto de ese hombre es reflexivo, intimista, profundo, como asombrado por la grandeza de la inmensidad. (Suma Paz)
"La pampa con su mutismo imponente y su monotonía tan característicos, predisponían poco a la locuacidad. -'El campo es tan lindo, me decía cierta vez un gaucho, que no dan ganas de hablar" Leopoldo Lugones
Paisajes
Pareciera que se agacha la huella del horizonte, y uno se pierde en el monte hasta hallar una lomada. La tierra parece nada y en ella se afirma el hombre.
Presentación
De n'antes
De ranchos y taperas
Pa'la moza
Sucedidos
Oficios
Nuestros paisanos los indios
Cosas del campo
Baguales
Jenofonte dice que al andar a caballo se siente la necesidad de que a uno le crezcan alas... Así el caballo resulta no sólo maestro del músculo sino también del alma... El caballo educa, rige al hombre y le da una filosofía propia. La filosofía de un jinete es distinta a la de un caminador...En el caballo se aprende la vida. Sobre su cabeza nace la lejanía y entre sus cascos se fatiga la tierra. A todo el que va jinete en su caballo su soledad lo acompaña. (Eduardo Jorge Bosco). ..................................................................................
A un domador de caballos
"Cuatro elementos en guerra forman el caballo salvaje. Domar un potro es ordenar la fuerza y el peso y la medida: Es abatir la vertical del fuego y enaltecer la horizontal del agua: poner un freno al aire, dos alas a la tierra..." (Leopoldo Marechal)
Juiiira perro
Bichos de mi tierra
De chacota.
Canto con jundamento
Viva la Patria
Aquí me pongo a cantar
Cruz diablo
"He dicho muchas veces que aquí recibí mis primeras lecciones de abismo y de absoluto.
El cielo me las dió, me las dió la llanura abierta y desmesurada. (Olga Orozco).
Pero yo he vivido libre
y sin depender de naides
siempre he cruzao a los aires
como el pájaro sin nido,
cuanto sé lo he aprendido
porque me lo enseñó un "flaire".