La Mojarrita Palmira
buscaba para nadar
las aguas de más arriba
porque el sol la hacía brillar.
Decía que era de plata
el traje que Dios le dió
y sin piedad se burlaba
del moncholito Ramón.
Porque el moncholo era feo,
bigotudo y muy bocón
para colmo barrigudo
y de un triste color marrón.
Y así termina esta parte
que fue la presentación
de la mojarra Palmira
y el moncholito Ramón.
Una mañana Palmira
tomaba un baño de sol
y vino para comerla
un gran Martín Pescador.
Pero al ver lo que pasaba
el moncholito Ramón
abrió su boca grandota
y allí a Palmira escondió.
Cuando ya pasó el peligro
y la mojarra salió,
no vio pez en todo el río
más hermoso que Ramón.
Y así termina esta historia
con una sabia lección:
"De que lo lindo y lo feo
se encuentra en el corazón".
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