Yacente mujercita de madera
sola en tu caja negra y olvidada
tu muerte de árbol no valió de nada
porque eres inmortal de otra manera.
Al alzarte en mis manos con ternura
y entibiar con tus voces mi regazo,
eras un poco el hijo entre los brazos
y yo tambien tu criatura.
Porque junté mi canto con el tuyo
en la niñez desde el primer arrullo
y juntas vida y suerte nos amarran,
ahora ya se quien soy desde tu entraña,
me lo ha dicho tu voz que nunca engaña,
una mujer con alma de guitarra.
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