Recuerdo mi edad temprana
buscando un pretexto, acaso,
buscando un pretexto, acaso,
solía llevar en brazos
agua y pasto pa’ mañana,
sin profecías paganas
sin oro, mirra o incienso,
imaginé un viaje intenso
de aquellos tres reyes magos,
que pasaran por mis pagos
entre los montes inmensos.
En moro, alazán y oscuro,
siempre los soñè montados,
y tres burritos cargados
con sus obsequios más puros.
Siempre me sentí seguro
sin saber quien es Gaspar,
ni Melchor o Baltasar,
pa’ dejar mis zapatillas
y al otro día a hurtadillas,
me levantaba a espiar.
Y con su magia talvez
entre los talas se ocultan…
Eran tantas mis preguntas
y tan bella la niñez.
Por eso con sensatez
cuando le canto a mi pago,
no quiero olvidar mi halago
a mis padres tan queridos,
por no haberme prohibido
¡soñar con los Reyes Magos!
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