No me remueva el fuego, compañero...
Mala seña, que un hombre se distraiga...
A lo mejor, es al quedarse mudo
cuando más claro habla...
Y usté, ya está diciendo con los hechos,
que lo tiene abrasando, una fogata...
Y lo de adentro, le salió pa ajuera,
En esa idea de avivar las brasas...
¿Qué no?... Tan cierto como ser mis vistas,
Las vistas suyas, que en el suelo clava
Pa ver, lo mesmo que si juese ciego:
su propia alma...!
¿Si yo sé de esas cosas!... No es durmiendo
que los años pasan...
Aquí, en este fogón, aprendí mucho...
Añidiendo a la vida, horas robadas...
Tuve tiempos, de andar como la víbora
que ha perdido el veneno y anda brava
buscando qué morder, y desatina,
que hasta en sus carnes, los colmillos clava...!
Tuve tiempos ansí... Quemando leña
(Mía y del monte) despunté mañanas...
Me sacaban los gallos, campo ajuera;
y me traiban los perros, a las casas...
Dispués, cuando aquí mesmo
armaba semejante pila 'e ramas,
era como encenderme, el encenderlas...
una sola fogata...
Ahura, soy eso: lo que usté ha movido...
Un fueguito apagao... ceniza blanca...
Lo que seré, de veras, algún día...
Cuando concluya de quemar mi brasa...
Pero, naides me vido echando humo,
naides vido mis llamas...
Como usté se engañó con la ceniza,
toditos se engañaron con mi cara...
"Así"... de gente me ha envidiáu la dicha...
y yo, los he dejáo que me envidiaran...
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