martes, 12 de mayo de 2009

La muerte del domador. (foto: Augusto M. Porcel)


A la muerte del jinete que cayera para siempre en la domada realizada en la Estancia:"El triunfo" de Morea, el domingo 7 de febrero de 1965.

Coronel se apellidaba
aquel gaucho domador
que con coraje y valor
a los potros jineteaba.
Mozo guapo, refirmaba
con su estampa de varón,
esa viril condición
de los valientes paisanos
que construyen con sus manos
la gloria de mi nación.

Por muchos pueblos lo vieron
derramar su gallardía
y en pago a su valentía
con cariño lo aplaudieron.
Muchas chinas le sonrieron
con femenino candor
y como premio mayor
después de las jineteadas
lo besaron las miradas
de cien promesas de amor.

Y como su profesión
era de un estilo fino,
siempre andaba en el camino
cumpliendo su vocación.
A causa de su pasión
por aquél arte campero,
que le marcara su idea...
murió, domando en Morea
un domingo de febrero.

Había llegado sonriente
afirmado en su templanza,
con la secreta esperanza
del triunfo más esplendente.
Al montar alegremente
al gauchaje saludó,
pero el potro se volió
en la primera corcoveada...
Y sin darle tiempo a nada
contre el suelo lo apretó.

El golpe lo destrozó
a sus pulmones de roca
y la sangre por su boca
a borbotones saltó...
Terrible angustia cundió
en la gente allí reunida,
que miraba compungida
sin comprender el motivo
de cómo aquél gaucho altivo
iba perdiendo su vida.

Así cayó Coronel,
jinete de los mejores,
quien en rurales labores
supo ganar su laurel.
Y sobre el potrero aquél
-escenario de dolor-
como rindiendo un honor
a su guapeza de cerro...
se vio el fantasma de Fierro
abrazando al domador.

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