Domingo siete de octubre...
mil novecientos noventa,
un cielo de agua y tormenta
a toda la Pampa cubre...
El paisanaje descubre,
q'hay un fiestón soberano,
allí estuve yo paisano
con mis versos en desbande,
pa'ver la hazaña más grande,
de un gran jinete pampeano...
Llegó "el Zorro", un reservau...
terror, pa'muchos jinetes,
porque en verdad, ciento siete,
de su lomo había bajau...
luciendo muy buen "estau"
imponente... soberano...
abra pensau el "baquiano",
acostumbrau a bajar...
-este me puede durar-,
como un suspiro en la mano...
Pero allí, estaba Alfredito
Ramos, jinete tamaño...
que al "Perejil" veinte años,
q'en clinas andaba invicto...
lo anduvo a telero y grito,
inamovible en la cruz,
y Dios le acercaba luz,
cuando le hincó nazarena...
al "Silencio" de Anzorena,
y al "Rubio" de Santa Cruz...
Y por la lluvia caída,
se temía por el jinete...
-no sea cosa que lo aprete,
en una de esas benidas-,
sabiendo q'en la salida,
se alza muy fiero el bagual,
y, en día de temporal,
y con el suelo barroso...
capaz que por muy "goloso"
se cayera el animal...
Llegó el "clásico" paseo,
cuando el animal traían...
y la gente lo aplaudía
como a ningún otro, creo,
después de breve vareo
en el palenque quedó...
Alfredo, lo contempló...
pensando con gesto adusto,
-te voy a meter un susto...
como nadie te metió-,
y... allí, estaba el pingo "malo"...
de meritoria valía,
demostrando que sabía,
ser educao en el palo...
y sobre del campo ralo
que con mi vista recorro,
oigo que se hace un ahorro,
de voces, porque se callan...
presintiendo la batalla
de Alfredo Ramos y el "Zorro".
La suerte que le deseamos,
yo en versos, la trasmitía,
y a cada rato decía:...
-¡"Vamos, Alfredito, vamos"!...
y escuchaba, Alfredo Ramos,
mis versos desde el mangrullo...
y el pueblo, pa'l q'es orgullo,
le aumentaba su coraje...
-si hasta los pumas salvajes
bramaban adentro suyo...
Pasaroti - el propietario-,
del "Zorro", paisanamente...
le acariciaba la frente,
al bagaul extraordinario,
mucha suerte, al adversario...
como gaucho, le desea,
y el hombre q'en su tarea,
oficia de "largador"...
le desprendió el "atador",
y comenzó la pelea...
Al prenderlo en los "pigüelos"
de que lo ande me esperanzo...
y dio el bruto un abalanzo,
como pa'morder el cielo...
se zambulle en un revuelo
doctau de una fuerza loca,
y allí, con el hombre choca,
al alzarse en un "botazo"...
y le pegó un cabezaso,
que le hizo sangrar la boca...
Pero el hombre no aflojaba...
-fue histórico ese domingo-,
más bellaqueaba ese pingo,
más el hombre se afirmaba,
en las riendas lo buscaba
desesperado -quizaz-,
le "martillaba" al compaz
de su brutal maestría...
pero Alfredo, presentía,
que no lo bajaba más.
Once segundos, llevaban...
peleando a brazo partido,
y el público conmovido,
sus voces multiplicaban...
-"¡Vamos, Alfredo!", gritaban,
y yo me quedé sin voz...
traz un abalanzo atroz,
del hasta entonces invicto,
que se dio vuelta enterito...
cayendo al suelo los dos...
Tan fuerte el golpe se oyó,
al caer pesadamente...
que pensó toda la gente,
"A'lfredo, lo reventó",
hay, quien dijo, -"lo quebró"-,
sobre la cancha barrosa.
Quien más quien menos, solloza,
cosas raras de este mundo,
de q'en un solo segundo,
se piensen miles de cosas...
Y se paró el "Zorro" cruel...
con aturdida fiereza,
pa'llevarse la sorpresa,
que Alfredo, estaba sobr'él...
ya ciñiéndose el laurel,
de temerario y capaz...
pero el bruto montaraz,
por su instinto de villano...
alzó tres veces las manos,
pero ya no quería más...
Y se detuvo ahí nomás,
el bellaquear de aquél potro...
si el dueño fuera algún otro
se lo asustaba de atraz...
pero no, muy eficaz,
así, como le detallo,
atropelló como un rayo,
como el pampero arremete,
para sacar al jinete
y sentarlo en su caballo.
La emoción...-un solo idioma-,
todos querían, tocarlo,
felicitarlo... abrazarlo...
dentro del campo de doma,
La Pampa le dio el diploma,
a su audacia y valentía,
Alfredo ya no reía...
rompió en un llanto ejemplar...
-¡Qué lindo, q'es ver llorar,
si se llora de alegría...
Y, me bajé del mangrullo,
sin palabras... sin aliento...
pa'trenzar mi sentimiento,
con todo el coraje suyo,
y en un varonil arrullo,
dije, -"qué grande que sos"-
y al darle gracias a Dios
por todo lo que abía echo...
lloramos pecho con pecho,
un rato largo los dos...
Y sobre el tiempo regresa...
la frase esculpida en bronce,
que hay que recordar entonces
del viejo, Julio Cabezas
que opinó, con la certeza...
de su cencia campecina
esta verdad cristalina,
que retumba como un grito...
"no hay pingo que muera invicto...
en nuestra Patria Argentina".
Y "el Toto" Ramos, q'es tío
de Alfredo, en medio del quebranto,
pretendía evitar q'el llanto,
lo desborde como un río...
y al estar al lado mío
del jinete, la mama...
dijo "el Toto" - calcula-
en un gracioso contraste...
-"pavada e cría te echaste,
"Maruca" vieja nomás"...
El público espectador...
aplaudía conmovido,
a un honorable vencido
y al gallardo vencedor...
q'envuelto en llanto y sudor
más allá de la disputa,
logró la gloria absoluta,
q'es para el gaucho grandeza...
hacer triunfar la destreza,
por sobre la fuerza bruta...
Salió, el sol por un momento,
antes de ir a esconderse,
tal vez para no perderse
tamaño acontecimiento,
Alfredo Ramos, contento,
con todo el mundo se besa...
al sol le agarró pereza,
y, como ya no llovía...
el arco iris salía,
dando marco a su grandeza...
1 comentario:
Zorro q potro guistes hermano fuiste un gran soberano de los campos de jinetiada q lastima q ya no estes con nosotros x q me uviera encantau de conoserte los rreserbados de ahora no son ta gueno como lo guiste vs siempre seras el mejor zorro
Publicar un comentario