(Dibujo: Juan Arancio)
Se cruzan en el camino,
sin chocar, dos pensamientos:
el de ella vuela sin tino
y en cada rancho vecino
ata una duda a los tientos.
El de él recorre sereno,
rastreando con vuelo sordo
las huellas de aquél terreno,
para ver si en nido ajeno
se metió un gaucho a lo tordo.
Así se pasan los días
y los meses... casi un año,
aquellas almas sombrías,
con luto en las alegrías
porque amor murió de un daño.
¡Pero el amor resucita!
¡es una cosa sagrada!
y la calumnia maldita
se hunde más cuanto más grita
y vuelve a lo que era: ¡nada!
Por eso fue que un buen día,
en aquella pulpería
y en presencia del traidor,
sellaron su juramento
los dos, en un casamiento
que fue el triunfo del amor.
TIEMPOS FEOS
Hace 1 semana
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